domingo, 24 de febrero de 2008

SEXTO CUADERNO..





(1) JMJ
Glorifica, alma mía, la inconcebible misericordia
De Dios, todo para su gloria……
Cracovia, 10 II 1938
Sexto cuadernito
Sor Faustina del Santísimo Sacramento de
de la Congregación de las Hermanas
de la Madre de Dios de la Misericordia
1591 Mi corazón es atraído allá donde mi Dios se oculta,
Donde permanece con nosotros día y noche,
Envuelto en una Hostia blanca,
Dirige el mundo entero, se comunica con las almas.
Mi corazón es atraído donde mi Señor se oculta
Donde [está] su amor anonadado,
Pero mi corazón siente que allí esta el agua viva,
Mi Dios vivo, aunque oculto detrás de un velo.
1592 (2) 10 II 1938. Durante la meditación el Señor me dio a conocer el gozo del cielo y el de los santos que se alegran por nuestra llegada. Aman a Dios como el único objeto de su amor, pero también nos aman a nosotros tierna y sinceramente; pero esta alegría fluye a todos del rostro de Dios, porque lo vemos cara a cara. Este rostro es tan dulce que el alma cae en un continuo éxtasis.
El Señor Mismo me impulsa a escribir oraciones e himnos sobre su misericordia y estos actos de adoración se agolpan en mis labios. He advertido que a mi mente vienen ya formuladas las expresiones en honor de la misericordia de Dios, por eso he decidido ponerlas por escrito, si está en mi poder; siento un apremio de Dios respecto a esto.
Entró en mi [celda] por un momento una de las hermanas, y tras una breve conversación sobre la obediencia me dijo: Ah, ahora comprendo cómo se comportaban (3) los santos. Gracias, hermana, una gran luz ha entrado en mi alma, he sacado mucho provecho.
Oh Jesús mío, es Tu obra, has sido Tu quien habló a esta alma, porque la hermana ha entrado cuando yo estaba completamente sumergida en Dios; precisamente en aquel momento me abandonó el recogimiento elevado. Oh Jesús mío, yo sé que para ser un alma útil es necesario procurar la mas estrecha unión Contigo, oh amor eterno. Una palabra de un alma unida a Dios procura más bien a las almas que elocuentes debates o prédicas de un alma imperfecta.
+ Vi el asombro del Padre Andrasz por mi comportamiento, pero todo para la gloria de Dios. Oh, grandísima es Tu gracia, Señor, que eleva el alma a las alturas. Es grande mi gratitud a Dios por haberme dado a un sacerdote inspirado, ya que en realidad habrías podido dejarme en la incertidumbre y en las dudas, pero Tu bondad (4) lo ha remediado. Oh Jesús mío, no soy capaz de contar Tus beneficios….
Hija Mía, la lucha continuará hasta la muerte, le [pondrá fin] el ultimo suspiro; vencerás con la mansedumbre.
13 II 1938. He visto con qué renuencia ha ido Jesús a algunas almas en la Santa Comunión. Y me ha repetido estas palabras: Voy a algunos corazones como a otra Pasión.
Durante la Hora Santa que trataba de hacer, vi a Jesús doliente que me dijo estas palabras: Hija Mía, no prestes tanta atención al recipiente de la gracia, sino a la gracia misma que te doy, porque el recipiente no siempre te gusta y entonces también las gracias se hacen defectuosas. Quiero preservarte de ello y deseo que nunca prestes atención al recipiente en que te envío Mi gracia, sino que toda la atención de tu alma (5) se centre en corresponder con máxima fidelidad a Mi gracia.
+ Oh Jesús mío, si Tu Mismo no alivias la añoranza de mi alma, nadie logrará consolarla ni aliviarla. Cada vez que te acercas a mi, despiertas en mi alma un nuevo éxtasis de amor, pero también una nueva agonía, ya que a pesar de tus tan excepcionales acercamientos a mi alma. Te amo de lejos y mi corazón agoniza en un éxtasis de amor, porque ésta no es todavía una unión eterna y total, aunque muy frecuentemente Te relacionas conmigo sin ningún velo. Con esto abres en mi alma y mi corazón el abismo de amor y de anhelo por Ti, oh Dios. Y este abismo sin fondo de desear a Dios en toda la plenitud, en la tierra no puede ser llenado completamente.
El Señor me dio a conocer cuánto desea la perfección de las almas elegidas.
En mis manos, las almas elegidas son las luces que arrojo en las tinieblas del mundo y lo ilumino. Como las estrellas iluminan la noche, así las almas elegidas iluminan (6) la tierra y cuanto más perfecta es el alma, tanto más luz irradia en su torno y llega más lejos. Puede estar oculta y desconocida aun a las personas más cercanas, no obstante su santidad se refleja en las almas en lo más lejanos confines del mundo.
Hoy el Señor me dijo: Cuando te acercas a la confesión, a esta Fuente de Mi Misericordia, siempre fluye sobre tu alma la Sangre y el Agua que brotó de Mi Corazón y ennoblece tu alma. Cada vez que vas a confesarte, sumérgete toda en Mi misericordia con gran confianza para que pueda derramar sobre tu alma la generosidad de Mi gracia. Cuando te acercas a la confesión debes saber que Yo Mismo te espero en el confesionario, sólo que estoy oculto en el sacerdote, pero Yo Mismo actúo en tu alma. Aquí la miseria del alma se encuentra con Dios de la misericordia. Di a las almas que de esta Fuente de la Misericordia (7) las almas sacan gracias exclusivamente con el recipiente de confianza. Si su confianza es grande, Mi generosidad no conocerá límites. Los torrentes de Mi gracia inundan las almas humildes. Los soberbios permanecen siempre en pobreza y miseria, porque Mi gracia se aleja de ellos dirigiéndose hacia los humildes.


14 II [1938]. Durante la adoración oí estas palabras: Reza por una de las alumnas que necesita mucho Mi gracia. Conocí que se trataba de N., recé mucho y la misericordia de Dios envolvió a aquella alma.
Durante la adoración, mientras repetía varias veces [la invocación] Santo Dios, de repente me envolvió una mas viva presencia de Dios y fui llevada en espíritu ante la Majestad Divina. Y vi cómo rinden gloria a Dios los ángeles y los santos del Señor. La gloria que rinden a Dios es tan grande que no quiero dejarme tentar de describirla, porque no soy capaz y también para que las almas no piensen que (8) lo que he escrito es todo. San Pablo, ahora comprendo porque no quisiste describir el cielo [389] y sólo dijiste que lo que el ojo no vio, ni el oído oyó, ni el corazón del hombre anheló lo que preparó Dios para los que le aman [390]. Así es, y todo lo que ha salido de Dios, a Él vuelve y le rinde una gloria perfecta. Y ahora, al mirar la gloria que yo rindo a Dios, ¡oh, qué miseria es! Es una pequeñísima gotita en comparación a la perfecta gloria celeste. Oh, qué buenos eres, oh Dios, que aceptas también mi adoración y diriges benignamente tu rostro hacia mi y me haces saber que Te es agradable nuestra oración.
Escribe sobre Mi bondad lo que te venga a la cabeza. Contesté: Pero, Señor, ¿si escribo demasiado? Y el Señor me respondió: Hija Mía, aunque hablaras todas las lenguas de los hombres y de los ángeles a la vez, no dirías demasiado, sino que (9) glorificarías Mi bondad, Mi misericordia insondable, apenas en una pequeña parte.
Oh Jesús mío, Tu Mismo pon las palabras en mi boca para que pueda adorarte dignamente.
Hija Mía, quédate tranquila, haz lo que te digo. Tus pensamientos están unidos a Mis pensamientos, pues escribe lo que te venga a la cabeza. Tú eres la secretaria de Mi misericordia; te he escogido para este cargo en ésta y en la vida futura. Quiero que así sea, a pesar de todos los obstáculos que te pondrán. Has de saber que no cambiará lo que Me agrada.
En aquel momento, profundamente humillada, me sumergí ante la Majestad de Dios. Pero cuanto más me humillaba, tanto mas me penetraba la presencia de Dios…..
Oh Jesús, mi único consuelo. Oh, qué terrible es el destierro; oh, qué selva he de atravesar. Mi alma se abre paso entre la pavorosa espesura de diferentes dificultades. Si no me sostuvieras Tu Mismo, Señor, seria absolutamente imposible avanzar.
(10) 16 [II 1938]. Mientras rezaba al vivo Corazón de Jesús que está en el Santísimo sacramento según la intención de cierto sacerdote, en un momento Jesús me dio a conocer su bondad y me dijo: No le daré por encima de sus fuerzas.
+ Al enterarme de ciertos sufrimientos y dificultades que una persona enfrentaba en toda esta obra de Dios, antes de la Santa Comunión pedí a Jesús que me hiciera saber si acaso esos sufrimientos no hubieran sido provocados por mi. Mi dulcísimo Jesús, Te suplico por Tu infinita bondad y misericordia, permíteme saber si en esta obra hay algo que no Te agrada, o si hay alguna culpa mía. Si es así, Te ruego que al llegar a mi corazón lo llenes de inquietud y me des a conocer Tu descontento. Y si no hay culpa mía, afírmame en la paz. Cuando recibí al Señor, mi alma fue llenada de una gran paz y el Señor me comentó que la obra estaba puesta a prueba, pero (11) con esto no era menos agradable a Dios. Eso me alegró mucho, pero dupliqué mis oraciones para que la obra saliera indemne del fuego de la prueba.
Oh Jesús mío, qué bueno es estar en la cruz, pero Contigo. Contigo, amor mío, mi alma está continuamente tendida en la cruz y se llena de amargura. El vinagre y la hiel rozan mis labios, pero está bien, está bien que sea así, ya que tu Corazón divino, durante toda la vida, siempre bebió amargura y a cambio del amor recibiste la ingratitud. Estabas tan dolorido que de Tus labios se escapó esta queja dolorosa con la cual buscabas a quien Te consolara y no lo encontraste [391].
+ Mientras pedía al Señor que se dignara mirar cierta alma que lucha sola contra muchas dificultades, en un solo
instante el Señor me dijo que todos son como el polvo bajo sus pies. Pues, no te aflijas, ves que por si mismos ellos no pueden nada, y si les permito parecer triunfar, lo hago por Mis impenetrables (12) designios. Experimenté una gran serenidad al ver que todo depende del Señor.
+ Cuando viene el capellán con el Señor Jesús, hay momentos en los cuales me envuelve una muy viva presencia de Dios y el Señor me muestra su santidad y entonces veo el mas pequeño polvillo en mi alma y, antes de cada Santa Comunión, desearía purificar mi alma. Pregunté al confesor, y contestó que no es necesario confesarme antes de cada Santa Comunión. La Santa Comunión elimina estas pequeñeces y es una tentación pensar en la confesión en el momento de recibir la Santa Comunión. No he continuado explicando más el estado de mi alma, porque no era mi director espiritual sino sólo un confesor [392]. Y este conocimiento no me ocupa tiempo por ser más rápido que un relámpago, incendia en mí el amor, dejando el conocimiento de mi misma…..
(13) + 20 II [1938]. Hoy, el Señor me dijo: Necesito tus sufrimientos para salvar las almas.
Oh Jesús mío, haz conmigo lo que quieras. No he tenido el valor de pedir a Jesús mayores sufrimientos, porque la noche anterior sufrí tanto que no soportaría ni una gota más de lo que el Mismo Señor Jesús me dio.
Durante casi toda la noche tuve unos dolores tan violentos que me parecía tener desgarradas todas las entrañas. La medicina que había tomado la vomité. Cuando me incliné al suelo, perdí el conocimiento y así, con la cabeza apoyada (14) contra el suelo, permanecí algún tiempo. Al volver en mi, me di cuenta de que con todo el cuerpo cargaba sobre la cara y la cabeza; empapada de vómitos, pensé que esto iba a ser ya el final. La querida Madre Superiora y Sor Tarcisia [393] trataban de ayudarme como podían. Jesús pedía los sufrimientos y no la muerte. Oh Jesús mío, haz conmigo lo que Te agrade. Dame solamente la fuerza para sufrir. Si me sostiene Tu fuerza, aguantaré todo. Oh almas, cuánto las amo.
Hoy vino a verme una de las hermanas [394] y me dijo: Hermana, tengo una sensación extraña, como si algo me empujara a venir a verla y recomendarle distintos asuntos míos antes de que usted muera, porque usted los puede obtener y arreglar con Jesús; algo me dice continuamente que usted hermana, lo puede obtener para mi. Le he contestado sinceramente que si, que sentía en el alma (15) que después de morir podré obtener de Jesús mas que ahora. La recordaré, hermana, delante de Su trono.
Cuando entré un momento en el dormitorio contiguo para visitar a las hermanas enfermas, una de las hermanas me dijo: Hermana, cuando usted muera no le tendré miedo en absoluto. Venga a verme después de morir, porque quiero confiarle un secreto del alma para que usted lo arregle con el Señor Jesús; yo sé que usted lo puede obtener de Jesús para mí. Como habló en público, le contesté de este modo: Jesús es muy discreto, por lo tanto no revela a nadie los secretos que existen entre Él y el alma.
+ Oh Señor mío, te agradezco por hacerme semejante a Ti en el anonadamiento. Noto que mi envoltura terrenal empieza a desmoronarse; estoy contenta de eso, (16) porque ya dentro de poco me encontraré en la casa de mi Padre.

27 II [1938]. Hoy me confesé con el Padre A. [395], actué tal y como deseaba Jesús. Después de la confesión una profunda luz inundó mi alma. Entonces oí una voz: Y como eres una niña, permanecerás junto a Mi Corazón; Me es más agradable tu sencillez que las mortificaciones.
Las palabras del Padre Andrasz: "Vive mas por la fe; reza para que la divina Misericordia se difunda mas y que la obra esté en buenas manos, que la dirijan bien. Tú procura ser aquí una buena religiosa aunque pudiera ser como ya eres, pero procura ser aquí una buena religiosa. Y ahora si sientes estas atracciones divinas y conoces que es el Señor, síguelas. Dedica a la oración todo el tiempo que está dedicado [a la oración] y haz las anotaciones después de la oración…."
(17) + Dos últimos días del carnaval. Aumentaron mis sufrimientos físicos. Me uní mas estrechamente al Salvador doliente pidiéndole misericordia para el mundo entero, desenfrenado en su maldad. Durante todo el día sentí el dolor de la corona de espinas. Al acostarme no pude apoyar la cabeza en la almohada; sin embargo, a las diez los dolores cesaron y me dormí, pero al día siguiente me sentía agotada.
+ Oh Jesús Hostia, si Tú no me sostuvieras, no sabría perseverar en la cruz, no lograría soportar tantos sufrimientos, pero la fuerza de Tu gracia me mantiene en un nivel mas elevado y hace meritorios mis sufrimientos. Me das fuerza para avanzar siempre y conquistar el cielo por asalto y tener amor en el corazón por aquellos de los cuales recibo hostilidad y desprecio. Con Tu gracia se puede todo.
1621 (18) 1 III 1938. Ejercicios espirituales de un día.
Durante la meditación he entendido que debo esconderme en el Corazón de Jesús lo más profundamente posible. Contemplar su dolorosa Pasión y penetrar en los sentimientos de su divino Corazón que está lleno de misericordia para los pecadores. Para impetrarles la misericordia me anonadaré en cada momento, viviendo de la voluntad de Dios.
1622 Durante toda esta Cuaresma soy una hostia en Tus manos, Jesús; sírvete de mí para que Tu Mismo puedas entrar en los pecadores. Pide lo que quieras; ningún sacrificio me parecerá demasiado grande cuando se trata de las almas.
+ A lo largo de todo este mes, la Santa Misa y la Santa Comunión según la intención del Padre Andrasz para que Dios le haga conocer aun mas profundamente su amor y misericordia.
Este mes me ejercitaré en tres virtudes que me recomendó la Madre de Dios: en la humildad, (19) la pureza y el amor de Dios, aceptando con profunda sumisión la voluntad de Dios, todo lo que Él me envíe.
2 III [1938]. He empezado la santa Cuaresma tal y como deseaba Jesús, abandonándome plenamente a su santa voluntad y aceptando con amor todo lo que me envíe. No puedo hacer mayores mortificaciones por estar muy débil. La larga enfermedad ha agotado completamente mis fuerzas. Me uno a Jesús a través del sufrimiento. Cuando medito su dolorosa Pasión, disminuyen mis sufrimientos físicos.
El Señor me dijo: Te llevo a Mi escuela por toda la Cuaresma; quiero enseñarte a sufrir. Contesté: Contigo Señor, estoy preparada a todo. Y escuché una voz: Puedes beber del cáliz del cual bebo Yo; hoy te concedo este honor exclusivo.
(20) Hoy sentí la Pasión de Jesús en todo mi cuerpo y el Señor me hizo conocer la conversión de ciertas almas.
Durante la Santa Misa vi a Jesús tendido en la cruz y me dijo: Discípula Mía, ten un gran amor para aquellos que te hacen sufrir, haz el bien a quienes te odian. Contesté: Oh Maestro mío, si Tú ves que no les tengo el sentimiento del amor y eso me entristece. Jesús me respondió: El sentimiento no siempre está en tu poder; si tienes el amor lo reconocerás por si tras experimentar disgustos y contrariedades no pierdes la calma, sino que rezas por aquellos que te han hecho sufrir y les deseas todo lo bueno. Al volver [396] […]
+
(21) JMJ
Soy una hostia en Tus manos,
Oh Jesús, Creador mío y Señor,
Silenciosa, escondida, sin hermosura
y sin encanto,
Porque toda la belleza de mi alma
ha sido reflejada en lo íntimo.
Soy una hostia en tus manos, oh divino Sacerdote,
Haz conmigo lo que te agrade.
Me abandono toda a Tu santa voluntad, Señor,
Porque ella es el deleite y el adorno de mi alma.
Soy en Tus manos, oh Dios, como una hostia blanca,
Te suplico, transfórmame en Ti,
Para que esté oculta en Ti completamente,
Encerrada en Tu Corazón misericordioso como en el cielo.
Soy en Tus manos como una hostia, oh Sacerdote eterno,
Que la hostia de mi cuerpo me oculte a los ojos humanos,
Que sólo Tus ojos valoren mi amor y mi abnegación,
Porque mi corazón siempre está unido a Tu Corazón divino.
Soy en Tus manos, oh Mediador divino,
como una hostia expiatoria
Y ardo sobre el altar del holocausto,
(22) Molida y triturada por el sufrimiento como granos de trigo,
Y todo por Tu gloria y por la salvación de las almas.
Soy una hostia que permanece en el tabernáculo de Tu Corazón,
Camino por la vida sumergida en Tu amor
Sin temer nada en el mundo,
Porque Tu Mismo eres mi escudo, mi fuerza y mi defensa.
Soy una Hostia depositada en el altar de Tu Corazón,
Para arder del fuego de amor por todos los siglos,
Porque sé que me has elevado únicamente por Tu misericordia.
Así pues, todos los dones y las gracias las convierto para Tu gloria.



Soy una hostia en Tus manos, oh Juez y Salvador,
En la última hora de mi vida,
Que la omnipotencia de Tu gracia me lleve a la meta,
Que se distinga Tu piedad en el recipiente
de Tu misericordia.
Oh Jesús mío, consolida las fuerzas de mi alma para que el enemigo no gane nada. Sin Ti soy la debilidad misma, sin Tu gracia no soy más que (23) el abismo de miseria. La miseria es mi propiedad.
1631 Oh Herida de la Misericordia, Corazón de Jesús, escóndeme en Tu profundidad como una gotita de Tu propia sangre y no me dejes escapar de ella por la eternidad. Guárdame en tus profundidades y Tu Mismo enséñame a amarte. Oh amor eterno, Tu Mismo modela mi alma para que sea capaz de corresponder a Tu amor. Oh Amor vivo, hazme capaz de amarte eternamente. Quiero corresponder a Tu amor por la eternidad. Oh Cristo, una mirada Tuya tiene para mí más valor que miles de mundos, que el cielo entero. Tu, Señor, puedes hacer que mi alma sepa comprenderte en toda la plenitud, [conocer] cómo eres. Yo sé y creo que Tu lo puedes todo; si te has dignado darte a mi con tanta generosidad, sé que puedes ser todavía mas generoso; introdúceme en una intimidad Contigo hasta donde puede ser introducida la naturaleza humana….
+
1632 (24) JMJ
Mis deseos son tan inconcebibles y tan grandes
Que nada es capaz de llenar el abismo de mi corazón.
Ni siquiera las más bellas criaturas escogidas del mundo entero
Ni por un solo instante me sustituirían a Ti, oh Dios.
Con una sola mirada he penetrado el mundo entero en su totalidad.
Y no he encontrado un amor semejante al de mi corazón,
He vuelto la mirada al mundo eterno, ya que éste es muy pequeño para mí,
Mi corazón ha deseado el amor del Inmortal.
Mi corazón ha sentido que soy hija del Rey,
Que me encuentro en el destierro, en una tierra extranjera,
He conocido que mi casa es un palacio celeste,
Sólo allí me sentiré como en mi propia patria.
Tú Mismo, oh Señor, has atraído mi alma hacia Ti.
Oh Soberano eterno, Tú Mismo Te has humillado hasta mí,
Dando a mi alma un conocimiento más profundo de Ti Mismo.
Sé el misterio del amor por el cual me has creado.
El amor me ha hecho fuerte y valiente,
No tengo miedo ni de los Serafines ni del querubín que vigila con la espada
Y paso libremente allí donde los demás tiemblan,
(25) Porque no hay de qué temer cuando el amor es el guía.



Y, de repente, la mirada de mi alma se ha detenido en Ti,
Oh Señor Jesucristo tendido en la cruz,
He aquí mi amor con el que descansaré en la tumba,
He aquí mi Esposo, mi Señor y mi Dios inconcebible.
[A esta altura del manuscrito hay media página en blanco] [397].
(26) 10 III [1938]. Continuos sufrimientos físicos. Estoy en la cruz con Jesús. En una ocasión la Madre Superiora me dijo: Usted, hermana, carece de amor al prójimo, porque como algo y luego sufre, perturbando a las demás el descanso nocturno. Yo, sin embargo, tengo la certeza de que estos dolores de las entrañas que tengo no son provocados absolutamente por la comida, lo mismo ha constatado el medico. Son unos dolores orgánicos, o más bien una prueba de Dios. No obstante, después de esa observación he tomado la decisión de sufrir mas escondidamente y no pedir ayuda que de todas formas es inútil, ya que vomito los remedios que tomo. Un par de veces conseguí superar los ataques de los cuales sabe sólo Jesús. Estos dolores son tan violentos y fuertes que hasta quedo inconsciente. Tras su ataque, cuando me desmayo y me cubro de sudor frió, entonces empiezan a ceder poco a poco. A veces duran (27) hasta tres horas o mas. Oh Jesús mío, que se haga Tu santa voluntad, acepto todo de Tus manos. Si acepto los éxtasis y los arrebatos de amor hasta olvidarme de lo que sucede alrededor de mi, es también justo que acepte con amor los sufrimientos que me quitan la lucidez de la mente.
Cuando vino el medico y yo no pude bajar al locutorio como las demás hermanas, pedí que subiera a verme porque no podía bajar por cierto impedimento. Un momento después vino el medico a la celda y al examinarme, dijo: Diré todo a la hermana enfermera. Cuando vino la hermana enfermera, después de haberse retirado el medico, le dije la razón por la cual no había podido bajar al locutorio, pero ella me manifestó su descontento. Y cuando le pregunté: Hermana, ¿qué ha dicho el medico de mis dolores?, me contestó que no había dicho nada, que no era nada. (28) Dijo que la enferma está malhumorada, y se fue. Entonces dije a Dios: Cristo, dame fuerza y fortaleza para sufrir, infunde en mi corazón el amor puro a esta hermana. Luego, durante toda la semana no me visitó ni por un momento. Sin embargo, los dolores se repitieron con gran violencia y duraron casi toda la noche y parecía que se acercaba el fin. Las Superioras decidieron ir al otro medico y éste constató que el estado era grave y me dijo: Es imposible volver a una salud nueva. Se puede curar algo un poco todavía, pero ya no se puede hablar de plena salud. Recetó una medicina contra los dolores y después de tomarla, los graves ataques no se repitieron. "Pero si usted, hermana, vuelve por aquí, trataremos de mejorar su salud dentro de lo que todavía es posible." El medico insistió en que fuera allí a curarme. Oh Jesús mío, qué misteriosos son Tus designios.
Jesús me hace escribir todo esto (29) para el consuelo de otras almas que serán expuestas, con frecuencia, a semejantes sufrimientos.
A pesar de sentirme muy débil, fui a aquel medico, ya que tal era la voluntad de las Superioras. La hermana que me acompañaba lo hacia de mala gana. Me lo manifestó varias veces y por fin me dijo: ¿Qué hacemos? No tengo dinero suficiente para el taxi. No le contesté nada. Quizá no encontremos carruaje. ¿Cómo haremos para recorrer este buen trecho de camino? Ésas y muchas otras cosas las dijo únicamente para inquietarme, porque las queridas Superioras dieron dinero suficiente, y no faltaba. Al conocer dentro de mi toda esta historia, me reí y dije a aquella hermana que yo estaba completamente tranquila y que tuviéramos confianza en Dios. Sin embargo conocí que mi profunda calma la irritaba. Entonces me puse a rezar según su intención.


Oh Señor mío, todo esto (30) para Ti, para impetrar misericordia a los pobres pecadores. Cuando regresé estaba tan cansada que tuve que acostarme en seguida; sin embargo era el día de la confesión trimestral, traté de ir todavía a confesarme, porque tenía la necesidad no sólo de la confesión sino también de pedir consejo al director espiritual. Empecé a prepararme, pero me sentía tan débil que decidí pedir a la Madre Superiora el permiso de confesarme antes de las novicias por sentirme débil [398]. La Madre Superiora contestó: Busque, hermana, a la Madre Maestra [399], si ella le permite confesarse antes de las novicias, está bien. Pero quedaban sólo tres hermanas para confesarse, por lo tanto esperé, tanto más que no tenia fuerzas para buscar a la Madre Maestra. Pero cuando entré en el confesionario me sentía tan mal que no logré describir el estado de mi alma, apenas me confesé. Conocí entonces cuánto se necesita (31) el espíritu [400]; la letra sola no hace crecer el amor.
En el día de hoy han surgido ciertos malentendidos entre la Superiora y yo. No ha sido su culpa ni la mía; pero el sufrimiento moral ha quedado, porque no pude aclarar el asunto por ser éste un secreto. Por esto sufría, aunque con una sola palabra habría podido revelar la verdad.
20 [III 1938]. Hoy he acompañado espiritualmente a cierta alma agonizante. Le he obtenido la confianza en la Divina Misericordia. Aquella alma estaba al borde de la desesperación.
Esta noche la conoces sólo Tu, oh Señor. La he ofrecido por los pobres pecadores empedernidos para impetrar Tu misericordia para ellos. Despedázame aquí, quémame aquí, con tal de que me des las almas de los pecadores y especialmente…. Oh Jesús, Contigo nada va perdido; Tú tienes todo, dame las almas… de los pecadores.
(32) En la adoración durante el oficio de las "Cuarenta horas", el Señor me dijo: Hija Mía, escribe que las culpas involuntarias de las almas no retienen Mi amor hacia ellas ni Me impiden unirme a ellas; sin embargo las culpas, aunque sean las mas pequeñas, pero voluntarias, frenan Mis gracias y a tales almas no las puedo colmar de Mis dones.
+ Jesús me ha dado a conocer que todo depende de su voluntad, dándome una profunda serenidad respecto a toda esta obra.
Escucha, hija Mía, aunque todas las obras que surgen por Mi voluntad están expuestas a grandes sufrimientos, sin embargo considera si alguna de ellas estuvo expuesta a mayores dificultades que la obra directamente Mía la obra de la Redención. No debes preocuparte demasiado por contrariedades. El mundo no es tan fuerte como parece, su fuerza es estrictamente limitada. Has de saber, hija Mía, que si tu alma está llena del fuego de Mi puro amor, entonces todas las dificultades desaparecen como la niebla bajo el rayo del sol y tienen miedo de atacar tal alma, y todos los adversarios temen meterse con ella, porque sienten que esa alma es mas fuerte que el mundo entero….
Hija Mía, en toda esta obra de la misericordia haz tanto cuanto te lo permita la obediencia, pero presenta claramente al confesor hasta el mas pequeño de Mis deseos y no puedes sustraerte de lo que él decida, sino que debes cumplirlo fielmente, de otro modo Yo no tendría mas Mi complacencia en ti….
25 III [1938]. Hoy vi a Jesús doliente que se inclinó sobre mí y dijo murmurando silenciosamente: Hija Mía, ayúdame a salvar los pecadores. De súbito entró en mi alma un fuego de amor por la salvación de las almas. Cuando volví en mi, sabia (34) cómo salvar las almas y me preparé a mayores sufrimientos.

+ Hoy [401] los dolores han aumentado, además he sentido las heridas en las manos, los pies y al costado; los he soportado con paciencia. He sentido la rabia del enemigo de las almas, pero no me ha tocado.
1 IV [1938]. Hoy me siento pero otra vez. La fiebre alta empieza a consumirme. No puedo tomar alimentos, deseaba beber algo para reanimarme, pero resultó que ni siquiera había agua en mi botellón. Oh Jesús, todo para impetrar misericordia para las almas.
Apenas había renovado la intención con más amor, entró una de las novicias y me dio una naranja grande mandada por la Madre Maestra. He visto en ello el dedo de Dios. Eso se ha repetido unas cuantas veces. (35) En aquel tiempo, aunque se sabia de mis necesidades, sin embargo nunca recibí nada de comer que me fortificara, a pesar de haberlo pedido, pero yo sabia que Dios exigía sufrimientos y sacrificios. No describo con detalles esas negativas, porque son muy delicadas y difíciles de creer, pero Dios puede pedir sacrificios también de esta clase.
Una vez quise decir a la Madre Superiora que tenía una gran sed y pedir que me permitiera tener en la celda algo para apagar esa sed [402], pero antes de pedírselo, fue la Madre misma que comenzó a decir: Hermana, que esta enfermedad termine de una vez, de un modo o de otro. Usted tendrá que someterse a un tratamiento o a no sé qué, pero así no puede continuar. Cuando un momento después me quedé sola, dije: Cristo ¿qué hacer? ¿Pedirte la salud o la muerte? Sin tener una orden clara me arrodillé y dije: Que se haga de mi según Tu santa voluntad, Jesús, haz conmigo lo que Te (36) agrade. En aquel momento me sentí como si estuviera sola y me atacaron distintas tentaciones, sin embargo en una oración ferviente encontré d y luz, y conocí que la Superiora solamente me había puesto a prueba.
No sé como pudo ser que la habitación donde me encontraba, estaba muy descuidada, y a veces no la limpiaban nada durante más de dos semanas. Muchas veces nadie encendía la estufa y por esa razón mi tos aumentaba. A veces pedía, y otras veces me faltaba el valor para pedirlo. Una vez, cuando me visitó la Madre Superiora y preguntó si seria, quizá, que calentaran mas, contesté que no, porque ya hacia calor afuera y teníamos la ventana abierta.
El primer viernes del mes. Cuando tomé en las manos "El Mensajero del Corazón de Dios" [403] y leí sobre la canonización de San Andrés Bobola, de repente mi alma fue invadida (37) por un gran deseo de que también en nuestra casa hubiera una santa y rompí a llorar como una niña pequeña. Y el Señor Jesús me dijo: No llores, tú la eres. Entonces la luz divina inundó mi alma y se me dio a conocer cuánto sufriría y dije al Señor: ¿Cómo va a ser esto si me has hablado de otra Congregación? Y el Señor me contestó: No es tu asunto saber cómo sucederá esto, sino el de ser fiel a Mi gracia y hacer siempre lo que está en tu poder y lo que te permite la obediencia…..
+ Hoy entró en mi [habitación] una de las hermanas y me dijo que cierta hermana se mimaba en su enfermedad y agregó que eso la irritaba tanto que con gusto le diría lo que pensaba de ella, pero no era de ese convento. Le contesté que eso me había sorprendido mucho: ¿Cómo usted, hermana, puede pensar así? fíjese solamente ¿cuántas noches sin dormir tiene esa hermana y cuántas lagrimas?...... La hermana cambió entonces su manera de pensar.
+
(38) JMJ





Alma mía, adora la misericordia del Señor,
Corazón mío, goza en Él plenamente,
Ya que has sido elegida por Él
Para difundir la gloria de su misericordia.
Nadie ha penetrado ni nadie logrará medir su bondad,
Su compasión es incalculable,
La experimente cada alma que se acerca a Él,
Él la protegerá y la estrechará a su seno misericordioso.
Feliz el alma que ha confiado en Tu bondad
Y se ha anonadado plenamente a Tu misericordia,
Esa alma está llena de la serenidad del amor,
La defiendes en todas partes como a Tu niño.
Oh alma, quienquiera que seas tú en el mundo,
Aunque tus pecados sean negros como la noche,
No tengas miedo de Dios, tú, el niño débil,
Porque es grande el poder de la Divina Misericordia.
+
(39) JMJ
Hacia la luz excelsa, donde reina mi Dios,
Se lanza mi alma,
Aspira mi corazón
Y todo mi ser se eleva hacia Ti.
Aspiro al mas allá, a Dios Mismo,
A la luz inconcebible, el ardor mismo del amor,
Porque mi alma y mi corazón han sido creados para Él
Y mi corazón lo ha amado desde la primera juventud.
Allá, en los destellos de la luz de Tu rostro
Descansará mi amor lleno de añoranza,
Realmente, una virgen en destierro agoniza por Ti,
Porque ella vive cuando está unida a ti.
+
JMJ
Mi día ya está por terminar,
Ya siento Tus eternos reflejos, oh Dios,
Nadie sabrá lo que siente mi corazón,
Mi boca callará en gran humildad.




(40) Ya voy a las bodas eternas,
Al cielo eterno, al espacio inconcebible,
No suspiro por el descanso ni por el premio,
Me atrae al cielo el puro amor de Dios.
Ya voy al encuentro Contigo, Amor eterno,
Con el corazón ansioso que Te desea.
Siento que Tu puro amor, oh Dios, habita en mi corazón
Y siento que mi destino eterno está en el cielo.
Ya voy a mi Padre, al cielo eterno,
Del destierro, de este valle de lagrimas.
La tierra no es capaz de retener más mi corazón puro,
Las alturas del cielo me han atraído a sí.
Ya voy, oh Esposo mío, para ver Tu gloria,
Que ya ahora llena mi alma de alegría,
Donde todo el cielo se sumerge en tu adoración.
Siento que mi adoración Te es agradable, aunque soy nada.
En la felicidad eterna no olvidaré a los hombres en la tierra,
Impetraré la misericordia de Dios para todos,
(41) Y recordaré especialmente a quienes fueron queridos de mi corazón.
Ni la más profunda sumersión en Dios me impedirá recordarles.
En estos últimos momentos no sé hablar con los hombres,
En silencio Te espero sólo a Ti, oh Señor.
Sé que llegará el momento cuando todos reconozcan
la obra de Dios en mi alma,
Sé que ésta es Tu voluntad, y así sucederá.
+
JMJ
1654 ¡Oh verdad, oh vida sembrada de espinas!
Para pasar por Ti victoriosamente
Hay que apoyarse en ti, oh Cristo,
Y estar siempre cerca de Ti.
Sin Ti, oh Cristo, no sabría sufrir,
De por mi no sabría afrontar las contrariedades,
Sola, no tendría el valor de deber de Tu cáliz,
Pero Tú, Señor, siempre estás conmigo y me guías
Por caminos misteriosos




Y yo, una niña débil, he comenzado a luchar en Tu nombre
He luchado con valor, aunque a veces sin éxito,
(42) Y sé que Te han sido agradables mis esfuerzos,
Y sé que recompensas eternamente sólo el esfuerzo.
¡Oh verdad, oh lucha a vida y a muerte!
Al emprender la lucha como un oficial inexperto,
He sentido que tenía sangre de guerrero, pero era todavía una niña,
Por eso, oh Cristo, necesitaba Tu ayuda y Tu defensa.
Mi corazón no descansará del esfuerzo ni de la lucha,
Hasta que Tu Mismo no me llames del campo de batalla.
Me presentaré delante de Ti no por la recompensa ni los honores
Sino para sumergirme en Ti por la eternidad en la paz.
1655 + Oh Cristo, si el alma conociera de una vez todo lo que sufrirá a lo largo de toda su vida, moriría de espanto después de conocerlo, no acercaría a los labios el cáliz de la amargura. Pero como le es dado dota a gota, lo vacía hasta el fondo. Oh Cristo, si Tu Mismo no sostuvieras al alma, ¿qué podría [hacer] por si misma? Somos fuertes, pero con Tu fuerza; somos santos, pero con tu santidad; y solos, ¿qué somos? menos que la nada….
(43) + Jesús mío, Tu me bastas por todo en el mundo. Aunque los sufrimientos son grandes, Tú me sostienes. Aunque los abandonos son terribles, Tú me los endulzas. Aunque la debilidad es grande, Tú me la conviertes en fuerza. No sé describir todo lo que sufro; y lo que he escrito hasta ahora es apenas una gota. Hay momentos de sufrimientos que yo, de verdad, no sé describir. Pero hay en mi vida también momentos cuando mi boca calla y no tiene ni una sola palabra en su defensa y se somete totalmente a la voluntad de Dios, y entonces el Señor Mismo me defiende e interviene en mi favor y su intervención se puede ver incluso por fuera. Sin embargo, cuando advierto sus mayores intervenciones que se manifiestan como castigos, entonces le suplico ardientemente misericordia y perdón. Pero no siempre soy escuchada. El Señor procede conmigo de modo misterioso. Hay momentos en que Él Mismo permite terribles sufrimientos, pero también hay momentos cuando no me permite sufrir y elimina todo (44) lo que pudiera entristecer mi alma. He aquí Sus caminos impenetrables e incomprensibles para nosotros; nuestro deber es someternos siempre a su santa voluntad. Hay misterios que la mente humana jamás logrará penetrar aquí en la tierra, nos los revelará la eternidad.
10 IV [1938] Domingo de Ramos. Estuve en la Santa Misa, pero no tuve fuerza para ir a buscar la palma [404]. Me sentía tan débil que apenas pude resistir durante el tiempo de la Santa Misa. A lo largo de la Santa Misa Jesús me dio a conocer el dolor de su alma y sentí claramente como los himnos Hosanna resonaban dolorosamente en su Sagrado Corazón. También mi alma fue inundada de un mar de amargura y cada Hosanna me traspasaba el corazón por completo. Toda mi alma fue atraída a la cercanía de Jesús. Oí la voz de Jesús: Hija Mía, tu compasión de Mi es un alivio para Mi, tu alma adquiere una belleza particular meditando Mi Pasión.
(45) Recibí la Santa Comunión arriba, porque no me fue posible bajar a la capilla, ya que estaba muy debilitada por haber sudado fuertemente y cuando los sudores pasaron, vinieron los escalofríos y la fiebre. Me sentía extremadamente débil. Hoy nos ha traído la Santa Comunión uno de los Padres jesuitas [405]. Cuando dio el Señor a tres hermanas y luego a mi, pensé que era la ultima y por eso me ha dado dos Hostias, pero faltó para una de las novicias que estaba en otra celda. El sacerdote fue otra vez y le llevó al Señor; sin embargo Jesús me dijo: Entro en ese corazón con renuencia; recibiste dos Hostias, porque demoro en llegar a esa alma que se opone a Mi gracia. No me agrada ser huésped de tal alma. En aquel momento mi alma fue atraída a su cercanía y recibí una profunda luz interior que me permitió comprender profundamente toda [la obra] de la misericordia. Fue un relámpago, pero más evidente que si lo hubiera observado durante horas enteras con los ojos del cuerpo.
1659 (46) Pero, para escribir cualquier cosa, tengo que usar palabras, aunque ellas no reflejan plenamente aquello con lo cual mi alma gozó viendo la gloria de la Divina Misericordia. La gloria de la Divina Misericordia ya resuena a pesar de los esfuerzos de los enemigos y de Satanás mismo que odia muchísimo la Divina Misericordia; como esta obra le arrebatará un gran numero de almas, el espíritu de las tinieblas tienta a veces violentamente a personas buenas para que obstaculicen esta obra. Sin embargo, conocí claramente que la voluntad de Dios ya se está cumpliendo, y se cumplirá hasta el último detalle. Los más grandes esfuerzos de los enemigos no frustrarán ni siquiera el más pequeña detalle de lo que el Señor ha establecido. No importa que haya momentos en los cuales esta obra parece completamente destruida; es entonces cuando ella se consolida.
1660 Mi alma ha sido colmada de una paz tan profunda como nunca antes. Es una seguridad que viene de Dios y que no se deja borrar por nada, es una profunda paz, que no se deja turbar por nada, aunque (47) yo tuviera que pasar las mayores pruebas. Estoy tranquila, Dios Mismo lo dirige todo.
Durante el día entero permanecí en acción de gracias y el agradecimiento me inundó el alma. Oh Dios, qué bueno eres, qué grande es Tu misericordia. Con Tus grandísimas gracias me visitas a mí, el más miserable polvo que soy. Cayendo de bruces a Tus pies, oh Señor, reconozco con toda la sinceridad de mi corazón que no me he merecido ni la mas pequeña de Tus gracias y si Tu Te das a mi tan generosamente es sólo por Tu bondad inconcebible; por eso cuanto mas grandes son las gracias que mi corazón recibe, tanto mayor es la humildad en la cual se sumerge.
+ Oh Cristo, sufrir por Ti es un deleite para el corazón y para el alma. ¡Prolónguense, sufrimientos míos, al infinito para que pueda darte un testimonio de mi amor. Acepto todo lo que Tu mano me ofrece. Me basta Tu amor, oh Jesús. Te glorificaré en el abandono y en las tinieblas, en los tormentos y en el temor, (48) en los dolores y en la amargura, en los tormentos del alma y en la amargura del corazón en todo seas glorificado. Mi corazón está tan despegado de la tierra que Tú solo me bastas plenamente. Ya no hay ni un momento en mi vida para ocuparme de mi misma.
Jueves Santo [406]. Hoy me he sentido bastante fuerte para poder participar en las ceremonias en la iglesia. Durante la Santa Misa se presentó [Jesús] y me dijo: Mira Mi Corazón lleno de amor y de misericordia que tengo por los hombres y especialmente por los pecadores. Mira y medita sobre Mi Pasión. En un instante experimenté y viví toda la Pasión de Jesús en mi corazón extrañándome de que estas torturas no me hubieran quitado la vida.
1664 Durante la adoración Jesús me dijo: Hija Mía, has de saber que tu amor vivo y tu compasión que tienes de Mi, Me fueron un consuelo en el Huerto de los Olivos.
1665 (49) Por la noche, durante la Hora Santa oí estas palabras: Ves Mi misericordia por los pecadores que ahora se manifiesta en todo su poder. Mira lo poco que has escrito de ella, es apenas una gota. Haz lo que esté en tu poder para que los pecadores conozcan Mi bondad.
1666 Viernes Santo. Vi al Señor Jesús martirizado, pero no clavado a la cruz, antes de la crucifixión y me dijo: Tú eres Mi corazón, habla a los pecadores de Mi misericordia. Y el Señor me mostró interiormente todo el abismo de su misericordia por las almas y conocí que lo que había escrito era, verdaderamente, una gota.
1667 Sábado Santo. Durante la adoración el Señor me dijo: Quédate tranquila, hija Mía, esta obra de la misericordia es Mía, no hay nada tuyo en ella. Me agrada que estés cumpliendo fielmente lo que te he recomendado, no has agregado ni has quitado una sola palabra. Y me dio la luz interior y (50) conocí que no había ni una palabra mía; a pesar de las dificultades y las adversidades siempre, siempre cumplí su voluntad que había conocido.
1668 Misa de Resurrección. Antes de la Misa de resurrección me sentí tan débil que perdí la esperanza de poder participar en la procesión que se hacia en la iglesia y le dije al Señor Jesús, si Te son agradables mis oraciones, fortaléceme para ese momento para que pueda tomar parte en la procesión. En aquel mismo instante me sentí fuerte y segura de poder ir junto con las hermanas.
1669 Cuando la procesión salió, vi a Jesús en un resplandor más grande que el brillo del sol. Jesús me miró con amor y dijo: Corazón de Mi Corazón, llénate de alegría. En aquel mismo instante mi espíritu se sumergió en Él…. Al volver en mi, estaba andando en la procesión con las hermanas, toda mi alma estaba sumergida en Él….
1670 (51) + Pascua. Durante la Santa Misa agradecí al Señor Jesús por haberse dignado redimirnos y por este don mas grande, es decir por haberse dignado ofrecernos su amor en la Santa Comunión, o sea a Si Mismo. En aquel mismo instante fui atraída al seno de la Santísima Trinidad y fui sumergida en el amor del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Es difícil describir estos momentos.
1671 En aquel momento rogué al Señor por cierta persona y el Señor me contestó: Aquella alma Me es particularmente querida. Me alegré de ello enormemente. La felicidad de otras almas me llena de una nueva alegría y al percibir en un alma algunos dones elevados, mi corazón asciendo al Señor con una nueva adoración.
1672 19 IV [1938]. Durante el recreo una de las hermanas [407] dijo: Sor Faustina está tan miserable de salud que apenas anda, mejor que muera cuanto antes, porque será santa. Entonces una de las hermanas directoras dijo: Sabemos que morirá, pero si será santa, es otra cosa. Empezaron comentarios mordaces (52) al respecto. Yo callaba; dije una palabra, pero al notar que la conversación empeoraba, volví a callar.
Actualmente recibo cartas de las hermanas que están en otras casas y con las cuales estuve en el noviciado [408]. A veces me hacen reír mucho y me divierten. Son de esta clase: "Querida Sor Faustina, lamentamos mucho de que esté tan gravemente enferma, pero nos alegramos mucho de que cuando el Señor Jesús la lleve, usted, hermana, rezará por nosotras, porque usted puede mucho ante el Señor." Una de las hermanas se expresó de este modo: "Cuando usted muera, hermana, rodéeme de su protección especial, ya que me lo podrá hacer seguramente." Una de las hermanas se expresó así: "Yo espero con impaciencia que el Señor Jesús la lleve, ya que sé lo que sucederá y deseo mucho la muerte para usted, hermana." Quise preguntarle qué era lo que pensaba de mi muerte, (53) pero me mortifiqué y contesté: De mi, pecadora, será lo mismo que de todos los pecadores, si la misericordia de Dios no me protege.
20 IV [1938]. Salida a Pradnik [409]. Estaba muy preocupada porque iba a estar en una sala común y expuesta a varias cosas; si fuera una semana o dos, pero se trataba de un tiempo tan largo, dos meses o, quizás, mas. Por la noche fui a hablar más tiempo con el Señor Jesús. Cuando vi a Jesús, le abrí todo mi corazón, le expuse todas las dificultades, miedos y temores. Jesús me escuchó con amor y luego dijo: Quédate tranquila, niña Mía, Yo estoy contigo, va con la mayor calma. Todo está preparado, he ordenado, del modo que Me es propio, preparar para ti una habitación aislada. Tranquilizada, llena de gratitud, fui a descansar.
Al día siguiente me acompañó Sor Felicia [410]. Fui con una profunda serenidad y libertad de espíritu. (54) Cuando llegamos, nos dijeron que había una habitación aislada para Sor Faustina. Cuando entramos en esa habitación nos sorprendimos al ver que todo estaba preparado con esmero, muy limpio, cubierto de manteles, adornado con flores, en la mesilla de noche las hermanas [411] pusieron un bonito cordero pascual. En seguida vinieron tres Hermanas del Sagrado Corazón [412] que trabajan en ese sanatorio, mis viejas conocidas, y me recibieron afectuosamente. Sor Felicia estaba sorprendida con todo esto, nos despedimos cordialmente y se fue. Cuando me quedé sola, a solas con el Señor Jesús, le agradecí por esta gran gracia. Jesús me dijo: Quédate tranquila, Yo estoy contigo. Cansada, me dormí. Por la noche vino la hermana [413] que me iba a asistir.
Mañana usted, hermana, no tendrá al Señor Jesús porque está muy cansada y luego veremos cómo será. Eso me dolió muchísimo, pero contesté con gran calma: Está bien. Abandonándome completamente (55) al Señor traté de dormir. Por la mañana hice la meditación y me preparé para la Santa Comunión, aunque no iba a recibir al Señor Jesús. Cuando mi anhelo y mi amor llegaron al punto culminante, de repente, junto a mi cama vi a un Serafín que me dio la Santa Comunión diciendo estas palabras: He aquí el Señor de los ángeles. Cuando recibí al Señor, mi espíritu se sumergió en el amor de Dios y en el asombro. Eso se repitió durante 13 días, sin tener yo la certeza de que al día siguiente me la trajera, pero abandonándome a Dios, tenía confianza en su bondad; sin embargo ni siquiera me atrevía pensar si al día siguiente recibiría la Santa Comunión de este modo.
El Serafín estaba rodeado de una gran claridad, se transparentaba la divinización, el amor de Dios. Llevaba una túnica dorada y encima de ella un sobrepelliz transparente y una estola transparente. El cáliz era de cristal, cubierto de un velo transparente. Apenas me dio al Señor, desapareció.
Una vez, cuando tenia cierta duda que se había despertado en mi poco antes de la Santa Comunión, (56) de repente se presentó nuevamente el Serafín con el Señor Jesús. Yo, sin embargo, pregunté al Señor Jesús y sin recibir la respuesta, dije al Serafín: ¿Me confesarás? Y él me contestó: Ningún espíritu en el cielo tiene este poder. En ese mismo instante la Santa Hostia se posó en mis labios.
El domingo la hermana que me cuidaba dijo: Bueno, hoy el sacerdote le traerá al Señor Jesús. Le contesté: Está bien; y me lo trajo. Algún tiempo después recibí el permiso de levantarme de la cama. Así pues iba a la Santa Misa y a visitar al Señor.
Después del primer examen el medico [414] constató que el estado era grave. Sospecho, hermana, que se trate de aquello por lo cual usted pregunta, pero, bueno, Dios todopoderoso lo puede todo.
Al entrar en mi habitación aislada, me sumergí en una oración de agradecimiento por todo lo que el Señor me había enviado a lo largo de toda la vida, sometiéndome completamente a su santísima voluntad. Un abismo de alegría y de paz inundó mi alma. (57) Sentía una paz tan profunda que si en aquel momento hubiera venido la muerte no le habría dicho espera, porque todavía tengo asuntos por arreglar. No, la hubiera saludado con alegría, porque estoy preparada para el encuentro con el Señor no sólo desde hoy, sino desde el momento en que confié completamente en la Divina Misericordia, abandonándome plenamente a su santísima voluntad, llena de misericordia y de compasión. Sé lo que soy de por mi…..
Domingo in Albis. Hoy me he ofrecido al Señor nuevamente como victima de holocausto por los pecadores. Jesús mío, si ya está acercándose el fin de mi vida, Te suplico con la mayor humildad, acepta mi muerte en unión Contigo como un sacrificio de holocausto que hoy Te ofrezco con toda conciencia y pleno consentimiento de la voluntad, por el triple fin:
Primero: que la obra de Tu misericordia se difunda en el mundo entero y que la Fiesta de la Divina Misericordia sea solemnemente aprobada y celebrada.
(58) Segundo: que los pecadores y especialmente las almas agonizantes recurran a Tu misericordia obteniendo los indecibles frutos de esta misericordia.
Tercero: que toda la obra de Tu misericordia sea realizada según Tus deseos y por cierta persona que dirige esta obra….
Acepta, oh piadosísimo Jesús, mi pobre ofrenda que hoy Te hice en presencia del cielo y de la tierra. Que Tu Sagrado Corazón, lleno de misericordia, supla lo que le falta y la ofrezca a Tu Padre por la conversión de los pecadores. Tengo sed de almas, oh Cristo.
+ En aquel momento me penetró la luz divina y me sentí la propiedad exclusiva de Dios y sentí la máxima libertad de espíritu de la que antes no tenia ni idea; y en aquel mismo instante vi la gloria de la Divina Misericordia y la muchedumbre inconcebible de almas que glorificaban su bondad Mi alma se sumergió totalmente en Dios y oí estas palabras: Tu eres Mi hija muy querida. La viva presencia de Dios duró todo el día.
(59) + 1 V [1938]. Esta noche Jesús me dijo: Hija Mía, ¿no te falta nada? Contesté: Oh Amor mío, cuando te tengo a Ti, tengo todo. Y el Señor a su vez contestó: Si las almas se abandonaron totalmente a Mí, Yo Mismo Me encargaría de santificarlas y las colmaría de gracias aun mayores. Hay almas que frustran Mis esfuerzos, pero no Me desanimo; siempre que se dirigen a Mí, Me apresuro a ayudarlas, protegiéndolas con Mi misericordia y les doy el primer lugar en Mi compasivo Corazón.


Escribe para las almas de los religiosos que es Mi deleite venir a sus corazones en la Santa Comunión, pero si en sus corazones está alguien. Yo no puedo soportarlo y salgo de ellos cuanto antes llevándome todos los dones y las gracias que les he preparado y tal alma ni siquiera se da cuenta de Mi salida. Después de algún tiempo, el vacío interior y el descontento le llamarán la atención. Oh, si entonces se dirigiera a Mí, (60) la ayudaría a limpiar el corazón, realizaría todo en su alma, pero sin su conocimiento y consentimiento no puedo administrar en su corazón.
1684 + Me relaciono a menudo con almas agonizantes impetrando para ellas la misericordia de Dios. Oh, qué grande es la bondad de Dios, mas grande de lo que nosotros podemos comprender. Hay momentos y misterios de la Divina Misericordia de los cuales se asombran los cielos. Que callen nuestros juicios sobre las almas, porque la Divina Misericordia es admirable para con ellas.
(61) Hoy, durante la Hora Santa pedí al Señor Jesús que se digne instruirme sobre la vida interior.
1685 Jesús me contestó: Hija Mía, observa fielmente las palabras que te voy a decir: no valores demasiado ninguna cosa exterior, aunque te parezca muy preciosa. Olvídate de ti misma y permanece continuamente Conmigo. Confíame todo y no hagas nada por tu cuenta y tendrás siempre una gran libertad de espíritu; ninguna circunstancia ni acontecimiento llegará a turbártela. No prestes mucha atención a lo que dice la gente, deja que cada uno te juzgue según le guste. No te justifiques, eso no te causará daño. Dalo todo a la primera alusión de petición, aunque fueran las cosas más necesarias; no pidas nada sin consultarme. Deja que te quiten incluso lo que te mereces; la estima, el buen nombre; que tu espíritu esté por encima de todo esto. Y así liberada de todo, descansa junto a Mi Corazón, no permitas que nada turbe tu paz. Discípula, analiza (62) las palabras que te he dicho.
Oh Amor mío, mi Maestro eterno, qué bueno es obedecer, porque [con la obediencia] entra en el alma la fortaleza y la fuerza para obrar.
1687 Hoy vi al Señor Jesús crucificado. De la herida de su Corazón caían perlas preciosas y brillantes. Veía que muchísimas almas recogían estos dones, pero había allí un alma que estaba mas cerca de su Corazón y ella recogía con gran generosidad no solamente para si, sino también para otros conociendo la grandeza del don. El Salvador me dijo: He aquí los tesoros de las gracias que fluyen sobre las almas, pero no todas las almas saben aprovecharse de Mi generosidad.
1688 Hoy el Señor me dijo: Hija Mía, observa Mi Corazón misericordioso y reproduce su compasión en tu corazón y en tus acciones, de modo que tú misma, que proclamas al mundo Mi misericordia, seas inflamada por ella.
(63) 8 V [1938]. Hoy vi dos pilares muy grandes clavados en la tierra, uno lo había plantado yo y el otro, cierta persona, Sor M., con un inaudito esfuerzo, fatiga y empeño. Y al plantar aquel pilar yo misma me extrañé de dónde había sacado tanta fuerza. Y supe que no lo había hecho con mis propias fuerzas, sino con el vigor [que me fue dado] de lo alto. Estos dos pilares estaban muy cerca uno del otro, a distancia de esta imagen y he visto esta imagen colgada en estos dos pilares, muy alto. En un solo instante surgió un gran templo de estos dos pilares, tanto la parte interior como la exterior. Percibí una mano que daba el último toque al templo, pero no vi a la persona. Una gran multitud de personas estaba fuera y dentro del templo y los torrentes que salían del piadosísimo Corazón de Jesús se derramaban sobre todos.
Hoy, después de la Santa Comunión, Jesús me dijo: Hija Mía, dame almas; has de saber que tu misión es (64) la de conquistarme almas con la oración y el sacrificio, animándolas a la confianza en Mi misericordia.
Oh, cuánto deseo la gloria de Tu misericordia. Para mi la amargura y el sufrimiento. Cuando veo la gloria de Tu misericordia, estoy desmesuradamente feliz. Que caigan sobre mi toda deshonra, humillación y degradación, con tal de que resuene la gloria y el culto a Tu misericordia, a mi esto me basta.
El creador y la criatura
Te adoro, Creador y Señor, oculto en el Santísimo Sacramento. Te adoro por todas las obras de Tus manos, en las cuales se me revela tanta sabiduría, bondad y misericordia. Oh Señor, has esparcido tanta belleza sobre la tierra y ella me habla de Tu belleza, aunque es sólo un pálido reflejo de Ti, belleza incomprensible. Y aunque Te has escondido y ocultado, y has ocultado (65) Tu belleza, mi ojo, iluminado por la fe, llega hasta Ti y mi alma reconoce a su Creador, a su Bien supremo y mi corazón se sumerge completamente en una plegaria de adoración.
Creador y Señor mío, Tu bondad me animó a conversar Contigo. Tu misericordia hace que desaparezco el abismo que separa al creador de la criatura. Hablar Contigo, oh Señor, es el deleite de mi corazón. En Ti encuentro todo lo que mi corazón puede desear. Aquí Tu luz ilumina mi mente permitiéndole conocerte a Ti cada vez mas profundamente. Aquí torrentes de gracias fluyen sobre mi corazón, aquí mi alma obtiene la vida eterna. Oh Creador y Señor mío, además de ofrecerme estos dones, Tu Mismo Te entregas a mí y Te unes íntimamente a Tu criatura miserable. Aquí nuestros corazones se entienden sin buscar palabras; aquí nadie es capaz de interrumpir nuestra conversación. Aquello de lo cual hablo Contigo, oh Jesús, es nuestro secreto que otras criaturas (66) desconocerán y por el cual los ángeles no se atreven a preguntar. Son los perdones secretos que conocemos sólo Jesús y yo, es el misterio de su misericordia que abraza a cada alma individualmente. A causa de esta inconcebible bondad Tuya. Te adoro, oh Creador y Señor, con todo mi corazón y toda mi alma. Esta adoración mía es muy miserable e insignificante, no obstante estoy serena, porque sé que Tu sabes que es sincera aunque tan imperfecta…..
Mientras escribía las palabras antedichas, vi al Señor Je3sus inclinado sobre mí, y me preguntó: Hija Mía, ¿qué estás escribiendo? Contesté: Escribo sobre Ti, oh Jesús, sobre Tu presencia oculta en el Santísimo Sacramento, sobre Tu amor inconcebible y Tu misericordia hacia los hombres. Y Jesús me dijo: Secretaria de Mi mas profundo misterio, has de saber que estás en confidencia exclusiva Conmigo; tu misión es la de escribir todo lo que te hago conocer sobre Mi misericordia para el provecho de aquellos que leyendo (67) estos escritos, encontrarán en sus almas consuelo y adquirirán valor para acercarse a Mi. Así, pues, deseo que todos los momentos libres los dediques a escribir. Oh Señor, ¿tendré siempre al menos un breve momento para anotar algo? Y Jesús me contestó: No es cosa tuya pensar en esto, haz solamente lo que puedas; Yo dispondré siempre las circunstancias de tal modo que cumplas fácilmente lo que exijo……
Hoy me visitó una persona seglar a causa de la cual tuve grandes disgustos, que abusó de mi bondad mintiendo mucho. En un primer momento, apenas la vi. se me heló la sangre en las venas, puesto que se me presentó ante los ojos lo que había sufrido por su culpa, aunque con una sola palabra hubiera podido librarme de esto. Y me pasó por la cabeza la idea de hacerle conocer la verdad de modo decidido e inmediato. Pero en seguida se me presentó antes los ojos (68) la Divina Misericordia y decidí comportarme como se hubiera comportado Jesús en mi lugar. Comencé a hablar con ella dulcemente y, como quiso conversar conmigo a solas, le hice conocer claramente y de manera muy delicada, el triste estado de su alma. Vi su profunda conmoción, a pesar de que trató de ocultarla. En aquel momento entró la tercera persona y nuestra conversación íntima terminó. Esa persona me pidió un vaso de agua y dos otras cosas y la atendí con agrado. Pero, si no fuera por la gracia de Dios, no sería capaz de portarme así con ella. Cuando se fueron agradecí a Dios por la gracia que me sostuvo en ese tiempo.
Entonces escuché estas palabras: Me alegro de que te hayas comportado como Mi verdadera hija. Sé siempre misericordiosa como Yo soy misericordioso. Ama a todos por amor a Mí, también a tus más grandes enemigos, para que (69) Mi misericordia pueda reflejarse plenamente en tu corazón.
Oh Cristo, es verdad que se necesitan esfuerzos muy grandes, pero con Tu gracia se puede [hacer] todo.
Hoy me sentí bastante bien y me alegré de poder hacer la Hora Santa. Pero al empezar la Hora Santa aumentaron mis sufrimientos físicos hasta tal punto que no fui capaz de orar. Cuando la Hora Santa pasó, cesaron también mis dolores y me quejé al Señor de que deseaba muchísimo sumergirme en su amarga Pasión y los sufrimientos no me lo permitieron. Entonces Jesús me contestó: Hija Mía, has de saber que si te permito experimentar y conocer mas profundamente Mis sufrimientos, es Mi gracia; pero cuando experimentas un ofuscamiento de la mente y tus sufrimientos son grandes, entonces participas activamente en Mi Pasión y te hago completamente semejante a Mi. Tu deber es someterte a Mi voluntad más en esos momentos que en cualquier otro….
(70) Acompaño frecuentemente a las almas agonizantes [415] e impetro para ellas la confianza en la Divina Misericordia y suplico a Dios la magnanimidad de la gracia de Dios que siempre triunfa. La Divina Misericordia alcanza al pecador a veces en el último momento, de modo particular y misterioso. Por fuera parece como si todo estuviera perdido, pero no es así; el alma iluminada por un rayo de la fuerte, y ultima, gracia divina, se dirige a Dios en el último momento con tanta fuerza de amor que en ese ultimo momento obtiene de Dios [el perdón] de las culpas y de las penas, sin darnos, por fuera, alguna señal de arrepentimiento o de contrición, porque ya no reacciona a las cosas exteriores. Oh qué insondable es la Divina Misericordia. Pero, ¡qué horror! También hay almas que rechazan voluntaria y conscientemente esta gracia y la desprecian. Aun ya en la agonía misma Dios misericordioso de al alma un momento de lucidez interior y si el alma quiere, tiene la posibilidad de volver a Dios. Pero a veces, en las almas hay una dureza (71) tan grande que conscientemente eligen el infierno; frustran todas las oraciones que otras almas elevan a Dios por ellas e incluso los mismos esfuerzos de Dios….
1699 JMJ Soledad, mis momentos preferidos,
Soledad, pero siempre Contigo, Oh Jesús y Señor.
Junto a Tu Corazón el tiempo me pasa agradablemente
Y mi alma encuentra descanso.
Cuando el corazón [está] colmado de Ti y lleno de amor
Y el alma arde de un fuego puro,
Entonces en el mayor abandono no sentirá soledad,
Porque descansa en Tu seno.
Oh soledad momentos de la mas intensa compañía,
Aunque abandonada de todas las criaturas
Me sumerjo por completo en el océano de Tu divinidad
Y Tú escuchas dulcemente mis confidencias.
1700 (72) Esta noche el Señor me preguntó: ¿No tienes algún deseo en el corazón? Contesté: Tengo un deseo grandísimo y es el de unirme a Ti por la eternidad. Y el Señor me contestó: Eso sucederá dentro de poco. Mi amadísima niña, cada movimiento tuyo se refleja en Mi corazón. Mi mirada se posa con benevolencia sobre ti antes que sobre otras criaturas.
Hoy pedí al Señor que se dignara instruirme sobre la vida interior, porque de por mi no alcanzo a comprender nada ni pensar en nada perfecto. Y el Señor me contestó: He sido tu Maestro; lo soy lo seré. Procura que tu corazón se asemeje a Mi Corazón manso y humilde. No reclames nunca tus derechos. Soporta con gran calma y paciencia todo lo que te pase; no te defiendas cuando toda la vergüenza recaiga sobre ti injustamente; deja que triunfen los demás. No dejes de (73) ser buena si adviertes que abusan de tu bondad; cuando sea necesario Yo Mismo intervendré a favor de ti. Agradece por la más pequeña gracia mía, porque esta gratitud Me obliga a concederte nuevas gracias….
Al final del Vía Crucis que yo estaba haciendo, el Señor Jesús empezó a quejarse de las almas de los religiosos y de los sacerdotes, de la falta de amor en las almas elegidas. Permitiré destruir los conventos y las iglesias. Contesté: Jesús, pero son tan numerosas las almas que Te alaban en los conventos. El Señor contestó: Esta alabanza hiere Mi Corazón, porque el amor ha sido expulsado de los conventos. Almas sin amor y sin devoción, almas llenas de egoísmo y de amor propio, almas soberbias y arrogantes, almas llenas de engaños e hipocresía, almas tibias que apenas tienen el calor suficiente para mantenerse vivas. Mi Corazón no puede soportarlo. (74) Todas las gracias que derramo sobre ellas cada día, se resbalan como sobre una roca. No puedo soportarlas, porque no son ni buenas ni malas. He instituido conventos para santificar el mundo a través de ellos. De ellos ha de brotan una potente llama de amor y de sacrificio. Y si no se convierten y no se inflaman de su amor inicial, las entregaré al exterminio de este mundo…..
¿Cómo podrán sentarse en el trono prometido, a juzgar el mundo, si sus culpas pesan más que las del mundo? Ni penitencia ni reparación…. Oh corazón que Me has recibido por la mañana y al mediodía ardes de odio contra Mi bajo las formas mas variadas. Oh corazón, ¿habrás sido elegido especialmente por Mí para hacerme sufrir más? Los grandes pecados del mundo hieren Mi Corazón algo superficialmente, pero los pecados de un alma elegida traspasan Mi Corazón por completo….
Cuando traté de intervenir a favor de ellas no pude encontrar nada para (75) justificarlas y sin poder imaginar nada en aquel momento en su defensa, se me partió el corazón de dolor y lloré amargamente. Entonces, el Señor me miró amablemente y me consoló con estas palabras: No llores, todavía hay un gran número de almas que Me aman mucho, pero Mi Corazón desea ser amado de todos y, debido a que Mi amor es grande, los amenazo y los castigo.
+ La lucha contra cierta tentación. Había una persona que me abordaba continuamente con palabras lisonjeras y conociendo la hora en que yo salía a la capilla o a la veranda, me cortaba el camino y no atreviéndose a acercarse solo, se había buscado a un compañero semejante a él, pero ninguno se atrevía a acercarse. Mientras iba al oficio del mes de mayo, [vi que] esas personas ya estaban allí por donde yo tenia que pasar; antes de llegar allí donde estaban oí (76) palabras aduladoras dirigidas a mi. Y el Señor me dio a conocer los pensamientos de sus corazones, que no eran buenos. Intuí que después del oficio me cerrarían el paso y entonces tendría que hablar con ellos, porque hasta el momento por mi parte no hubo ni una palabra. Cuando Salí de la capilla, vi. a estas personas armadas, esperando mí paso y esa vez si me infundieron miedo. De repente Jesús se puso a mi lado y dijo: No tengas miedo, Yo voy contigo. Súbitamente sentí en el alma tanta fuerza que no alcanzo a expresarla y como estaba a unos pasos de ellos, dije en voz alta y sin miedo: Alabado sea Jesucristo. Y ellos, cediendo el paso contestaron: Ahora y siempre. Amen. Como si los partiera un rayo, bajaron las cabezas sin atreverse ni siquiera a mirarme. Soltaron algunas palabras maliciosas cuando pasé. A partir de aquel momento, cuando me veía esa persona, huía para no encontrarse conmigo y yo, gracias al Señor, quedaba tranquila……
(77) Una vez, después de la Santa Misa Salí al jardín para hacer la meditación; como a esa hora todavía no había pacientes, estaba relajada. Cuando meditaba sobre los beneficios de Dios, mi corazón se inflamó de un amor tan fuerte que me parecía que me reventaría el pecho. De repente Jesús se puso a mi lado y dijo: ¿Qué haces por aquí tan temprano? Contesté: Medito sobre Ti, sobre Tu misericordia y sobre la bondad hacia nosotros. Y Tu, Jesús, ¿qué haces aquí? He salido a tu encuentro para colmarte de nuevas gracias. Busco las almas que quieran aceptar Mi gracia.
Hoy, durante las vísperas, el Señor me hizo saber cuánto le agrada el corazón puro y libre. Sentí que es una delicia para Dios mirar tal corazón….. Pero tales corazones son los corazones de guerreros, su vida es una continua batalla…..
(78) + Cuando iba a la terraza, entré un momento en la capilla. Mi corazón se sumergió en una profunda plegaria de adoración, glorificando la inconcebible bondad de Dios y su misericordia. Entonces escuché palabras: Soy y seré para ti tal como Me alabas; ya en esta vida experimentarás Mi bondad y en la vida futura [la gozarás] en toda su plenitud.
Oh Cristo, tengo mi mayor deleite cuando veo que Tú eres amado, que resuenan Tu honor y gloria y especialmente la alabanza a Tu misericordia. Oh Cristo, hasta el último instante de mi vida no dejaré de glorificar Tu bondad y misericordia. Con cada gota de mi sangre, con cada latido de mi corazón glorifico Tu misericordia. Deseo transformarme por completo en un himno de Tu adoración. Cuando me encuentr5e en mi lecho de muerte, que el ultimo latido de mi corazón sea un himno amoroso de alabanza a tu insondable misericordia.
(79) + Hoy el Señor me dijo: Antes de la venida del Espíritu Santo harás tres días de ejercicios espirituales. Yo Mismo te guiaré. No te atendrás a ninguna regla vigente en los ejercicios espirituales, ni usarás libros de meditación. Tu tarea consiste en prestar oído a Mis palabras. Como lectura espiritual leerás un capitulo del Evangelio de San Juan.
[En el manuscrito aquí viene media página en blanco].
(80) 26 V (1838). Hoy acompañaba a Jesús mientras ascendía al cielo [416]. Pasado el mediodía, se apoderó de mí una grandísima añoranza de Dios. Una cosa extraña, cuanto más sentía la presencia de Dios, tanto mas ardientemente lo deseaba. Luego me vi entre una gran multitud de discípulos y apóstoles y la Madre de Dios. Jesús dijo que fueran por el mundo entero y enseñaran en Mi [su] nombre extendió los brazos, los bendijo y desapareció en una nube. Vi la nostalgia de la Santísima Virgen. Su alma añoró a Jesús con toda la fuerza del amor, pero estaba tan tranquila y abandonada a dios que en su corazón no había ni un solo destello contrario a la voluntad de Dios.
Cuando me quedé a solas con la Santísima Virgen, me instruyó sobre la vida interior. Me dijo: La verdadera grandeza del alma consiste en amar a Dios y humillarse en su presencia, olvidarse por completo a si mismo y tenerse por nada, porque el Señor es grande, pero se complace sólo en los humildes mientras rechaza siempre a los soberbios.
(81) Cuando me visitó nuevamente cierta persona que ya mencioné en otro lugar [y] cuando me di cuenta que empezó a hundirse en mentiras, le hice conocer que sabia que mentía. Se avergonzó muchísimo y calló. Entonces le hablé de los grandes juicios de Dios. Y conocí también que atraía almas inocentes a caminos peligrosos. Le revelé todo lo que tenia oculto en el corazón. Tuve que esforzarme para conversar con ella; para demostrar a Jesús que amaba a los enemigos le di mi merienda. Se alejó con la luz en el alma, pero los hechos [estaban] lejos de ella……
Hay momentos cuando el Señor Jesús cumple mis más pequeños deseos. Hoy dijo que deseaba mirar las espigas de trigo que no se ven desde nuestro sanatorio. Lo había oído uno de los pacientes y al día siguiente salió del sanatorio al campo y me trajo unas bellísimas (82) espigas. Mi habitación aislada está siempre adornada de flores frescas, pero mi espíritu no encuentra satisfacción en nada; añoro a Dios con más fuerza cada vez.
Hoy he pedido ardientemente al Señor Jesús por nuestra casa y que se digne quitar esa pequeña cruz con la cual ha visitado el convento [417]. El Señor me contestó: Tus plegarias han sido aceptadas para otras intenciones y esa pequeña cruz no la puedo quitar hasta que conozcan lo que significa. Yo, sin embargo, no dejé de rezar.
Una fuerte tentación. Cuando el Señor me hizo saber cuánto le es agradable el corazón puro, conocí más profundamente mi propia miseria; y cuando comencé a prepararme a la confesión me asaltaron fuertes tentaciones contra los confesores. Yo no veía a Satanás, pero si lo sentía a él y su tremenda maldad. Si, es un hombre como los demás. No es como los demás, porque tiene el poder de Dios. Si, (83) acusarse de los pecados no es difícil, pero descubrir los mas escondidos secretos del corazón, rendir cuenta de la actuación de la gracia de Dios, hablar de cada deseo de Dios, de todo lo que pasa entre yo y Dios decir esto a un hombre, eso está por encima de las fuerzas. Y sentía que luchaba contra fuerzas poderosas y exclamé: Oh Cristo, Tú y el sacerdote son uno, me acercaré a la confesión como a Ti y no a un hombre. Al acercarme a la rejilla, descubrí primero mis dificultades. El sacerdote dijo que no había podido hacer mejor que revelar en primer lugar esas fuertes tentaciones. Y después de la confesión se dispersaron todas quién sabe dónde; mi alma disfruta de la paz.
Una vez, durante el recreo una de las Hermanas Directoras dijo que las Hermanas Conversas [418] no tenían sentimientos y por lo tanto se las podía tratar con dureza. Me entristecí de que las Hermanas Directoras conocían tan poco las Hermanas Conversas y juzgaban sólo según las apariencias.
(84) Hoy hablé con el Señor que me dijo: Hay almas en las cuales no puedo hacer nada; son las almas que investigan continuamente a los demás sin ver lo que pasa en su propio interior. No dejan de hablar de los demás hasta durante el silencio riguroso que está dedicado para hablar Conmigo. Pobres almas, no oyen Mis palabras, quedan vacías en su interior, no Me buscan dentro de sus corazones sino en las habladurías donde Yo nunca estoy. Sienten su vacío, pero no reconocen su culpa y las almas en las cuales Yo reino con plenitud son su continuo remordimiento de conciencia. En vez de enmendar tienen los corazones donde crece la envidia y si no se arrepienten, se hunden más. El corazón, hasta ahora envidioso, empieza a cultivar el odio. Y ya están cerca del abismo, envidian a otras almas Mis dones, pero ellas mismas no saben y no quieren aceptarlos.
1718 (85) Permanecer a Tus pies, oh Dios oculto,
Es el deleite y el paraíso de mi alma.
Allí Te revelas a mi, oh Infinito,
Y me dices dulcemente: dame el corazón, dámelo.
Una silenciosa conversación Contigo, a solas,
Es como vivir momentos celestiales,
Y decir a Dios: Te daré mi corazón, Señor, Te lo daré,
Y Tu, grande e infinito, lo aceptas amablemente.
El amor y la dulzura, he aquí la vida de mi alma
Con Tu continua presencia en ella.
Vivo en la tierra en un éxtasis perenne
Y como un Serafín repito Hosanna.
Oh, Oculto, con el cuerpo, el alma y la divinidad,
Bajo las tenues apariencias del pan,
Tú eres mi vida, de Ti las gracias brotan para mí en abundancia,
Tú eres para mí por encima de las delicias del cielo.
Cuando Te unes a mi en la Comunión, oh Dios,
Entonces siento mi grandeza inconcebible,
(86) Que me viene de Ti, oh Señor, lo reconozco humildemente,
Y, a pesar de mi miseria, con Tu ayuda puedo volverme santa.
1719 + Durante la Santa misa conocí que cierto sacerdote no obraba mucho en las almas, porque pensaba en si mismo, por lo tanto estaba solo, la gracia de Dios huía de él. Se basaba sobre bagatelas, cosas exteriores que a los ojos de Dios no tienen ninguna importancia; y tan soberbio que sacaba del vacío y vertía en el vacío, fatigándose inútilmente.
Hay momentos en que Jesús me da un entendimiento interior, y entonces todo lo que existe en la tierra está a mi servicio: los amigos y los enemigos, el éxito y las adversidades; todo, quiera o no quiera, tiene que servirme. No pienso nada en esto, trato de ser fiel a Dios y amarlo hasta olvidarme completamente de mi misma. Él Mismo me cuida y lucha contra mis enemigos.

(87) Después de la Santa Comunión, al introducir a Jesús a mi corazón, le dije: Amor mío, reina en los mas secretos rincones de mi corazón, allí donde se engendran mis pensamientos mas secretos, donde sólo Tu, Señor, tienes acceso; en este mas profundo santuario donde el pensamiento humano no es capaz de llegar. Permanece allí sólo Tú y que de Ti provenga todo lo que haga por fuera. Deseo ardientemente y hago todo lo posible con todas las fuerzas de mi alma para que en este santuario Te sientas, oh Señor, como en Tu casa.
Oí estas palabras: Si no Me ataras las manos, enviaría muchos castigos sobre la tierra. Hija Mía, tu mirada desarma Mi ira; aunque tu boca calle, Me llamas con tal fuerza que todo el cielo se estremece. No puedo regir tu súplica, porque no Me persigues a mucha distancia sino en tu propio corazón.
(88) Una noche vino a verme el alma de cierta jovencita y me hizo sentir su presencia dándome a conocer que necesitaba mi oración. Recé un momento, pero su espíritu no se alejó de mí. Entonces dije dentro de mí: si eres un espíritu bueno, déjame en paz y las indulgencias de mañana serán para ti. En aquel momento, ese espíritu abandonó mi habitación; conocí que estaba en el purgatorio.
Hoy, mas que nunca sentí la Pasión del Señor en mi cuerpo. Sentí que fue por un pecador agonizante.
Hoy, el Señor volvió a instruirme cómo debo acercarme al sacramento de la penitencia: Hija Mía, como te preparas en Mi presencia, así te confiesas ante Mí; el sacerdote es para Mí sólo una pantalla. No analices nunca de qué clase de sacerdote (89) Me estoy valiendo y abre el alma al confesarte como lo harías Conmigo, y Yo llenaré tu alma con Mi luz.
Cristo y Señor, me conduces sobre tales precipicios que cuando los miro, me infunden miedo, pero en el mismo instante me lleno de paz, abrazándome a Tu Corazón. Junto a Tu Corazón no tengo miedo de nada. En los momentos de peligro me comporto como una niña que está en los brazos de la madre: al ver alguna amenaza, abraza con más fuerza el cuello de la madre y se siente segura.
+ A veces veo las redes tendidas contra mí por las almas que no deberían hacerlo. No me defiendo, sino confío mas en Dios que ve mi interior y me doy cuenta de que esas almas se enredan ellas mismas. Oh Dios, qué justo y bueno eres.
(90) Escribe: Soy santo, tres veces santo y siento aversión por el menor pecado. No puedo amar al alma manchada por un pecado, pero cuando se arrepiente, entonces Mi generosidad para ella no conoce límites. Mi misericordia la abraza y justifica. Persigo a los pecadores con Mi misericordia en todos sus caminos y Mi Corazón se alegra cuando ellos vuelven a Mí. Olvido las amarguras que dieron a beber a Mi Corazón y Me alegro de su retorno. Di a los pecadores que ninguna escapará de Mis manos. Si huyen de Mi Corazón misericordioso, caerán en Mis manos justas. Di a los pecadores que siempre los espero, escucho atentamente el latir de sus corazones [para saber] cuándo latirán para Mí. Escribe que les hablo a través de los remordimientos de conciencia, a través de los fracasos y los sufrimientos, a través de las tormentas y los rayos, hablo con la voz de la Iglesia y si frustran todas Mis gracias, Me molesto con ellos dejándoles a si mismos y les doy lo que desean.
Oh Jesús mío, únicamente Tú conoces mis esfuerzos; parece que estoy mejor, pero mejor sólo para poder ir a la terraza y no estar en la cama. Veo y me doy cuenta claramente de lo que pasa conmigo; a pesar del cuidado de las Superioras y los esfuerzos de los médicos mi salud está agotándose y huyendo, pero me alegro enormemente de Tu llamada, oh Dios mío, Amor mío, porque sé que en el momento de la muerte empezará mi misión. Oh, cuánto deseo ser librada de este cuerpo. Oh Jesús mío, Tu sabes que en todos mis deseos quiero ver siempre Tu voluntad. De por mi no quisiera morir ni un minuto antes ni tampoco vivir un minuto mas, ni que disminuyan (92) los sufrimientos ni que aumenten, sino que deseo únicamente lo que sea conforme a Tu santa voluntad.
Aunque mi entusiasmo es grande, y mis grandes deseos arden en el corazón, pero nunca es por encima de Tu voluntad.
Acudo a Tu misericordia, Dios compasivo, ya que sólo Tú eres bondad. Aunque mi miseria es grande y mis ofensas muchas, confío en Tu misericordia y desde tiempo inmemorial nunca se ha oído, ni el cielo ni la tierra recuerdan que un alma confiada en Tu misericordia haya quedado decepcionada. Oh Dios de piedad, sólo Tu puedes justificarme y jamás me rechazaras, cuando yo, arrepentida, me acerque a Tu Corazón misericordioso, del cual nadie ha sido rechazado jamás, aunque haya sido el pecador mas grande.
(93) Hoy me despertó una gran tormenta, el viento estaba enfurecido y llovía como si hubiera un huracán, a cada rato caían rayos. Me puse a rogar que la tempestad no causara ningún daño; de repente oí estas palabras: Reza la coronilla que te he enseñado y la tempestad cesará. En seguida he comenzado a rezar la coronilla y ni siquiera la he terminado cuando el temporal ha cesado y oí estas palabras: A través de ella obtendrás todo, si lo que pides está de acuerdo con Mi voluntad.
Mientras rezaba por Polonia, oí estas palabras: He amado a Polonia de modo especial y si obedece Mi voluntad, la enalteceré en poder y en santidad. De ella saldrá una chispa que preparará el mundo para Mi última venida.
(94) + Te saludo, amor oculto, vida de mi alma. Te saludo, Jesús, bajo las tenues apariencias del pan. Te saludo, mi dulcísima misericordia que Te derramas sobre todas las almas. Te salud, bondad infinita que derramas torrentes de gracias a Tu alrededor. Te saludo, resplandor oscurecido, luz de las almas. Te saludo, fuente de la misericordia inagotable, manantial purísimo del cual brotan para nosotros la vida y la santidad. Te saludo, deleite de los corazones puros. Te saludo, única esperanza de las almas pecadoras.
Oh Jesús mío, Tu sabes que hay momentos en los cuales no tengo ni pensamientos elevados, ni ardor de espíritu. Me soporto pacientemente y reconozco que ésta soy precisamente yo, ya que todo lo que es bello en mi es gracia de Dios. En aquellos momentos me humillo profundamente e invoco Tu ayuda y la gracia de Tu presencia no tarde en llegar a un corazón humilde.
1735 (95) Oh virgen, flor preciosa,
Ya no permanecerás mucho tiempo en este mundo,
Oh, qué bello es tu encanto,
Oh Mi casta esposa.
Ninguna cifra puede indicar
Lo preciosa que es tu flor virginal.
Y tu resplandor no ofuscado por nada
Es valiente, fuerte, invencible.
El resplandor mismo del sol de mediodía
Se apaga y oscurece frente a un corazón virginal.
No veo nada más grande que la virginidad,
Es una flor sacada del Corazón de Dios.
Oh virgen mansa, rosa perfumada,
Aunque son muchas las cruces en la tierra,
Pero ojo no vio ni pasó por la mente humana,
Lo que espera a una virgen en el cielo.
Oh virgen, azucena blanca como la nieve,
Tú vives entera sólo por Jesús,
(96) Y en el puro cáliz de tu corazón
Hay una agradable morada para Dios Mismo.
Oh virgen, nadie logra cantar tu himno,
En tu canción está escondido el amor de Dios,
Los mismos ángeles no comprenden
Lo que las vírgenes cantan a Dios.
Oh virgen, tú flor de paraíso
Ensombrece todos los esplendores de este mundo,
Y aunque el mundo no logra comprenderte,
No obstante, inclina humildemente ante Ti la frente.
Aunque el camino de la virgen está sembrado de espinas,
Y su vida erizada de varias cruces,
Pero ¿quién es tan valiente como ella?
Nada la quebrantará, es invencible.
Oh virgen, ángel en la tierra,
Tu grandeza es famosa en toda la Iglesia,
Tú haces guardia delante del tabernáculo
Y como un serafín te transformas toda en amor.
1736 (97) Una vez, en la terraza, supe que cierta persona era atormentada por graves tentaciones respecto a la confesión, dudando de su carácter secreto. Aunque conocía el estado de aquella alma, no inicié la conversación. Cuando nos quedamos a solas, ella abrió su corazón y me contó todo. Tras unos momentos de conversación me dijo: Ya estoy tranquila, mucha luz ha sido concedida a mi alma.
Hoy Jesús me previno que hablara poco con cierta religiosa. Una gracia particular de Dios me sostuvo durante esa conversación, que en caso contrario no habría sido para la gloria de Dios.
1738 El Señor me dijo: Entra a menudo en el purgatorio, ya que allí te necesitan. Entiendo, oh Jesús, el significado de estas palabras que me diriges, pero permíteme primero entrar en el tesoro (98) de Tu misericordia.
1739 Escribe, hija Mía, que para un alma arrepentida soy la misericordia misma. La más grande miseria de un alma no enciende Mi ira, sino que Mi Corazón siente una gran misericordia por ella.
Oh Jesús, dame fuerza para soportar los sufrimientos y para que no haga mala cara cuando bebo el cáliz de la amargura. Ayúdame Tú Mismo para que mi sacrificio Te sea agradable, que no lo profane mi amor propio, aunque se prolongue en años. Que la pureza de la intención Te lo haga agradable y nuevo y vivo. Una lucha perenne, un esfuerzo continuo, ésta es mi vida para cumplir tu santa voluntad, pero que Te alabe, oh Señor, todo lo que hay dentro de mi la miseria y la fuerza.
1741 (99) La infinita bondad de Dios en la creación de los ángeles.
Oh Dios, que eres la felicidad en ti Mismo y para esta felicidad no necesitas a ninguna criatura, ya que eres en Ti Mismo la plenitud del amor, pero por tu insondable misericordia llamas a las criaturas a la existencia y las haces participes de Tu felicidad eterna y de Tu eterna vida interior divina que vives Tu, Único Dios, Trinitario en Personas. En Tu insondable misericordia has creado los espíritus angélicos y los has admitido a Tu amor, a Tu familiaridad divina. Los has hecho capaces de amar eternamente; aunque los has colmado, oh Señor, tan generosamente del resplandor de belleza y de amor, no obstante no ha disminuido nada Tu plenitud, oh Dios, ni tampoco su belleza y amor Te han completado a Ti, porque Tu en Ti Mismo eres todo. Y si los has hecho participes de Tu felicidad y les permites existir y amarte, es únicamente gracias al abismo de Tu misericordia, a tu bondad insondable por la cual Te glorifican sin cesar (100), humillándose a los pies de Tu Majestad y cantando sus himnos eternos: Santo, Santo, Santo…
1742 Adorado seas, Único en la Santísima Trinidad,
Dios misericordioso,
Insondable, infinito, inconcebible.
Sumergiéndose en Ti, su mente no logra comprenderte,
Por lo tanto repiten sin cesar su eterno: Santo.
Glorificado seas, nuestro misericordioso Creador y Señor, Omnipotente, pero lleno de piedad inconcebible.
Amarte es una tarea de nuestra existencia,
Cantando nuestro himno eterno Santo…..
Bendito seas, oh Dios misericordioso,
Amor eterno,
Tú estás por encima de los cielos, zafiros y firmamentos,
La pura legión de espíritus Te alaba así,
Con su himno eterno, tres veces Santo.
Contemplándote cara a cara, oh Dios,
Veo que antes de ellos habrías podido llamar a otras criaturas,
Por eso me postro ante Ti con gran humildad,
Porque veo bien que esta gracia se debe únicamente a la misericordia.
(101) Uno de los espíritus mas bellos no quiso
Reconocer Tu misericordia,
Arrastró consigo a otros, cegado por su soberbia,
Y de un ángel tan bello se volvió demonio,
Y en un momento de lo alto del cielo, fue precipitado
al infierno.






De repente los espíritus fieles exclamaron:
¡Gloria a la misericordia de Dios!
Y resistieron felizmente la prueba de fuego.
Gloria a Jesús, a Cristo humillado,
Gloria a su Madre, a la Virgen humilde y pura.
Después de aquella lucha, estos espíritus puros
se sumergieron en el océano de la Divinidad,
Meditando, adoran el abismo de su misericordia,
Se sumergen en su belleza
y en su inmenso resplandor,
Conociendo la Trinidad de las Personas,
pero la unidad de la Divinidad.
+ La infinita bondad de Dios en la creación de los hombres

Oh Dios que por Tu misericordia Te has dignado llamar de la nada a la existencia al género humano colmándolo generosamente de la naturaleza y de la gracia. Pero para Tu bondad eso no [ha sido] suficiente. Tu, oh Señor, en Tu misericordia nos das (102) la vida eterna. Nos admites a Tu felicidad eterna y nos haces participes de Tu vida intima y lo haces únicamente por Tu misericordia. Nos concedes Tu gracia únicamente porque eres bueno y lleno de amor. No éramos nada necesarios para Tu felicidad, pero Tú, Señor, quieres compartir con nosotros Tu propia felicidad. Pero el hombre no resistió la prueba; habrías podido castigarlo como a los ángeles rechazándolo eternamente, pero aquí se manifestó Tu misericordia y Tus entrañas fueron sacudidas por una gran piedad y Tu Mismo prometiste reparar nuestra salvación. No nos castigaste como lo habíamos merecido debido al inconcebible abismo de Tu compasión. Que sea adorada Tu misericordia, oh Señor; la glorificaremos por los siglos. Y los ángeles se asombraron de la grandeza de misericordia que manifestaste a los hombres…..
1744 Adorado seas, nuestro Dios misericordioso,
Nuestro omnipotente Creador y Señor,
Te rendimos honor en la humildad más profunda,
Sumergiéndonos en el océano de Tu Divinidad.
(103) Pero el hombre no resistió en la hora de la prueba, Por la instigación del maligno, Te fue infiel,
Perdió la gracia y los dones y le quedó sólo la miseria,
Lágrimas, sufrimientos, dolor, amargura, hasta descansar en la tumba.
Pero Tú, oh Dios misericordioso, no permitiste perecer a la humanidad
Y le prometiste el Redentor.
No nos dejaste desesperar, a pesar de nuestras grandes maldades,
Y enviaste a Tus profetas a Israel.
Pero la humanidad Te grita día y noche,
Desde el abismo de la miseria, de los pecados y de cada dolor.
Escucha los gemidos y las lágrimas. Tú que reinas en el cielo,
Dios de gran misericordia, Dios de piedad.



El hombre pecó, pero no está en condiciones de pedir perdón,
Porque un abismo infinito se abrió entre Dios y el hombre,
Y llama con la voz de su miseria: envíanos Tu piedad,
Pero Jahvé calla…. Y pasa un siglo tras otro.
Aumenta la añoranza de toda la humanidad
De Aquel que le había sido prometido.
(104) Ven, Cordero de Dios y quita nuestras culpas,
Ven, alumbra nuestras tinieblas como un rayo luminoso.
Y la humanidad sin cesar clama a Ti, Señor de los señores,
A tu insondable misericordia, a Tu piedad.
Oh gran Yahvé déjate aplacar,
Recuerda Tu bondad y perdona nuestras maldades.
1745 + La infinita bondad de Dios al enviarnos
Su Hijo Unigénito
Oh Dios, que no has exterminado al hombre después de la caída, sino que en Tu misericordia lo has perdonado como Dios, es decir, no sólo le has perdonado la culpa, sino que le has colmado de toda gracia. La misericordia Te ha empujado a dignarte descender hacia nosotros y levantarnos de nuestra miseria. Dios descenderá a la tierra, el Señor de los señores, el Inmortal se humillará. Pero ¿dónde descenderás, Señor? ¿Al templo de Salomón o haces construir un santuario nuevo al que piensas descender? Oh Señor, qué templo Te prepararemos, (105) visto que toda la tierra es Tu escabel? Tú Mismo Te has preparado un templo, la Santísima Virgen. Sus entrañas inmaculadas son Tu morada y se hace el milagro de Tu misericordia, oh Señor. El Verbo se hace Carne, Dios habita entre nosotros, el Verbo de Dios, la Misericordia Encarnada. Nos has elevado a tu divinidad a través de tu humillación; es el exceso de Tu amor, es el abismo de Tu misericordia. Los cielos se asombran de este exceso de Tu amor, ahora nadie tiene miedo de acercarse a Ti. Tu eres Dios de la misericordia, tienes piedad de la miseria, eres nuestro Dios y nosotros Tu pueblo. Tú eres nuestro Padre y nosotros por Tu gracia somos Tus hijos. Sea glorificada Tu misericordia por haberte dignado descender a nosotros.
1746 Adorado seas, oh Dios misericordioso,
Por haberte dignado descender de los cielos a esta tierra.
Te adoramos en gran humildad,
Por haberte dignado elevar todo el género humano.
(106) Insondable en Tu misericordia, inconcebible,
Por amor a nosotros has tomado el cuerpo
De la Virgen Inmaculada, jamás rozada por el pecado,
Porque así lo has establecido desde la eternidad.
La Santísima Virgen, esta azucena blanca como la nieve,
Es la primera en adorar la omnipotencia de Tu misericordia.
Su corazón puro se abre con amor a la venida del verbo,
Cree en las palabras del mensajero divino y se fortalece en la confianza.


El cielo se asombró de que Dios se hubiera hecho hombre,
Que hubiera en la tierra un corazón digno de Dios Mismo.
¿Por qué no Te unes a un Serafín, Señor, sino a un pecador?
Oh, éste es un misterio de Tu misericordia,
A pesar del puro regazo de la Virgen.
Oh misterio de la Divina Misericordia, oh Dios de la piedad,
Que te has dignado abandonar el trono celestial,
Y has bajado a nuestra miseria, a la debilidad humana,
Porque no son los ángeles sino los hombres los
Que necesitan Tu misericordia.
Para expresar dignamente la misericordia del Señor,
Nos unimos a Tu Madre Inmaculada,
(107) Porque así nuestro himno Te será mas agradable
Ya que Ella ha sido elegida entre los ángeles y los hombres
A través de Ella, como a través del cristal puro,
Ha llegado a nosotros Tu misericordia,
Por su merito el hombre se hizo agradable a Dios,
Por su merito todos los torrentes de gracias
fluyen sobre nosotros.
+ La infinita bondad de Dios en la redención del hombre Oh Dios que con una sola palabra habrías podido salvar miles de mundos, un suspiro de Jesús habría satisfecho Tu justicia. Pero Tu, oh Jesús. Te entregaste por nosotros a tan asombrosa pasión únicamente por amor. La justicia de Tu Padre habría sido expiada con un solo suspiro Tuyo y todos Tus anonadamientos son exclusivamente actos de Tu misericordia y Tu amor inconcebible. Tú, oh Señor, partiendo de esta tierra deseaste quedarte con nosotros y Tú dejaste a Ti Mismo en el Sacramento del Altar y nos abriste de par en par Tu misericordia. No hay miseria que (108). Te pueda agotar; llamaste a todos a esta fuente de amor, a este manantial de piedad divina. Aquí está el trono de Tu misericordia, aquí el remedio para nuestras enfermedades. Hacia Ti, oh Fuente viva de Misericordia corren todas las almas: unas como ciervos, sedientos de Tu amor, otras para lavar la herida de sus pecados; otras todavía, cansadas de la vida, para tomar fuerzas. Cuando estabas muriendo en la cruz, en aquel momento nos donaste la vida eterna; al haber permitido abrir Tu sacratísimo costado nos abriste una inagotable Fuente de Tu Misericordia; nos ofreciste lo mas valioso que tenias, es decir, la Sangre y el agua de Tu Corazón. He aquí la omnipotencia de Tu misericordia, de ella toda gracia fluye hacia nosotros.
1748 Adorado seas, oh Dios, en la obra
De Tu misericordia,
Bendecido seas por todos los corazones fieles
Sobre los cuales se posa Tu mirada,
En los cuales está Tu vida inmortal.
(109) Oh mi Jesús de la misericordia, Tu santa vida sobre la tierra ha sido dolorosa.
Y terminarás Tu obra entre terribles tormentos,
Suspendido y extendido en el árbol de la cruz,
Y todo esto por amor a nuestras almas.

Por un amor inconcebible has permitido abrir
Tu sacratísimo costado,
Y de Tu Corazón brotaron torrentes de Sangre y Agua
Aquí está la Fuente viva de Tu Misericordia,
Aquí las almas encuentran consuelo y alivio.
En el Santísimo Sacramento nos has dejado
Tu misericordia.
Tu amor ha proveído
Que caminando por la vida, los sufrimientos y las fatigas,
No dude yo nunca de Tu bondad y Tu misericordia.
Aunque sobre mi alma pesen las miserias del mundo entero,
No puedo dudar ni un solo instante,
Sino que confiar en la fuerza de la Divina Misericordia,
Porque Dios acoge siempre con bondad un alma arrepentida.
Oh inefable misericordia de nuestro Señor,
Fuente de piedad y de toda dulzura.
(110) Confía, confía oh alma, a pesar de estar manchada por el pecado,
Porque cuando te acerques a Dios no probarás amargura.
Porque Él es la llama viva de un gran amor,
Cuando nos acercamos a Él
Desaparecen nuestras miserias, pecados y maldades,
Él salda nuestras deudas cuando nos entregamos a Él.
1749 + La infinita bondad de Dios por haber adornado
el mundo entero para hacer agradable
La estancia del hombre en la tierra.
Oh Dios, con qué generosidad derramas Tu misericordia y todo esto lo haces por el hombre. Oh cuánto amas al hombre si Tu amor hacia él es tan activo. Oh Creador mío y Señor, en todas partes veo las huellas de Tu mano y el sello de Tu misericordia que abraza todo lo que está creado. Oh Creador mío piadosísimo, deseo rendirte homenaje en nombre de todas las criaturas con alma y (111) sin alma y llamo al mundo entero a adorar Tu misericordia. Oh, qué grande es Tu bondad, oh Dios.
1750 Adorado seas, Creador y Señor nuestro.
Oh universo entero, adora al Señor en humildad.
Agradece a tu Creador con todas tus fuerzas
Y exalta su inconcebible misericordia.
Ven, tierra entera con tu verde,
Ven, también tú, mar insondable,
Que tu agradecimiento se transforme en un himno delicioso
Y cante lo grande que es la Divina Misericordia.



Ven, sol bello y fulgurante,
Id, antes de Él, auroras luminosas,
Uníos en un solo himno, que vuestras limpias voces
Canten al unísono la gran Misericordia de Dios.
Venid, montes y colinas, bosques rumorosos y matorrales espesos,
Venid, bellas flores en la madrugada,
Que vuestra fragancia exclusiva
Exalte, adore la misericordia de Dios.
(111) Venid, todas las maravillas de la tierra,
De las cuales el hombre no deja de asombrarse jamás,
Venid en armonía a adorar a Dios,
Exaltando la inconcebible misericordia de Dios.
Ven, oh belleza indeleble de toda la tierra,
Y adora a tu Creador [con] gran humildad,
Porque todo está encerrado en su misericordia,
Todo grita con una voz potente lo grande que es la Divina Misericordia.
Pero, por encima de todas estas bellezas
La adoración más agradable a Dios
Es el alma inocente y llena de confianza del niño
Que se une estrechamente a Él a través de la gracia.
1751 + Oh Jesús oculto en el Santísimo Sacramento del Altar, mi único amor y misericordia. Te recomiendo todas las necesidades de mi alma y de mi cuerpo. Tu puedes ayudarme, porque eres la Misericordia misma, en Ti toda mi esperanza.
(112) [En el manuscrito aquí viene una página entera en blanco].
+
(114) JMJ Cracovia – Pradnik, 2 VI 1938













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(1) JMJ
Glorifica, alma mía, la inconcebible misericordia
De Dios, todo para su gloria……
Cracovia, 10 II 1938
Sexto cuadernito
Sor Faustina del Santísimo Sacramento de
de la Congregación de las Hermanas
de la Madre de Dios de la Misericordia
1591 Mi corazón es atraído allá donde mi Dios se oculta,
Donde permanece con nosotros día y noche,
Envuelto en una Hostia blanca,
Dirige el mundo entero, se comunica con las almas.
Mi corazón es atraído donde mi Señor se oculta
Donde [está] su amor anonadado,
Pero mi corazón siente que allí esta el agua viva,
Mi Dios vivo, aunque oculto detrás de un velo.
1592 (2) 10 II 1938. Durante la meditación el Señor me dio a conocer el gozo del cielo y el de los santos que se alegran por nuestra llegada. Aman a Dios como el único objeto de su amor, pero también nos aman a nosotros tierna y sinceramente; pero esta alegría fluye a todos del rostro de Dios, porque lo vemos cara a cara. Este rostro es tan dulce que el alma cae en un continuo éxtasis.
El Señor Mismo me impulsa a escribir oraciones e himnos sobre su misericordia y estos actos de adoración se agolpan en mis labios. He advertido que a mi mente vienen ya formuladas las expresiones en honor de la misericordia de Dios, por eso he decidido ponerlas por escrito, si está en mi poder; siento un apremio de Dios respecto a esto.
Entró en mi [celda] por un momento una de las hermanas, y tras una breve conversación sobre la obediencia me dijo: Ah, ahora comprendo cómo se comportaban (3) los santos. Gracias, hermana, una gran luz ha entrado en mi alma, he sacado mucho provecho.
Oh Jesús mío, es Tu obra, has sido Tu quien habló a esta alma, porque la hermana ha entrado cuando yo estaba completamente sumergida en Dios; precisamente en aquel momento me abandonó el recogimiento elevado. Oh Jesús mío, yo sé que para ser un alma útil es necesario procurar la mas estrecha unión Contigo, oh amor eterno. Una palabra de un alma unida a Dios procura más bien a las almas que elocuentes debates o prédicas de un alma imperfecta.
+ Vi el asombro del Padre Andrasz por mi comportamiento, pero todo para la gloria de Dios. Oh, grandísima es Tu gracia, Señor, que eleva el alma a las alturas. Es grande mi gratitud a Dios por haberme dado a un sacerdote inspirado, ya que en realidad habrías podido dejarme en la incertidumbre y en las dudas, pero Tu bondad (4) lo ha remediado. Oh Jesús mío, no soy capaz de contar Tus beneficios….
Hija Mía, la lucha continuará hasta la muerte, le [pondrá fin] el ultimo suspiro; vencerás con la mansedumbre.
13 II 1938. He visto con qué renuencia ha ido Jesús a algunas almas en la Santa Comunión. Y me ha repetido estas palabras: Voy a algunos corazones como a otra Pasión.
Durante la Hora Santa que trataba de hacer, vi a Jesús doliente que me dijo estas palabras: Hija Mía, no prestes tanta atención al recipiente de la gracia, sino a la gracia misma que te doy, porque el recipiente no siempre te gusta y entonces también las gracias se hacen defectuosas. Quiero preservarte de ello y deseo que nunca prestes atención al recipiente en que te envío Mi gracia, sino que toda la atención de tu alma (5) se centre en corresponder con máxima fidelidad a Mi gracia.
+ Oh Jesús mío, si Tu Mismo no alivias la añoranza de mi alma, nadie logrará consolarla ni aliviarla. Cada vez que te acercas a mi, despiertas en mi alma un nuevo éxtasis de amor, pero también una nueva agonía, ya que a pesar de tus tan excepcionales acercamientos a mi alma. Te amo de lejos y mi corazón agoniza en un éxtasis de amor, porque ésta no es todavía una unión eterna y total, aunque muy frecuentemente Te relacionas conmigo sin ningún velo. Con esto abres en mi alma y mi corazón el abismo de amor y de anhelo por Ti, oh Dios. Y este abismo sin fondo de desear a Dios en toda la plenitud, en la tierra no puede ser llenado completamente.
El Señor me dio a conocer cuánto desea la perfección de las almas elegidas.
En mis manos, las almas elegidas son las luces que arrojo en las tinieblas del mundo y lo ilumino. Como las estrellas iluminan la noche, así las almas elegidas iluminan (6) la tierra y cuanto más perfecta es el alma, tanto más luz irradia en su torno y llega más lejos. Puede estar oculta y desconocida aun a las personas más cercanas, no obstante su santidad se refleja en las almas en lo más lejanos confines del mundo.
Hoy el Señor me dijo: Cuando te acercas a la confesión, a esta Fuente de Mi Misericordia, siempre fluye sobre tu alma la Sangre y el Agua que brotó de Mi Corazón y ennoblece tu alma. Cada vez que vas a confesarte, sumérgete toda en Mi misericordia con gran confianza para que pueda derramar sobre tu alma la generosidad de Mi gracia. Cuando te acercas a la confesión debes saber que Yo Mismo te espero en el confesionario, sólo que estoy oculto en el sacerdote, pero Yo Mismo actúo en tu alma. Aquí la miseria del alma se encuentra con Dios de la misericordia. Di a las almas que de esta Fuente de la Misericordia (7) las almas sacan gracias exclusivamente con el recipiente de confianza. Si su confianza es grande, Mi generosidad no conocerá límites. Los torrentes de Mi gracia inundan las almas humildes. Los soberbios permanecen siempre en pobreza y miseria, porque Mi gracia se aleja de ellos dirigiéndose hacia los humildes.


14 II [1938]. Durante la adoración oí estas palabras: Reza por una de las alumnas que necesita mucho Mi gracia. Conocí que se trataba de N., recé mucho y la misericordia de Dios envolvió a aquella alma.
Durante la adoración, mientras repetía varias veces [la invocación] Santo Dios, de repente me envolvió una mas viva presencia de Dios y fui llevada en espíritu ante la Majestad Divina. Y vi cómo rinden gloria a Dios los ángeles y los santos del Señor. La gloria que rinden a Dios es tan grande que no quiero dejarme tentar de describirla, porque no soy capaz y también para que las almas no piensen que (8) lo que he escrito es todo. San Pablo, ahora comprendo porque no quisiste describir el cielo [389] y sólo dijiste que lo que el ojo no vio, ni el oído oyó, ni el corazón del hombre anheló lo que preparó Dios para los que le aman [390]. Así es, y todo lo que ha salido de Dios, a Él vuelve y le rinde una gloria perfecta. Y ahora, al mirar la gloria que yo rindo a Dios, ¡oh, qué miseria es! Es una pequeñísima gotita en comparación a la perfecta gloria celeste. Oh, qué buenos eres, oh Dios, que aceptas también mi adoración y diriges benignamente tu rostro hacia mi y me haces saber que Te es agradable nuestra oración.
Escribe sobre Mi bondad lo que te venga a la cabeza. Contesté: Pero, Señor, ¿si escribo demasiado? Y el Señor me respondió: Hija Mía, aunque hablaras todas las lenguas de los hombres y de los ángeles a la vez, no dirías demasiado, sino que (9) glorificarías Mi bondad, Mi misericordia insondable, apenas en una pequeña parte.
Oh Jesús mío, Tu Mismo pon las palabras en mi boca para que pueda adorarte dignamente.
Hija Mía, quédate tranquila, haz lo que te digo. Tus pensamientos están unidos a Mis pensamientos, pues escribe lo que te venga a la cabeza. Tú eres la secretaria de Mi misericordia; te he escogido para este cargo en ésta y en la vida futura. Quiero que así sea, a pesar de todos los obstáculos que te pondrán. Has de saber que no cambiará lo que Me agrada.
En aquel momento, profundamente humillada, me sumergí ante la Majestad de Dios. Pero cuanto más me humillaba, tanto mas me penetraba la presencia de Dios…..
Oh Jesús, mi único consuelo. Oh, qué terrible es el destierro; oh, qué selva he de atravesar. Mi alma se abre paso entre la pavorosa espesura de diferentes dificultades. Si no me sostuvieras Tu Mismo, Señor, seria absolutamente imposible avanzar.
(10) 16 [II 1938]. Mientras rezaba al vivo Corazón de Jesús que está en el Santísimo sacramento según la intención de cierto sacerdote, en un momento Jesús me dio a conocer su bondad y me dijo: No le daré por encima de sus fuerzas.
+ Al enterarme de ciertos sufrimientos y dificultades que una persona enfrentaba en toda esta obra de Dios, antes de la Santa Comunión pedí a Jesús que me hiciera saber si acaso esos sufrimientos no hubieran sido provocados por mi. Mi dulcísimo Jesús, Te suplico por Tu infinita bondad y misericordia, permíteme saber si en esta obra hay algo que no Te agrada, o si hay alguna culpa mía. Si es así, Te ruego que al llegar a mi corazón lo llenes de inquietud y me des a conocer Tu descontento. Y si no hay culpa mía, afírmame en la paz. Cuando recibí al Señor, mi alma fue llenada de una gran paz y el Señor me comentó que la obra estaba puesta a prueba, pero (11) con esto no era menos agradable a Dios. Eso me alegró mucho, pero dupliqué mis oraciones para que la obra saliera indemne del fuego de la prueba.
Oh Jesús mío, qué bueno es estar en la cruz, pero Contigo. Contigo, amor mío, mi alma está continuamente tendida en la cruz y se llena de amargura. El vinagre y la hiel rozan mis labios, pero está bien, está bien que sea así, ya que tu Corazón divino, durante toda la vida, siempre bebió amargura y a cambio del amor recibiste la ingratitud. Estabas tan dolorido que de Tus labios se escapó esta queja dolorosa con la cual buscabas a quien Te consolara y no lo encontraste [391].
+ Mientras pedía al Señor que se dignara mirar cierta alma que lucha sola contra muchas dificultades, en un solo
instante el Señor me dijo que todos son como el polvo bajo sus pies. Pues, no te aflijas, ves que por si mismos ellos no pueden nada, y si les permito parecer triunfar, lo hago por Mis impenetrables (12) designios. Experimenté una gran serenidad al ver que todo depende del Señor.
+ Cuando viene el capellán con el Señor Jesús, hay momentos en los cuales me envuelve una muy viva presencia de Dios y el Señor me muestra su santidad y entonces veo el mas pequeño polvillo en mi alma y, antes de cada Santa Comunión, desearía purificar mi alma. Pregunté al confesor, y contestó que no es necesario confesarme antes de cada Santa Comunión. La Santa Comunión elimina estas pequeñeces y es una tentación pensar en la confesión en el momento de recibir la Santa Comunión. No he continuado explicando más el estado de mi alma, porque no era mi director espiritual sino sólo un confesor [392]. Y este conocimiento no me ocupa tiempo por ser más rápido que un relámpago, incendia en mí el amor, dejando el conocimiento de mi misma…..
(13) + 20 II [1938]. Hoy, el Señor me dijo: Necesito tus sufrimientos para salvar las almas.
Oh Jesús mío, haz conmigo lo que quieras. No he tenido el valor de pedir a Jesús mayores sufrimientos, porque la noche anterior sufrí tanto que no soportaría ni una gota más de lo que el Mismo Señor Jesús me dio.
Durante casi toda la noche tuve unos dolores tan violentos que me parecía tener desgarradas todas las entrañas. La medicina que había tomado la vomité. Cuando me incliné al suelo, perdí el conocimiento y así, con la cabeza apoyada (14) contra el suelo, permanecí algún tiempo. Al volver en mi, me di cuenta de que con todo el cuerpo cargaba sobre la cara y la cabeza; empapada de vómitos, pensé que esto iba a ser ya el final. La querida Madre Superiora y Sor Tarcisia [393] trataban de ayudarme como podían. Jesús pedía los sufrimientos y no la muerte. Oh Jesús mío, haz conmigo lo que Te agrade. Dame solamente la fuerza para sufrir. Si me sostiene Tu fuerza, aguantaré todo. Oh almas, cuánto las amo.
Hoy vino a verme una de las hermanas [394] y me dijo: Hermana, tengo una sensación extraña, como si algo me empujara a venir a verla y recomendarle distintos asuntos míos antes de que usted muera, porque usted los puede obtener y arreglar con Jesús; algo me dice continuamente que usted hermana, lo puede obtener para mi. Le he contestado sinceramente que si, que sentía en el alma (15) que después de morir podré obtener de Jesús mas que ahora. La recordaré, hermana, delante de Su trono.
Cuando entré un momento en el dormitorio contiguo para visitar a las hermanas enfermas, una de las hermanas me dijo: Hermana, cuando usted muera no le tendré miedo en absoluto. Venga a verme después de morir, porque quiero confiarle un secreto del alma para que usted lo arregle con el Señor Jesús; yo sé que usted lo puede obtener de Jesús para mí. Como habló en público, le contesté de este modo: Jesús es muy discreto, por lo tanto no revela a nadie los secretos que existen entre Él y el alma.
+ Oh Señor mío, te agradezco por hacerme semejante a Ti en el anonadamiento. Noto que mi envoltura terrenal empieza a desmoronarse; estoy contenta de eso, (16) porque ya dentro de poco me encontraré en la casa de mi Padre.

27 II [1938]. Hoy me confesé con el Padre A. [395], actué tal y como deseaba Jesús. Después de la confesión una profunda luz inundó mi alma. Entonces oí una voz: Y como eres una niña, permanecerás junto a Mi Corazón; Me es más agradable tu sencillez que las mortificaciones.
Las palabras del Padre Andrasz: "Vive mas por la fe; reza para que la divina Misericordia se difunda mas y que la obra esté en buenas manos, que la dirijan bien. Tú procura ser aquí una buena religiosa aunque pudiera ser como ya eres, pero procura ser aquí una buena religiosa. Y ahora si sientes estas atracciones divinas y conoces que es el Señor, síguelas. Dedica a la oración todo el tiempo que está dedicado [a la oración] y haz las anotaciones después de la oración…."
(17) + Dos últimos días del carnaval. Aumentaron mis sufrimientos físicos. Me uní mas estrechamente al Salvador doliente pidiéndole misericordia para el mundo entero, desenfrenado en su maldad. Durante todo el día sentí el dolor de la corona de espinas. Al acostarme no pude apoyar la cabeza en la almohada; sin embargo, a las diez los dolores cesaron y me dormí, pero al día siguiente me sentía agotada.
+ Oh Jesús Hostia, si Tú no me sostuvieras, no sabría perseverar en la cruz, no lograría soportar tantos sufrimientos, pero la fuerza de Tu gracia me mantiene en un nivel mas elevado y hace meritorios mis sufrimientos. Me das fuerza para avanzar siempre y conquistar el cielo por asalto y tener amor en el corazón por aquellos de los cuales recibo hostilidad y desprecio. Con Tu gracia se puede todo.
1621 (18) 1 III 1938. Ejercicios espirituales de un día.
Durante la meditación he entendido que debo esconderme en el Corazón de Jesús lo más profundamente posible. Contemplar su dolorosa Pasión y penetrar en los sentimientos de su divino Corazón que está lleno de misericordia para los pecadores. Para impetrarles la misericordia me anonadaré en cada momento, viviendo de la voluntad de Dios.
1622 Durante toda esta Cuaresma soy una hostia en Tus manos, Jesús; sírvete de mí para que Tu Mismo puedas entrar en los pecadores. Pide lo que quieras; ningún sacrificio me parecerá demasiado grande cuando se trata de las almas.
+ A lo largo de todo este mes, la Santa Misa y la Santa Comunión según la intención del Padre Andrasz para que Dios le haga conocer aun mas profundamente su amor y misericordia.
Este mes me ejercitaré en tres virtudes que me recomendó la Madre de Dios: en la humildad, (19) la pureza y el amor de Dios, aceptando con profunda sumisión la voluntad de Dios, todo lo que Él me envíe.
2 III [1938]. He empezado la santa Cuaresma tal y como deseaba Jesús, abandonándome plenamente a su santa voluntad y aceptando con amor todo lo que me envíe. No puedo hacer mayores mortificaciones por estar muy débil. La larga enfermedad ha agotado completamente mis fuerzas. Me uno a Jesús a través del sufrimiento. Cuando medito su dolorosa Pasión, disminuyen mis sufrimientos físicos.
El Señor me dijo: Te llevo a Mi escuela por toda la Cuaresma; quiero enseñarte a sufrir. Contesté: Contigo Señor, estoy preparada a todo. Y escuché una voz: Puedes beber del cáliz del cual bebo Yo; hoy te concedo este honor exclusivo.
(20) Hoy sentí la Pasión de Jesús en todo mi cuerpo y el Señor me hizo conocer la conversión de ciertas almas.
Durante la Santa Misa vi a Jesús tendido en la cruz y me dijo: Discípula Mía, ten un gran amor para aquellos que te hacen sufrir, haz el bien a quienes te odian. Contesté: Oh Maestro mío, si Tú ves que no les tengo el sentimiento del amor y eso me entristece. Jesús me respondió: El sentimiento no siempre está en tu poder; si tienes el amor lo reconocerás por si tras experimentar disgustos y contrariedades no pierdes la calma, sino que rezas por aquellos que te han hecho sufrir y les deseas todo lo bueno. Al volver [396] […]
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(21) JMJ
Soy una hostia en Tus manos,
Oh Jesús, Creador mío y Señor,
Silenciosa, escondida, sin hermosura
y sin encanto,
Porque toda la belleza de mi alma
ha sido reflejada en lo íntimo.
Soy una hostia en tus manos, oh divino Sacerdote,
Haz conmigo lo que te agrade.
Me abandono toda a Tu santa voluntad, Señor,
Porque ella es el deleite y el adorno de mi alma.
Soy en Tus manos, oh Dios, como una hostia blanca,
Te suplico, transfórmame en Ti,
Para que esté oculta en Ti completamente,
Encerrada en Tu Corazón misericordioso como en el cielo.
Soy en Tus manos como una hostia, oh Sacerdote eterno,
Que la hostia de mi cuerpo me oculte a los ojos humanos,
Que sólo Tus ojos valoren mi amor y mi abnegación,
Porque mi corazón siempre está unido a Tu Corazón divino.
Soy en Tus manos, oh Mediador divino,
como una hostia expiatoria
Y ardo sobre el altar del holocausto,
(22) Molida y triturada por el sufrimiento como granos de trigo,
Y todo por Tu gloria y por la salvación de las almas.
Soy una hostia que permanece en el tabernáculo de Tu Corazón,
Camino por la vida sumergida en Tu amor
Sin temer nada en el mundo,
Porque Tu Mismo eres mi escudo, mi fuerza y mi defensa.
Soy una Hostia depositada en el altar de Tu Corazón,
Para arder del fuego de amor por todos los siglos,
Porque sé que me has elevado únicamente por Tu misericordia.
Así pues, todos los dones y las gracias las convierto para Tu gloria.



Soy una hostia en Tus manos, oh Juez y Salvador,
En la última hora de mi vida,
Que la omnipotencia de Tu gracia me lleve a la meta,
Que se distinga Tu piedad en el recipiente
de Tu misericordia.
Oh Jesús mío, consolida las fuerzas de mi alma para que el enemigo no gane nada. Sin Ti soy la debilidad misma, sin Tu gracia no soy más que (23) el abismo de miseria. La miseria es mi propiedad.
1631 Oh Herida de la Misericordia, Corazón de Jesús, escóndeme en Tu profundidad como una gotita de Tu propia sangre y no me dejes escapar de ella por la eternidad. Guárdame en tus profundidades y Tu Mismo enséñame a amarte. Oh amor eterno, Tu Mismo modela mi alma para que sea capaz de corresponder a Tu amor. Oh Amor vivo, hazme capaz de amarte eternamente. Quiero corresponder a Tu amor por la eternidad. Oh Cristo, una mirada Tuya tiene para mí más valor que miles de mundos, que el cielo entero. Tu, Señor, puedes hacer que mi alma sepa comprenderte en toda la plenitud, [conocer] cómo eres. Yo sé y creo que Tu lo puedes todo; si te has dignado darte a mi con tanta generosidad, sé que puedes ser todavía mas generoso; introdúceme en una intimidad Contigo hasta donde puede ser introducida la naturaleza humana….
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1632 (24) JMJ
Mis deseos son tan inconcebibles y tan grandes
Que nada es capaz de llenar el abismo de mi corazón.
Ni siquiera las más bellas criaturas escogidas del mundo entero
Ni por un solo instante me sustituirían a Ti, oh Dios.
Con una sola mirada he penetrado el mundo entero en su totalidad.
Y no he encontrado un amor semejante al de mi corazón,
He vuelto la mirada al mundo eterno, ya que éste es muy pequeño para mí,
Mi corazón ha deseado el amor del Inmortal.
Mi corazón ha sentido que soy hija del Rey,
Que me encuentro en el destierro, en una tierra extranjera,
He conocido que mi casa es un palacio celeste,
Sólo allí me sentiré como en mi propia patria.
Tú Mismo, oh Señor, has atraído mi alma hacia Ti.
Oh Soberano eterno, Tú Mismo Te has humillado hasta mí,
Dando a mi alma un conocimiento más profundo de Ti Mismo.
Sé el misterio del amor por el cual me has creado.
El amor me ha hecho fuerte y valiente,
No tengo miedo ni de los Serafines ni del querubín que vigila con la espada
Y paso libremente allí donde los demás tiemblan,
(25) Porque no hay de qué temer cuando el amor es el guía.



Y, de repente, la mirada de mi alma se ha detenido en Ti,
Oh Señor Jesucristo tendido en la cruz,
He aquí mi amor con el que descansaré en la tumba,
He aquí mi Esposo, mi Señor y mi Dios inconcebible.
[A esta altura del manuscrito hay media página en blanco] [397].
(26) 10 III [1938]. Continuos sufrimientos físicos. Estoy en la cruz con Jesús. En una ocasión la Madre Superiora me dijo: Usted, hermana, carece de amor al prójimo, porque como algo y luego sufre, perturbando a las demás el descanso nocturno. Yo, sin embargo, tengo la certeza de que estos dolores de las entrañas que tengo no son provocados absolutamente por la comida, lo mismo ha constatado el medico. Son unos dolores orgánicos, o más bien una prueba de Dios. No obstante, después de esa observación he tomado la decisión de sufrir mas escondidamente y no pedir ayuda que de todas formas es inútil, ya que vomito los remedios que tomo. Un par de veces conseguí superar los ataques de los cuales sabe sólo Jesús. Estos dolores son tan violentos y fuertes que hasta quedo inconsciente. Tras su ataque, cuando me desmayo y me cubro de sudor frió, entonces empiezan a ceder poco a poco. A veces duran (27) hasta tres horas o mas. Oh Jesús mío, que se haga Tu santa voluntad, acepto todo de Tus manos. Si acepto los éxtasis y los arrebatos de amor hasta olvidarme de lo que sucede alrededor de mi, es también justo que acepte con amor los sufrimientos que me quitan la lucidez de la mente.
Cuando vino el medico y yo no pude bajar al locutorio como las demás hermanas, pedí que subiera a verme porque no podía bajar por cierto impedimento. Un momento después vino el medico a la celda y al examinarme, dijo: Diré todo a la hermana enfermera. Cuando vino la hermana enfermera, después de haberse retirado el medico, le dije la razón por la cual no había podido bajar al locutorio, pero ella me manifestó su descontento. Y cuando le pregunté: Hermana, ¿qué ha dicho el medico de mis dolores?, me contestó que no había dicho nada, que no era nada. (28) Dijo que la enferma está malhumorada, y se fue. Entonces dije a Dios: Cristo, dame fuerza y fortaleza para sufrir, infunde en mi corazón el amor puro a esta hermana. Luego, durante toda la semana no me visitó ni por un momento. Sin embargo, los dolores se repitieron con gran violencia y duraron casi toda la noche y parecía que se acercaba el fin. Las Superioras decidieron ir al otro medico y éste constató que el estado era grave y me dijo: Es imposible volver a una salud nueva. Se puede curar algo un poco todavía, pero ya no se puede hablar de plena salud. Recetó una medicina contra los dolores y después de tomarla, los graves ataques no se repitieron. "Pero si usted, hermana, vuelve por aquí, trataremos de mejorar su salud dentro de lo que todavía es posible." El medico insistió en que fuera allí a curarme. Oh Jesús mío, qué misteriosos son Tus designios.
Jesús me hace escribir todo esto (29) para el consuelo de otras almas que serán expuestas, con frecuencia, a semejantes sufrimientos.
A pesar de sentirme muy débil, fui a aquel medico, ya que tal era la voluntad de las Superioras. La hermana que me acompañaba lo hacia de mala gana. Me lo manifestó varias veces y por fin me dijo: ¿Qué hacemos? No tengo dinero suficiente para el taxi. No le contesté nada. Quizá no encontremos carruaje. ¿Cómo haremos para recorrer este buen trecho de camino? Ésas y muchas otras cosas las dijo únicamente para inquietarme, porque las queridas Superioras dieron dinero suficiente, y no faltaba. Al conocer dentro de mi toda esta historia, me reí y dije a aquella hermana que yo estaba completamente tranquila y que tuviéramos confianza en Dios. Sin embargo conocí que mi profunda calma la irritaba. Entonces me puse a rezar según su intención.


Oh Señor mío, todo esto (30) para Ti, para impetrar misericordia a los pobres pecadores. Cuando regresé estaba tan cansada que tuve que acostarme en seguida; sin embargo era el día de la confesión trimestral, traté de ir todavía a confesarme, porque tenía la necesidad no sólo de la confesión sino también de pedir consejo al director espiritual. Empecé a prepararme, pero me sentía tan débil que decidí pedir a la Madre Superiora el permiso de confesarme antes de las novicias por sentirme débil [398]. La Madre Superiora contestó: Busque, hermana, a la Madre Maestra [399], si ella le permite confesarse antes de las novicias, está bien. Pero quedaban sólo tres hermanas para confesarse, por lo tanto esperé, tanto más que no tenia fuerzas para buscar a la Madre Maestra. Pero cuando entré en el confesionario me sentía tan mal que no logré describir el estado de mi alma, apenas me confesé. Conocí entonces cuánto se necesita (31) el espíritu [400]; la letra sola no hace crecer el amor.
En el día de hoy han surgido ciertos malentendidos entre la Superiora y yo. No ha sido su culpa ni la mía; pero el sufrimiento moral ha quedado, porque no pude aclarar el asunto por ser éste un secreto. Por esto sufría, aunque con una sola palabra habría podido revelar la verdad.
20 [III 1938]. Hoy he acompañado espiritualmente a cierta alma agonizante. Le he obtenido la confianza en la Divina Misericordia. Aquella alma estaba al borde de la desesperación.
Esta noche la conoces sólo Tu, oh Señor. La he ofrecido por los pobres pecadores empedernidos para impetrar Tu misericordia para ellos. Despedázame aquí, quémame aquí, con tal de que me des las almas de los pecadores y especialmente…. Oh Jesús, Contigo nada va perdido; Tú tienes todo, dame las almas… de los pecadores.
(32) En la adoración durante el oficio de las "Cuarenta horas", el Señor me dijo: Hija Mía, escribe que las culpas involuntarias de las almas no retienen Mi amor hacia ellas ni Me impiden unirme a ellas; sin embargo las culpas, aunque sean las mas pequeñas, pero voluntarias, frenan Mis gracias y a tales almas no las puedo colmar de Mis dones.
+ Jesús me ha dado a conocer que todo depende de su voluntad, dándome una profunda serenidad respecto a toda esta obra.
Escucha, hija Mía, aunque todas las obras que surgen por Mi voluntad están expuestas a grandes sufrimientos, sin embargo considera si alguna de ellas estuvo expuesta a mayores dificultades que la obra directamente Mía la obra de la Redención. No debes preocuparte demasiado por contrariedades. El mundo no es tan fuerte como parece, su fuerza es estrictamente limitada. Has de saber, hija Mía, que si tu alma está llena del fuego de Mi puro amor, entonces todas las dificultades desaparecen como la niebla bajo el rayo del sol y tienen miedo de atacar tal alma, y todos los adversarios temen meterse con ella, porque sienten que esa alma es mas fuerte que el mundo entero….
Hija Mía, en toda esta obra de la misericordia haz tanto cuanto te lo permita la obediencia, pero presenta claramente al confesor hasta el mas pequeño de Mis deseos y no puedes sustraerte de lo que él decida, sino que debes cumplirlo fielmente, de otro modo Yo no tendría mas Mi complacencia en ti….
25 III [1938]. Hoy vi a Jesús doliente que se inclinó sobre mí y dijo murmurando silenciosamente: Hija Mía, ayúdame a salvar los pecadores. De súbito entró en mi alma un fuego de amor por la salvación de las almas. Cuando volví en mi, sabia (34) cómo salvar las almas y me preparé a mayores sufrimientos.

+ Hoy [401] los dolores han aumentado, además he sentido las heridas en las manos, los pies y al costado; los he soportado con paciencia. He sentido la rabia del enemigo de las almas, pero no me ha tocado.
1 IV [1938]. Hoy me siento pero otra vez. La fiebre alta empieza a consumirme. No puedo tomar alimentos, deseaba beber algo para reanimarme, pero resultó que ni siquiera había agua en mi botellón. Oh Jesús, todo para impetrar misericordia para las almas.
Apenas había renovado la intención con más amor, entró una de las novicias y me dio una naranja grande mandada por la Madre Maestra. He visto en ello el dedo de Dios. Eso se ha repetido unas cuantas veces. (35) En aquel tiempo, aunque se sabia de mis necesidades, sin embargo nunca recibí nada de comer que me fortificara, a pesar de haberlo pedido, pero yo sabia que Dios exigía sufrimientos y sacrificios. No describo con detalles esas negativas, porque son muy delicadas y difíciles de creer, pero Dios puede pedir sacrificios también de esta clase.
Una vez quise decir a la Madre Superiora que tenía una gran sed y pedir que me permitiera tener en la celda algo para apagar esa sed [402], pero antes de pedírselo, fue la Madre misma que comenzó a decir: Hermana, que esta enfermedad termine de una vez, de un modo o de otro. Usted tendrá que someterse a un tratamiento o a no sé qué, pero así no puede continuar. Cuando un momento después me quedé sola, dije: Cristo ¿qué hacer? ¿Pedirte la salud o la muerte? Sin tener una orden clara me arrodillé y dije: Que se haga de mi según Tu santa voluntad, Jesús, haz conmigo lo que Te (36) agrade. En aquel momento me sentí como si estuviera sola y me atacaron distintas tentaciones, sin embargo en una oración ferviente encontré d y luz, y conocí que la Superiora solamente me había puesto a prueba.
No sé como pudo ser que la habitación donde me encontraba, estaba muy descuidada, y a veces no la limpiaban nada durante más de dos semanas. Muchas veces nadie encendía la estufa y por esa razón mi tos aumentaba. A veces pedía, y otras veces me faltaba el valor para pedirlo. Una vez, cuando me visitó la Madre Superiora y preguntó si seria, quizá, que calentaran mas, contesté que no, porque ya hacia calor afuera y teníamos la ventana abierta.
El primer viernes del mes. Cuando tomé en las manos "El Mensajero del Corazón de Dios" [403] y leí sobre la canonización de San Andrés Bobola, de repente mi alma fue invadida (37) por un gran deseo de que también en nuestra casa hubiera una santa y rompí a llorar como una niña pequeña. Y el Señor Jesús me dijo: No llores, tú la eres. Entonces la luz divina inundó mi alma y se me dio a conocer cuánto sufriría y dije al Señor: ¿Cómo va a ser esto si me has hablado de otra Congregación? Y el Señor me contestó: No es tu asunto saber cómo sucederá esto, sino el de ser fiel a Mi gracia y hacer siempre lo que está en tu poder y lo que te permite la obediencia…..
+ Hoy entró en mi [habitación] una de las hermanas y me dijo que cierta hermana se mimaba en su enfermedad y agregó que eso la irritaba tanto que con gusto le diría lo que pensaba de ella, pero no era de ese convento. Le contesté que eso me había sorprendido mucho: ¿Cómo usted, hermana, puede pensar así? fíjese solamente ¿cuántas noches sin dormir tiene esa hermana y cuántas lagrimas?...... La hermana cambió entonces su manera de pensar.
+
(38) JMJ





Alma mía, adora la misericordia del Señor,
Corazón mío, goza en Él plenamente,
Ya que has sido elegida por Él
Para difundir la gloria de su misericordia.
Nadie ha penetrado ni nadie logrará medir su bondad,
Su compasión es incalculable,
La experimente cada alma que se acerca a Él,
Él la protegerá y la estrechará a su seno misericordioso.
Feliz el alma que ha confiado en Tu bondad
Y se ha anonadado plenamente a Tu misericordia,
Esa alma está llena de la serenidad del amor,
La defiendes en todas partes como a Tu niño.
Oh alma, quienquiera que seas tú en el mundo,
Aunque tus pecados sean negros como la noche,
No tengas miedo de Dios, tú, el niño débil,
Porque es grande el poder de la Divina Misericordia.
+
(39) JMJ
Hacia la luz excelsa, donde reina mi Dios,
Se lanza mi alma,
Aspira mi corazón
Y todo mi ser se eleva hacia Ti.
Aspiro al mas allá, a Dios Mismo,
A la luz inconcebible, el ardor mismo del amor,
Porque mi alma y mi corazón han sido creados para Él
Y mi corazón lo ha amado desde la primera juventud.
Allá, en los destellos de la luz de Tu rostro
Descansará mi amor lleno de añoranza,
Realmente, una virgen en destierro agoniza por Ti,
Porque ella vive cuando está unida a ti.
+
JMJ
Mi día ya está por terminar,
Ya siento Tus eternos reflejos, oh Dios,
Nadie sabrá lo que siente mi corazón,
Mi boca callará en gran humildad.




(40) Ya voy a las bodas eternas,
Al cielo eterno, al espacio inconcebible,
No suspiro por el descanso ni por el premio,
Me atrae al cielo el puro amor de Dios.
Ya voy al encuentro Contigo, Amor eterno,
Con el corazón ansioso que Te desea.
Siento que Tu puro amor, oh Dios, habita en mi corazón
Y siento que mi destino eterno está en el cielo.
Ya voy a mi Padre, al cielo eterno,
Del destierro, de este valle de lagrimas.
La tierra no es capaz de retener más mi corazón puro,
Las alturas del cielo me han atraído a sí.
Ya voy, oh Esposo mío, para ver Tu gloria,
Que ya ahora llena mi alma de alegría,
Donde todo el cielo se sumerge en tu adoración.
Siento que mi adoración Te es agradable, aunque soy nada.
En la felicidad eterna no olvidaré a los hombres en la tierra,
Impetraré la misericordia de Dios para todos,
(41) Y recordaré especialmente a quienes fueron queridos de mi corazón.
Ni la más profunda sumersión en Dios me impedirá recordarles.
En estos últimos momentos no sé hablar con los hombres,
En silencio Te espero sólo a Ti, oh Señor.
Sé que llegará el momento cuando todos reconozcan
la obra de Dios en mi alma,
Sé que ésta es Tu voluntad, y así sucederá.
+
JMJ
1654 ¡Oh verdad, oh vida sembrada de espinas!
Para pasar por Ti victoriosamente
Hay que apoyarse en ti, oh Cristo,
Y estar siempre cerca de Ti.
Sin Ti, oh Cristo, no sabría sufrir,
De por mi no sabría afrontar las contrariedades,
Sola, no tendría el valor de deber de Tu cáliz,
Pero Tú, Señor, siempre estás conmigo y me guías
Por caminos misteriosos




Y yo, una niña débil, he comenzado a luchar en Tu nombre
He luchado con valor, aunque a veces sin éxito,
(42) Y sé que Te han sido agradables mis esfuerzos,
Y sé que recompensas eternamente sólo el esfuerzo.
¡Oh verdad, oh lucha a vida y a muerte!
Al emprender la lucha como un oficial inexperto,
He sentido que tenía sangre de guerrero, pero era todavía una niña,
Por eso, oh Cristo, necesitaba Tu ayuda y Tu defensa.
Mi corazón no descansará del esfuerzo ni de la lucha,
Hasta que Tu Mismo no me llames del campo de batalla.
Me presentaré delante de Ti no por la recompensa ni los honores
Sino para sumergirme en Ti por la eternidad en la paz.
1655 + Oh Cristo, si el alma conociera de una vez todo lo que sufrirá a lo largo de toda su vida, moriría de espanto después de conocerlo, no acercaría a los labios el cáliz de la amargura. Pero como le es dado dota a gota, lo vacía hasta el fondo. Oh Cristo, si Tu Mismo no sostuvieras al alma, ¿qué podría [hacer] por si misma? Somos fuertes, pero con Tu fuerza; somos santos, pero con tu santidad; y solos, ¿qué somos? menos que la nada….
(43) + Jesús mío, Tu me bastas por todo en el mundo. Aunque los sufrimientos son grandes, Tú me sostienes. Aunque los abandonos son terribles, Tú me los endulzas. Aunque la debilidad es grande, Tú me la conviertes en fuerza. No sé describir todo lo que sufro; y lo que he escrito hasta ahora es apenas una gota. Hay momentos de sufrimientos que yo, de verdad, no sé describir. Pero hay en mi vida también momentos cuando mi boca calla y no tiene ni una sola palabra en su defensa y se somete totalmente a la voluntad de Dios, y entonces el Señor Mismo me defiende e interviene en mi favor y su intervención se puede ver incluso por fuera. Sin embargo, cuando advierto sus mayores intervenciones que se manifiestan como castigos, entonces le suplico ardientemente misericordia y perdón. Pero no siempre soy escuchada. El Señor procede conmigo de modo misterioso. Hay momentos en que Él Mismo permite terribles sufrimientos, pero también hay momentos cuando no me permite sufrir y elimina todo (44) lo que pudiera entristecer mi alma. He aquí Sus caminos impenetrables e incomprensibles para nosotros; nuestro deber es someternos siempre a su santa voluntad. Hay misterios que la mente humana jamás logrará penetrar aquí en la tierra, nos los revelará la eternidad.
10 IV [1938] Domingo de Ramos. Estuve en la Santa Misa, pero no tuve fuerza para ir a buscar la palma [404]. Me sentía tan débil que apenas pude resistir durante el tiempo de la Santa Misa. A lo largo de la Santa Misa Jesús me dio a conocer el dolor de su alma y sentí claramente como los himnos Hosanna resonaban dolorosamente en su Sagrado Corazón. También mi alma fue inundada de un mar de amargura y cada Hosanna me traspasaba el corazón por completo. Toda mi alma fue atraída a la cercanía de Jesús. Oí la voz de Jesús: Hija Mía, tu compasión de Mi es un alivio para Mi, tu alma adquiere una belleza particular meditando Mi Pasión.
(45) Recibí la Santa Comunión arriba, porque no me fue posible bajar a la capilla, ya que estaba muy debilitada por haber sudado fuertemente y cuando los sudores pasaron, vinieron los escalofríos y la fiebre. Me sentía extremadamente débil. Hoy nos ha traído la Santa Comunión uno de los Padres jesuitas [405]. Cuando dio el Señor a tres hermanas y luego a mi, pensé que era la ultima y por eso me ha dado dos Hostias, pero faltó para una de las novicias que estaba en otra celda. El sacerdote fue otra vez y le llevó al Señor; sin embargo Jesús me dijo: Entro en ese corazón con renuencia; recibiste dos Hostias, porque demoro en llegar a esa alma que se opone a Mi gracia. No me agrada ser huésped de tal alma. En aquel momento mi alma fue atraída a su cercanía y recibí una profunda luz interior que me permitió comprender profundamente toda [la obra] de la misericordia. Fue un relámpago, pero más evidente que si lo hubiera observado durante horas enteras con los ojos del cuerpo.
1659 (46) Pero, para escribir cualquier cosa, tengo que usar palabras, aunque ellas no reflejan plenamente aquello con lo cual mi alma gozó viendo la gloria de la Divina Misericordia. La gloria de la Divina Misericordia ya resuena a pesar de los esfuerzos de los enemigos y de Satanás mismo que odia muchísimo la Divina Misericordia; como esta obra le arrebatará un gran numero de almas, el espíritu de las tinieblas tienta a veces violentamente a personas buenas para que obstaculicen esta obra. Sin embargo, conocí claramente que la voluntad de Dios ya se está cumpliendo, y se cumplirá hasta el último detalle. Los más grandes esfuerzos de los enemigos no frustrarán ni siquiera el más pequeña detalle de lo que el Señor ha establecido. No importa que haya momentos en los cuales esta obra parece completamente destruida; es entonces cuando ella se consolida.
1660 Mi alma ha sido colmada de una paz tan profunda como nunca antes. Es una seguridad que viene de Dios y que no se deja borrar por nada, es una profunda paz, que no se deja turbar por nada, aunque (47) yo tuviera que pasar las mayores pruebas. Estoy tranquila, Dios Mismo lo dirige todo.
Durante el día entero permanecí en acción de gracias y el agradecimiento me inundó el alma. Oh Dios, qué bueno eres, qué grande es Tu misericordia. Con Tus grandísimas gracias me visitas a mí, el más miserable polvo que soy. Cayendo de bruces a Tus pies, oh Señor, reconozco con toda la sinceridad de mi corazón que no me he merecido ni la mas pequeña de Tus gracias y si Tu Te das a mi tan generosamente es sólo por Tu bondad inconcebible; por eso cuanto mas grandes son las gracias que mi corazón recibe, tanto mayor es la humildad en la cual se sumerge.
+ Oh Cristo, sufrir por Ti es un deleite para el corazón y para el alma. ¡Prolónguense, sufrimientos míos, al infinito para que pueda darte un testimonio de mi amor. Acepto todo lo que Tu mano me ofrece. Me basta Tu amor, oh Jesús. Te glorificaré en el abandono y en las tinieblas, en los tormentos y en el temor, (48) en los dolores y en la amargura, en los tormentos del alma y en la amargura del corazón en todo seas glorificado. Mi corazón está tan despegado de la tierra que Tú solo me bastas plenamente. Ya no hay ni un momento en mi vida para ocuparme de mi misma.
Jueves Santo [406]. Hoy me he sentido bastante fuerte para poder participar en las ceremonias en la iglesia. Durante la Santa Misa se presentó [Jesús] y me dijo: Mira Mi Corazón lleno de amor y de misericordia que tengo por los hombres y especialmente por los pecadores. Mira y medita sobre Mi Pasión. En un instante experimenté y viví toda la Pasión de Jesús en mi corazón extrañándome de que estas torturas no me hubieran quitado la vida.
1664 Durante la adoración Jesús me dijo: Hija Mía, has de saber que tu amor vivo y tu compasión que tienes de Mi, Me fueron un consuelo en el Huerto de los Olivos.
1665 (49) Por la noche, durante la Hora Santa oí estas palabras: Ves Mi misericordia por los pecadores que ahora se manifiesta en todo su poder. Mira lo poco que has escrito de ella, es apenas una gota. Haz lo que esté en tu poder para que los pecadores conozcan Mi bondad.
1666 Viernes Santo. Vi al Señor Jesús martirizado, pero no clavado a la cruz, antes de la crucifixión y me dijo: Tú eres Mi corazón, habla a los pecadores de Mi misericordia. Y el Señor me mostró interiormente todo el abismo de su misericordia por las almas y conocí que lo que había escrito era, verdaderamente, una gota.
1667 Sábado Santo. Durante la adoración el Señor me dijo: Quédate tranquila, hija Mía, esta obra de la misericordia es Mía, no hay nada tuyo en ella. Me agrada que estés cumpliendo fielmente lo que te he recomendado, no has agregado ni has quitado una sola palabra. Y me dio la luz interior y (50) conocí que no había ni una palabra mía; a pesar de las dificultades y las adversidades siempre, siempre cumplí su voluntad que había conocido.
1668 Misa de Resurrección. Antes de la Misa de resurrección me sentí tan débil que perdí la esperanza de poder participar en la procesión que se hacia en la iglesia y le dije al Señor Jesús, si Te son agradables mis oraciones, fortaléceme para ese momento para que pueda tomar parte en la procesión. En aquel mismo instante me sentí fuerte y segura de poder ir junto con las hermanas.
1669 Cuando la procesión salió, vi a Jesús en un resplandor más grande que el brillo del sol. Jesús me miró con amor y dijo: Corazón de Mi Corazón, llénate de alegría. En aquel mismo instante mi espíritu se sumergió en Él…. Al volver en mi, estaba andando en la procesión con las hermanas, toda mi alma estaba sumergida en Él….
1670 (51) + Pascua. Durante la Santa Misa agradecí al Señor Jesús por haberse dignado redimirnos y por este don mas grande, es decir por haberse dignado ofrecernos su amor en la Santa Comunión, o sea a Si Mismo. En aquel mismo instante fui atraída al seno de la Santísima Trinidad y fui sumergida en el amor del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Es difícil describir estos momentos.
1671 En aquel momento rogué al Señor por cierta persona y el Señor me contestó: Aquella alma Me es particularmente querida. Me alegré de ello enormemente. La felicidad de otras almas me llena de una nueva alegría y al percibir en un alma algunos dones elevados, mi corazón asciendo al Señor con una nueva adoración.
1672 19 IV [1938]. Durante el recreo una de las hermanas [407] dijo: Sor Faustina está tan miserable de salud que apenas anda, mejor que muera cuanto antes, porque será santa. Entonces una de las hermanas directoras dijo: Sabemos que morirá, pero si será santa, es otra cosa. Empezaron comentarios mordaces (52) al respecto. Yo callaba; dije una palabra, pero al notar que la conversación empeoraba, volví a callar.
Actualmente recibo cartas de las hermanas que están en otras casas y con las cuales estuve en el noviciado [408]. A veces me hacen reír mucho y me divierten. Son de esta clase: "Querida Sor Faustina, lamentamos mucho de que esté tan gravemente enferma, pero nos alegramos mucho de que cuando el Señor Jesús la lleve, usted, hermana, rezará por nosotras, porque usted puede mucho ante el Señor." Una de las hermanas se expresó de este modo: "Cuando usted muera, hermana, rodéeme de su protección especial, ya que me lo podrá hacer seguramente." Una de las hermanas se expresó así: "Yo espero con impaciencia que el Señor Jesús la lleve, ya que sé lo que sucederá y deseo mucho la muerte para usted, hermana." Quise preguntarle qué era lo que pensaba de mi muerte, (53) pero me mortifiqué y contesté: De mi, pecadora, será lo mismo que de todos los pecadores, si la misericordia de Dios no me protege.
20 IV [1938]. Salida a Pradnik [409]. Estaba muy preocupada porque iba a estar en una sala común y expuesta a varias cosas; si fuera una semana o dos, pero se trataba de un tiempo tan largo, dos meses o, quizás, mas. Por la noche fui a hablar más tiempo con el Señor Jesús. Cuando vi a Jesús, le abrí todo mi corazón, le expuse todas las dificultades, miedos y temores. Jesús me escuchó con amor y luego dijo: Quédate tranquila, niña Mía, Yo estoy contigo, va con la mayor calma. Todo está preparado, he ordenado, del modo que Me es propio, preparar para ti una habitación aislada. Tranquilizada, llena de gratitud, fui a descansar.
Al día siguiente me acompañó Sor Felicia [410]. Fui con una profunda serenidad y libertad de espíritu. (54) Cuando llegamos, nos dijeron que había una habitación aislada para Sor Faustina. Cuando entramos en esa habitación nos sorprendimos al ver que todo estaba preparado con esmero, muy limpio, cubierto de manteles, adornado con flores, en la mesilla de noche las hermanas [411] pusieron un bonito cordero pascual. En seguida vinieron tres Hermanas del Sagrado Corazón [412] que trabajan en ese sanatorio, mis viejas conocidas, y me recibieron afectuosamente. Sor Felicia estaba sorprendida con todo esto, nos despedimos cordialmente y se fue. Cuando me quedé sola, a solas con el Señor Jesús, le agradecí por esta gran gracia. Jesús me dijo: Quédate tranquila, Yo estoy contigo. Cansada, me dormí. Por la noche vino la hermana [413] que me iba a asistir.
Mañana usted, hermana, no tendrá al Señor Jesús porque está muy cansada y luego veremos cómo será. Eso me dolió muchísimo, pero contesté con gran calma: Está bien. Abandonándome completamente (55) al Señor traté de dormir. Por la mañana hice la meditación y me preparé para la Santa Comunión, aunque no iba a recibir al Señor Jesús. Cuando mi anhelo y mi amor llegaron al punto culminante, de repente, junto a mi cama vi a un Serafín que me dio la Santa Comunión diciendo estas palabras: He aquí el Señor de los ángeles. Cuando recibí al Señor, mi espíritu se sumergió en el amor de Dios y en el asombro. Eso se repitió durante 13 días, sin tener yo la certeza de que al día siguiente me la trajera, pero abandonándome a Dios, tenía confianza en su bondad; sin embargo ni siquiera me atrevía pensar si al día siguiente recibiría la Santa Comunión de este modo.
El Serafín estaba rodeado de una gran claridad, se transparentaba la divinización, el amor de Dios. Llevaba una túnica dorada y encima de ella un sobrepelliz transparente y una estola transparente. El cáliz era de cristal, cubierto de un velo transparente. Apenas me dio al Señor, desapareció.
Una vez, cuando tenia cierta duda que se había despertado en mi poco antes de la Santa Comunión, (56) de repente se presentó nuevamente el Serafín con el Señor Jesús. Yo, sin embargo, pregunté al Señor Jesús y sin recibir la respuesta, dije al Serafín: ¿Me confesarás? Y él me contestó: Ningún espíritu en el cielo tiene este poder. En ese mismo instante la Santa Hostia se posó en mis labios.
El domingo la hermana que me cuidaba dijo: Bueno, hoy el sacerdote le traerá al Señor Jesús. Le contesté: Está bien; y me lo trajo. Algún tiempo después recibí el permiso de levantarme de la cama. Así pues iba a la Santa Misa y a visitar al Señor.
Después del primer examen el medico [414] constató que el estado era grave. Sospecho, hermana, que se trate de aquello por lo cual usted pregunta, pero, bueno, Dios todopoderoso lo puede todo.
Al entrar en mi habitación aislada, me sumergí en una oración de agradecimiento por todo lo que el Señor me había enviado a lo largo de toda la vida, sometiéndome completamente a su santísima voluntad. Un abismo de alegría y de paz inundó mi alma. (57) Sentía una paz tan profunda que si en aquel momento hubiera venido la muerte no le habría dicho espera, porque todavía tengo asuntos por arreglar. No, la hubiera saludado con alegría, porque estoy preparada para el encuentro con el Señor no sólo desde hoy, sino desde el momento en que confié completamente en la Divina Misericordia, abandonándome plenamente a su santísima voluntad, llena de misericordia y de compasión. Sé lo que soy de por mi…..
Domingo in Albis. Hoy me he ofrecido al Señor nuevamente como victima de holocausto por los pecadores. Jesús mío, si ya está acercándose el fin de mi vida, Te suplico con la mayor humildad, acepta mi muerte en unión Contigo como un sacrificio de holocausto que hoy Te ofrezco con toda conciencia y pleno consentimiento de la voluntad, por el triple fin:
Primero: que la obra de Tu misericordia se difunda en el mundo entero y que la Fiesta de la Divina Misericordia sea solemnemente aprobada y celebrada.
(58) Segundo: que los pecadores y especialmente las almas agonizantes recurran a Tu misericordia obteniendo los indecibles frutos de esta misericordia.
Tercero: que toda la obra de Tu misericordia sea realizada según Tus deseos y por cierta persona que dirige esta obra….
Acepta, oh piadosísimo Jesús, mi pobre ofrenda que hoy Te hice en presencia del cielo y de la tierra. Que Tu Sagrado Corazón, lleno de misericordia, supla lo que le falta y la ofrezca a Tu Padre por la conversión de los pecadores. Tengo sed de almas, oh Cristo.
+ En aquel momento me penetró la luz divina y me sentí la propiedad exclusiva de Dios y sentí la máxima libertad de espíritu de la que antes no tenia ni idea; y en aquel mismo instante vi la gloria de la Divina Misericordia y la muchedumbre inconcebible de almas que glorificaban su bondad Mi alma se sumergió totalmente en Dios y oí estas palabras: Tu eres Mi hija muy querida. La viva presencia de Dios duró todo el día.
(59) + 1 V [1938]. Esta noche Jesús me dijo: Hija Mía, ¿no te falta nada? Contesté: Oh Amor mío, cuando te tengo a Ti, tengo todo. Y el Señor a su vez contestó: Si las almas se abandonaron totalmente a Mí, Yo Mismo Me encargaría de santificarlas y las colmaría de gracias aun mayores. Hay almas que frustran Mis esfuerzos, pero no Me desanimo; siempre que se dirigen a Mí, Me apresuro a ayudarlas, protegiéndolas con Mi misericordia y les doy el primer lugar en Mi compasivo Corazón.


Escribe para las almas de los religiosos que es Mi deleite venir a sus corazones en la Santa Comunión, pero si en sus corazones está alguien. Yo no puedo soportarlo y salgo de ellos cuanto antes llevándome todos los dones y las gracias que les he preparado y tal alma ni siquiera se da cuenta de Mi salida. Después de algún tiempo, el vacío interior y el descontento le llamarán la atención. Oh, si entonces se dirigiera a Mí, (60) la ayudaría a limpiar el corazón, realizaría todo en su alma, pero sin su conocimiento y consentimiento no puedo administrar en su corazón.
1684 + Me relaciono a menudo con almas agonizantes impetrando para ellas la misericordia de Dios. Oh, qué grande es la bondad de Dios, mas grande de lo que nosotros podemos comprender. Hay momentos y misterios de la Divina Misericordia de los cuales se asombran los cielos. Que callen nuestros juicios sobre las almas, porque la Divina Misericordia es admirable para con ellas.
(61) Hoy, durante la Hora Santa pedí al Señor Jesús que se digne instruirme sobre la vida interior.
1685 Jesús me contestó: Hija Mía, observa fielmente las palabras que te voy a decir: no valores demasiado ninguna cosa exterior, aunque te parezca muy preciosa. Olvídate de ti misma y permanece continuamente Conmigo. Confíame todo y no hagas nada por tu cuenta y tendrás siempre una gran libertad de espíritu; ninguna circunstancia ni acontecimiento llegará a turbártela. No prestes mucha atención a lo que dice la gente, deja que cada uno te juzgue según le guste. No te justifiques, eso no te causará daño. Dalo todo a la primera alusión de petición, aunque fueran las cosas más necesarias; no pidas nada sin consultarme. Deja que te quiten incluso lo que te mereces; la estima, el buen nombre; que tu espíritu esté por encima de todo esto. Y así liberada de todo, descansa junto a Mi Corazón, no permitas que nada turbe tu paz. Discípula, analiza (62) las palabras que te he dicho.
Oh Amor mío, mi Maestro eterno, qué bueno es obedecer, porque [con la obediencia] entra en el alma la fortaleza y la fuerza para obrar.
1687 Hoy vi al Señor Jesús crucificado. De la herida de su Corazón caían perlas preciosas y brillantes. Veía que muchísimas almas recogían estos dones, pero había allí un alma que estaba mas cerca de su Corazón y ella recogía con gran generosidad no solamente para si, sino también para otros conociendo la grandeza del don. El Salvador me dijo: He aquí los tesoros de las gracias que fluyen sobre las almas, pero no todas las almas saben aprovecharse de Mi generosidad.
1688 Hoy el Señor me dijo: Hija Mía, observa Mi Corazón misericordioso y reproduce su compasión en tu corazón y en tus acciones, de modo que tú misma, que proclamas al mundo Mi misericordia, seas inflamada por ella.
(63) 8 V [1938]. Hoy vi dos pilares muy grandes clavados en la tierra, uno lo había plantado yo y el otro, cierta persona, Sor M., con un inaudito esfuerzo, fatiga y empeño. Y al plantar aquel pilar yo misma me extrañé de dónde había sacado tanta fuerza. Y supe que no lo había hecho con mis propias fuerzas, sino con el vigor [que me fue dado] de lo alto. Estos dos pilares estaban muy cerca uno del otro, a distancia de esta imagen y he visto esta imagen colgada en estos dos pilares, muy alto. En un solo instante surgió un gran templo de estos dos pilares, tanto la parte interior como la exterior. Percibí una mano que daba el último toque al templo, pero no vi a la persona. Una gran multitud de personas estaba fuera y dentro del templo y los torrentes que salían del piadosísimo Corazón de Jesús se derramaban sobre todos.
Hoy, después de la Santa Comunión, Jesús me dijo: Hija Mía, dame almas; has de saber que tu misión es (64) la de conquistarme almas con la oración y el sacrificio, animándolas a la confianza en Mi misericordia.
Oh, cuánto deseo la gloria de Tu misericordia. Para mi la amargura y el sufrimiento. Cuando veo la gloria de Tu misericordia, estoy desmesuradamente feliz. Que caigan sobre mi toda deshonra, humillación y degradación, con tal de que resuene la gloria y el culto a Tu misericordia, a mi esto me basta.
El creador y la criatura
Te adoro, Creador y Señor, oculto en el Santísimo Sacramento. Te adoro por todas las obras de Tus manos, en las cuales se me revela tanta sabiduría, bondad y misericordia. Oh Señor, has esparcido tanta belleza sobre la tierra y ella me habla de Tu belleza, aunque es sólo un pálido reflejo de Ti, belleza incomprensible. Y aunque Te has escondido y ocultado, y has ocultado (65) Tu belleza, mi ojo, iluminado por la fe, llega hasta Ti y mi alma reconoce a su Creador, a su Bien supremo y mi corazón se sumerge completamente en una plegaria de adoración.
Creador y Señor mío, Tu bondad me animó a conversar Contigo. Tu misericordia hace que desaparezco el abismo que separa al creador de la criatura. Hablar Contigo, oh Señor, es el deleite de mi corazón. En Ti encuentro todo lo que mi corazón puede desear. Aquí Tu luz ilumina mi mente permitiéndole conocerte a Ti cada vez mas profundamente. Aquí torrentes de gracias fluyen sobre mi corazón, aquí mi alma obtiene la vida eterna. Oh Creador y Señor mío, además de ofrecerme estos dones, Tu Mismo Te entregas a mí y Te unes íntimamente a Tu criatura miserable. Aquí nuestros corazones se entienden sin buscar palabras; aquí nadie es capaz de interrumpir nuestra conversación. Aquello de lo cual hablo Contigo, oh Jesús, es nuestro secreto que otras criaturas (66) desconocerán y por el cual los ángeles no se atreven a preguntar. Son los perdones secretos que conocemos sólo Jesús y yo, es el misterio de su misericordia que abraza a cada alma individualmente. A causa de esta inconcebible bondad Tuya. Te adoro, oh Creador y Señor, con todo mi corazón y toda mi alma. Esta adoración mía es muy miserable e insignificante, no obstante estoy serena, porque sé que Tu sabes que es sincera aunque tan imperfecta…..
Mientras escribía las palabras antedichas, vi al Señor Je3sus inclinado sobre mí, y me preguntó: Hija Mía, ¿qué estás escribiendo? Contesté: Escribo sobre Ti, oh Jesús, sobre Tu presencia oculta en el Santísimo Sacramento, sobre Tu amor inconcebible y Tu misericordia hacia los hombres. Y Jesús me dijo: Secretaria de Mi mas profundo misterio, has de saber que estás en confidencia exclusiva Conmigo; tu misión es la de escribir todo lo que te hago conocer sobre Mi misericordia para el provecho de aquellos que leyendo (67) estos escritos, encontrarán en sus almas consuelo y adquirirán valor para acercarse a Mi. Así, pues, deseo que todos los momentos libres los dediques a escribir. Oh Señor, ¿tendré siempre al menos un breve momento para anotar algo? Y Jesús me contestó: No es cosa tuya pensar en esto, haz solamente lo que puedas; Yo dispondré siempre las circunstancias de tal modo que cumplas fácilmente lo que exijo……
Hoy me visitó una persona seglar a causa de la cual tuve grandes disgustos, que abusó de mi bondad mintiendo mucho. En un primer momento, apenas la vi. se me heló la sangre en las venas, puesto que se me presentó ante los ojos lo que había sufrido por su culpa, aunque con una sola palabra hubiera podido librarme de esto. Y me pasó por la cabeza la idea de hacerle conocer la verdad de modo decidido e inmediato. Pero en seguida se me presentó antes los ojos (68) la Divina Misericordia y decidí comportarme como se hubiera comportado Jesús en mi lugar. Comencé a hablar con ella dulcemente y, como quiso conversar conmigo a solas, le hice conocer claramente y de manera muy delicada, el triste estado de su alma. Vi su profunda conmoción, a pesar de que trató de ocultarla. En aquel momento entró la tercera persona y nuestra conversación íntima terminó. Esa persona me pidió un vaso de agua y dos otras cosas y la atendí con agrado. Pero, si no fuera por la gracia de Dios, no sería capaz de portarme así con ella. Cuando se fueron agradecí a Dios por la gracia que me sostuvo en ese tiempo.
Entonces escuché estas palabras: Me alegro de que te hayas comportado como Mi verdadera hija. Sé siempre misericordiosa como Yo soy misericordioso. Ama a todos por amor a Mí, también a tus más grandes enemigos, para que (69) Mi misericordia pueda reflejarse plenamente en tu corazón.
Oh Cristo, es verdad que se necesitan esfuerzos muy grandes, pero con Tu gracia se puede [hacer] todo.
Hoy me sentí bastante bien y me alegré de poder hacer la Hora Santa. Pero al empezar la Hora Santa aumentaron mis sufrimientos físicos hasta tal punto que no fui capaz de orar. Cuando la Hora Santa pasó, cesaron también mis dolores y me quejé al Señor de que deseaba muchísimo sumergirme en su amarga Pasión y los sufrimientos no me lo permitieron. Entonces Jesús me contestó: Hija Mía, has de saber que si te permito experimentar y conocer mas profundamente Mis sufrimientos, es Mi gracia; pero cuando experimentas un ofuscamiento de la mente y tus sufrimientos son grandes, entonces participas activamente en Mi Pasión y te hago completamente semejante a Mi. Tu deber es someterte a Mi voluntad más en esos momentos que en cualquier otro….
(70) Acompaño frecuentemente a las almas agonizantes [415] e impetro para ellas la confianza en la Divina Misericordia y suplico a Dios la magnanimidad de la gracia de Dios que siempre triunfa. La Divina Misericordia alcanza al pecador a veces en el último momento, de modo particular y misterioso. Por fuera parece como si todo estuviera perdido, pero no es así; el alma iluminada por un rayo de la fuerte, y ultima, gracia divina, se dirige a Dios en el último momento con tanta fuerza de amor que en ese ultimo momento obtiene de Dios [el perdón] de las culpas y de las penas, sin darnos, por fuera, alguna señal de arrepentimiento o de contrición, porque ya no reacciona a las cosas exteriores. Oh qué insondable es la Divina Misericordia. Pero, ¡qué horror! También hay almas que rechazan voluntaria y conscientemente esta gracia y la desprecian. Aun ya en la agonía misma Dios misericordioso de al alma un momento de lucidez interior y si el alma quiere, tiene la posibilidad de volver a Dios. Pero a veces, en las almas hay una dureza (71) tan grande que conscientemente eligen el infierno; frustran todas las oraciones que otras almas elevan a Dios por ellas e incluso los mismos esfuerzos de Dios….
1699 JMJ Soledad, mis momentos preferidos,
Soledad, pero siempre Contigo, Oh Jesús y Señor.
Junto a Tu Corazón el tiempo me pasa agradablemente
Y mi alma encuentra descanso.
Cuando el corazón [está] colmado de Ti y lleno de amor
Y el alma arde de un fuego puro,
Entonces en el mayor abandono no sentirá soledad,
Porque descansa en Tu seno.
Oh soledad momentos de la mas intensa compañía,
Aunque abandonada de todas las criaturas
Me sumerjo por completo en el océano de Tu divinidad
Y Tú escuchas dulcemente mis confidencias.
1700 (72) Esta noche el Señor me preguntó: ¿No tienes algún deseo en el corazón? Contesté: Tengo un deseo grandísimo y es el de unirme a Ti por la eternidad. Y el Señor me contestó: Eso sucederá dentro de poco. Mi amadísima niña, cada movimiento tuyo se refleja en Mi corazón. Mi mirada se posa con benevolencia sobre ti antes que sobre otras criaturas.
Hoy pedí al Señor que se dignara instruirme sobre la vida interior, porque de por mi no alcanzo a comprender nada ni pensar en nada perfecto. Y el Señor me contestó: He sido tu Maestro; lo soy lo seré. Procura que tu corazón se asemeje a Mi Corazón manso y humilde. No reclames nunca tus derechos. Soporta con gran calma y paciencia todo lo que te pase; no te defiendas cuando toda la vergüenza recaiga sobre ti injustamente; deja que triunfen los demás. No dejes de (73) ser buena si adviertes que abusan de tu bondad; cuando sea necesario Yo Mismo intervendré a favor de ti. Agradece por la más pequeña gracia mía, porque esta gratitud Me obliga a concederte nuevas gracias….
Al final del Vía Crucis que yo estaba haciendo, el Señor Jesús empezó a quejarse de las almas de los religiosos y de los sacerdotes, de la falta de amor en las almas elegidas. Permitiré destruir los conventos y las iglesias. Contesté: Jesús, pero son tan numerosas las almas que Te alaban en los conventos. El Señor contestó: Esta alabanza hiere Mi Corazón, porque el amor ha sido expulsado de los conventos. Almas sin amor y sin devoción, almas llenas de egoísmo y de amor propio, almas soberbias y arrogantes, almas llenas de engaños e hipocresía, almas tibias que apenas tienen el calor suficiente para mantenerse vivas. Mi Corazón no puede soportarlo. (74) Todas las gracias que derramo sobre ellas cada día, se resbalan como sobre una roca. No puedo soportarlas, porque no son ni buenas ni malas. He instituido conventos para santificar el mundo a través de ellos. De ellos ha de brotan una potente llama de amor y de sacrificio. Y si no se convierten y no se inflaman de su amor inicial, las entregaré al exterminio de este mundo…..
¿Cómo podrán sentarse en el trono prometido, a juzgar el mundo, si sus culpas pesan más que las del mundo? Ni penitencia ni reparación…. Oh corazón que Me has recibido por la mañana y al mediodía ardes de odio contra Mi bajo las formas mas variadas. Oh corazón, ¿habrás sido elegido especialmente por Mí para hacerme sufrir más? Los grandes pecados del mundo hieren Mi Corazón algo superficialmente, pero los pecados de un alma elegida traspasan Mi Corazón por completo….
Cuando traté de intervenir a favor de ellas no pude encontrar nada para (75) justificarlas y sin poder imaginar nada en aquel momento en su defensa, se me partió el corazón de dolor y lloré amargamente. Entonces, el Señor me miró amablemente y me consoló con estas palabras: No llores, todavía hay un gran número de almas que Me aman mucho, pero Mi Corazón desea ser amado de todos y, debido a que Mi amor es grande, los amenazo y los castigo.
+ La lucha contra cierta tentación. Había una persona que me abordaba continuamente con palabras lisonjeras y conociendo la hora en que yo salía a la capilla o a la veranda, me cortaba el camino y no atreviéndose a acercarse solo, se había buscado a un compañero semejante a él, pero ninguno se atrevía a acercarse. Mientras iba al oficio del mes de mayo, [vi que] esas personas ya estaban allí por donde yo tenia que pasar; antes de llegar allí donde estaban oí (76) palabras aduladoras dirigidas a mi. Y el Señor me dio a conocer los pensamientos de sus corazones, que no eran buenos. Intuí que después del oficio me cerrarían el paso y entonces tendría que hablar con ellos, porque hasta el momento por mi parte no hubo ni una palabra. Cuando Salí de la capilla, vi. a estas personas armadas, esperando mí paso y esa vez si me infundieron miedo. De repente Jesús se puso a mi lado y dijo: No tengas miedo, Yo voy contigo. Súbitamente sentí en el alma tanta fuerza que no alcanzo a expresarla y como estaba a unos pasos de ellos, dije en voz alta y sin miedo: Alabado sea Jesucristo. Y ellos, cediendo el paso contestaron: Ahora y siempre. Amen. Como si los partiera un rayo, bajaron las cabezas sin atreverse ni siquiera a mirarme. Soltaron algunas palabras maliciosas cuando pasé. A partir de aquel momento, cuando me veía esa persona, huía para no encontrarse conmigo y yo, gracias al Señor, quedaba tranquila……
(77) Una vez, después de la Santa Misa Salí al jardín para hacer la meditación; como a esa hora todavía no había pacientes, estaba relajada. Cuando meditaba sobre los beneficios de Dios, mi corazón se inflamó de un amor tan fuerte que me parecía que me reventaría el pecho. De repente Jesús se puso a mi lado y dijo: ¿Qué haces por aquí tan temprano? Contesté: Medito sobre Ti, sobre Tu misericordia y sobre la bondad hacia nosotros. Y Tu, Jesús, ¿qué haces aquí? He salido a tu encuentro para colmarte de nuevas gracias. Busco las almas que quieran aceptar Mi gracia.
Hoy, durante las vísperas, el Señor me hizo saber cuánto le agrada el corazón puro y libre. Sentí que es una delicia para Dios mirar tal corazón….. Pero tales corazones son los corazones de guerreros, su vida es una continua batalla…..
(78) + Cuando iba a la terraza, entré un momento en la capilla. Mi corazón se sumergió en una profunda plegaria de adoración, glorificando la inconcebible bondad de Dios y su misericordia. Entonces escuché palabras: Soy y seré para ti tal como Me alabas; ya en esta vida experimentarás Mi bondad y en la vida futura [la gozarás] en toda su plenitud.
Oh Cristo, tengo mi mayor deleite cuando veo que Tú eres amado, que resuenan Tu honor y gloria y especialmente la alabanza a Tu misericordia. Oh Cristo, hasta el último instante de mi vida no dejaré de glorificar Tu bondad y misericordia. Con cada gota de mi sangre, con cada latido de mi corazón glorifico Tu misericordia. Deseo transformarme por completo en un himno de Tu adoración. Cuando me encuentr5e en mi lecho de muerte, que el ultimo latido de mi corazón sea un himno amoroso de alabanza a tu insondable misericordia.
(79) + Hoy el Señor me dijo: Antes de la venida del Espíritu Santo harás tres días de ejercicios espirituales. Yo Mismo te guiaré. No te atendrás a ninguna regla vigente en los ejercicios espirituales, ni usarás libros de meditación. Tu tarea consiste en prestar oído a Mis palabras. Como lectura espiritual leerás un capitulo del Evangelio de San Juan.
[En el manuscrito aquí viene media página en blanco].
(80) 26 V (1838). Hoy acompañaba a Jesús mientras ascendía al cielo [416]. Pasado el mediodía, se apoderó de mí una grandísima añoranza de Dios. Una cosa extraña, cuanto más sentía la presencia de Dios, tanto mas ardientemente lo deseaba. Luego me vi entre una gran multitud de discípulos y apóstoles y la Madre de Dios. Jesús dijo que fueran por el mundo entero y enseñaran en Mi [su] nombre extendió los brazos, los bendijo y desapareció en una nube. Vi la nostalgia de la Santísima Virgen. Su alma añoró a Jesús con toda la fuerza del amor, pero estaba tan tranquila y abandonada a dios que en su corazón no había ni un solo destello contrario a la voluntad de Dios.
Cuando me quedé a solas con la Santísima Virgen, me instruyó sobre la vida interior. Me dijo: La verdadera grandeza del alma consiste en amar a Dios y humillarse en su presencia, olvidarse por completo a si mismo y tenerse por nada, porque el Señor es grande, pero se complace sólo en los humildes mientras rechaza siempre a los soberbios.
(81) Cuando me visitó nuevamente cierta persona que ya mencioné en otro lugar [y] cuando me di cuenta que empezó a hundirse en mentiras, le hice conocer que sabia que mentía. Se avergonzó muchísimo y calló. Entonces le hablé de los grandes juicios de Dios. Y conocí también que atraía almas inocentes a caminos peligrosos. Le revelé todo lo que tenia oculto en el corazón. Tuve que esforzarme para conversar con ella; para demostrar a Jesús que amaba a los enemigos le di mi merienda. Se alejó con la luz en el alma, pero los hechos [estaban] lejos de ella……
Hay momentos cuando el Señor Jesús cumple mis más pequeños deseos. Hoy dijo que deseaba mirar las espigas de trigo que no se ven desde nuestro sanatorio. Lo había oído uno de los pacientes y al día siguiente salió del sanatorio al campo y me trajo unas bellísimas (82) espigas. Mi habitación aislada está siempre adornada de flores frescas, pero mi espíritu no encuentra satisfacción en nada; añoro a Dios con más fuerza cada vez.
Hoy he pedido ardientemente al Señor Jesús por nuestra casa y que se digne quitar esa pequeña cruz con la cual ha visitado el convento [417]. El Señor me contestó: Tus plegarias han sido aceptadas para otras intenciones y esa pequeña cruz no la puedo quitar hasta que conozcan lo que significa. Yo, sin embargo, no dejé de rezar.
Una fuerte tentación. Cuando el Señor me hizo saber cuánto le es agradable el corazón puro, conocí más profundamente mi propia miseria; y cuando comencé a prepararme a la confesión me asaltaron fuertes tentaciones contra los confesores. Yo no veía a Satanás, pero si lo sentía a él y su tremenda maldad. Si, es un hombre como los demás. No es como los demás, porque tiene el poder de Dios. Si, (83) acusarse de los pecados no es difícil, pero descubrir los mas escondidos secretos del corazón, rendir cuenta de la actuación de la gracia de Dios, hablar de cada deseo de Dios, de todo lo que pasa entre yo y Dios decir esto a un hombre, eso está por encima de las fuerzas. Y sentía que luchaba contra fuerzas poderosas y exclamé: Oh Cristo, Tú y el sacerdote son uno, me acercaré a la confesión como a Ti y no a un hombre. Al acercarme a la rejilla, descubrí primero mis dificultades. El sacerdote dijo que no había podido hacer mejor que revelar en primer lugar esas fuertes tentaciones. Y después de la confesión se dispersaron todas quién sabe dónde; mi alma disfruta de la paz.
Una vez, durante el recreo una de las Hermanas Directoras dijo que las Hermanas Conversas [418] no tenían sentimientos y por lo tanto se las podía tratar con dureza. Me entristecí de que las Hermanas Directoras conocían tan poco las Hermanas Conversas y juzgaban sólo según las apariencias.
(84) Hoy hablé con el Señor que me dijo: Hay almas en las cuales no puedo hacer nada; son las almas que investigan continuamente a los demás sin ver lo que pasa en su propio interior. No dejan de hablar de los demás hasta durante el silencio riguroso que está dedicado para hablar Conmigo. Pobres almas, no oyen Mis palabras, quedan vacías en su interior, no Me buscan dentro de sus corazones sino en las habladurías donde Yo nunca estoy. Sienten su vacío, pero no reconocen su culpa y las almas en las cuales Yo reino con plenitud son su continuo remordimiento de conciencia. En vez de enmendar tienen los corazones donde crece la envidia y si no se arrepienten, se hunden más. El corazón, hasta ahora envidioso, empieza a cultivar el odio. Y ya están cerca del abismo, envidian a otras almas Mis dones, pero ellas mismas no saben y no quieren aceptarlos.
1718 (85) Permanecer a Tus pies, oh Dios oculto,
Es el deleite y el paraíso de mi alma.
Allí Te revelas a mi, oh Infinito,
Y me dices dulcemente: dame el corazón, dámelo.
Una silenciosa conversación Contigo, a solas,
Es como vivir momentos celestiales,
Y decir a Dios: Te daré mi corazón, Señor, Te lo daré,
Y Tu, grande e infinito, lo aceptas amablemente.
El amor y la dulzura, he aquí la vida de mi alma
Con Tu continua presencia en ella.
Vivo en la tierra en un éxtasis perenne
Y como un Serafín repito Hosanna.
Oh, Oculto, con el cuerpo, el alma y la divinidad,
Bajo las tenues apariencias del pan,
Tú eres mi vida, de Ti las gracias brotan para mí en abundancia,
Tú eres para mí por encima de las delicias del cielo.
Cuando Te unes a mi en la Comunión, oh Dios,
Entonces siento mi grandeza inconcebible,
(86) Que me viene de Ti, oh Señor, lo reconozco humildemente,
Y, a pesar de mi miseria, con Tu ayuda puedo volverme santa.
1719 + Durante la Santa misa conocí que cierto sacerdote no obraba mucho en las almas, porque pensaba en si mismo, por lo tanto estaba solo, la gracia de Dios huía de él. Se basaba sobre bagatelas, cosas exteriores que a los ojos de Dios no tienen ninguna importancia; y tan soberbio que sacaba del vacío y vertía en el vacío, fatigándose inútilmente.
Hay momentos en que Jesús me da un entendimiento interior, y entonces todo lo que existe en la tierra está a mi servicio: los amigos y los enemigos, el éxito y las adversidades; todo, quiera o no quiera, tiene que servirme. No pienso nada en esto, trato de ser fiel a Dios y amarlo hasta olvidarme completamente de mi misma. Él Mismo me cuida y lucha contra mis enemigos.

(87) Después de la Santa Comunión, al introducir a Jesús a mi corazón, le dije: Amor mío, reina en los mas secretos rincones de mi corazón, allí donde se engendran mis pensamientos mas secretos, donde sólo Tu, Señor, tienes acceso; en este mas profundo santuario donde el pensamiento humano no es capaz de llegar. Permanece allí sólo Tú y que de Ti provenga todo lo que haga por fuera. Deseo ardientemente y hago todo lo posible con todas las fuerzas de mi alma para que en este santuario Te sientas, oh Señor, como en Tu casa.
Oí estas palabras: Si no Me ataras las manos, enviaría muchos castigos sobre la tierra. Hija Mía, tu mirada desarma Mi ira; aunque tu boca calle, Me llamas con tal fuerza que todo el cielo se estremece. No puedo regir tu súplica, porque no Me persigues a mucha distancia sino en tu propio corazón.
(88) Una noche vino a verme el alma de cierta jovencita y me hizo sentir su presencia dándome a conocer que necesitaba mi oración. Recé un momento, pero su espíritu no se alejó de mí. Entonces dije dentro de mí: si eres un espíritu bueno, déjame en paz y las indulgencias de mañana serán para ti. En aquel momento, ese espíritu abandonó mi habitación; conocí que estaba en el purgatorio.
Hoy, mas que nunca sentí la Pasión del Señor en mi cuerpo. Sentí que fue por un pecador agonizante.
Hoy, el Señor volvió a instruirme cómo debo acercarme al sacramento de la penitencia: Hija Mía, como te preparas en Mi presencia, así te confiesas ante Mí; el sacerdote es para Mí sólo una pantalla. No analices nunca de qué clase de sacerdote (89) Me estoy valiendo y abre el alma al confesarte como lo harías Conmigo, y Yo llenaré tu alma con Mi luz.
Cristo y Señor, me conduces sobre tales precipicios que cuando los miro, me infunden miedo, pero en el mismo instante me lleno de paz, abrazándome a Tu Corazón. Junto a Tu Corazón no tengo miedo de nada. En los momentos de peligro me comporto como una niña que está en los brazos de la madre: al ver alguna amenaza, abraza con más fuerza el cuello de la madre y se siente segura.
+ A veces veo las redes tendidas contra mí por las almas que no deberían hacerlo. No me defiendo, sino confío mas en Dios que ve mi interior y me doy cuenta de que esas almas se enredan ellas mismas. Oh Dios, qué justo y bueno eres.
(90) Escribe: Soy santo, tres veces santo y siento aversión por el menor pecado. No puedo amar al alma manchada por un pecado, pero cuando se arrepiente, entonces Mi generosidad para ella no conoce límites. Mi misericordia la abraza y justifica. Persigo a los pecadores con Mi misericordia en todos sus caminos y Mi Corazón se alegra cuando ellos vuelven a Mí. Olvido las amarguras que dieron a beber a Mi Corazón y Me alegro de su retorno. Di a los pecadores que ninguna escapará de Mis manos. Si huyen de Mi Corazón misericordioso, caerán en Mis manos justas. Di a los pecadores que siempre los espero, escucho atentamente el latir de sus corazones [para saber] cuándo latirán para Mí. Escribe que les hablo a través de los remordimientos de conciencia, a través de los fracasos y los sufrimientos, a través de las tormentas y los rayos, hablo con la voz de la Iglesia y si frustran todas Mis gracias, Me molesto con ellos dejándoles a si mismos y les doy lo que desean.
Oh Jesús mío, únicamente Tú conoces mis esfuerzos; parece que estoy mejor, pero mejor sólo para poder ir a la terraza y no estar en la cama. Veo y me doy cuenta claramente de lo que pasa conmigo; a pesar del cuidado de las Superioras y los esfuerzos de los médicos mi salud está agotándose y huyendo, pero me alegro enormemente de Tu llamada, oh Dios mío, Amor mío, porque sé que en el momento de la muerte empezará mi misión. Oh, cuánto deseo ser librada de este cuerpo. Oh Jesús mío, Tu sabes que en todos mis deseos quiero ver siempre Tu voluntad. De por mi no quisiera morir ni un minuto antes ni tampoco vivir un minuto mas, ni que disminuyan (92) los sufrimientos ni que aumenten, sino que deseo únicamente lo que sea conforme a Tu santa voluntad.
Aunque mi entusiasmo es grande, y mis grandes deseos arden en el corazón, pero nunca es por encima de Tu voluntad.
Acudo a Tu misericordia, Dios compasivo, ya que sólo Tú eres bondad. Aunque mi miseria es grande y mis ofensas muchas, confío en Tu misericordia y desde tiempo inmemorial nunca se ha oído, ni el cielo ni la tierra recuerdan que un alma confiada en Tu misericordia haya quedado decepcionada. Oh Dios de piedad, sólo Tu puedes justificarme y jamás me rechazaras, cuando yo, arrepentida, me acerque a Tu Corazón misericordioso, del cual nadie ha sido rechazado jamás, aunque haya sido el pecador mas grande.
(93) Hoy me despertó una gran tormenta, el viento estaba enfurecido y llovía como si hubiera un huracán, a cada rato caían rayos. Me puse a rogar que la tempestad no causara ningún daño; de repente oí estas palabras: Reza la coronilla que te he enseñado y la tempestad cesará. En seguida he comenzado a rezar la coronilla y ni siquiera la he terminado cuando el temporal ha cesado y oí estas palabras: A través de ella obtendrás todo, si lo que pides está de acuerdo con Mi voluntad.
Mientras rezaba por Polonia, oí estas palabras: He amado a Polonia de modo especial y si obedece Mi voluntad, la enalteceré en poder y en santidad. De ella saldrá una chispa que preparará el mundo para Mi última venida.
(94) + Te saludo, amor oculto, vida de mi alma. Te saludo, Jesús, bajo las tenues apariencias del pan. Te saludo, mi dulcísima misericordia que Te derramas sobre todas las almas. Te salud, bondad infinita que derramas torrentes de gracias a Tu alrededor. Te saludo, resplandor oscurecido, luz de las almas. Te saludo, fuente de la misericordia inagotable, manantial purísimo del cual brotan para nosotros la vida y la santidad. Te saludo, deleite de los corazones puros. Te saludo, única esperanza de las almas pecadoras.
Oh Jesús mío, Tu sabes que hay momentos en los cuales no tengo ni pensamientos elevados, ni ardor de espíritu. Me soporto pacientemente y reconozco que ésta soy precisamente yo, ya que todo lo que es bello en mi es gracia de Dios. En aquellos momentos me humillo profundamente e invoco Tu ayuda y la gracia de Tu presencia no tarde en llegar a un corazón humilde.
1735 (95) Oh virgen, flor preciosa,
Ya no permanecerás mucho tiempo en este mundo,
Oh, qué bello es tu encanto,
Oh Mi casta esposa.
Ninguna cifra puede indicar
Lo preciosa que es tu flor virginal.
Y tu resplandor no ofuscado por nada
Es valiente, fuerte, invencible.
El resplandor mismo del sol de mediodía
Se apaga y oscurece frente a un corazón virginal.
No veo nada más grande que la virginidad,
Es una flor sacada del Corazón de Dios.
Oh virgen mansa, rosa perfumada,
Aunque son muchas las cruces en la tierra,
Pero ojo no vio ni pasó por la mente humana,
Lo que espera a una virgen en el cielo.
Oh virgen, azucena blanca como la nieve,
Tú vives entera sólo por Jesús,
(96) Y en el puro cáliz de tu corazón
Hay una agradable morada para Dios Mismo.
Oh virgen, nadie logra cantar tu himno,
En tu canción está escondido el amor de Dios,
Los mismos ángeles no comprenden
Lo que las vírgenes cantan a Dios.
Oh virgen, tú flor de paraíso
Ensombrece todos los esplendores de este mundo,
Y aunque el mundo no logra comprenderte,
No obstante, inclina humildemente ante Ti la frente.
Aunque el camino de la virgen está sembrado de espinas,
Y su vida erizada de varias cruces,
Pero ¿quién es tan valiente como ella?
Nada la quebrantará, es invencible.
Oh virgen, ángel en la tierra,
Tu grandeza es famosa en toda la Iglesia,
Tú haces guardia delante del tabernáculo
Y como un serafín te transformas toda en amor.
1736 (97) Una vez, en la terraza, supe que cierta persona era atormentada por graves tentaciones respecto a la confesión, dudando de su carácter secreto. Aunque conocía el estado de aquella alma, no inicié la conversación. Cuando nos quedamos a solas, ella abrió su corazón y me contó todo. Tras unos momentos de conversación me dijo: Ya estoy tranquila, mucha luz ha sido concedida a mi alma.
Hoy Jesús me previno que hablara poco con cierta religiosa. Una gracia particular de Dios me sostuvo durante esa conversación, que en caso contrario no habría sido para la gloria de Dios.
1738 El Señor me dijo: Entra a menudo en el purgatorio, ya que allí te necesitan. Entiendo, oh Jesús, el significado de estas palabras que me diriges, pero permíteme primero entrar en el tesoro (98) de Tu misericordia.
1739 Escribe, hija Mía, que para un alma arrepentida soy la misericordia misma. La más grande miseria de un alma no enciende Mi ira, sino que Mi Corazón siente una gran misericordia por ella.
Oh Jesús, dame fuerza para soportar los sufrimientos y para que no haga mala cara cuando bebo el cáliz de la amargura. Ayúdame Tú Mismo para que mi sacrificio Te sea agradable, que no lo profane mi amor propio, aunque se prolongue en años. Que la pureza de la intención Te lo haga agradable y nuevo y vivo. Una lucha perenne, un esfuerzo continuo, ésta es mi vida para cumplir tu santa voluntad, pero que Te alabe, oh Señor, todo lo que hay dentro de mi la miseria y la fuerza.
1741 (99) La infinita bondad de Dios en la creación de los ángeles.
Oh Dios, que eres la felicidad en ti Mismo y para esta felicidad no necesitas a ninguna criatura, ya que eres en Ti Mismo la plenitud del amor, pero por tu insondable misericordia llamas a las criaturas a la existencia y las haces participes de Tu felicidad eterna y de Tu eterna vida interior divina que vives Tu, Único Dios, Trinitario en Personas. En Tu insondable misericordia has creado los espíritus angélicos y los has admitido a Tu amor, a Tu familiaridad divina. Los has hecho capaces de amar eternamente; aunque los has colmado, oh Señor, tan generosamente del resplandor de belleza y de amor, no obstante no ha disminuido nada Tu plenitud, oh Dios, ni tampoco su belleza y amor Te han completado a Ti, porque Tu en Ti Mismo eres todo. Y si los has hecho participes de Tu felicidad y les permites existir y amarte, es únicamente gracias al abismo de Tu misericordia, a tu bondad insondable por la cual Te glorifican sin cesar (100), humillándose a los pies de Tu Majestad y cantando sus himnos eternos: Santo, Santo, Santo…
1742 Adorado seas, Único en la Santísima Trinidad,
Dios misericordioso,
Insondable, infinito, inconcebible.
Sumergiéndose en Ti, su mente no logra comprenderte,
Por lo tanto repiten sin cesar su eterno: Santo.
Glorificado seas, nuestro misericordioso Creador y Señor, Omnipotente, pero lleno de piedad inconcebible.
Amarte es una tarea de nuestra existencia,
Cantando nuestro himno eterno Santo…..
Bendito seas, oh Dios misericordioso,
Amor eterno,
Tú estás por encima de los cielos, zafiros y firmamentos,
La pura legión de espíritus Te alaba así,
Con su himno eterno, tres veces Santo.
Contemplándote cara a cara, oh Dios,
Veo que antes de ellos habrías podido llamar a otras criaturas,
Por eso me postro ante Ti con gran humildad,
Porque veo bien que esta gracia se debe únicamente a la misericordia.
(101) Uno de los espíritus mas bellos no quiso
Reconocer Tu misericordia,
Arrastró consigo a otros, cegado por su soberbia,
Y de un ángel tan bello se volvió demonio,
Y en un momento de lo alto del cielo, fue precipitado
al infierno.






De repente los espíritus fieles exclamaron:
¡Gloria a la misericordia de Dios!
Y resistieron felizmente la prueba de fuego.
Gloria a Jesús, a Cristo humillado,
Gloria a su Madre, a la Virgen humilde y pura.
Después de aquella lucha, estos espíritus puros
se sumergieron en el océano de la Divinidad,
Meditando, adoran el abismo de su misericordia,
Se sumergen en su belleza
y en su inmenso resplandor,
Conociendo la Trinidad de las Personas,
pero la unidad de la Divinidad.
+ La infinita bondad de Dios en la creación de los hombres

Oh Dios que por Tu misericordia Te has dignado llamar de la nada a la existencia al género humano colmándolo generosamente de la naturaleza y de la gracia. Pero para Tu bondad eso no [ha sido] suficiente. Tu, oh Señor, en Tu misericordia nos das (102) la vida eterna. Nos admites a Tu felicidad eterna y nos haces participes de Tu vida intima y lo haces únicamente por Tu misericordia. Nos concedes Tu gracia únicamente porque eres bueno y lleno de amor. No éramos nada necesarios para Tu felicidad, pero Tú, Señor, quieres compartir con nosotros Tu propia felicidad. Pero el hombre no resistió la prueba; habrías podido castigarlo como a los ángeles rechazándolo eternamente, pero aquí se manifestó Tu misericordia y Tus entrañas fueron sacudidas por una gran piedad y Tu Mismo prometiste reparar nuestra salvación. No nos castigaste como lo habíamos merecido debido al inconcebible abismo de Tu compasión. Que sea adorada Tu misericordia, oh Señor; la glorificaremos por los siglos. Y los ángeles se asombraron de la grandeza de misericordia que manifestaste a los hombres…..
1744 Adorado seas, nuestro Dios misericordioso,
Nuestro omnipotente Creador y Señor,
Te rendimos honor en la humildad más profunda,
Sumergiéndonos en el océano de Tu Divinidad.
(103) Pero el hombre no resistió en la hora de la prueba, Por la instigación del maligno, Te fue infiel,
Perdió la gracia y los dones y le quedó sólo la miseria,
Lágrimas, sufrimientos, dolor, amargura, hasta descansar en la tumba.
Pero Tú, oh Dios misericordioso, no permitiste perecer a la humanidad
Y le prometiste el Redentor.
No nos dejaste desesperar, a pesar de nuestras grandes maldades,
Y enviaste a Tus profetas a Israel.
Pero la humanidad Te grita día y noche,
Desde el abismo de la miseria, de los pecados y de cada dolor.
Escucha los gemidos y las lágrimas. Tú que reinas en el cielo,
Dios de gran misericordia, Dios de piedad.



El hombre pecó, pero no está en condiciones de pedir perdón,
Porque un abismo infinito se abrió entre Dios y el hombre,
Y llama con la voz de su miseria: envíanos Tu piedad,
Pero Jahvé calla…. Y pasa un siglo tras otro.
Aumenta la añoranza de toda la humanidad
De Aquel que le había sido prometido.
(104) Ven, Cordero de Dios y quita nuestras culpas,
Ven, alumbra nuestras tinieblas como un rayo luminoso.
Y la humanidad sin cesar clama a Ti, Señor de los señores,
A tu insondable misericordia, a Tu piedad.
Oh gran Yahvé déjate aplacar,
Recuerda Tu bondad y perdona nuestras maldades.
1745 + La infinita bondad de Dios al enviarnos
Su Hijo Unigénito
Oh Dios, que no has exterminado al hombre después de la caída, sino que en Tu misericordia lo has perdonado como Dios, es decir, no sólo le has perdonado la culpa, sino que le has colmado de toda gracia. La misericordia Te ha empujado a dignarte descender hacia nosotros y levantarnos de nuestra miseria. Dios descenderá a la tierra, el Señor de los señores, el Inmortal se humillará. Pero ¿dónde descenderás, Señor? ¿Al templo de Salomón o haces construir un santuario nuevo al que piensas descender? Oh Señor, qué templo Te prepararemos, (105) visto que toda la tierra es Tu escabel? Tú Mismo Te has preparado un templo, la Santísima Virgen. Sus entrañas inmaculadas son Tu morada y se hace el milagro de Tu misericordia, oh Señor. El Verbo se hace Carne, Dios habita entre nosotros, el Verbo de Dios, la Misericordia Encarnada. Nos has elevado a tu divinidad a través de tu humillación; es el exceso de Tu amor, es el abismo de Tu misericordia. Los cielos se asombran de este exceso de Tu amor, ahora nadie tiene miedo de acercarse a Ti. Tu eres Dios de la misericordia, tienes piedad de la miseria, eres nuestro Dios y nosotros Tu pueblo. Tú eres nuestro Padre y nosotros por Tu gracia somos Tus hijos. Sea glorificada Tu misericordia por haberte dignado descender a nosotros.
1746 Adorado seas, oh Dios misericordioso,
Por haberte dignado descender de los cielos a esta tierra.
Te adoramos en gran humildad,
Por haberte dignado elevar todo el género humano.
(106) Insondable en Tu misericordia, inconcebible,
Por amor a nosotros has tomado el cuerpo
De la Virgen Inmaculada, jamás rozada por el pecado,
Porque así lo has establecido desde la eternidad.
La Santísima Virgen, esta azucena blanca como la nieve,
Es la primera en adorar la omnipotencia de Tu misericordia.
Su corazón puro se abre con amor a la venida del verbo,
Cree en las palabras del mensajero divino y se fortalece en la confianza.


El cielo se asombró de que Dios se hubiera hecho hombre,
Que hubiera en la tierra un corazón digno de Dios Mismo.
¿Por qué no Te unes a un Serafín, Señor, sino a un pecador?
Oh, éste es un misterio de Tu misericordia,
A pesar del puro regazo de la Virgen.
Oh misterio de la Divina Misericordia, oh Dios de la piedad,
Que te has dignado abandonar el trono celestial,
Y has bajado a nuestra miseria, a la debilidad humana,
Porque no son los ángeles sino los hombres los
Que necesitan Tu misericordia.
Para expresar dignamente la misericordia del Señor,
Nos unimos a Tu Madre Inmaculada,
(107) Porque así nuestro himno Te será mas agradable
Ya que Ella ha sido elegida entre los ángeles y los hombres
A través de Ella, como a través del cristal puro,
Ha llegado a nosotros Tu misericordia,
Por su merito el hombre se hizo agradable a Dios,
Por su merito todos los torrentes de gracias
fluyen sobre nosotros.
+ La infinita bondad de Dios en la redención del hombre Oh Dios que con una sola palabra habrías podido salvar miles de mundos, un suspiro de Jesús habría satisfecho Tu justicia. Pero Tu, oh Jesús. Te entregaste por nosotros a tan asombrosa pasión únicamente por amor. La justicia de Tu Padre habría sido expiada con un solo suspiro Tuyo y todos Tus anonadamientos son exclusivamente actos de Tu misericordia y Tu amor inconcebible. Tú, oh Señor, partiendo de esta tierra deseaste quedarte con nosotros y Tú dejaste a Ti Mismo en el Sacramento del Altar y nos abriste de par en par Tu misericordia. No hay miseria que (108). Te pueda agotar; llamaste a todos a esta fuente de amor, a este manantial de piedad divina. Aquí está el trono de Tu misericordia, aquí el remedio para nuestras enfermedades. Hacia Ti, oh Fuente viva de Misericordia corren todas las almas: unas como ciervos, sedientos de Tu amor, otras para lavar la herida de sus pecados; otras todavía, cansadas de la vida, para tomar fuerzas. Cuando estabas muriendo en la cruz, en aquel momento nos donaste la vida eterna; al haber permitido abrir Tu sacratísimo costado nos abriste una inagotable Fuente de Tu Misericordia; nos ofreciste lo mas valioso que tenias, es decir, la Sangre y el agua de Tu Corazón. He aquí la omnipotencia de Tu misericordia, de ella toda gracia fluye hacia nosotros.
1748 Adorado seas, oh Dios, en la obra
De Tu misericordia,
Bendecido seas por todos los corazones fieles
Sobre los cuales se posa Tu mirada,
En los cuales está Tu vida inmortal.
(109) Oh mi Jesús de la misericordia, Tu santa vida sobre la tierra ha sido dolorosa.
Y terminarás Tu obra entre terribles tormentos,
Suspendido y extendido en el árbol de la cruz,
Y todo esto por amor a nuestras almas.

Por un amor inconcebible has permitido abrir
Tu sacratísimo costado,
Y de Tu Corazón brotaron torrentes de Sangre y Agua
Aquí está la Fuente viva de Tu Misericordia,
Aquí las almas encuentran consuelo y alivio.
En el Santísimo Sacramento nos has dejado
Tu misericordia.
Tu amor ha proveído
Que caminando por la vida, los sufrimientos y las fatigas,
No dude yo nunca de Tu bondad y Tu misericordia.
Aunque sobre mi alma pesen las miserias del mundo entero,
No puedo dudar ni un solo instante,
Sino que confiar en la fuerza de la Divina Misericordia,
Porque Dios acoge siempre con bondad un alma arrepentida.
Oh inefable misericordia de nuestro Señor,
Fuente de piedad y de toda dulzura.
(110) Confía, confía oh alma, a pesar de estar manchada por el pecado,
Porque cuando te acerques a Dios no probarás amargura.
Porque Él es la llama viva de un gran amor,
Cuando nos acercamos a Él
Desaparecen nuestras miserias, pecados y maldades,
Él salda nuestras deudas cuando nos entregamos a Él.
1749 + La infinita bondad de Dios por haber adornado
el mundo entero para hacer agradable
La estancia del hombre en la tierra.
Oh Dios, con qué generosidad derramas Tu misericordia y todo esto lo haces por el hombre. Oh cuánto amas al hombre si Tu amor hacia él es tan activo. Oh Creador mío y Señor, en todas partes veo las huellas de Tu mano y el sello de Tu misericordia que abraza todo lo que está creado. Oh Creador mío piadosísimo, deseo rendirte homenaje en nombre de todas las criaturas con alma y (111) sin alma y llamo al mundo entero a adorar Tu misericordia. Oh, qué grande es Tu bondad, oh Dios.
1750 Adorado seas, Creador y Señor nuestro.
Oh universo entero, adora al Señor en humildad.
Agradece a tu Creador con todas tus fuerzas
Y exalta su inconcebible misericordia.
Ven, tierra entera con tu verde,
Ven, también tú, mar insondable,
Que tu agradecimiento se transforme en un himno delicioso
Y cante lo grande que es la Divina Misericordia.



Ven, sol bello y fulgurante,
Id, antes de Él, auroras luminosas,
Uníos en un solo himno, que vuestras limpias voces
Canten al unísono la gran Misericordia de Dios.
Venid, montes y colinas, bosques rumorosos y matorrales espesos,
Venid, bellas flores en la madrugada,
Que vuestra fragancia exclusiva
Exalte, adore la misericordia de Dios.
(111) Venid, todas las maravillas de la tierra,
De las cuales el hombre no deja de asombrarse jamás,
Venid en armonía a adorar a Dios,
Exaltando la inconcebible misericordia de Dios.
Ven, oh belleza indeleble de toda la tierra,
Y adora a tu Creador [con] gran humildad,
Porque todo está encerrado en su misericordia,
Todo grita con una voz potente lo grande que es la Divina Misericordia.
Pero, por encima de todas estas bellezas
La adoración más agradable a Dios
Es el alma inocente y llena de confianza del niño
Que se une estrechamente a Él a través de la gracia.
1751 + Oh Jesús oculto en el Santísimo Sacramento del Altar, mi único amor y misericordia. Te recomiendo todas las necesidades de mi alma y de mi cuerpo. Tu puedes ayudarme, porque eres la Misericordia misma, en Ti toda mi esperanza.
(112) [En el manuscrito aquí viene una página entera en blanco].
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(114) JMJ Cracovia – Pradnik, 2 VI 1938








EJERCICIOS EXPIRITUALES DE TRES DIAS

Bajo la dirección del Maestro, Jesús. Él Mismo me ordenó hacer estos ejercicios espirituales y Él Mismo estableció los días para hacerlos, es decir tres días antes de la venida del Espíritu Santo y Él Mismo los dirigió.
Sin embargo, pedí al confesor el permiso para poder hacer estos ejercicios y lo obtuve. Lo pedí también a la Madre Superiora y también de ella lo obtuve. Había decidido que sin el permiso de las Superioras no los haría. Empecé la novena al Espíritu Santo y esperaba la respuesta de la Madre Superiora.
(115) Hoy deberían comenzar los ejercicios espirituales y yo no tengo ninguna noticia sobre cuál es la opinión de la Madre Superiora.


Por la noche, cuando fui al oficio, durante las letanías vi al Señor Jesús: Hija Mía, empezamos los ejercicios espirituales. Contesté: Jesús, mi amadísimo Maestro, discúlpame, pero no voy a hacerlos, porque no sé si la Madre Superiora me da su permiso o no. Quédate tranquila, hija Mía, la Superiora te ha dado su permiso, lo sabrás mañana por la mañana, pero comenzamos los ejercicios esta noche….
Y efectivamente, por la noche la Madre Superiora telefoneó a la hermana [419] que me asiste en esta enfermedad para que me dijera que me permitía hacer los ejercicios espirituales; sin embargo la hermana se olvidó decírmelo y me lo dijo sólo a la mañana del día siguiente (116) disculpándose mucho conmigo por no habérmelo dicho el día. Anterior. Le contesté: Esté tranquila, yo ya he empezado los ejercicios espirituales según el deseo de la Superiora.



1753 + Primer día
Por la noche Jesús me dio el tema de la meditación. En el primer momento el temor y .la alegría penetraron mi corazón. Entonces me estreché a su Corazón y el temor desapareció y se quedó la alegría. Me sentí por completo como hija de Dios, y el Señor me dijo: No tengas miedo de nada, lo que está vedado a los demás, te está concedido a ti; las gracias que a otras almas no les está concedido ver ni siquiera desde lejos, te nutren a ti cada día como el pan cotidiano.
1754 Considera, hija Mía, quién es Aquél al cual tu corazón está estrechamente unido por los votos…. Antes de crear el mundo, te amaba con el amor que ahora experimenta tu corazón y por todos los siglos (117) Mi amor no cambiará jamás.
Aplicación: Al solo recuerdo de Aquél con quien mi corazón estaba esposado, mi alma entró en un recogimiento mas profundo y una hora me pasó como un minuto. En este recogimiento conocí los atributos de Dios. Inflamada así interiormente de amor, Salí al jardín para refrescarme; al mirar al cielo, una nueva llama de amor me inundó el corazón. Luego oí estas palabras:
Hija Mía, si has agotado el tema que te ha sido propuesto, te daré otro. Contesté: Oh Majestad infinita, no me bastará la eternidad para conocerte…. Sin embargo, mi amor hacia Ti ha crecido muchísimo. Como un acto de agradecimiento deposito mi corazón a Tus pies, como un capullo de rosa: que su perfume encante Tu Divino Corazón ahora y en la eternidad. Qué paraíso [hay] en el alma cuando el corazón siente ser tan amado por Dios….
(118) Hoy vas a leer el capitulo quince [del] Evangelio de San Juan. Deseo que leas muy despacio.
Meditación segunda
Hija mía, medita sobre la vida divina que se encuentra en la Iglesia para la salvación y la santificación de tu alma. Considera cómo aprovechas estos tesoros de gracias, estos esfuerzos de Mi amor.
Aplicación: Oh Jesús tan compasivo, no siempre he sabido aprovechar estos dones inestimables, porque no reparaba en el don mismo sino que me fijaba demasiado en el recipiente, en el que me entregabas tus dones. Oh mi dulcísimo Maestro, a partir de ahora ya será de otro modo: aprovecharé Tu gracia según pueda mi alma. Me sostendrá la fe viva; la gracia que me enviarás bajo cualquier aspecto, la aceptaré directamente de Ti sin pensar en el recipiente en (119) el cual me la enviarás. Si no siempre está en mi poder de recibirla con alegría, lo haré siempre sometiéndome a Tu santa voluntad.
+ Conferencia sobre la lucha espiritual
Hija Mía, quiero instruirte sobre la lucha espiritual. Nunca confíes en ti misma, sino que abandónate totalmente a Mi voluntad. En el abandono, en las tinieblas y en diferentes dudas recurre a Mí y a tu director espiritual, él te responderá siempre en Mi nombre. No te pongas a discutir con ninguna tentación, enciérrate inmediatamente en Mi Corazón y a la primera oportunidad, revélala al confesor. Pon el amor propio en el último lugar para que no contamine tus acciones. Sopórtate a ti misma con gran paciencia. No descuides las mortificaciones interiores. Justifica siempre dentro de ti la opinión de las Superioras y del confesor. Aléjate de los murmuradores como de una peste. (120) Que todos se comporten como quieran, tu compórtate como Yo exijo de ti. Observa la regla con máxima fidelidad. Después de sufrir un disgusto, piensa qué cosa buena podrías hacer para la persona que te ha hecho sufrir. Evita la disipación. Calla cuando te amonestan; no preguntes la opinión de todos sino de tu director espiritual; con él sé sincera y sencilla como una niña. No te desanimes por la ingratitud; no examines con curiosidad los caminos por los cuales te conduzco. Cuando el aburrimiento y el desanimo llamen a tu corazón, huye de ti misma y escóndete en Mi Corazón. No tengas miedo de la lucha a menudo el solo valor atemoriza las tentaciones, y no se atreven a atacarnos. Lucha siempre con esta profunda convicción de que Yo estoy a tu lado. No te dejes guiar por el sentimiento, porque él no siempre está en tu poder, todo el merito está en la voluntad. Depende siempre de las Superioras en las cosas más pequeñas. No te hago ilusiones con la paz (121) y los consuelos, sino que prepárate a grandes batallas. Has de saber que ahora estas sobre un escenario donde te observan la tierra y todo el cielo, lucha como un guerrero para que pueda concederte el premio; no tengas mucho miedo, porque no estás sola.



Segundo día
Hija Mía, hoy considera Mi dolorosa Pasión, toda su inmensidad; medítala como si hubiera sido emprendida exclusivamente por ti.
Aplicación: Cuando empecé a sumergirme en la divina Pasión, descubrí el gran valor del alma humana y toda la maldad del pecado y conocí cómo yo no sabia sufrir. Para adquirir meritos por los sufrimientos, uniré mis sufrimientos a la Pasión del Señor Jesús pidiendo gracia para las almas agonizantes a fin de que la misericordia de Dios las envuelva en ese importante momento…….
(122) Segunda meditación
Hija Mía, medita sobre la regla y los votos que Me has hecho a Mi. Tú sabes cuánto los aprecio y todas las gracias que tengo para las almas de los religiosos se relacionan con la regla y los votos.
Aplicación: Oh Jesús mío, advierto aquí muchas faltas, pero por merito de Tu gracia no recuerdo una infracción consciente y voluntaria de la regla o de los votos religiosos; sigue guardándome, oh mi buen Jesús, porque por mi misma soy débil.
Hoy, hija Mía, tomarás por lectura el capitulo diecinueve del Evangelio de San Juan y lee no sólo con los labios sino con el corazón….
Durante esta lectura mi alma estaba colmada de una profunda tristeza. Conocí toda la ingratitud de las criaturas para con su Creador y Señor. Pedí que Dios me perseverara de la ceguera del intelecto.

Conferencia sobre el sacrificio y la oración.
(123) Hija Mía, quiero enseñarte a salvar las almas con el sacrificio y la oración. Con la oración y el sacrificio salvarás mas almas que un misionero sólo a través de predicas y sermones. Quiero ver en ti una ofrenda de amor vivo, ya que sólo entonces tiene el poder frente a Mí. Tienes que ser aniquilada, destruida, vivir como si estuvieras muerta en tu esencia más secreta. Tienes que ser destruida en este rinconcito secreto donde el ojo humano no llega nunca y entonces serás para Mi una ofrenda agradable, un holocausto, lleno de dulzura y perfume y tu fuerza será potente cuando intercedas por alguien. Por fuera tu sacrificio debe ser: escondido, silencioso, impregnado de amor, saturado de oración. Exijo de ti, hija Mía, que tu sacrificio sea puro y lleno de humildad para que pueda complacerme en él. No te escatimaré Mi gracia para que puedas cumplir lo que exijo de ti. Ahora te instruiré (124) en qué consistirá este holocausto en la vida cotidiana para preservarte de las ilusiones. Aceptarás con amor todos los sufrimientos; no te aflijas si muchas veces tu corazón siente repugnancia y aversión por este sacrificio. Todo su poder está encerrado en la voluntad, por lo tanto los sentimientos contrarios no sólo no disminuyen este sacrificio a Mis ojos, sino que lo hacen más grande. Has de saber que tu cuerpo y tu alma estarán a menudo en el fuego. Aunque en algunas horas no Me sientas, pero Yo estaré junto a ti. No tengas miedo, Mi gracia estará contigo….



Tercer día
Hija Mía, en esta meditación considera el amor al prójimo: ¿es Mi amor lo que te guía en el amor al prójimo?, ¿rezas por los enemigos?, ¿deseas el bien a quienes te han entristecido o te han ofendido de cualquier modo?
Has de saber que cualquier (125) cosa buena que hagas a cualquier alma, la acojo como si la hubieras hecho a Mi Mismo.
1769 Aplicación: Oh Jesús, Amor mío. Tu sabes que en las relaciones con el prójimo, sólo desde hace poco me guío exclusivamente por Tu amor. Solamente Tú conoces mis esfuerzos encaminados a alcanzar este fin. Ahora me resulta más fácil, pero si Tú Mismo no hubieras encendido este amor en mi alma, no habría logrado perseverar en él. Es gracias a Tu amor Eucarístico que me inflama cada día.
Segunda meditación
1770 Ahora vas a meditar sobre Mi amor en el Santísimo Sacramento. Aquí estoy entero para ti, con el cuerpo, el alma y la divinidad, como tu Esposo. Tú sabes lo que exige el amor, una sola cosa, es decir, la reciprocidad….
Aplicación: Oh Jesús mío, Tu sabes que deseo amarte con el amor con el cual (126) hasta ahora ningún alma Te ha amado. Desearía que el mundo entero se transformara en el amor hacia ti, Esposo mío. Tú me alimentas con la leche y la miel de Tu Corazón. Desde los años más tempranos me has criado Tu Mismo para Ti, con el fin de que ahora sepa amarte. Tú sabes que Te amo, porque sólo Tú conoces la profundidad del sacrificio que Te ofrezco cada día.
Jesús me dijo: Hija Mía, ¿tienes alguna dificultad en estos ejercicios espirituales? Contesté que no tenía. Durante estos ejercicios espirituales mi mente es como un relámpago. Con gran facilidad penetro todos los misterios de la fe, Maestro mío y Guía. Bajo el rayo de tu luz toda la oscuridad desaparece de mi mente.
Hoy, como lectura tomarás el santo Evangelio escrito por San Juan, capitulo 21. Vívelo más con el corazón que con la mente.
(127) + Durante el oficio que se celebra en el mes de junio, el Señor me dijo: Hija Mía, en tu corazón he depositado Mi complacencia. Cuando Me quedé en el Santísimo Sacramento el Jueves Santo, has contado mucho en Mi mente.
Después de estas palabras mi amor se esforzó para expresarle lo que Él era para mí y no logré encontrar palabras y rompí a llorar por mi impotencia. Y Jesús dijo: Soy para ti la Misericordia Misma, por lo tanto te pido que Me ofrezcas tu miseria y esta impotencia tuya, y con esto alegrarás Mi Corazón.
Hoy, en mi alma ha entrado una llama de amor divino tan viva que si hubiera durado mas tiempo, me habría quemado en este fuego, liberándome de las ataduras del momento actual. Me parecía que bastaba un momentito más para que me hundiera en el océano de amor. No sé describir estas flechas de amor que traspasan mi alma.
1777 (128) + Conferencia sobre la misericordia
Has de saber, hija Mía, que Mi Corazón es la Misericordia Misma. De este mar de misericordia las gracias se derraman sobre el mundo entero. Ningún alma que se haya acercado a Mi, se ha retirado sin consuelo. Toda miseria se hunde [en] Mi misericordia y de este manantial brota toda gracia, salvadora y santificante. Hija Mía, deseo que tu corazón sea la sede de Mi misericordia. Deseo que esta misericordia se derrame sobre el mundo entero a través de tu corazón. Cualquiera que se acerque a ti, no puede retirarse sin confiar en esta misericordia mía que tanto deseo para las almas. Reza, cuanto puedas, por los agonizantes, impetra para ellos la confianza en Mi misericordia, porque son ellos los que mas necesitan la confianza quienes la tienen muy poca. Has de saber que la gracia de la salvación eterna de algunas almas en el último momento dependió de tu oración. Tu conoces todo el abismo de Mi misericordia, (129) entonces recoge de ella para ti y especialmente para los pobres pecadores. Antes el cielo y la tierra se vuelven a la nada, que Mi misericordia deje de abrazar a un alma confiada.
1778 Mi propósito sigue siendo el mismo: la unión con Cristo Misericordia.
1779 Fin de los ejercicios espirituales; última conversación con el Señor.
Te agradezco, Amor eterno, por Tu inconcebible benevolencia para mí, por ocuparte Tu Mismo directamente de Mi santificación. Hija Mía, que te adornen especialmente tres virtudes; humildad, pureza de intención [y] amor. No hagas nada mas, sino lo que exijo de ti y acepta todo lo que te dé Mi mano. Procura vivir en el recogimiento para oír Mi voz que es tan bajita que solo la pueden oír las almas recogidas…..
1780 (130) Hoy, hasta la medianoche no he conseguido dormirme por estar tan preocupada de la renovación de los votos al día siguiente. La grandeza de Dios envolvía todo mi ser.
Pentecostés [420]. Renovación de los votos.
Me levanté mucho [421] antes que de costumbre y fui a la capilla sumergiéndome en el amor de Dios. Antes de recibir la Santa Comunión renové mis votos religiosos en voz baja. Después de la Santa Comunión me ha abrazado el inconcebible amor de Dios. Mi alma estaba en comunión con el Espíritu Santo que es el Mismo Señor que el Padre y el Hijo. Su soplo llena mi alma de tanto deleite que me esforzaría en vano si quisiera dar aunque en parte la idea de lo que vivía mi corazón. A lo largo de todo el día, en todas partes donde estaba y durante cada conversación, me ha acompañado la viva presencia de Dios; mi alma se ha sumergido en agradecimiento por estas grandísimas gracias.
(131) + Hoy, cuando Salí al jardín, el Señor me dijo: Vuelve a tu habitación aislada, porque te esperaré allí. Al volver, vi inmediatamente al Señor Jesús que estaba sentado a la mesa y me esperaba. Mirándome bondadosamente me dijo: Hija Mía, deseo que ahora escribas, porque ese paseo no habría sido conforme a Mi voluntad. Me he quedado sola y en seguida me he puesto a escribir.
+ Al sumergirme en la oración y unirme a todas las Misas que en ese momento se estaban celebrando en el mundo entero, rogué a Dios, a través de todas esas Santas Misas, la misericordia para el mundo y especialmente para los pobres pecadores que en ese momento estaban en agonía. Y en aquel momento dentro de mi recibí la respuesta de Dios, de que mil almas (132) habían recibido la gracia a través de la oración que yo había elevado a Dios. No sabemos qué numero de almas que podemos salvar con nuestras oraciones y nuestro sacrificio, por eso oremos siempre por los pecadores.
Hoy, durante una conversación más larga, el Señor me dijo: Cuánto deseo la salvación de las almas. Mi queridísima secretaria, escribe que deseo derramar Mi vida divina en las almas humanas y santificarlas, con tal de que quieran acoger Mi gracia. Los más grandes pecadores llegarían a una gran santidad si confiaran en Mi misericordia. Mis entrañas están colmadas de misericordia que está derramada sobre todo lo que he creado. Mi deleite es obrar en el alma humana, llenarla de Mi misericordia (133) y justificarla. Mi reino en la tierra es Mi vida en las almas de los hombres. Escribe, secretaria mía, que el director de las almas lo soy Yo Mismo directamente, mientras indirectamente las guío por medio de los sacerdotes y conduzco a cada una a la santidad por el camino que conozco solamente Yo.
Hoy me visitó la Madre Superiora pero por muy breve momento. Al mirar a su alrededor me ha dicho que lo que me rodeaba era demasiado bonito. Y realmente, las hermanas tratan de hacerme amena la estancia en el sanatorio. Pero toda la belleza no disminuye mi sacrificio que solamente Dios ve y que terminará en el momento en que mi corazón dejará de latir. Ninguna belleza de toda la tierra ni del cielo mismo borrará el tormento de mi alma que es vivo a cada momento (134) aunque muy intimo. Terminará cuando Tu Mismo, Autor de mi tormento, me digas: "Basta". Nada tiene el poder de reducir mi sacrificio.
1786 Primer viernes después de Corpus Cristo [422]
[17 VI 1938].
Ya el viernes después de Corpus Cristo me sentí tan mal que pensé que se acercaba el momento deseado. Apareció una fiebre alta y por la noche escupí mucha sangre. Sin embargo, en la mañana fui a recibir al Señor Jesús, pero yo no pude quedarme a la Santa Misa. Por la tarde, la fiebre bajó repentinamente a 35,8. Me sentía tan débil que tuve la sensación como si todo en mi estuviera muriendo. Pero cuando me sumergí en una oración más profunda, conocí que no era todavía el momento de la liberación, sino una llamada más cercana del Esposo.
1787 Al encontrarme con el Señor, (135) le dije: Me engañas, Jesús, me enseñas la puerta abierta del cielo y me dejas nuevamente en la tierra. Y el Señor me dijo: Cuando veas en el cielo tus días actuales, te alegrarás y querrás ver tantos como sea posible. No Me extraña, hija Mía, que ahora no logres comprender esto, ya que tu corazón esta desbordado de dolor y de anhelo por Mi. Me gusta tu vigilancia; te baste Mi palabra que ya no queda mucho.
Y otra vez mi alma se encontró en el destierro. Me uní cariñosamente a la voluntad de Dios, sometiéndome a sus amorosos designios.
+ Las conversaciones sobre las cosas del mundo que escucho aquí me cansan tanto que estoy a punto de desmayarme. Lo han notado las hermanas que me asisten, ya que esto se refleja por fuera.
(136) + Hoy [423] he visto la gloria de Dios que fluye de esta imagen. Muchas almas reciben gracias aunque no lo digan abiertamente. Aunque su suerte varia, Dios recibe gloria a través de ella y los esfuerzos de Satanás y de la gente mala se estrellan y vuelven a la nada. A pesar de la maldad de Satanás, la Divina Misericordia triunfará en el mundo entero y recibirá el culto de todas las almas.
He aprendido que para que Dios pueda obrar en un alma, ésta tiene que renunciar a actuar por su propia cuenta, ya que en el caso contrario Dios no realizará en ella su voluntad.
Cuando se acercaba una gran tormenta, me puse a rezar la coronilla. De repente oí la voz de un ángel: No puedo acercarme con (137) la tempestad, porque el resplandor que sale de su boca me rechaza a mí y a la tormenta. Se quejaba el ángel con Dios. De súbito conocí lo mucho que había de devastar con esa tempestad, pero conocí también que esa oración era agradable a Dios y lo potente que es la coronilla.
Conocí que cierta alma que es muy agradable a Dios, a pesar de distintas persecuciones, es revestida por Dios de una dignidad más elevada, por lo cual mi corazón experimentó un gozo muy grande.
Mis momentos más gratos son aquellos cuando estoy conversando con el Señor dentro de mí. Procuro, según está en mi poder, que no esté solo; a Él le gusta estar siempre con nosotros…..
(138) + Oh Jesús, Dios eterno, Te agradezco por tus innumerables gracias y bendiciones. Que cada latido de mi corazón sea un himno nuevo de agradecimiento a Ti, oh Dios. Que cada gota de mi sangre circule para Ti, Señor. Mi alma es todo un himno de adoración a Tu misericordia. Te amo, Dios, por ser Tu Mismo.
Oh Dios mío, aunque los sufrimientos son grandes y se prolongan, los acepto de tu mano como un magnifico regalo. Los acepto todos, también aquellos que otras almas no han querido aceptar. Puedes venir a mi, oh Jesús, con todo, no Te negaré nada; Te pido una sola cosa, dame la fuerza para soportarlos y haz que sean meritorios. Aquí tienes todo mi ser, haz conmigo lo que quieras.
(139) Hoy he visto el Sagrado Corazón de Jesús en el cielo [en] una gran claridad; de la herida salían los rayos y se difundían por el mundo entero.
Hoy el Señor entro en mi [habitación] y me dijo: Hija Mía, ayúdame a salvar las almas. Irás a casa de un pecador agonizante y rezarás esta coronilla con lo cual obtendrás para él la confianza en Mi misericordia, porque ya está en la desesperación.
De repente me encontré en una cabaña desconocida donde, entre terribles tormentos, agonizaba un hombre ya avanzado en años. Alrededor de la cama había una multitud de demonios y la familia estaba llorando. Cuando empecé a rezar, los espíritus de las tinieblas se dispersaron con silbidos y amenazas dirigidas a mí. Esa alma se tranquilizó y llena de confianza descansó en el Señor.
En el mismo instante me encontré en mi habitación. Cómo esto sucede, no lo sé.



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(140) JMJ. Siento que alguna fuerza me defiende y protege de las flechas del enemigo. Me custodia y defiende, lo siento muy bien, estoy protegida como si estuviera a la sombra de sus alas.
Oh Jesús mío, sólo Tú eres bueno. Aunque mi corazón se esforzara para describir al menos una pequeña parte de Tu bondad, no seria capaz; eso supera cualquier imaginación nuestra.
Un día, durante la Santa Misa, el Señor me hizo conocer mas profundamente su santidad y su Majestad y al mismo tiempo conocí mi miseria. Me regocijé de ese conocimiento y toda mi alma se sumergió en su misericordia; me siento sumamente (141) feliz.
Al día siguiente sentí evidentemente las palabras: Ves, Dios es tan santo y tú eres pecadora. No te acerques a Él y confiésate cada día. Y efectivamente, cada cosa en que pensé me pareció pecado. Sin embargo, no abandoné la Santa Comunión y decidí ir a confesarme a su debido tiempo, no teniendo un impedimento evidente. No obstante, cuando se acercó el día de la confesión, preparé una gran cantidad de pecados para acusarme de ellos.
Pero al acercarme a la rejilla, Dios me permitió acusarme de dos imperfecciones, a pesar de que me esforzaba por confesarme según me había preparado. Cuando me alejé del confesionario, el Señor me dijo: Hija Mía, todos los pecados que quisiste confesar no son pecados a [142] Mis ojos, por lo tanto te he quitado la posibilidad de decirlos. Conocí que Satanás, queriendo turbar mi paz, me sugiere pensamientos exagerados. Oh Salvador, qué grande es Tu bondad.
Un día, mientras me preparaba para la Santa Comunión y me di cuenta de que no tenia nada por ofrecerle, me caí a sus pies invocando toda su misericordia para mi pobre alma. Tu gracia que fluye sobre mi de tu Corazón compasivo me fortifique para la lucha y los sufrimientos para que te permanezca fiel, y aunque soy una gran miseria, no Te tengo miedo, porque conozco bien Tu misericordia. Nada me alejará de Ti, oh Dios, porque todo es mas pequeño (143) del conocimiento que tengo [de ti] lo veo claramente

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