domingo, 24 de febrero de 2008

SEGUNDO CUADERNO

+ Cantaré eternamente la misericordia del Señor
Delante de todo el pueblo,
Ya que éste es el mayor atributo de Dios
Y para nosotros un milagro continuo.
Brotas de la Divina Trinidad,
Pero de un único seno amoroso;
La misericordia del Señor aparecerá en el alma
En toda su plenitud, cuando caiga el velo.
De la fuente de Tu misericordia, oh Señor,
Fluyen toda felicidad y toda vida;
Y así, todas las criaturas y todas las cosas
Cantad con éxtasis el himno de la misericordia.
Las entrañas de la Divina Misericordia abiertas
Para nosotros,
Por la vida de Jesús extendido en la cruz;
No deberías dudar ni desesperar, oh pecador,
Sino confiar en la misericordia,
Porque tú también puedes ser santo.
Dos manantiales brotaron en forma de rayos,
Del Corazón de Jesús,
No para los ángeles, ni querubines, ni serafines,
Sino para salvar al hombre pecador.

(2) +
JMJ
523 Oh voluntad de Dios
Sé mi amor.
Oh Jesús mío, Tu sabes que por mi misma no hubiera escrito ni una sola letra y si escribo es por una clara orden de la santa obediencia [189].
Dios y las almas
Sor M. Faustina
del Santísimo sacramento [190]
524 + Oh Jesús, Dios oculto,
Mi corazón Te siente,
Aunque Te cubren los velos,
Tú sabes que Te amo.
525 (3) + Vilna, 24 XI 1935
JMJ + Segundo cuaderno
Dios sea adorado
Oh Santísima Trinidad, en la que esta encerrada la vida interior de dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo, oh gozo eterno, inconcebible abismo de amor que Te derramas sobre todas las criaturas y las haces felices, honor y gloria a Tu nombre por los siglos de los siglos. Amen.
Cuando conozco Tu grandeza y Tu belleza, oh Dios mío, me alegro indeciblemente por ser tan grande el señor a quien sirvo. Con amor y alegría cumplo su santa voluntad y cuanto más lo conozco, tanto mas ardientemente deseo amarlo. Me quema el deseo de amarlo cada vez más.
526 (4) + El 14. Este jueves, mientras hacíamos la adoración nocturna [191], al principio no pude rezar, una aridez se adueñó de mí; no pude contemplar la dolorosa Pasión de Jesús, pero me postré en cruz y ofrecí la dolorosa Pasión del Señor Jesús al Padre Celestial como satisfacción por los pecados del mundo entero. Al levantarme del suelo después de aquella plegaria y al volver a mi reclinatorio, de repente vi a Jesús junto a él. El Señor Jesús con el mismo aspecto que tenia durante la flagelación, en la mano tenia la túnica blanca con la que me vistió y un cinturón con el que me ciñó y me cubrió con un manto rojo igual al que le cubría a Él en la Pasión, y un velo del mismo color y me dijo: Tu y tus compañeras tendrán un habito igual; Mi vida desde el nacimiento hasta la muerte en la cruz será su regla. Contémplame y vive según esto; deseo que penetres mas profundamente en Mi espíritu (5) y [tengas presente] que soy manso y humilde de Corazón.
527 Una vez sentí en el alma un apremio para que me pusiera a la obra y cumpliera todo lo que Dios exigía de mí. Entré un momento en la capilla, oí esta voz en el alma: ¿Por qué tienes miedo? Piensas que Me faltará la omnipotencia para ayudarte? Y [en] aquel momento sentí en el alma una extraña fuerza y me parecieron nada todas las contrariedades que me habrían podido suceder [en] el cumplimiento de la voluntad de Dios.
528 El viernes, durante la Santa Misa, siendo mi alma inundada por la felicidad de Dios, oí en el alma estas palabras: Mi misericordia pasó a las almas a través del Corazón divino – humano de Jesús, como un rayo de sol a través del cristal. Sentí en el alma y comprendí que cada acercamiento a Dios nos fue dado por Jesús, en Él y por Él.
529 (6) El día en que terminó la novena en Ostra Brama, al anochecer [192], cantadas las letanías, uno de los sacerdotes trajo el Santísimo sacramento en la custodia; cuando lo puso en el altar, en seguida vi al pequeño Niño Jesús que tendía las manitas hacia su Madre que en aquel momento tenia un aspecto vivo. Mientras la Virgen me hablaba, Jesús tendía las manitas hacia el pueblo reunido. La Virgen Santísima me dijo aceptar todas las exigencias de Dios como una niña pequeña sin averiguar nada, lo contrario no agrada a Dios. En el mismo instante el Niño Jesús desapareció y la Virgen perdió el aspecto vivo y la imagen quedo como era antes, pero mi alma fue colmada de gozo y de gran alegría y dije al Señor: Haz de mi lo que Te agrade, estoy dispuesta a todo, pero Tu, oh Señor, no Te alejas de mi ni por un momento.
(7) +
530 JMJ En honor de la Santísima Trinidad
Pedí a la Madre Superiora [193] el ayuno de cuarenta días, tomando una vez al día una rebanada de pan y un vaso de agua; sin embargo la Madre Superiora no me dio permiso para cuarenta días, sino para siete días, de acuerdo con la opinión del confesor [194]. "No puedo exonerarla del todo de las tareas, debido a que otras hermanas podrían notar algo; hermana, yo le doy permiso de dedicarse, en la medida en que pueda, a la plegaria y de tomar apuntes de algunas cosas, pero me será mas difícil arreglar lo del ayuno, de verdad, aquí no logro inventar nada." Y dijo: Retírese, hermana, quizá me ilumine alguna luz. En la mañana del domingo comprendí interiormente que cuando la Madre Superiora me había destinado a la puerta a la hora de comer, pensó en darme la oportunidad de ayunar. Por la mañana no fui a desayunar, pero poco después fui (8) a la Madre Superiora y pregunté: Si estoy en la puerta será fácil no llamar la atención con mi persona. Y la Madre Superiora me contestó: Cuando la destinaba [195] pensaba en esto. En aquel momento comprendí que el mismo pensamiento yo lo había sentido dentro de mí.
531 24 XI 1935. Domingo, primer día. Fui inmediatamente delante del Santísimo Sacramento y me ofrecí con Jesús que esta en el Santísimo Sacramento, al Padre Eterno. Entonces oí en el alma estas palabras: Tu intención y la de tus compañeras es unirse a Mi lo mas estrechamente posible a través del amor, reconciliaras la tierra con el cielo, mitigaras la justa cólera de Dios e impetrarás la misericordia por el mundo. Confío a tu cuidado dos perlas preciosas para Mi Corazón, que son las almas de los sacerdotes y las almas de los religiosos; por ellas rogarás de manera especial, la fuerza de ellas vendrá de tu anonadamiento. Las plegarias, los ayunos, las mortificaciones, las fatigas y todos los sufrimientos, los unirás a la oración, al ayuno, a la mortificación, a la fatiga, al sufrimiento Mío y entonces tendrán valor ante Mi Padre.
532 Después de la Santa Comunión vi al Señor Jesús que me dijo estas palabras: Hoy, penetra en el espíritu de Mi pobreza y organiza todo de tal modo que los más pobres no tengan nada que envidiarte. No en los grandes palacios ni en las esplendidas instalaciones, sino en el corazón puro y humilde Me complazco.
533 Al quedarme sola empecé a reflexionar sobre el espíritu de pobreza. Veo claramente que Jesús no poseía nada siendo el Dueño del todas las cosas. El pesebre prestado; camina por la vida haciendo el bien a todos sin tener donde apoyar la cabeza. Y en la cruz veo el colmo de su pobreza, ya que ni siquiera tiene puesta una vestidura. Oh Jesús, a través del solemne voto de pobreza deseo asemejarme a Ti; la pobreza será mi madre. (10) No poseer nada exteriormente ni disponer de nada como de mi propiedad, ni tampoco desear algo interiormente. Y en el Santísimo Sacramento ¡que grande es Tu pobreza! ¿Hubo alguna vez un alma tan abandonada como Tu, Jesús, en la cruz?
534 La castidad, este voto se entiende por si mismo, prohíbe todo lo que esta prohibido por el sexto y el noveno mandamientos de Dios, naturalmente; obras, pensamientos, palabras, sentimientos, y ….. Entiendo que el voto solemne difiere del voto simple, lo entiendo en toda la extensión. Cuando lo estaba contemplando, escuché en el alma estas palabras: Tu eres Mi esposa para la eternidad, tu pureza debe ser mayor que la de los angeles, porque con ningun angel tengo relacion de tan estrecha intimidad como contigo. La más pequeña acción de Mi esposa tiene un valor infinito, el alma pura tiene una potencia incalculable delante de Dios.
535 (11) La obediencia. He venido para cumplir la voluntad de Mi Padre. He sido obediente a los padres, obediente a los verdugos, soy obediente a los sacerdotes. Comprendo, Oh Jesús, el espíritu de la obediencia y en que consiste; no se refiere solamente a la ejecución exterior, sino que abarca también la mente, la voluntad y el juicio. Obedeciendo a las Superioras, obedecemos a Dios. No tiene importancia si es un ángel o un hombre que me mande en nombre de Dios, tengo que ser obediente siempre. No voy a escribir mucho sobre los votos porque ellos son claros por si mismos y se basan en lo concreto; aquí procuro mas bien dar una idea de esta Congregación.
536 + Resumen general [196].
Nunca habrá casas fastuosas, sino una modesta capilla y junto a ella una pequeña Comunidad, un pequeño grupito de almas que estará compuesto a lo mas por diez almas; además de ellas habrá dos almas que atenderán distintas (12) necesidades de la Comunidad por fuera del claustro, y prestarán varios servicios en la iglesia. No llevaran hábitos, sino que vestirán como laicas. Tendrán los votos pero simples y estarán estrictamente sometidas a la Superiora, quien estará detrás de la reja. Tendrán parte de todos los bienes espirituales de toda la Comunidad, pero no podrán ser nunca más de dos, preferiblemente una. Cada casa será independiente de las demás, pero si, todas estarán muy estrechamente unidas por la regla y por los votos, y por el espíritu. Sin embargo, {en} casos excepcionales, se podrá enviar una hermana de una casa a otra; también es posible, al fundar una casa, tomar algunas religiosas, si es necesario. Cada casa estará sujeta al ordinario del lugar.
537 Cada religiosa vivirá en una celda individual, pero será conservada la vida comunitaria, se reunirán todas para la oración, la comida y el recreo. Cada religiosa, después de emitir la profesión (13) nunca más vera el mundo, ni siguiera por la reja que será tapada con un paño oscuro, y también los coloquios serán estrictamente limitados. Será como una persona muerta a la que el mundo no comprende y la que no comprende al mundo. Ha de presentarse entre el cielo y la tierra, e implorar incesantemente a Dios su misericordia para el mundo, y la fortaleza para los sacerdotes, para que sus palabras no resuenen en vano, y para que ellos mismos logren mantenerse {en} esta inconcebible dignidad, tan expuestos, sin ninguna mancha…. A pesar de ser pocas estas almas, serán heroicas. No habrá lugar para las almas cobardes ni débiles.
538 Entre ellas no se dividirán en ningunos coros ni en ningunas Madres, ni mamitas, [197], ni reverendas, ni reverendísimas, sino que todas serán iguales entre ellas, aunque hubiera una gran diferencia en su origen. Sabemos quien era Jesús y como se humilló y con quienes se relacionaban Llevaran un habito como el que Él llevaba durante la Pasión, pero no solamente la vestidura, (14) sino que tienen que imprimir en si las señales con las cuales Él fue distinguido y éstas son: el sufrimiento y el desprecio. Cada una tenderá a negarse a si misma en grado máximo y a amar la humildad, y la que más se distinga en esta virtud, será idónea a presidir a las demás.
539 Como dios nos ha hecho las compañeras de su misericordia, o más bien, incluso las dispensadoras, nuestro amor debe ser grande para cada alma, comenzando por los elegidos y terminando en el alma que no conoce a Dios todavía. Con la oración y la mortificación llegaremos hasta los países más salvajes, abriendo el camino a los misioneros. Recordaremos que, como el soldado en el frente no puede resistir mucho tiempo sin el respaldo de la retaguardia que no toma parte directamente en la batalla, pero le provee de todo lo que necesite. Para [el misionero] lo es la plegaria. Cada una debe distinguirse por el espíritu del apostolado.
540 (15) Por la noche, mientras escribía, oí en la celda esta voz: No salgas de esta Congregación, ten piedad de ti misma, te esperan grandes sufrimientos. Cuando mire hacia allí de donde salía la voz, no vi. nada y continué escribiendo. De repente oí un ruido y estas palabras: Cuando salgas, te destruiremos. No nos atormentes. Cuando miré vi. muchos monstruos feos; cuando hice con el pensamiento la señal de la cruz, se disiparon todos inmediatamente. Que horriblemente feo es Satanás; pobras las almas que tienen que vivir en su compañía, verlo solamente es mas repugnante que todos los tormentos del infierno.
541 Un momento después oí en el alma esta voz: No tengas miedo de nada, no te sucederá nada sin Mi voluntad. Después de estas palabras del Señor una fuerza misteriosa entró en mi alma; me alegro grandemente de la bondad de Dios.
542 (16) El postulantazo. La edad para ser recibida. Puede ser recibida cada persona desde los quince hasta los treinta anos. En primer lugar hay que reparar en el espíritu que inspira a la persona dada y en su carácter, si tiene la fuerte voluntad y el valor para seguir las huellas de Jesús, y esto con gozo y alegría, porque Dios ama a un donador alegre; tiene que despreciar al mundo y a si misma. La falta de la dote nunca será un impedimento para ser aceptada; también todas las formalidades deben ser claras, no aceptar los casos complicados.
Sin embargo no pueden ser recibidas las personas melancólicas, inclinadas a la tristeza, con enfermedades contagiosas, caracteres ambiguos, recelosos, inadaptables a la vida religiosa. Hay que tener mucho cuidado con la elección de los miembros porque basta una persona no adaptada para provocar confusión en todo el convento.

543 La duración del postulantazo. El postulantazo será de un año. (17) Durante ese periodo la persona dada debe analizar si este tipo de vida le gusta y si es apta o no para ella; y también la Maestra debe observar atentamente si la persona dada es apta o no lo es para este tipo de vida. Después de un ano, si resulta que tiene una buena voluntad y un sincero deseo de servir a Dios, hay que recibirla en el noviciado.
544 El noviciado ha de durar un año continuo. A la novicia hay que instruirla sobre las virtudes referentes a los votos y sobre su importancia. La Maestra debe poner todo el empeño en darles una formación sólida. Debe ejercitarlas en la humildad ya que solamente el corazón humilde observa los votos con facilidad y experimenta grandes gozos que fluyen de Dios a un alma fiel.
No serán cargadas con trabajos de responsabilidad para que puedan dedicarse libremente a su propio perfeccionamiento. Son obligadas rigurosamente a observar las reglas y las normas al igual que las postulantes.
545 (18) Después de un ano de noviciado, si la novicia se ha mostrado fiel, puede ser admitida a pronunciar los votos por un ano; éstos deben repetirse durante tres anos; entonces pueden asignársele ya los deberes de responsabilidad; no obstante pertenecerá al noviciado y una vez por semana tiene que asistir a las conferencias junto con las otras novicias, y los últimos seis meses los pasaran todas en el noviciado para prepararse bien a la profesión solemne.
546 En lo que se refiere a la alimentación, no comeremos carne; las comidas serán tales que ni aun los pobres tendrán nada que envidiarnos. Sin embargo los días festivos pueden diferir un poco de los días regulares. Comerán tres veces al día, observaran rigurosamente los ayunos en el espíritu primitivo y especialmente los dos grandes. Los alimentos serán iguales para todas las hermanas, excluyendo (19) cualquier excepción para que la vida comunitaria sea observada en toda su integridad, tanto en las comidas, como en el vestir o el arreglo de la celda; pero si una de las hermanas se pone enferma, debe gozar de todos los favores.
547 En cuanto a la oración. La meditación de una hora, la Santa Misa y la Santa Comunión, dos exámenes de conciencia, el oficio [198], el rosario, la lectura espiritual, una hora de oración durante la noche. En cuanto al orden del día según las horas, se podrá hacerlo mejor cuando comencemos a vivir según este sistema.
548 De repente oí en el alma estas palabras: Hija Mía, te aseguro un ingreso fijo del cual vivirás. Tu empeño debe ser la total confianza en Mi bondad, el Mío, darte todo lo que necesites. Me hago dependiente de tu confianza; si tu confianza es grande Mi generosidad no conocerá límites.
549 (20) Sobre el trabajo. Siendo personas pobres, ellas mismas, ejecutaran todos los trabajos que haya en el convento. Cada una debe estar contenta si le toca un trabajo humillante o contrario a su naturaleza ya que le será de ayuda para su formación interior. La Superiora cambiara a menudo los deberes de las hermanas y así las ayudara a separarse completamente de esos pequeños detalles a los que las mujeres sienten un gran apego. De verdad, a veces me da risa cuando veo con mis ojos que algunas almas han dejado cosas verdaderamente grandes y toman apego a los trapitos, es decir a la nadería. Cada una de las hermanas estará un mes en la cocina, no excluyendo ni siquiera a la Superiora. Que todas prueben cada fatiga que haya en el convento, que todas tengan siempre la intención pura en todo porque a Dios no le agrada en absoluto la confusión.
550 Que ellas mismas se acusen de las desobediencias exteriores (21) y pidan a la Superiora la penitencia; que la hagan en el espíritu de humildad. Que se amen unas a otras con el amor superior, con el amor puro, viendo en cada hermana la imagen de Dios. La característica singular de esta pequeña Comunidad lo es el amor, así que no estrechen sus corazones, sino que abracen al mundo entero, ofreciendo misericordia a cada alma a través de la oración, según su vocación. Si somos misericordiosas en este espíritu, también nosotros mismas alcanzaremos la misericordia.
551 Cada una debería tener un gran amor hacia la Iglesia. Como una buena hija que ama a su madre y reza por ella, así cada alma cristiana debe rezar por la Iglesia que para ella es madre. ¿Y qué decir de nosotras, las religiosas, que nos hemos comprometido particularmente a rezar por la Iglesia? Pues, qué grande es nuestro apostolado aunque tan escondido. Estas pequeñas cosas de cada día serán depositadas a los pies de Jesús como una ofrenda de imploración por el mundo; pero para (22) que la ofrenda sea agradable a Dios, tiene que ser pura; para que la ofrenda sea pura, el corazón tiene que liberarse de todos los apegos naturales y dirigir todos los sentimientos hacia el Creador, amando en Él a todas las criaturas, según su santa voluntad. Y si cada una se comporta así, en el espíritu de fervor, le proporcionará alegría a la Iglesia.
552 Además de los votos veo una regla importantísima; aunque todas son importantes, ésta la pongo en el primer lugar y es el silencio. De verdad, si esta regla fuera observada rigurosamente, yo estaría tranquila por las demás. Las mujeres tienen una gran inclinación a hablar. De verdad, el Espíritu Santo no habla a un alma distraída y charlatana, sino que, por medio de sus silenciosas inspiraciones, habla a un alma recogida, a un alma silenciosa. Si se observara rigurosamente el silencio, no habría murmuraciones, amarguras, maledicencias, chismes, no seria tan maltratado el amor (23) del prójimo, en una palabra, muchas faltas se evitarían. Los labios callados son el oro puro y dan testimonio de la santidad interior.
553 Pero en seguida quiero hablar de otra regla, es decir del hablar. Callar cuando se debe halar, es una imperfección y a veces hasta un pecado. Así, que todas tomen parte en el recreo, y que la Superiora no exima a las hermanas del recreo, si no es por alguna razón muy importante. Los recreos deben ser alegres en el espíritu de Dios. Los recreos nos dan la oportunidad de conocernos mejor; que cada una exprese su opinión con sencillez para edificar a las demás y no en el espíritu de alguna superioridad ni, Dios nos libre, para reñir. Eso no correspondería con la perfección ni con el espíritu de nuestra vocación que debe distinguirse por el amor. Dos veces al día habrá recreos de media hora. Pero si alguna hermana interrumpe el silencio (24) tiene la obligación de acusarse en seguida ante la Superiora y pedir la penitencia que la Superiora, por esa falta, aplique una penitencia pública y si no fuera así, ella misma respondería ante el Señor.
554 Sobre la clausura [199]. En los lugares delimitados de la clausura no podrá entrar nadie sin una autorización especial del ordinario y esto en casos excepcionales, es decir, la administración de los sacramentos a los enfermos, o la asistencia y la preparación para la muerte, o en ocasión de los ritos fúnebres. Puede suceder también la absoluta necesidad de dejar entrar a la clausura a un obrero para hacer alguna reparación en el convento, pero antes debe haber un permiso especial. La puerta que conduce a la clausura debe estar siempre cerrada y de la llave dispondrá solamente la Superiora.
555 Sobre el acceso al locutorio. Ninguna hermana irá al locutorio sin un permiso especial de la Superiora y la Superiora no debe conceder fácilmente los permisos para ir (25) con frecuencia al locutorio. Las que han muerto para el mundo, no deben volver a él ni siquiera a través del coloquio. Pero si la Superiora considera oportuno que alguna hermana vaya al locutorio, debe atenerse a las siguientes indicaciones: acompañe ella misma a aquella hermana y si no puede, designe a una suplente, y ésta está obligada a la discreción, no repetirá lo que habrá oído en el locutorio, pero informará de todo a la Superiora. Los coloquios deben ser breves, a menos que el respeto a la persona la detiene un poco, pero nunca descorrerá la cortina, a no ser en casos excepcionales, como puede ser por un insistente pedido del padre o de la madre.
556 Sobre las cartas. Cada hermana puede escribir cartas selladas al ordinario de quien depende la casa; fuera de eso, pedirán permiso por cada carta y la entregaran abierta a la Superiora, y la Superiora debe guiarse por el espíritu de amor (26) y por prudencia. Tiene el derecho de despachar o de retenerla, según lo que será para la mayor gloria de Dios, pero desearía mucho que de esos escritos haya lo menos posible: ayudemos a las almas con la plegaria y la mortificación y no con cartas.
557 Sobre la confesión. El ordinario designara a los confesores para la Comunidad, tanto al ordinario como al extraordinario. El confesor ordinario será uno y escuchara las confesiones de toda la Comunidad una vez por semana. El confesor extraordinario vendrá cada tres meses y cada hermana tiene la obligación de presentarse a él aunque no tenga la intención de hacer una verdadera confesión. Ni el confesor ordinario ni el extraordinario permanecerá en su cargo mas de tres años; al final del trienio habrá una votación secreta y según ella la Superiora presentara el pedido de las hermanas al ordinario; de todas maneras, el confesor puede ser designado para el segundo y también para el tercer (27) trienio. Las religiosas se confesaran junto a la reja cerrada; también las conferencias serán pronunciadas para la Comunidad a través de la reja cubierta con la cortina oscura. Las hermanas no hablaran nunca entre si de la confesión ni de los confesores, mas bien rueguen por ellos para que Dios los ilumine en dirigir sus almas.
558 Sobre la Santa Comunión. Las hermanas no deben hablar de cuáles de ellas se acercan a la Santa Comunión con menos frecuencia y cuáles más a menudo. Se abstengan de dar juicios en esta materia a la que no tienen derecho; cualquier juicio respecto a esto pertenece exclusivamente al confesor. La Superiora puede preguntar a una hermana dada, pero no para conocer la razón por la cual no se acerca a la Santa Comunión, sino mas bien, para facilitarle la confesión. Que las Superioras no se atrevan a entrar en el ámbito de las conciencias de las hermanas. A veces, la Superiora puede disponer que la Comunidad ofrezca (28) la Comunión por cierta intención. Cada una debe aspirar a la máxima pureza del alma para poder recibir diariamente al Huésped Divino.
559 Una vez, al entrar en la capilla, vi. los muros de una casa como abandonada [200], las ventanas estaban sin cristales, las puertas no terminadas sin hojas, sólo tenían los marcos. De repente oí en el alma estas palabras: Aquí debe estar aquel convento. A decir verdad, no me agradó mucho que había de estar en aquellas ruinas.
560 Jueves. Me sentía muy apremiada para dar comienzo a la obra lo antes posible, según el deseo del Señor. Cuando fui a confesarme, antepuse una opinión mía a la opinión del confesor. En un primer momento no me di cuenta de ello, pero mientras rezaba la Hora Santa, vi. al Señor Jesús (29) con el aspecto que tiene en la imagen y me dijo que comunicara al confesor y a las Superioras todo lo que me decía y exigía. Y haz solamente aquello para lo que recibirás permiso. Y me dió a conocer Jesús, lo mucho que le desagrada el alma arbitraria; en aquella alma me reconocí a mi misma. Advertí en mí la sombra de arbitrariedad, me deshice en polvo delante de su Majestad y con el corazón despedazado, le pedí perdón. Pero Jesús no me permitió permanecer mucho tiempo en tal disposición, sino que su divina mirada llenó mi alma con un gozo tan grande que no encuentro palabras para expresarlo. Y me dio a conocer Jesús que debía preguntarle y consultarle más. De verdad, qué dulce es la mirada de mi Señor. Su mirada penetra mi alma hacia los lugares mas secretos, mi espíritu se entiendo con Dios sin pronunciar ni una sola palabra; siento que Él vive en mi y yo en Él.
561 (30) Una vez vi. aquella imagen [201] [en] una pequeña capillita y en un momento vi. que de aquella pequeña capillita se hizo un templo grande y bello, y en aquel templo vi. a la Santísima Virgen con el Niño en los brazos. Luego el Niño Jesús desapareció de los brazos de la Virgen y vi una imagen viva de Jesús crucificado. La Virgen me dijo que me comportara como Ella: a pesar de los gozos, siempre mirara fijamente la cruz y me dijo también que las gracias que Dios me concedía no eran solamente para mí sino también para otras almas.
562 El Niño Jesús que veo durante la Santa Misa no es siempre igual, a veces muy alegre, a veces no mira nada hacia la capilla. Ahora, la mayoría de las veces está alegre cuando nuestro confesor [202] celebra la Santa Misa. Me sorprendí mucho al ver cuánto lo amaba el pequeño Niño Jesús. A veces lo veo con un delantalcito [203] de color.
563 (31)Antes de venir a Vilna y antes de conocer a este confesor, una vez había visto una iglesia no muy grande y junto a ella esta Comunidad. El convento tenía doce celdas, cada religiosa iba a tener su celda particular. Vi al sacerdote que ayudaba a arreglar el convento y a quien conocí unos años mas tarde, pero ya lo había conocido en visión. Vi su gran abnegación en arreglar todo en aquel convento y le ayudaba otro sacerdote que no he conocido hasta el momento. Vi las rejas de hierro tapadas con un paño oscuro. A aquella iglesia las hermanas no iban.
564 El día de la Inmaculada Concepción de la Virgen. Durante la Santa Misa oí el susurro de ropas y vi a la Santísima Virgen en un misterioso, bello resplandor. Tenía una túnica blanca con una faja (32) azul y me dijo: Me das una gran alegría adorando a la Santísima Trinidad por las gracias y los privilegios que me ha concedido, y desapareció enseguida.
565 Sobre las penitencias y las mortificaciones.
En el primer lugar están las mortificaciones interiores, pero además practicaremos las mortificaciones exteriores, definidas exactamente para que las practiquen todas. Estas son: tres días por semana observaremos el ayuno estricto. Estos días son: viernes, sábado y miércoles. Cada viernes, durante el tiempo necesario para rezar el salmo 50, se someterán a la disciplina [204], todas en la misma hora en sus propias celdas. La hora indicada, las tres de la tarde, por los pecadores agonizantes. Durante dos grandes ayunos [205], como los días del trimestre [206], las vigilias [207], la comida consistirá en: una vez al día un trozo de pan y un poco de agua.
Que cada una trate de practicar estas mortificaciones que están prescritas (33) para todas, pero si alguna hermana desea algo mas, pida el permiso a la Superiora. Una mortificación general mas: ninguna hermana puede entrar en la celda de otra sin un permiso especial de la Superiora, pero la Superiora debe a veces entrar inadvertidamente en las celdas de las hermanas, no para espiar, sino en el espíritu de amor y responsabilidad que tiene antes Dios; ninguna cerrará nada con llave, la regla será la llave general para todas.
566 Un día, después de la Santa Comunión vi repentinamente al Niño Jesús que estaba junto a mi reclinatorio y al que se agarraba con las dos manitas. Aunque era un Niño pequeño, no obstante, me penetró el temor y el miedo, viendo en Él a mi Juez, Señor y Creador ante cuya santidad tiemblan los ángeles, y por otra parte, mi alma fue inundada del amor (34) inconcebible y me pareció que moría bajo su influjo. Ahora veo que Jesús refuerza primero mi alma y la hace capaz para relacionarme con Él, porque de otro modo no podría soportar lo que estoy experimentando en este momento.
567 El comportamiento de las hermanas para con la Superiora.
Que todas las hermanas respeten a la Superiora como al Señor Jesús Mismo, tal y como lo mencione hablando del voto de la obediencia. Que se porten con confianza infantil, sin murmurar nunca ni criticar sus órdenes porque eso desagrada mucho a Dios. Que cada una se guíe por el espíritu de fe para con las Superioras, que pida con sencillez todo lo que necesite. Dios nos guarde, y que nunca se repita ni ocurra que alguna de ustedes sea el motivo de tristeza o de lágrimas de la Superiora. Que cada una sepa que, como el cuarto mandamiento obliga a los hijos a respetar a los padres, lo mismo se refiere a la religiosa para con la Superiora. No es buena (35) la religiosa que se permite y se atreve juzgar a la Superiora. Que sean sinceras con la Superiora y le hablen de todo y de sus necesidades con la sencillez de una niña.
Las hermanas se dirigirán a su Superiora de este modo: le ruego, Hermana Superiora. Nunca le besaran la mano, pero cada vez que la encuentren en el pasillo, como también cuando vayan a la celda de la Superiora, dirán: Alabado sea Jesucristo, inclinando un poco la cabeza.
Las hermanas entre si dirán: le ruego, hermana agregando el nombre. Respecto a la Superiora deben guiarse por el espíritu de la fe y no con sentimentalismo ni con adulaciones, cosas indignas de una religiosa que la humillarían mucho. Una religiosa debe ser libre como una reina y lo será si vive con el espíritu de la fe. Debemos escuchar y respetar a la Superiora no por ser buena, santa, prudente, no, no por todo esto, sino solamente porque para nosotros ocupa el lugar de Dios y escuchándola obedecemos a Dios mismo.
568 (36) El comportamiento de la Superiora para con las hermanas.
La Superiora debe distinguirse por la humildad y el amor hacia cada hermana, sin excepción alguna. Que no se deje guiar por simpatía o por antipatía, sino por el espíritu de Cristo. Debe saber que Dios le pedirá cuenta de cada hermana. Que no diga sermones a las hermanas, sino que dé el ejemplo de una profunda humildad y el de negarse a si misma, ésta será la enseñanza mas eficaz para las que dependen de ella. Que sea resuelta, pero nunca brusca; que tenga paciencia si la cansan con las mismas preguntas, aunque tenga que repetir cien veces la misma cosa, pero siempre con la misma calma. Que trate de presentir todas las necesidades de las hermanas sin esperar que le pidan ésta u otra cosa, porque son diversas las naturalezas de las almas. Si ve que alguna hermana está triste o doliente, trate de ayudarle de cualquier manera y de consolarla; que ruegue mucho y pida luz para saber (37) cómo comportarse con cada una de ellas porque cada alma es un mundo diferente. Dios tiene distintos modos para tratar con las almas que, a veces, para nosotros, son incomprensibles e inconcebibles, por eso la Superiora debe ser prudente para no impedir la actuación de Dios en ningún alma. Que nunca amoneste a las hermanas cuando está nerviosa, además los reproches deben siempre ir acompañados por palabras de estimulo. Hay que dar a conocer al alma su error para que lo reconozca, pero no se la debe desalentar. La Superiora debe distinguirse por el amor activo a las hermanas, debe encargarse de todas las penas para aliviar a las hermanas; que no exija ningunos servicios de las hermanas, que las respete como a las esposas de Jesús y que esté dispuesta a servirles tanto de día como de noche; debe mas bien pedir que ordenar. Que tenga el corazón abierto a los sufrimientos de las hermanas y que ella misma estudie y contemple fijamente el libro abierto, es decir, a Jesús Crucificado. Que siempre pida con fervor la luz y, especialmente, cuando tenga que arreglar algo de importancia con alguna (38) hermana. Que se cuide de entrar en el ámbito de sus conciencias, porque en este campo es el sacerdote que tiene la gracia; pero sucede que algún alma sienta la necesidad de desahogarse ante la Superiora, entonces la Superiora puede recibir las confidencias de un alma, pero no se olvide del secreto, porque nada disgusta mas a un alma que cuando se diga a otros lo que ella dijo en confianza, es decir en secreto. Las mujeres tienen siempre la cabeza débil respecto a esto; pocas veces se encuentra a una mujer con la mente de hombre. Procure una profunda unión a Dios y Dios gobernará a través de ella. La Virgen santísima será la Superiora [208] de este convento y nosotras seremos sus hijas fieles.
569 15 XII 1935. Hoy desde muy temprano una fuerza misteriosa me empuja a obrar, no me deja en paz ni un momento; un ardor misterioso se ha encendido en mi corazón empujándome a obrar, no logro dominarlo; es un martirio silencioso conocido solamente a Dios, pero que haga (39) de mi lo que a Él le agrade; mi corazón está dispuesto a todo. Oh Jesús, mi queridísimo Maestro, no te alejas de mí ni por un momento. Oh Jesús, Tu sabes bien lo débil que soy por mi, por eso sé que mi debilidad Te obliga a estar siempre conmigo.
570 Una vez vi al Señor Jesús con una túnica clara; eso fue en el invernadero [209]. Escribe lo que te diré: Mi deleite es unirme a ti, espero con gran ansia y añoro este momento en que habitaré sacramentalmente en tu convento. Mi espíritu descansara en aquel convento, bendeciré especialmente las inmediaciones donde estará el convento. Por amor hacia ustedes alejaré todos los castigos que la justicia de Mi Padre administra merecidamente. Hija Mía, he inclinado Mi Corazón hacia tus suplicas: tu tarea y empeño aquí en la tierra es implorar la misericordia para (40) el mundo entero. No encontrará alma ninguna la justificación hasta que no se dirija con confianza a Mi misericordia y por eso el primer domingo después de Pascua ha de ser la Fiesta de la Misericordia. Ese día los sacerdotes han de hablar a las almas sobre Mi misericordia infinita. Te nombro dispensadora de Mi misericordia. Dile al confesor que la imagen esté expuesta en la iglesia y no en el convento dentro de la clausura. Por medio de esta imagen colmaré a las almas con muchas gracias, por eso, que cada alma tenga acceso a ella.
Oh Jesús mío, Verdad eterna, no tengo miedo de nada, de ningunas dificultades, de ningunos sufrimientos, temo solamente una cosa, es decir, ofenderte. Oh Jesús, preferiría no existir que entristecerte. Oh Jesús, Tu sabes que mi amor no conoce a nadie, solamente a Ti, en ti se ahogó mi alma.
(41) Oh, qué grande debe ser el fervor de cada alma de este convento, si Dios desea morar con nosotras. Que cada una tenga presente que si no somos nosotras, almas religiosas, las que intercedan con Dios, entonces ¿quién lo hará? Que cada una arda como una victima pura de amor delante de la Majestad de Dios; pero para ser agradable a Dios, debe unirse estrechamente a Jesús; solamente con Él y por Él podemos agradar a Dios.
21 XII 1935. Una vez el confesor [210] dijo que fuera a ver aquella casa, si era la misma que yo había visto en visión. Cuando fui con mi confesor a ver la casa [211], o más bien las ruinas, con un solo vistazo reconocí que todo era igual a lo que había visto en visión. Cuando toqué las tablas que estaban clavadas formando algo como una puerta, en el mismo instante, una fuerza como un relámpago penetró mi alma dándome (42) la certeza inquebrantable. Me alejé rápido de aquel lugar con el alma llena de alegría; me parecía que alguna fuerza me clavaba en aquel lugar. Me alegré mucho de ver una conformidad absoluta de esas cosas con las que había visto en la visión. Cuando el confesor hablaba del arreglo de las celdas y de otras cosas, encontré todo idéntico a lo que me había dicho Jesús. Me alegro grandemente de que Dios obre por él, pero no me sorprendo nada de que Dios le dé tanta luz, ya que en el corazón puro y humilde mora Dios que es la Luz Misma y todos los sufrimientos y todas las contrariedades existen para que se manifieste la santidad del alma. Al regresar a casa, entré en seguida en nuestra capilla para descansar un momento, de repente oí en el alma estas palabras: No tengas miedo de nada, Yo estoy contigo, estos asuntos están en Mis manos y los realizaré según Mi misericordia, y nada puede oponerse a Mi voluntad.
574 (43) Año 1935, Vigilia de Navidad
Desde la primera hora mi espíritu estaba sumergido en Dios, su presencia me traspasó por completo. Al anochecer, antes de cenar, entré un momento en la capilla para, a los pies de Jesús, compartir el "oplatek" con los que están lejos, a quienes Jesús ama mucho y a quienes yo agradezco mucho. Mientras estaba compartiendo el "oplatek" en espíritu con cierta persona, oí en el alma estas palabras: Su corazón es para Mí el paraíso en la tierra. Cuando Salí de la capilla, en un solo momento me envolvió la omnipotencia de Dios. Entendí cuánto Dios nos ama; oh, si las almas pudieran darse cuenta y comprenderlo aunque sólo en parte.
575 El día de Navidad
La Misa de Medianoche. Durante la Santa Misa vi nuevamente al pequeño Niño Jesús, extraordinariamente bello que con alegría tendía las manitas hacia mí. (44) Después de la Santa Comunión oí estas palabras: Yo siempre permanezco en tu corazón, no solamente en el momento en que Me recibes en la Santa Comunión, pero siempre. Viví estas fiestas en una gran alegría.
Oh Santa Trinidad, Dios eterno, mi espíritu se sumerge en Tu belleza; para Ti los siglos no son nada. Tú eres siempre el Mismo. Oh, qué grande es Tu Majestad. Oh Jesús, ¿cuál es el motivo por el que escondes Tu Majestad, has abandonado el trono del cielo y estás con nosotros? El Señor me contestó: Hija Mía, el amor Me ha traído y el amor Me detiene. Oh hija Mía, si tú supieras qué gran mérito y recompensa tiene un solo acto de amor puro hacia Mi, morirías de gozo. Lo digo para que te unas a Mi constantemente a través del amor, porque éste es el fin de la vida de tu alma; este acto consiste en el acto de voluntad; has de saber que el alma pura es humilde; (45) cuanto te humillas y te anonadas ante Mi Majestad, entonces te persigo con Mis gracias, hago uso de la omnipotencia para enaltecerte.
Una vez, cuando el confesor me dio por penitencia rezar un Gloria, eso me tomó mucho tiempo, mas de una vez empezaba y no llegaba a terminar, porque mi espíritu se unía a Dios y no lograba estar presente en mi misma. En efecto, a veces, a pesar de mi voluntad, me envuelve la omnipotencia de Dios y estoy sumergida entera en Él por el amor y entonces no sé lo que pasa alrededor de mi. Cuando dije al confesor que esta breve oración me ocupaba a veces muchísimo tiempo y que a veces no lograba rezarla, el confesor me mandó rezarla en seguida en el confesionario. Sin embargo mi espíritu se sumergía en Dios y no lograba pensar lo que quería a pesar de hacer esfuerzos. Entonces el confesor me dijo: Recítela conmigo. (46) Repetí cada palabra, pero mientras repetía cada palabra, mi espíritu se sumergía en la persona que nombraba.
Una vez, Jesús me dijo de cierto sacerdote que esos anos serian un adorno de su vida sacerdotal. Los días de los sufrimientos parecen siempre mas largos, pero también ellos pasaran aunque lo hagan despacio, de manera que a veces nos parece que más bien van para atrás. Pero su fin es cercano y después un gozo eterno e inexpresable. La eternidad, ¿Quién puede concebir y comprender al menos esta palabra que proviene de Ti, oh Dios inconcebible, es decir, la eternidad?
Sé que las gracias que Dios me concede, a veces son exclusivamente para ciertas almas. Este conocimiento me llena de un gran gozo; siempre me alegro del bien de otras almas como si lo poseyera yo misma.
(47) Una vez el Señor me dijo: Me hieren más las pequeñas imperfecciones de las almas elegidas que los pecados de las almas que viven en el mundo. Me entristecí mucho por el hecho de que Jesús padece sufrimientos a causa de las almas elegidas, y Jesús me dijo: Estas pequeñas imperfecciones, no es todo; te revelaré el secreto de Mi Corazón, lo que sufro por parte de las almas elegidas: la ingratitud por tantas gracias es el alimento continuo de Mi Corazón por parte del alma elegida. Su amor es tibio, Mi Corazón no puede soportarlo; estas almas Me obligan a rechazarlas de Mí. Otras no tienen confianza en Mi bondad y nunca quieren sentir la dulce intimidad en su corazón, pero Me buscan por allí, lejos y no Me encuentran. Esta falta de confianza en Mi bondad es lo que mas Me hiere. Si Mi muerte no las ha convencido de Mi amor, ¿qué es lo que las convencerá? Muchas veces un alma Me hiere mortalmente y en tal caso nadie Me consolará. (48) Hacen uso de Mis gracias para ofenderme. Hay almas que desprecian Mis gracias y todas las pruebas de Mi amor; no quieren oír Mi llamada, sino que van al abismo infernal. Esta pérdida de las almas Me sumerge en la tristeza mortal. En tales casos, a pesar de ser Dios, no puedo ayudar nada al alma, porque ella Me desprecia; disponiendo de la voluntad libre puede despreciarme o amarme. Tú, dispensadora de Mi misericordia, habla al mundo entero de Mi bondad y con esto consolarás Mi Corazón.
Muchas mas cosas te diré cuando hables Conmigo en lo profundo de tu corazón; allí nadie puede impedir Mi actuar, es allí donde descanso como en un jardín cerrado.
El interior de mi alma es como un mundo grande y magnifico en el que vivimos Dios y yo. Fuera de Dios nadie más tiene acceso a él. Al comienzo de mi vida con Dios (49) me llenaba el temor y la ceguedad. Su resplandor me cegó y pensaba que Él no estaba en mi corazón, sin embargo eran los momentos cuando Dios trabajaba en mi alma y el amor se hacia cada vez mas puro y mas fuerte; y el Señor llevo mi voluntad a la mas estrecha unión son su santa voluntad. Nadie puede entender lo que estoy viviendo en este magnifico palacio de mi alma donde estoy continuamente con mi Amadísimo. Ninguna cosa exterior perturban mis relaciones con dios; aunque usara las palabras más fuertes, no expresaría ni una sombra de cómo mi alma está embriagada de felicidad y de amor inexpresable, tan grande y tan puro como la fuente de la que brota, es decir, Dios mismo. El alma es totalmente embebida de Dios, lo siento físicamente y el cuerpo participa en este gozo; aunque sucede que las inspiraciones de Dios son diversas en la misma alma, sin embargo provienen de la misma fuente.
(50) En una ocasión vi a Jesús sediento y a punto de desfallecer, y me dijo: Tengo sed. Cuando le di agua al Señor, la tomó, pero no la bebió y desapareció inmediatamente; estaba vestido como durante la Pasión.
Cuando contemplas en el fondo de tu corazón lo que te digo, sacas un provecho mucho mayor que si leyeras muchos libros. Oh, si las almas quisieran escuchar Mi voz cuando les hablo en el fondo de sus corazones, en poco tiempo llegarían a la cumbre de la santidad.
8 I 1936. Cuando fui a ver al arzobispo [212] y le dije que el Señor exigía de mi que rogara impetrando la Divina Misericordia para el mundo, y que surgiera una Congregación que implorase la Divina Misericordia para el mundo, le rogué que me diera la autorización para todo esto que Jesús quería de mi, el arzobispo (51) me contestó con estas palabras: En cuanto a las plegarias, hermana, le doy permiso e incluso la animo a rogar lo máximo posible por el mundo e impetrar por él la Divina Misericordia, porque todos necesitamos la misericordia y seguramente tampoco el confesor le impide, hermana, rogar según esta intención. Y en cuanto a la Congregación, pues, espere un poco, hermana, que las cosas se pongan un poco mas favorables; esta obra en si es buena, pero no se debe tener prisa; si tal es la voluntad de Dios, tarde o temprano, se realizará. ¿Por qué no?, después de todo existen tantas otras Congregaciones, pues también ésta surgirá, si Dios lo quiere. Esté completamente tranquila. Jesús puede todo; procure una estrecha unión con dios y esté de buen ánimo. Estas palabras me llenaron de gran alegría.
Al alejarme del arzobispo, oí en el alma estas palabras: Para confirmar tu espíritu (52) hablo por medio de Mis suplentes de acuerdo a lo que exijo de ti. Pero debes saber que no siempre será así; te contradecirán en muchas cosas y a través de esto se manifestará Mi gracia y que esta obra es Mía, pero tu no tengas miedo de nada, Yo estoy siempre contigo. Has de saber también, hija Mía, que todas las criaturas, sepan o no sepan, quieran o no quieran, siempre cumplen Mi voluntad.
Una vez, vi de repente al Señor Jesús en una gran Majestad y me dijo estas palabras: Hija Mía, si quieres, en este momento creo un mundo nuevo más bello que éste y pasarás en él el resto de tus días. Contesté: No quiero ningún mundo, yo Te deseo a Ti, oh Jesús, deseo amarte con el amor con que Tú me amas; Te ruego una cosa: Haz mi corazón capaz de amarte. (53) Me sorprende mucho, Jesús mío, que hagas tal pregunta, porque en realidad ¿qué haría yo con estos mundos aunque me los des por millares? ¿Qué provecho tendría? Tu sabes bien, Jesús, que mi corazón muere de nostalgia por Ti; todo lo que está fuera de Ti, para mi no es nada. En aquel momento no vi nada mas, pero una fuerza envolvió mi alma y un extraño fuego se incendio en mi corazón, y entré en una especia de agonía por Él; entonces oí estas palabras: A ningún alma Me uno tan estrechamente y de este modo como a ti y esto por la profunda humildad y el amor ardiente que tienes por Mi.
Una vez oí en mi interior estas palabras: Percibo cada latido de tu corazón; has de saber, hija Mía, que una mirada tuya hacia alguien Me heriría (54) mas que muchos pecados cometidos por otra alma.
El amor expulsa el temor del alma. Desde que amé a Dios con todo mí ser, con toda la fuerza de mi corazón, desde entonces cedió el temor y aunque me digan no sé qué de su justicia, no le tengo miedo en absoluto, porque lo conocí bien: Dios es el Amor y su Espíritu es la paz. Y ahora veo que mis obras que surgieron del amor son más perfectas que las obras que cumplí por temor. He puesto mi confianza en Dios y no tengo miedo de nada, me he entregado totalmente a su santa voluntad; que haga de mi lo que quiera y yo, de todas maneras, Lo amaré siempre.
Cuando recibo la Santa Comunión, pido y suplico al Salvador que sane mi lengua para que nunca ofenda el amor del prójimo.
(55) Oh Jesús, Tu sabes cuán ardiente es mi deseo de esconderme para que nadie me conozca, excepto Tu dulcísimo Corazón. Deseo ser una violeta pequeñita escondida entre las hierbas, desconocida en un magnifico jardín cerrado, donde crecen esplendidas rosas, y lirios. La bella rosa y el maravilloso lirio se dejan ver desde lejos, pero para ver la violeta pequeña hay que encorvarse mucho, sólo su perfume permite descubrirla. Oh, cuanto me alegro de poder esconderme así. Oh mi Esposo divino, para Ti son la flor de mi corazón y el perfume del amor puro. Mi alma se ha ahogado en Ti, Dios eterno, desde el momento en que Tu Mismo me has atraído hacia Ti; oh Jesús
mío, cuanto más Te conozco, tanto mas ardientemente Te deseo. Conocí en el Corazón de Jesús, que para las almas elegidas en el cielo mismo hay otro cielo al que no todos tienen acceso sino solamente las almas elegidas. Una felicidad inconcebible en la que será sumergida el alma. Oh Dios mío, es que no logro describirlo ni siquiera en una mínima parte. (56) Las almas están penetradas por su divinidad, pasan de claridad en claridad, luz inmutable, pero nunca monótona, siempre nueva, y que no cambia nunca. Oh Santa Trinidad, déjate conocer a las almas.
Oh Jesús mío, no hay nada mejor para un alma que las humillaciones. En el desprecio está el secreto de la felicidad; cuando el alma llega a conocer que es una nulidad, la miseria personificada y que todo lo que tiene de bueno en si misma, es exclusivamente don de Dios, cuando el alma ve que todo lo que tiene en si le ha sido dado gratuitamente y que de si tiene solamente la miseria, esto la mantiene continuamente humilde delante de la Majestad de Dios y Dios, viendo tal disposición del alma, la persigue con sus gracias. Cuando el alma se hunde en el abismo de su miseria, Dios hace uso de su omnipotencia para enaltecerla. Si hay en la tierra un alma verdaderamente feliz, ésta es solamente (57) un alma verdaderamente humilde. Al principio el amor propio sufre mucho a causa de eso, pero si el alma enfrenta valerosamente repetidos combates, Dios le concede mucha luz en la que ella ve lo miserable y engañoso que es todo. En su corazón esta solamente Dios; un alma humilde no confía a si misma, sino que pone su confianza en Dios. Dios defiende al alma humilde y Él Mismo se introduce en las cosas de ella y entonces el alma permanece en máxima felicidad que nadie puede comprender.
Una noche vino a mi una de las hermanas difuntas que ya antes había venido a verme algunas veces; la primera vez la vi en un estado de gran sufrimiento, después los sufrimientos eran cada vez menores y aquella noche, la vi resplandeciente de felicidad y me dijo que ya estaba en el paraíso; y me dijo que Dios (58) probó esta casa con aquella tribulación porque la Madre General había dudado, no prestando fe a lo que yo había dicho de esta alma. Pero ahora, como signo de que sólo ahora está en el cielo, Dios bendecirá esta casa. Luego se acercó a mí y me abrazó cordialmente y dijo: Tengo que irme ya. Comprendí lo estrecha que es la unión entre estas tres etapas de la vida de las almas, es decir, la tierra, el purgatorio, el cielo.
Noté muchas veces que Dios somete a pruebas a algunas personas porque, según me dice, no le agrada la incredulidad. Una vez, al ver que Dios sometio a prueba a un arzobispo que estaba mal dispuesto y no creia en esta causa [213]… me dio lastima y pedi a Dios por él y el Señor le dio alivio. A Dios le desagrada mucho la desconfianza y por eso algunas almas pierden muchas gracias. La desconfianza (59) de un alma hiere su dulcisimo Corazón que está lleno de bondad y de amor inconcebible hacia nosotros; porque es grande la diferencia entre el deber del sacerdote que a veces no debe creer, pero para convencerse mas profundamente de la veracidad de los dones o de las gracias en cierta alma, y cuando lo hace para guiar mejor a un alma y empujarla hacia una mas profunda unión con dios; será grande e incalculable su recompensa por ello. Pero menospreciar y desconfiar de las gracias de Dios en un alma por no poder penetrarlas ni entenderlas, esto no agrada al Señor. Siento mucho por las almas que se encuentran con sacerdotes inexpertos.
Una vez un sacerdote [214] me pidio que rogara según su intencion; prometi rogar y pedi una mortificacion. Cuando recibi el permiso para (60) cierta mortificacion, sentí en el alma el deseo de ceder en aquel dia a aquel sacerdote todas las gracias que la bondad de Dios me había destinado y pedi a Jesús que se dignara destinarme todos los sufrimientos y todas las tribulaciones exteriores e interiores que aquel sacerdote iba a soportar aquel dia. Dios aceptó en parte este deseo mio y en seguida, sin saber de dónde, empezaron a surgir distintas dificultades y contrariedades hasta tal punto que una de las hermanas dijo en voz alta estas palabras: El Señor Jesús debe tener algun plan en que todos ejerciten a Sor Faustina. Los hechos referidos eran tan sin fundamento que algunas hermanas los afirmaban y otras los negaban, mientras yo, en silencio, me ofrecia por aquel sacerdote. Pero eso no fue todo; tuve sufrimientos interiores. Primero me dominó y una aversión hacia las hermanas, luego comenzó a atormentarme una extrana inseguridad (61), no logré concentrarme para rezar, varias cuestiones pasaban por mi cabeza causandome preocupaciones. Cuando cansada entré en la capilla, un extrano dolor estrechó mi alma y empecé a llorar silenciosamente; entonces oí en el alma esta voz: Hija Mia, ¿Por qué lloras? Si tu misma te has ofrecido a este sufrimiento; debes saber que lo que tú has recibido por aquella alma es una parte muy pequena. El sufre todavía mas. Y le pregunté al Señor: ¿Por qué Te comportas con él de este modo? El senor me contestó que por la triple corona que le era destinada: la de la virginidad, del sacerdocio y del martirio. En aquel momento una gran alegria dominó mi alma al ver una gran gloria que él recibiria en el cielo. Entonces recé el Te Deum [215] por esta singular gracia de Dios, es decir, por haber conocido que Dios se comporta asi con aquellos a los cuales desea tener cerca de Él. Pues, nada son todos los sufrimientos en comparación con lo que nos espera en el cielo.
(62) Un dia, después de nuestra Santa Misa,a vi de repente a mi confesor [216] celebrando la Santa Misa en la iglesia de San Miguel delante de la imagen de Nuestra Senora. Estaba en el ofertorio de la Santa Misa y vi al pequeño Nino Jesús que se estrechaba a él como si estuviera huyendo de algo, en él buscando refugio. Pero al llegar el momento de la Santa Comunión, desapareció como siempre. De repente vi a la Santisima Virgen que lo cubrió con su manto y dijo: Ánimo, Hijo mio; valor, Hijo mio. Y dijo algo mas que yo no alcancé oir.
Oh, qué ardiente es mi deseo de que cada alma glorifique Tu misericordia. Feliz el alma que invoca la misericordia del Señor; experimentará lo que ha dicho el Señor, es decir, que la defenderá como su gloria, ¿y quién se atrava a luchar contra Dios? Que toda alma exalta la misericordia del Señor (63) con la confianza en su misericordia, durante toda su vida y especialmente en la hora de la muerte. Alma querida, no tengas miedo de nada, quienquiera que seas; y cuanto mas grande es el pecador, tanto mayor derecho tiene a Tu misericordia, Señor. Oh bondad inconcebible, Dios es el primero en humillarse hacia el pecador. Oh Jesús, deseo glorificar Tu misericordia para miles de almas. Yo sé bien, oh Jesús, que debo hablar a las almas de Tu bondad, de Tu inconcebible misericordia.
En cierta ocasión una persona me pidio rogar por ella; cuando me encontre con el Señor, le dije estas palabras: Jesús, yo amo particularmente las almas a las que amas Tú. Y Jesús me contestó con estas palabras: Y Yo concedo gracias particulares a las almas por las cuales tú intercedes delante de Mi.
Jesus me defiende de manera misteriorsa, de verdad, es una gran gracia de Dios que experimento desde hace mucho tiempo.
(64) Una vez, cuando una de las hermanas [217] se enfermó y estaba a punto de morir, se reunió toda la Comunidad [218] y estaba tambien presente un sacerdote que le dio a la enferma la absolución; subitamente vi una multitud de espiritus de las tinieblas. En aquel momento, olvidandome que estaba en compania de las hermans, tomé el aspersorio y los rocié con agua bendita y desaparecieron en seguida. Pero cuando las hermanas vinieron al refectorio, la Madre Superiora [219] me llamó la atención a que no habria debido rociar a la enferma en presencia del sacerdote al que correspondia tal funcion. Acepté la admonición con espiritu de penitencia, pero el agua bendita da un gran alivio a los moribundos.
Oh Jesús mio, Tu ves lo debil aque soy por mi misma, por eso dirige Tu Mismo todas mis cosas. Sabes, oh Jesús, que sin Ti no me acerco a ningun problema, pero Contigo afrontaré las cosas mas difíciles.
(65) 29 I 1936. Por la noche, estando yo en mi celda, vi repentinamente una gran claridad y en lo alto de esta claridad una enorme cruz gris oscura y de inmediato fui atraida cerca de esta cruz; pero mirandola fijamente no comprendia nada y rezaba {para conocer} lo que significaba. De pronto vi a Jesús y la cruz desaparecio. El Señor Jesús estaba sentado entre una gran luz, los pies y las piernas hasta las rodillas se hundian en esta luz de modo que no los veia. Jesús se inclinó a mi y me miró amablemente y me habló sobre la voluntad del Padre Celestial. Me dijo que el alma mas perfecta y santa es aquella que cumple la voluntad de su Padre, pero son pocas estas almas. Con un amor singular mira al alma que vive según su voluntad; y Jesús me dijo que yo complo la voluntad de Dios de modo perfecto, es decir, perfectamente y por eso Me uno a ti y Me relaciono contigo de una manera tan particular y tan estrecha. Dios envuelve con un amor inconcebible al alma que (66) vive según su voluntad. Comprendi cuanto Dios nos ama, cuán sencillo es aunque incomprensible, que facil es tratar con Él aunque su Majestad es tan grande. Con nadie me relaciono tan fácilmente y con tanta soltura como con Él; ni siquiera la madre natural con su hijo que la ama sinceramente se entienden tanto como mi alma con Dios. Mientras estaba en esta unión con el Señor, vi dos personas y no estaba escondido delante de mi su interior; triste el estado de estas almas, pero confio en que tambien ellas glorificarán la misericordia del Señor.
En el mismo momento vi tambien a cierta persona [220] y en parte el estado de su alma y grandes pruebas que Dios enviaba a esta alma; esos sufrimientos tenian relacion con su mente y en una forma tan aguda que me dio lastima y dije al Señor: ¿Por qué la tratas asi? Y el Señor me contestó: Por su triple corona. Y el Señor me dio a conocer qué gloria mas inefable le espera al alma que es (67) semejante a Jesús doliente aquí en la tierra; tal alma sera semejante a Jesús en su gloria. El Padre Celestial honrará y estimará nuestras almas en cuanto vea en nosotros la semejanza a Su Hijo. Comprendi que esta semejanza con Jesús nos es dada aquí en la tierra. Veo almas puras e inocentes a las cuales Dios administra su justicia y estas almas son las victimas que sostienen el mundo y completan lo que ha faltado a la Pasion de Jesús; son pocas estas almas. Me alegro enormemente de que Dios me haya permitido conocer a tales almas.
Oh Santa Trinidad, Dios eterno, Te agradezco por haberme permitido conocer la grandeza y la diferencia entre los grados de la gloria que dividen a las almas. Oh, qué grande es la diferencia entre un solo grado de mas profundo conocimiento de Dios. Oh, si las almas pudiesen saberlo. Oh Dios mio, si pudiera conquistar uno mas, soportaria con gusto todos los tormentos que habian padecido {todos] los martires juntos. (68) De verdad, todos estos tormentos me parecen nada en comparación con la gloria que nos espera por toda la eternidad. Oh Señor, sumerge mi alma en el océano de Tu divinidad y concedeme la gracia de conocerte, porque cuanto mejor Te conozco, tanto mas ardientemente Te deseo, y mi amor hacia Ti se fortalece. Siento en mi alma un abismo insondable que solamente Dios llena; me deshago en Él como una gota en el océano; el Señor bajó hacia mi miseria como un rayo de sol hacia la tierra infértil y rocosa y, sin embargo, bajo el poder de sus rayos, mi alma se cubrio de verde, de flores y de frutas y se convirtió en un bello jardin para su descanso.
Oh Jesús mio, a pesar de Tus gracias, siento y veo toda mi miseria. Comienzo el dia luchando y lo termino luchando; en cuanto aparto una dificultad, en su lugar surgen (69) diez por superar, pero no me aflijo por ello, porque sé muy bien que éste es el tiempo de la lucha y no de la paz. Cuando la lucha se hace tan dura que supera mis fuerzas, me arrojo como una nina en los brazos del Padre Celestial y tengo confianza que no pereceré. Oh Jesús mio, soy tan propensa al mal y eso me obliga a vigilarme continuamente, pero nada me desalienta, confio en la gracia de Dios, que abunda donde la miseria es la mas grande.
Entre las mas grandes dificultades y contrariedades no pierdo la paz interior ni el equilibrio en lo exterior y esto desanima a los adversarios. Entre las contrariedades la paciencia refuerza al alma.
2 de febrero [1936]. Por la manana, al despertarme al sonido de la campanilla, me entró un sueno tan grande que no logrando despertarme del todo, di un salto al agua fria y dos minutos después el sueno se me quitó. Al venir a la meditación (70) se agolpó en mi cabeza toda una confusion de pensamientos necios y luché durante toda la meditación. Lo mismo ocurrio durante las plegarias, pero cuando comenzó la Santa Misa, en mi alma reinó una extrana calma y alegria. En ese momento vi a la Santisima Virgen con el Nino Jesús y al Santo Anciano [221] que estaba detrás de Nuestra Senora. La Santisima Virgen me dijo: Aqui tienes el tesoro mas precioso. Y me dio al Nino Jesús. Cuando tomé al Nino Jesús en brazos, la Virgen y San José desaparecieron; me quedé sola con el Ninito Jesús: Le dije:
Sé que eres mi Señor y Creador, a pesar de ser tan pequeño. Jesús tendio sus bracitos y me miraba sonriendo, mi espiritu estaba lleno de un gozo incomparable. De reente Jesús desaparecio y la Santa Misa llegó al momento de acercarse a la Santa Comunión. Fui en seguida con otras hermanas a tomar la Santa Comunión con el alma llena [de su presencia]. Después de la Santa comunión (71) oí en el alma estas palabras: Yo soy en tu corazón el mismo al que tuviste en tus brazos. Entonces rogué al senor por cierta alma [222] para que le concediera la gracia en la lucha y le quitara esa prueba. Se hará según pides, pero su merito no disminuirá. Una alegria reinó en mi alma por ser Dios tan bueno y tan misericordioso; Dios concede todo lo que pedimos con confianza.
Despues de cada conversación con el Señor mi alma es singularmente fortalecida, una profunda calma reina en mi alma y me hace tan valiente que no temo nada en el mundo; tengo un solo temor, el de entristecer a Jesús.
Oh Jesús mio, Te ruego por la bondad de Tu dulcisimo Corazón, que se calme Tu ira y muestranos Tu misericordia. Que Tus heridas sean nuestro escudo ante la justicia (72) de Tu Padre. Te conoci, oh Dios, como una Fuente de Misericordia con que se anima y alimenta cada alma. Oh, qué grande es la misericordia del Señor, por encima de todos sus atributos; la misericordia es el mayor atributo de Dios, todo lo que me rodea, me habla de ello. La misericordia es la vida de las almas, su compasión es inagotable. Oh Señor, miranos y tratanos según Tu piedad infinita, según Tu gran misericordia.
Una vez tenia dudas de si lo que me había sucedido, no hubiese ofendido gravemente a Jesús. Como no lograba darme cuenta de ello, decidi no acercarme a la Santa Comunión antes de confesarme, aunque en seguida hice un acto de contrición, porque tengo la costumbre de que después de la menor falta, me ejercito en la contrición. En los dias en que no me acercaba a la Santa Comunión (73) no sentia la presencia de Dios, sufria indeciblemente a cause de esto, pero lo soportaba como el castigo por el pecado. Sin embargo durante la confesion recibi una amonestación, que podia acercarme a la Santa Comunión, ya que lo que me había sucedido no era un impedimento para recibir la Santa Comunión. Después de la confesion recibi la Santa Comunión, y vi a Jesús que me dijo estas palabras: Has de saber, hija Mia, que no uniendote a Mi en la Santa Comunión Me ha desagradado mas que [cometiendo] aquella pequena falta.
Un dia vi una pequena capilla y dentro de ella seis hermanas que estaban recibiendo la Santa Comunión, administrada por nuestro confesor vestido con un sobrepelliz y una estola [223]. En aquella capilla no había ni adornos ni reclinatorios; después de la Santa Comunión vi al Señor Jesús como aparece en la imagen. Jesús estaba caminando y yo llamé: ¿Señor, cómo puedes pasar y no decirme nada? Yo (74) no haré nada sin Ti, tienes que quedarte conmigo y bendecirme a mi y a esta Comunidad y a mi patria. Jesús hizo la senal de la cruz y dijo: No tengas miedo de nada. Yo estoy siempre contigo.
Los dos ultimos dias angtes de la Cuaresma, junto con las alumnas [224], tuvimos una hora de adoración reparadora. Durante ambas horas vi al Señor Jesús con el aspecto que tuvo después de la flagelación; el dolor que estrechó mi alma era tan grande que tenia la sensación de experimentar todos estos tormentos en mi propio cuerpo y en mi propia alma.
1 III 1936. Ese dia durante la Santa Misa me envolvio una extrana fuerza y un impulso para que me pusiera a realizar los deseos de Dios [225]. Me vino una comprensión tan clara de las cosas que el senor exigia de mi que, verdaderamente, si dijera, o sea, me justificara (75) diciendo que no comprendia algo de lo que el Señor exigia de mi, mentiria. Porque el Señor me da a conocer su voluntad explicita y claramente y en estas cosas no tengo ni una sombre de duda. Y comprendi que seria la ingratid mas grande diferir mas esta cuestion que el Señor quiere realizar para su gloria y para el provecho de un gran numero de almas y se sirve de mi como de un miserable instrumento por el cual ha de realizar sus eternos planes de misericordia. De verdad, seria muy ingrata mi alma si se opusiera mas tiempo a la voluntad de Dios. Ya nada me detiene en esto: ni la persecución, ni el sufrimiento, ni el escarnio, ni las amenazas, ni las suplicas, ni el hambre, ni el frio, ni las lisonjas, ni las amistades, ni las contrariedades, ni los amigos, ni los enemigos, ni las cosas que estoy viviendo ahora, ni las cosas que vendran, ni el odio del infierno nada me impedira cumplir la voluntad de Dios. Ya nada me detiene en esto; ni la persecución, ni el sufrimiento, ni el escarnio, ni las amenazas, ni las suplicas, ni el hambre, ni el frio, ni las lisonjas ni las amistades, ni las contrariedades, ni los amigos, ni los enemigos, ni las cosas que estoy viviendo ahora, ni las cosas que vendran, ni el odio del infierno nada me impedira cumplir la voluntad de Dios. (76) No me apoyo en mis propias fuerzas, sino en su omnipotencia, porque si me ha dado la gracia de conocer su santa voluntad, asimismo me concedera la gracia de poder cumplirla. No puedo dejar de decir cuánto se opone a esta aspiracion mi propia naturaleza despreciable que se presente con sus ambiciones, y a veces en mi alma se arma una lucha tan grande que, como Jesús en el Huerto de los Olivos, tambien yo grito al Padre eterno: Si es posible aleja de mi este caliz, pero no como yo quiero sino como Tu quieres, oh Señor, que se haga Tu voluntad. No es un secreto para mi todo lo que tendré que pasar, pero con pleno conocimiento acepto todo lo que me enviarás, Señor. Confio en Ti, Dios misericordioso y deseo ser la primera en mostrar la confianza que exiges de las almas. Oh Verdad eterna, ayúdame e ilumina en el camino de la vida y haz que se cumpla en mi Tu voluntad.
(77) No deseo nada sin cumplir Tu voluntad, Dios mio; no importa si me será facil o difícil. Siento que una fuerza misteriosa me empuja a obrar, me detiene una sola cosa, la santa obediencia. Oh Jesús mio, me apremias y por otra parte me retienes y frenas. Oh Jesús mio, pero en esto tambien se haga Tu voluntad. En tal estado permaneci durante algunos dias, sin interrupción; las fuerzas fisicas disminuyeron y aunque no decía nada a nadie, la Madre Superiora [226] notó mi sufrimiento y dijo: He notado que usted, hermana, está cambiada y muy palida. Me recomendó acostarme mas temprano y dormir mas tiempo y mandó traerme un vaso de leche caliente por las noches. Su corazón carinoso y verdaderamente materno deseaba ayudarme, pero las cosas (78) exteriores no influyen en los sufrimientos del espiritu y no alivian mucho. En el confesionario sacaba fuerzas y consuelo de que ya no esperaria mucho para ponerme a la obra.
El jueves, cuando iba a la celda, encima de mi vi la Sagrada Hostia en un gran resplandor. De repente oí la voz que me parecia salir desde arriba de la Hostia: En ella está tu fuerza, ella te defenderá. Después de estas palabras la vision desaparecio, pero en mi alma entró una fuerza y alguna luz misteriosa sobre en qué consiste nuestro amor hacia Dios; precisamente en cumplir la voluntad de Dios.
Oh Santa Trinidad, Dios eterno, deseo resplandecer en la corona de Tu misericordia como una piedra pequenita cuya belleza depende de la luz (79) de Tu rayo y de Tu misericordia inconcebible. Todo lo que hay de bello en mi alma, es Tuyo, oh Dios; yo de por mi siempre soy nade.
Al comienzo de la Cuaresma pedi a mi confesor una mortificacion para aquel periodo cuaresmal y recibi la de no reducirme los alimentos, sino de meditar durante las comidas sobre cómo Jesús en la cruz aceptó el vinagre con hiel: seria una mortificacion. No sabia que de ella sacaria un provecho tan grande para mi alma. El provecho consistia en que meditaba continuamente su dolorosa Pasion y cuando esstaba comiendo, no distinguia lo que comia sino que estaba ocupada por la muerte de mi Señor.
Al comienzo de la Cuaresma pedi tambien el cambio del examen particular de conciencia y recibi esto: que todo lo que iba a hacer, lo haria con pura intencion de reparacion por los pecadores. (80) Esto me mantiene en una continua unión con Dios y esta intencion hace mas perfectas mis obras, ya que todo lo que hago, lo hago por las almas inmortales. Todas las penas y todas las fatigas son nada cuando pienso que sirven para reconciliar las almas pecadoras con Dios.
Maria [es] mi instructora que me ensena siempre cómo vivir para Dios. Mi espiritu resplande en Tu dulzura y humildad, oh Maria.
Una vez, cuando entré en la capilla por cinco minutos de adoración y recé por cierta alma, comprendi que no siempre Dios acepta nuestras plegarias por aquellas almas por las cuales rogamos, sino que las destina a otras almas, y no les llevamos alivio en las penas que sufren en el fuego del purgatorio; sin embargo nuestra plegaria no se pierde.
(81) La relacion confidencial del alma con Dios. Dios se acerca al alma de manera particular, conocida solamente por Dios y el alma. Nadie se da cuenta de esta unión misteriosa, es el amor que preside en esta unión y solamente el amor realiza todo. Jesús se da al alma de manera suave, dulce y en su profundidad está la serenidad. Jesús le concede muchas gracias y la hace capaz de compartir sus pensamientos eternos, y a veces le revela al alma sus designios divinos.
Cuando el Padre Andrasz me dijo que seria bien que en la Iglesia de Dios existiera un grupo de almas que impetraran la Divina Misericordia, porque, en realidad, todos necesitamos la misericordia, [227] después de estas palabras suyas una luz singular penetró en mi alma. Oh, que bueno es el Señor.
(82) 18 III 1936. Una vez pedi a Jesús que Él Mismo diera el primer paso con algun cambio o con algun acto exterior, o que me expulsaran porque yo sola no era capaz de abandonar esta Congregación, y en este estado de ánimo estuve agonizando mas de tres horas. No lograba rezar, pero someti mi voluntad a la voluntad de Dios. A la manana siguiente, la Madre Superiora [228] me dijo que la Madre General [229] me trasladaba a Varsovia. Contesté a la Madre que seria mejor, quiza, que ya no fuera sino que saliera [de la Congregación] alli mismo, en seguida. Consideraba que aquella era la senal exterior que había pedido a Dios. La Madre Superiora no me contestó a esto, pero un momento después volvio a llamarme y dijo: Sabe usted, hermana, vaya a pesar de todo; no piense que el viaje será un tiempo perdido aunque tuviera que volver en seguida. Contesté: De acuerdo, ire; a pesar de que el dolor me traspasó el alma, porque (83) sabia que por este viaje, la causa se aplazaria; no obstante, a pesar de todo, trato siempre de ser obediente.
Por la noche, mientras rezaba, la Virgen me dijo: Su vida debe ser similar a la mia, silenciosa y escondida; deben unirse continuamente a Dios, rogar por la humanidad y preparar al mundo para la segunda venida de Dios.
Por la noche, durante la Bendicion [230], por un momento ni alma estuvo en contacto directo con Dios Padre; sentí que estaba en sus brazos como una nina y oí en el alma estas palabras: No tengas miedo, hija Mia, de nada, todos los adversarios quedarán destruidos a Mis pies. Con estas palabras entraron en mi alma una profunda serenidad y un extrano silencio interior.
(84) Cuando me quejaba al Señor de que me quitaba esta ayuda y de que estaria sola otra vez, sin saber como actuar, oí estas palabras: Yo tengas miedo, Yo estoy siempre contigo. Después de estas palabras una profunda paz entró otra vez en mi alma. Su presencia me penetró totalmente de manera sensible. Mi espiritu fue inundado de luz y tambien el cuerpo participó en esto.
La noche del ultimo día en que iba a salir de Vilna, una hermana [231], de edad ya avanzada, me reveló el estado de su alma; me dijo que desde hacia ya un par de años sufría interiormente, que le parecía que todas las confesiones habían sido mal hechas y que tenia dudas de si Jesús le había perdonado. Le pregunté si había hablado de eso alguna vez al confesor. Me contestó que ya muchas veces (85) había hablado de eso al confesor y siempre los confesores me dicen que esté tranquila; sin embargo sufro mucho y nada me da alivio, y siempre me parece que Dios no me ha perdonado. Le contesté: Obedezca, hermana, al confesor y esté completamente tranquila, porque seguramente es una tentación. No obstante, ella con lagrimas en los ojos, suplicó que preguntara a Jesús si la había perdonado y si sus confesiones habían sido buenas o no. Le contesté enérgicamente: Pregunte usted misma, hermana, si no cree a los confesores. Pero ella me apretó de la mano y no quería dejarme hasta que le dijera que rogaría por ella y le relataría lo que Jesús me contestaría. Llorando amargamente no quería dejarme y me dijo: Yo sé, hermana, que Jesús le habla, Y sin poder liberarme de ella. Por la noche, durante la Bendición, oí en el alma estas palabras: Dile que su desconfianza hiere más Mi Corazón que los pecados que cometió. Cuando se lo dije se puso a llorar como una niña y una gran alegría entro en su alma. Comprendí que Dios deseaba consolar esa alma por mi medio, por lo tanto, a pesar de que esto me costó mucho, cumplí el deseo de Dios.
Cuando entré un momento en la capilla aquella misma noche, para agradecer a Dios por todas las gracias que me había concedido en aquella casa, de repente me envolvió la presencia de Dios. Me sentí como una niña en las manos del mejor Padre y oí estas palabras: No tengas miedo de nada. Yo estoy siempre contigo. Su amor me penetró por completo; sentí que entraba con Él en una intimidad tan estrecha que (870 no tengo palabras para expresarla.
De pronto vi junto a mi a uno de los siete espíritus, radiante como antes, con aspecto luminoso; lo veía [232] continuamente junto a mi cuando iba en tren. Veía que sobre cada iglesia que pasábamos había un ángel, pero en una luz mas pálida que la del espíritu que me acompañaba en el viaje. Y cada uno de los espíritus que custodiaban los templos, se inclinaba ante el espíritu que estaba a mi lado.
En Varsovia, cuando entré por la puerta [del convento], el espíritu desapareció; agradecí a Dios por su bondad, por darnos a los ángeles como compañeros. Oh, qué poco piensa la gente en que tiene siempre a su lado a tal huésped y, a la vez, un testigo de todo. ¡Pecadores!, recuerden que tienen un testigo de sus acciones.
Oh Jesús mío, Tu bondad supera toda inteligencia y nadie agotará Tu misericordia. Perdición para (88) el alma que quiere perderse, porque para quien desea salvarse, para él es el mar inagotable de misericordia del Señor; ¿cómo puede un recipiente pequeño contener en si un mar insondable?....
Cuando me despedía de las hermanas y estaba ya por partir, una de las hermanas, me pidió mucho que la perdonara por haberme ayudado tan poco en mis deberes, y no solamente por no haberme ayudado en mis deberes, sino que por haber tratado siempre de hacérmelos difíciles. Sin embargo yo dentro de mí la consideraba mi gran bienhechora porque me había ejercitado en la paciencia. Me ejercitaba hasta tal punto que una de las hermanas de mayor edad se expresó así: Sor Faustina es estúpida o santa, porque, a decir verdad, una personal normal no soportaría que alguien le llevara siempre la contraria. Yo sin embargo (89) me acercaba siempre a ella con amabilidad. Aquella hermana se empeñaba tanto en hacerme difícil el cumplimento de mis deberes que, a pesar de mis esfuerzos, mas de una vez consiguió estropear algo de lo que estaba bien hecho, como ella misma confesó en la despedida, pidiéndome mil disculpas. Sin querer analizar sus intenciones, tomé la cosa como una prueba de Dios…
Me extraña muchísimo como es posible tener una envidia tan grande. Yo, viendo el bien de alguien, me alegro como si yo misma lo tuviera, la alegría de los demás es mi alegría y el sufrimiento de los demás es mi sufrimiento, porque si no fuera así no me atrevería relacionarme con Jesús. El espíritu de Jesús es siempre simple, apacible, sincero; cada malicia, envidia, falta de bondad ocultada bajo una sonrisa de afabilidad es un diablito inteligente; una palabra dura pero que proviene del amor sincero, no hiere al corazón.
(90) 22 III 1936. Al llegar a Varsovia, entré un momento en la pequeña capilla para agradecer a Jesús por el viaje feliz y pedí al Señor la ayuda y la gracia en todo lo que me esperaba, sometiéndome en todo a su santa voluntad. Oí estas palabras: No tengas miedo de nada, todas las dificultades servirán para que se realice Mi voluntad.
El día 25 de marzo. Durante la meditación matutina me envolvió la presencia de Dios de modo singular, mientras reflexionaba sobre la grandeza infinita de Dios y, al mismo tiempo, sobre su condescendencia hacia la criatura. Entonces vi a la Santísima Virgen que me dijo: Oh, cuán agradable es para Dios el alma que sigue fielmente la inspiración de su gracia. Yo di al mundo el Salvador y tu debes hablar al mundo de su gran misericordia y preparar al mundo para su segunda (91) venida. Él vendrá, no como un Salvador Misericordioso, sino como un Juez Justo. Oh, qué terrible es ese día. Establecido está ya es el día de la justicia, el día de la ira divina. Los ángeles tiemblan ante ese día. Habla a las almas de esa gran misericordia, mientras sea un el tiempo para conceder la misericordia. Si ahora tu callas, en aquel día tremendo responderás por un gran numero de almas. No tengas miedo de nada, permanece fiel hasta el fin, yo te acompaño con mis sentimientos.
Cuando llegué a Walendów, una de las hermanas [233] al saludarme dijo: Como usted, hermana, ha venido aquí, entonces todo irá bien ahora. Le pregunté: ¿Por qué lo dice usted, hermana? Y ella me contestó que lo sentía dentro de si. Aquella alma estaba llena de sencillez y era muy agradable al Corazón de Jesús. Efectivamente aquella casa estaba en una extrema situación económica [234]… No voy a mencionar todo aquí.
(92) La confesión. Mientras me preparaba a la confesión, dije a Jesús escondido en el Santísimo Sacramento: Jesús Te pido, háblame por la boca de este sacerdote [235] y para mí la señal será ésta: él, naturalmente, no sabe nada de que Tú, Jesús, exiges de mí esta fundación de la misericordia; pues, que me diga algo sobre esta misericordia. Cuando me acerqué al confesionario y empecé la confesión, el sacerdote me interrumpió la confesión y empezó a hablarme de la gran misericordia de Dios con tanta fuerza que nunca antes escuché hablar así, y me preguntó: ¿Sabes que la misericordia del Señor está por encima de todas sus obras, que es la corona de sus obras? Escucha atentamente aquellas palabras que el Señor me decía por la boca de aquel sacerdote. Aunque creo que siempre en el confesionario Dios habla por la boca del sacerdote, no obstante en aquel momento lo constaté de modo singular. (93) A pesar de que no revelé nada de la vida de Dios que había en mi alma y me acusé solamente de las faltas, no obstante aquel sacerdote me habló mucho de lo que había en mi alma y me comprometió a la fidelidad a las inspiraciones de Dios. Me dijo: Estás caminando por la vida con la Santísima Virgen que contestó con fidelidad a cada inspiración de Dios. Oh Jesús mío, ¿quién logra comprender Tu bondad?
Oh Jesús, aleja de mí los pensamientos que no concuerdan con tu voluntad. Veo que nada mas me retiene a esta tierra sino esta obra de la misericordia.
Jueves. Durante la adoración de la tarde, vi. a Jesús flagelado y martirizado que me dijo: Hija Mía, deseo que dependas del confesor en las cosas más pequeñas. Tus más grandes sacrificios no Me agradan si los hacen sin el permiso (94) del confesor y al contrario, el más pequeño sacrificio tiene una gran importancia a Mis ojos si tiene el permiso del confesor. Las mas grandes obras no tienen importancia a Mis ojos si son fruto del propio arbitrio y muchas veces no concuerdan con Mi voluntad, mereciendo mas bien un castigo y no un premio; mientras la mas pequeña acción tuya con el permiso del confesor es agradable a Mis ojos y Me es intensamente querida. Convéncete de esto para siempre, vigila sin cesar porque todo el infierno se empeña en contra de ti a causa de esta obra, ya que muchas almas se alejarán de la boca del infierno y glorificarán Mi misericordia. Pero no tengas miedo de nada, porque Yo estoy contigo; debes saber que por ti misma no puedes nada.
El primer viernes del mes, antes de la Comunión, vi un gran copón (95) lleno de Hostias consagradas. Una mano me lo puso enfrente este copón y lo tomé en la mano, había en él mil Hostias vivas. Luego oí una voz: Estas Hostias han sido recibidas por las almas a las cuales has impetrado la gracia de una sincera conversión durante esta Cuaresma. Eso fue una semana antes del Viernes Santo. Pasé aquel día en un profundo recogimiento interior, anonadándome para el provecho de las almas.
Oh, qué alegría es anonadarse por el bien de las almas inmortales. Sé que un granito de trigo para transformarse en alimento debe ser destruido y triturado entre las piedras de molienda, así yo, para que sea útil a la Iglesia y a las almas, tengo que ser aniquilada, aunque por fuera nadie se dé cuenta de mi sacrificio. Oh Jesús, deseo estar escondida por fuera, como esta hostia en la cual el ojo no distingue nada, y yo soy una hostia consagrada a Ti.
(96) El Domingo de Ramos. Este domingo experimenté de manera singular los sentimientos del dulcísimo Corazón de Jesús; mi espíritu estaba allí donde estaba Jesús. Vi a Jesús montado en un burrito, y a los discípulos, y a una gran muchedumbre que iba alegre junto a Jesús con ramos en las manos; y algunos los tiraban bajo los pies donde pasaba Jesús y otros mantenían los ramos en alto, brincando y saltando delante del Señor sin saber qué hacer de alegría. Y vi otra muchedumbre que salió al encuentro de Jesús, con rostros igualmente alegres y con ramos en las manos, gritando sin cesar de alegría; había también niños pequeños, pero Jesús estaba muy serio; el señor me dio a conocer lo mucho que sufría en aquellos momentos. Yo no veía nada fuera de Jesús, que tenia el Corazón saturado por la ingratitud {de los hombres].
(97) La confesión trimestral. El Padre Bukowski. Cuando una fuerza interior me apremió nuevamente a que no aplazara mas esta causa, no encontrando paz dije al confesor, Padre Bukowski, que ya no podía esperar más tiempo. El padre me contestó: Hermana, es una ilusión, el Señor Jesús no puede exigir esto, usted tiene los votos perpetuos, todo esto es una ilusión; usted, hermana, esta inventando alguna herejía, y me gritaba en alta voz. Pregunté si todo era ilusión; me contestó que todo. Y entonces ¿cómo debo comportarme?; dígame, por favor. Pues usted, hermana, no debe seguir ninguna inspiración, debe distraerse y no hacer caso a lo que oiga en el alma, tratar de cumplir bien sus deberes exteriores y no pensar nada en estas cosas, vivir en una continua distracción. Contesté: Esta bien, (98) porque hasta ahora me he guiado por mi propia conciencia, pero ahora si usted, Padre, me ordena no hacer caso a mi propio interior, no lo haré. Y dijo: Si el Señor Jesús vuelve a decirle algo, dígamelo, pero usted, hermana, no debe hacerlo. Contesté: Está bien, trataré de ser obediente. No sé de dónde le vino al Padre tanta severidad.
644 Cuando me alejé del confesionario, todo un enredo de pensamientos oprimió mi alma: ¿Para qué ser sincera?; al fin de cuentas lo que había dicho no eran pecados, pues no estaba obligada a hablar de eso al confesor; y también, oh, qué bueno es no necesitar mas de hacer caso a mi interior, con tal que vayan bien las cosas por fuera. Ahora no tengo mas necesidad de hacer caso a nada ni seguir estas voces interiores que a veces me cuestan muchas humillaciones; ahora seré ya libre. Pero a su vez, un extraño (99) dolor estrechó mi alma. Entonces ¿no puedo relacionarme con aquel a quien anhelo tan ardientemente? ¿Con aquel que es toda la fuerza de mi alma? Comencé a gritar: ¿A quién iré, oh Jesús? Pero desde el momento de la prohibición del confesor, una inmensa oscuridad cayó en mi alma; tengo miedo de escuchar alguna voz dentro de mí para no infringir así la prohibición del confesor, pero por otra parte me muero de la nostalgia de Dios. Mi interior desgarrado; no teniendo mi propia voluntad, me he confiado totalmente en Dios.
Esto sucedió el Miércoles Santo, el sufrimiento aumentó todavía más el Jueves Santo. Cuando vine a la meditación, entré en una especie de agonía, no sentía la presencia de Dios, sino que toda la justicia de Dios pesó sobre mí. Me vi. casi destruida por los pecados del mundo. Satanás comenzó a burlarse de mi: Ves, ahora ya no te ocuparás de las almas; mira, qué recompensa tienes; nadie te (100) va a creer que esto lo quiere Jesús; mira, cómo sufres ahora, y lo que vas a sufrir todavía. Después de todo el confesor te he liberado de todo esto. Ahora puedo ya vivir según mi parecer, con tal que [todo] vaya bien por fuera. Estos pensamientos terribles me atormentaron durante una hora entera. Cuando se acercaba la Santa Misa, un dolor estrujó mi corazón. ¿Debo salir de la Congregación? Y dado que el Padre me dijo que era una herejía, ¿debo separarme de la Iglesia? Grite al Señor con voz interior y dolorida: Jesús, sálvame. Sin embargo ni un rayo de luz entró en mi alma y sentí que las fuerzas me abandonaban, como si sucediera la separación del cuerpo con respecto al alma. Me someto a la voluntad de Dios y repito: Se haga de mí, oh Dios, lo que has decidido, ahora en mí ya no hay nada mío. De súbito me inundó la presencia de Dios y me compenetró totalmente, hasta la medula de los huesos. (101) Era el momento de la Santa Comunión. Un instante después de la Santa Comunión perdí el conocimiento de todo lo que me rodeaba y de dónde estaba.
645 Entonces vi a Jesús así como está pintado en la imagen y me dijo: Dile al confesor, que esta obra es Mía y Me sirvo de ti como de un miserable instrumento. Y dije: Jesús, yo no puedo hacer nada de lo que me ordenas ya que el confesor me dijo que todo esto es una ilusión y que no puedo seguir Tus ordenes; yo no haré nada de lo que ahora me recomendarás. Perdóname, Señor, a mi no me está permitido nada, yo tengo que ser obediente al confesor. Jesús, Te pido muchísimo perdón, Tu sabes cuánto sufro por esta razón, pero ¿qué hacer?, Jesús, el confesor me ha prohibido seguir Tus ordenes. Jesús escuchaba amablemente y con satisfacción mi argumentación y mis lamentos. Yo pensé (102) que esto ofendería mucho a Jesús y, al contrario, Jesús estaba contento y me dijo amablemente: Relata siempre al confesor todo lo que Yo te recomiendo y lo que te digo y haz solamente aquello para lo cual recibirás el permiso; no te perturbes ni tengas miedo de nada. Yo estoy contigo. Mi alma se llenó de gozo, y desaparecieron todos los pensamientos que la atormentaban, mientras entraron en el alma la certeza y la valentía.
Sin embargo, un momento después me sumergí en la Pasión que Jesús sufrió en el Huerto de los Olivos. Esto duró hasta la mañana del viernes. El viernes experimenté la Pasión de Jesús, pero ya de modo diferente. Aquel día, vino a nosotras de Derdy el Padre Bukowski. Una fuerza misteriosa me empujó a ir a confesarme y decir todo lo que me había pasado y lo que Jesús me había dicho. Cuando lo dije al Padre, y él estaba completamente cambiado, me contestó (103): No tenga miedo de nada, hermana, no le va pasar nada malo, ya que Jesús no lo permitirá. Como usted es obediente y en esta disposición, no se preocupe de nada. Dios encontrará el modo de realizar esta obra, tenga siempre esta sencillez y sinceridad y hable de todo a la Madre General. Lo que yo le había dicho, era para prevenirla, porque las ilusiones se dan también en personas santas; a esto puede mezclarse, a veces alguna sugerencia del diablo y también alguna originada por nosotros mismos, por eso debe ser prudente. Siga como hasta ahora; usted ve que Jesús no se ha enojado por esto. Puede repetir estas cosas que han sucedido a su confesor permanente.
Comprendí que tengo que rezar mucho por cada confesor para que el Espíritu (104) Santo los ilumine, porque cuando me acerco al confesionario sin rezar antes ardientemente, el confesor me comprende poco. Ese Padre me animó a rogar fervientemente por la intención de que Dios me permitiera conocer y comprender mejor las cosas que exige de mí: Hermana, haga una novena tras otra y Dios no rehusará sus gracias.
Viernes Santo. A las tres de la tarde vi a Jesús crucificado que me moró y dijo: Tengo sed. De repente vi que de su costado salieron los dos mismos rayos que están en la imagen. En el mismo momento sentí en el alma el deseo de salvar las almas y de anonadarme por los pobres pecadores. Junto a Jesús agonizante me ofrecí al Padre eterno por el mundo. Con Jesús y por Jesús (105) y en Jesús estoy unida a Ti, oh Padre eterno. El Viernes Santo, Jesús sufrió ya de manera distinta en el alma que el Jueves Santo.
La Santa Misa de la Resurrección [12 IV 1936]. Cuando entré en la capilla, mi espíritu se sumergió en Dios, en su único tesoro; su presencia [me] inundó.
Oh Jesús mío, Maestro y Director espiritual, fortifícame, ilumíname en estos momentos difíciles de mi vida, no espero ayuda de parte de los hombres, en Ti toda mi esperanza. Siento que estoy sola frente a tus deseos, Señor. A pesar de los temores y la aversión de la naturaleza, cumplo Tu santa voluntad y deseo cumplirla con máxima fidelidad en toda mi vida y en la hora de la muerte. Oh Jesús, Contigo puedo todo, haz de mi lo que Te agrade, dame solamente Tu Corazón misericordioso y será suficiente para mi.
(106) Oh Jesús y Señor mío, ayuda para que se haga de mi lo que has establecido antes de los siglos, estoy lista para cada señal de Tu santa voluntad. Concede luz a mi mente para que pueda conocer cuál es Tu santa voluntad. Concede luz a mi mente para que pueda conocer cuál es Tu santa voluntad. Oh Dios, que penetras mi alma, Tú sabes que no deseo nada mas sino Tu gloria.
Oh, voluntad divina, deleite de mi corazón, alimento de mi alma, luz de mi intelecto, fuerza todopoderosa de mi voluntad, ya que cuando me uno a Tu voluntad, Señor, entonces Tu potencia obra a través de mí, ocupando el lugar de mi débil voluntad. Todos los días trato de cumplir los deseos de Dios.
Oh Dios inconcebible. La grandeza de Tu misericordia sobrepasa cualquier entendimiento humano y angélico puestos juntos. Todos los ángeles (107) y todos los hombres salieron de las entrañas de Tu misericordia. La misericordia es la flor del amor: Dios es amor y la misericordia es su acción, en el amor se engendra, en la misericordia se manifiesta. Por donde miro, todo me habla de su misericordia, hasta la justicia misma de Dios me habla de su insondable misericordia, porque la justicia proviene del amor.
A una palabra presto atención y de esta palabra siempre dependo, y esta palabra es todo para mi, por ella vivo y por ella muero y ésta es la santa voluntad de Dios. Ella es mi alimento cotidiano, toda mi alma está atenta para escuchar los deseos de Dios. Cumplo siempre lo que Dios quiere de mí a pesar de que alguna vez mi naturaleza tiemble y siente que su grandeza supera mis fuerzas. Sé bien lo que soy por mi misma, pero sé también lo que es la gracia de Dios que me sostiene.
(108) 25 IV 1936. Walendów. Aquel día el sufrimiento de mi alma fue tan duro como pocas veces antes. Desde la mañana sentía en el alma como la separación del cuerpo con respecto al alma; sentía que Dios me penetraba totalmente, sentía en mí toda la justicia de Dios, sentía que estaba sola frente a Dios. Pensé que una sola palabra del director espiritual me calmaría completamente, pero ¿qué hacer?, él no estaba allí. Sin embargo decidí buscar luz en la confesión. Cuando descubrí mi alma, al sacerdote le entró miedo de seguir escuchando mi confesión, lo que me provocó un sufrimiento aún más grande. Cuando veo el temor de un sacerdote, entonces no obtengo ninguna tranquilidad interior, por eso decidí tratar de revelar mi alma en todo, desde la cosa más grande hasta la más pequeña, solamente ante el director espiritual y seguir estrictamente sus indicaciones.
Ahora comprendo que la confesión es solamente (109) la declaración de los pecados y la dirección espiritual es [algo] completamente diferente, pero no quiero hablar de esto. Deseo relatar una cosa extraña que me sucedió por primera vez; cuando el confesor comenzó a hablarme, no comprendía ni una palabra suya. De pronto vi. a Jesús crucificado que me dijo: Busca la fuerza y la luz en Mi Pasión. Terminada la confesión medite la tremenda Pasión de Jesús y comprendí que lo que yo sufría era nada en comparación con la Pasión del Creador y que cada imperfección, hasta la mas pequeña, había sido la causa de aquella tremenda Pasión. Luego mi alma fue compenetrada por un gran arrepentimiento y solo entonces sentí que estaba en el mar insondable de la misericordia de Dios. Oh, qué pocas palabras tengo para expresar lo que siento.
Siento que soy como una gota de rocío absorta por el profundo océano sin límites de la misericordia de Dios.
(110) + 11 de mayo de 1º936. Llegué a Cracovia y me puse contenta esperando que pudiera cumplir, por fin, todo lo que exigía Jesús.
Una vez, al ver al Padre A. [236] y después de decirle todo, recibí esta respuesta: Rece, hermana, hasta la fiesta del Sagrado Corazón y agregue alguna mortificación, y el día de la fiesta del Sagrado Corazón le daré la respuesta. Pero un día oí en el alma esta voz: No tengas miedo de nada, Yo estoy contigo. Después de estas palabras sentí en el alma un apremio tan grande que sin esperar la fiesta del Sagrado Corazón, declaré en la confesión que abandonaba la Congregación ya. [237] El Padre me contestó: Si usted misma, hermana, ha tomado esta decisión, tomará también la responsabilidad por si misma. Pues vaya. Me alegré de que ya saliera.
A la mañana siguiente, de pronto me abandonó (111) la presencia de Dios, una gran oscuridad envolvió mi alma, no lograba rezar. Debido a este inesperado abandono de parte de Dios, decidí aplazar esta cuestión un poco, hasta consultar con el Padre.
El Padre Andrasz me contestó que los cambios de este tipo suceden frecuentemente y no es un impedimento para obrar.
La Madre General [238]. Cuando hablaba con la Madre sobre todo lo que había sucedido, me dijo estas palabras: Hermana, yo la guardo en el tabernáculo con Jesús, a dondequiera vaya de allí, será la voluntad de Dios.
19 de junio. Cuando fuimos a los jesuitas para la procesión del Sagrado Corazón, durante las vísperas, vi. los mismos rayos que están pintados en la imagen, saliendo de la Santísima Hostia. Mi alma fue invadida por un gran anhelo de Dios.
(112) Junio de 1936. El coloquio con el Padre Andrasz.
Ha de saber que estas cosas son difíciles y duras; su director principal lo es el Espíritu Santo, nosotros podemos solamente encaminar estas inspiraciones, pero su verdadero director lo es el Espíritu Santo. Si usted hermana, ha decidido salir por su iniciativa, yo ni le prohibo ni le ordeno, en esto usted toma la responsabilidad por si misma. Esto lo digo para usted, hermana, que puede comenzar a obrar; está en condiciones, entonces puede. Estas son las cosas creíbles, todo lo que me ha dicho ahora y anteriormente [239], es a favor, pero en todo esto debe ser muy prudente y rezar mucho y pedir luz para mí.
Durante la Misa celebrada por el Padre Andrasz, vi al pequeño Niño Jesús que me dijo que debía depender de él en todo: Ninguna acción hecha de propio arbitrio, aunque (113) te cueste mucho esfuerzo, no Me agrada. Comprendí esta dependencia.
Oh Jesús mío, el día del juicio final Tú pedirás cuenta de esta obra de la misericordia; oh Juez justo, pero también Esposo mío, ayúdame a cumplir Tu santa voluntad. Oh misericordia, virtud divina.
16 de julio. Hoy he pasado toda la noche en oración; contemplaba la Pasión del Señor, y mi alma estaba aplastada por la justicia de Dios. La mano de Dios me ha tocado.
17 de julio. Oh Jesús mío, Tú sabes qué grandes son las contrariedades con las cuales tropiezo en esta causa, cuántas objeciones debo soportar, cuántas sonrisas irónicas debo aceptar con serenidad.
Oh, por mi misma no lo (114) soportaría, pero contigo puedo todo, oh Maestro mío. Oh, qué dolorosamente hiere una sonrisa irónica, cuando uno habla con gran sinceridad.
22 de julio. Oh Jesús mío, sé que de la grandeza del hombre da testimonio la obra y no la palabra ni el sentimiento. Las obras que han brotado de nosotros, éstas hablarán de nosotros. Oh Jesús mío, no me dejes sonar, sino que dame el valor y la fuerza para cumplir Tu santa voluntad.
Oh Jesús, si quieres dejarme en la incertidumbre, aun hasta el fin de mi vida, sea bendito por ello Tu nombre.
Junio
+ Oh Jesús mío, cuánto me alegro de que me hayas asegurado que esta Congregación surgirá. Ya no tengo mas dudas en esto, ni una sombra, y veo la gran gloria que dará a Dios; será un reflejo del mayor atributo que tiene Dios, es decir, la Divina Misericordia. Impetrarán incesantemente (115) la Divina Misericordia para sí y para el mundo entero, y cada acto de misericordia brotará del amor de Dios del que estarán colmadas. Este gran atributo de Dios, tratarán de asimilarlo y vivir de él, y procurarán que los demás lo conozcan y tengan confianza en la bondad de Dios. Esta Congregación de la Divina Misericordia será en la Iglesia de Dios como una colmena en un magnifico jardín, escondida, silenciosa. Las hermanas como abejas trabajarán para alimentar con miel las almas de los prójimos y la cera fluirá en honor de Dios.
+ 29 de junio de 1936
El Padre Andrasz me recomendó hacer una novena según la intención de conocer mejor la voluntad de Dios. Recé con fervor agregando una mortificación del cuerpo. Al final de la novena recibí una luz interior y la seguridad de que la Congregación surgiría y que era agradable a Dios. A pesar de las dificultades (116) y las contrariedades, en mi alma entró una tranquilidad absoluta y una fuerza desde lo alto. Conocí que a la voluntad de Dios nada se opondría, nada la anularía; comprendí que debía cumplir esta voluntad de Dios a pesar de las contrariedades, las persecuciones, los sufrimientos de todo tipo, a pesar de la aversión y el temor de la naturaleza.
Comprendí que toda aspiración a la perfección y toda la santidad consisten en cumplir la voluntad de Dios. El perfecto cumplimiento de la voluntad de Dios es la madurez en la santidad, aquí no hay lugar a dudas. Recibir la luz de Dios, conocer lo que Dios exige de nosotros y no hacerlo es un gran ultraje a la Majestad de Dios. Tal alma merece que Dios la abandone completamente; se parece a Lucifer que tenia una gran luz y no cumplía la voluntad de Dios. Una misteriosa calma entró en mi alma mientras contemplaba que a pesar de las grandes dificultades, siempre seguí fielmente (117) la voluntad de Dios conocida [por mi]. Oh Jesús, concédeme la gracia de realizar Tu voluntad conocida [por mi], oh Dios.
14 de julio. A las tres recibí una carta [240]. Oh Jesús, Tu solamente sabes lo que sufro, pero callaré, no lo diré a ninguna criatura, porque sé que ninguna me consolará. Tú eres todo para mi, oh Dios, y Tu santa voluntad es mi alimento; ahora vivo de lo que viviré en la eternidad.
Tengo una gran veneración por San Miguel arcángel, él no tuvo ejemplos en el cumplimiento de la voluntad de Dios y, sin embargo, cumplió fielmente los deseos de Dios.
+ 15 de julio. Durante la Santa Misa me ofrecí al Padre Celestial por medio del dulcísimo Corazón de Jesús, como dispuesta a todo; que haga de mi lo que le agrade; yo por mi misma soy una nulidad y en mi miseria no tengo nada que sea digno, por lo tanto me arrojo en el mar de Tu misericordia, oh Señor.
(118) 16 de julio. De Jesús aprendo a ser buena, de Aquel que es la bondad misma, para poder ser llamada hija del Padre Celestial. Hoy, antes de mediodía, tuve un gran disgusto; en ese sufrimiento traté de unir mi voluntad a la voluntad de Dios y alabé a Dios con el silencio. Por la tarde fui por cinco minutos a la adoración, de repente, vi que la pequeña cruz que llevo en el pecho, estaba viva; Jesús me dijo: Hija Mía, el sufrimiento será para ti la señal de que Yo estoy contigo. Después de estas palabras una gran conmoción entró en mi alma.
Oh Jesús, mi Maestro y mi Director Espiritual, yo sé conversar solamente Contigo; con nadie es tan fácil el coloquio como Contigo, oh Dios.
En la vida espiritual siempre me tendré de la mano del sacerdote. De la vida del alma y de sus necesidades hablaré solamente con el sacerdote.
(119) + 4 de agosto de 1936. Un tormento interior de más de dos horas. Una agonía… De repente me penetra la presencia de Dios, siento que paso bajo el poder del Dios justo, esta justicia me penetra hasta la medula de los huesos, exteriormente pierdo las fuerzas y el conocimiento. Súbitamente conozco la gran santidad de Dios y mi gran miseria, en el alma nace un tormento tremendo, el alma ve todas sus obras que no son sin mancha. Después en el alma se despierta la fuerza de la confianza…. Y el alma con todas sus fuerzas anhela a Dios, pero ve lo miserable que es y lo mísero que es todo lo que la rodea. Y así, frente a aquella santidad, oh, pobre alma….
13 de agosto. Durante el día entero estuve atormentada por terribles tentaciones, me venían a la boca blasfemias, una aversión a todo lo santo y divino; no obstante luché todo el día; por la noche comenzó a aplastarme la idea: ¿Por qué hablar de ello al confesor?, (120) él se reirá de esto. Alguna aversión y un desaliento envolvieron mi alma y me parecía que en tal estado no podía acercarme de ningún modo a la Santa Comunión. Al pensar que no iba a acercarme a la Santa Comunión, un dolor tan tremendo estrechó mi alma que faltó poco para que gritara en voz alta en la capilla. No obstante me di cuenta de que estaban otras hermanas y decidí ir al jardín y esconderme para poder al menor llorar fuerte. De repente Jesús
se presentó junto a mí y dijo: ¿A dónde piensas ir? No contesté nada a Jesús, pero desahogué ante Él todo mi dolor y cesaron todas las insidias de Satanás. Jesús me dijo que: La paz interior que tienes es una gracia, y desapareció súbitamente. Yo me sentía feliz y extrañamente tranquilizada. De verdad, solo Jesús, Él, el Señor Altísimo, puede hacer que en un momento vuelva una tranquilidad tan completa.
(121) + 7 de agosto de 1936
Cuando recibí este artículo [241] sobre la Divina Misericordia junto con la imagen [242], la presencia de Dios me envolvió de modo singular. Cuando me sumergí en la oración de agradecimiento, de repente vi al Señor Jesús en una gran claridad tal y como está pintado y a los pies de Jesús vi al Padre Andrasz y al Padre Sopocko, los dos tenían plumas en la mano y de las puntas de ambas plumas salían resplandores y fuego semejantes a un relámpago que tocaba a una gran multitud de gente que corría no sé a dónde. Apenas [alguien] era alcanzado por aquel rayo, daba la espalda a la muchedumbre y tendía los brazos a Jesús; algunos volvían con gran alegría y otros con gran dolor y pena. Jesús miraba con gran amabilidad a los dos. Un momento después me quedé a solas con Jesús y le dije: Jesús, llévame ahora, porque Tu voluntad ya está cumplida, y Jesús me contestó: (122) Todavía no toda Mi voluntad se ha cumplido en ti, sufrirás todavía mucho, pero Yo estoy contigo, no tengas miedo.
Hablo mucho con el Señor del Padre Andrasz y también del Padre Sopocko; sé que lo que pido al Señor, no me lo niega y les concede lo que le pido. He sentido, y sé, cuánto Jesús los ama; no lo describo con detalles, pero lo sé y me alegro enormemente.
+ 15 de agosto de 1936
Durante la Santa Misa celebrada por el Padre Andrasz, un momento antes de la elevación, la presencia de Dios penetró mi alma y que fue atraída hacia el altar. Luego vi a la Santísima Virgen con el Niñito Jesús. El Niño Jesús se tenia de la mano de la Virgen; en un momento el Niño Jesús corrió alegremente al centro del altar, y la Santísima Virgen me dijo: Mira, con qué tranquilidad confío a Jesús en sus manos, así también tú debes (123) confiar tu alma y ser como una niña frente a Él. Después de estas palabras mi alma fue llenada de una misteriosa confianza. La Santísima Virgen vestía una túnica blanca, singularmente blanca, transparente, sobre la espalda tenia un manto transparente de color del cielo, es decir como el azul, la cabeza descubierta, el cabello suelto; esplendida e indeciblemente bella. La Santísima Virgen miraba al sacerdote con gran benevolencia, pero un momento después el Padre partió este esplendido Niño y salio sangre verdaderamente viva; el sacerdote se inclinó y tomó en si a Jesús vivo y verdadero. Lo comió, no sé cómo esto sucede. Oh Jesús, Jesús, no alcanzo a seguirte, porque Tú en un momento Te haces inconcebible para mí.
La esencia de las virtudes es la voluntad de Dios; quien cumple fielmente la voluntad de Dios, se ejercita en todas las virtudes. En todos los casos y todas las circunstancias de la vida adoro y bendigo la santa voluntad de Dios. La santa voluntad de Dios es el objeto de mi amor. (124) En los mas secretos rincones de mi alma vivo de su voluntad y por fuera obro en la medida en que conozco interiormente que tal es la voluntad de Dios. Los tormentos, los sufrimientos, las persecuciones y todo tipo de contrariedades que vienen de la voluntad de Dios, me son más agradables que los éxitos, los elogios y las alabanzas que vienen de mi voluntad.
Oh Jesús mío, buenas noches, la campanilla me llama a dormir. Oh Jesús mío, ves que estoy agonizando por el deseo de la salvación de las almas; buenas noches, Esposo mío, me alegro de estar un día mas cerca de la eternidad, y si mañana me permites despertarme, oh Jesús, iniciaré un nuevo himno a Tu gloria.
+ 13 de julio. Hoy, durante la meditación entendí que no debo hablar nunca de mis propias vivencias interiores; pero no ocultar nada al director espiritual. Pediré a Dios especialmente la luz para el director (125) de mi alma. Doy más importancia a la palabra del confesor que a todas las iluminaciones interiores que recibo.
+ Durante los tormentos mas duros fijo mi mirada en Jesús crucificado; no espero ayuda de parte de los hombres, sino que tengo mi confianza en Dios; en su insondable misericordia está toda mi esperanza.
+ Cuanto más siento que Dios me transforma, tanto mas deseo sumergirme en el silencio. El amor de Dios realiza su obra en lo profundo de mi alma, veo que empieza mi misión, la que me ha encomendado el Señor.
+ Una vez, cuando rogaba mucho a los santos jesuitas, de repente vi al Ángel custodio que me llevó delante del trono de Dios; pasé (126) entre grandes huestes de santos, reconocí a muchos por sus imágenes; vi a muchos jesuitas que me preguntaron: ¿De qué Congregación es esta alma? Cuando les contesté, preguntaron: ¿Quién es tu director? Contesté que el Padre Andrasz. Cuando quisieron seguir hablando, mi Ángel Custodio hizo la señal de callar y pasé delante del trono mismo de Dios. Vi una claridad grande e inaccesible, vi el lugar destinado para mí en la cercanía de Dios, pero cómo es, no sé, porque lo cubría una nube, pero mi Ángel Custodio me dijo: Aquí está tu trono, por la fidelidad en el cumplimiento de la voluntad de Dios.
+ La Hora Santa. Jueves. En aquella hora de plegaria Jesús me permitió entrar en el Cenáculo y estuve presente durante lo que sucedió allí. Sin embargo, lo que me conmovió mas profundamente fue el momento [243] antes de la consagración en que Jesús levantó (127) los ojos al cielo y entró en un misterioso coloquio con su Padre. Aquel momento lo conocemos debidamente sólo en la eternidad. Sus ojos eran como dos llamas, el rostro resplandeciente, blanco como la nieve, todo su aspecto majestuoso, su alma llena de nostalgia. En el momento de la consagración descansó el amor saciado, el sacrificio completamente cumplido. Ahora se cumplirá solamente la ceremonia exterior de la muerte, la destrucción exterior, la esencia está en el Cenáculo. En toda mi vida no tuve un conocimiento tan profundo de este misterio como en aquella hora de adoración. Oh, con qué ardor deseo que el mundo entero conozca este misterio insondable.
Terminada la Hora Santa, cuando fui a mi celda, conocí repentinamente cuánto Dios era ofendido por una persona cercana a mi corazón. Al verlo, el dolor traspasó mi alma, me arrojé en el polvo delante del Señor e imploré misericordia. Durante dos horas, llorando, rogando y flagelándome me opuse (128) al pecado, y conocí que la Divina Misericordia envolvió a aquella pobre alma. Oh, cuánto cuesta un solo, único pecado.
+ Septiembre. El primer viernes. Por la noche vi a la Santísima Virgen con el pecho descubierto, traspasado por una espada. Lloraba lágrimas ardientes y nos protegía de un tremendo castigo de Dios. Dios quiere infligirnos un terrible castigo, pero no puede porque la Santísima virgen nos protege. Un miedo tremendo atravesó mi alma, ruego sin cesar por Polonia, por mi querida Polonia que es tan poco agradecida a la Santísima Virgen. Si no hubiera estado la Santísima Virgen, para muy poco habrían servido nuestros esfuerzos. Multipliqué mi empeño en las plegarias y sacrificios por mi querida patria, pero veía que era una gota frente a una oleada del mal. ¿Cómo una gota puede detener una oleada? Oh, si, una gota por si sola es nada, pero Contigo, Jesús, con valor haré frente a toda la oleada del mal e incluso (129) al infierno entero. Tu omnipotencia puede todo.
En una ocasión, mientras iba por el pasillo a la cocina, oí en el alma estas palabras: Reza incesantemente esta coronilla que te he ensenado. Quienquiera que la rece recibirá gran misericordia a la hora de la muerte. Los sacerdotes se la recomendarán a los pecadores como la ultima tabla de salvación. Hasta el pecador mas empedernido, si reza esta coronilla una sola vez, recibirá la gracia de Mi misericordia infinita. Deseo que el mundo entero conozca Mi misericordia; deseo conceder gracias inimaginables a las almas que confían en Mi misericordia.
Oh Jesús, Vida y Verdad, Maestro mío, guía cada paso de mi vida para que proceda según Tu santa voluntad.
(130) + Una vez, vi la sede del Cordero de Dios y delante del trono a tres santos: Estanislao Kostka, Andrés Bobola y el príncipe Casimiro que intercedían por Polonia. De pronto vi un gran libro que estaba delante del trono y me dieron el libro para que leyera. Aquel libro estaba escrito con sangre; sin embargo, no pude leer nada más que el nombre de Jesús. De repente oí una voz que me dijo: No ha llegado todavía tu hora. Me quitó el libro y oí estas palabras: Tú darás el testimonio de Mi misericordia infinita. En este libro están inscritas las almas que han venerado Mi misericordia. Me penetró una gran alegría viendo la gran bondad de Dios.
+ Una vez conocí el estado de dos hermanas religiosas que tras una orden de la Superiora murmuraban interiormente y en consecuencia de esto dios las privó de muchas gracias particulares. (131) El dolor me estrujó el corazón al verlo. Oh Jesús, qué triste es cuando nosotros mismos somos la causa de la perdida de las gracias. Quien lo comprende permanece siempre fiel.
+ Jueves. Hoy, a pesar de estar muy cansada, decidí hacer la Hora Santa. No pude rezar, tampoco pude estar arrodillada, pero me quedé en oración una hora entera uniéndome en espíritu a aquellas almas que adoran a Dios de manera ya perfecta. Pero al final de la hora, de repente vi a Jesús que me miró profundamente y con una dulzura indecible me dijo: Tu plegaria Me es inmensamente agradable. Después de estas palabras entró en mi alma una fuerza misteriosa y un gozo espiritual. La presencia de Dios impregnó mi alma. Oh, lo que pasa en el alma cuando se encuentra a solas con el Señor, ninguna pluma ha logrado expresar, ni jamás lo expresara….
(132) + Oh Jesús, comprendo que Tu misericordia va mas allá de la imaginación y por tanto Te suplico que hagas mi corazón tan grande que pueda contener las necesidades de todas las almas que viven sobre toda la faz de la tierra. Oh Jesús, mi amor se extiende mas allá, hasta las almas que sufren en el purgatorio y quiero expresar mi misericordia hacia ellas mediante las plegarias que tienen las indulgencias. La Divina Misericordia es insondable e inagotable como Dios Mismo es insondable. Aunque usara palabras enérgicas para expresar la Divina Misericordia, todo esto seria nada en comparación con lo que es en realidad. Oh Jesús, haz mi corazón sensible a todos los sufrimientos de mi prójimo, sean de cuerpo de del alma. Oh Jesús mío, sé que Te comportas con nosotros como nosotros nos comportamos con el prójimo.
Oh Jesús mío, haz mi corazón semejante a Tu corazón misericordioso. Jesús, ayúdame a pasar por la vida haciendo el bien a todo el mundo.
(133) 14 de septiembre de [1936]. Vino a visitarnos el arzobispo de Vilna. Aunque estuvo con nostras muy poco tiempo, tuve la posibilidad de hablar de la obra de la misericordia con este venerable sacerdote. Me manifestó mucha simpatía para la causa de la misericordia: Esté completamente tranquila, hermana, si está en los designios de la Divina Providencia, surgirá. Mientras tanto pida una señal exterior más evidente; que el Señor Jesús le dé a conocer esto con más claridad. Espere todavía un poco. Jesús dispondrá las circunstancias de modo que todo sea bien.
19 de septiembre [1936]. Cuando salimos del medico [244] y entramos un momento en la pequeña capilla que está en el sanatorio, oí en el alma estas palabras: Niña Mía, todavía unas cuantas gotas en el cáliz, no falta mucho. La alegría (134) inundó mi alma, he aquí la primera llamada de mi Esposo y Maestro. Se enterneció mi corazón y hubo un momento en que mi alma se sumergió en todo el mar de la Divina Misericordia; sentí que mi misión empezaba en toda la plenitud. La muerte no destruye nada de lo que es bueno; ruego muchísimo por las almas que padecen sufrimientos interiores.
En cierta ocasión, recibí dentro de mí la luz respecto a dos hermanas; comprendí que no con todos podemos comportarnos de la misma manera. Hay personas que, de un modo extraño, saben trabar amistad y como amigas, sacar palabra tras palabra, como para aliviar, pero en un momento oportuno usan las mismas palabras para causar disgustos. Oh Jesús mío, qué extraña es la debilidad humana. Tu amor, Jesús, da al alma esta gran sensatez en las relaciones con los demás.
(135) + 24 de septiembre de 1936
La Madre Superiora [245] me ordenó rezar un misterio del rosario en lugar de los demás ejercicios y acostarme de inmediato. Una vez acostada me dormí en seguida porque estaba muy cansada. Sin embargo, un momento después me despertó un sufrimiento. Era un sufrimiento tan grande que no me permitía hacer el mas pequeño movimiento, ni siquiera pude pasar la saliva. Duró unas tres horas. Pensé despertar a la hermana novicia con la que compartía el cuarto, pero pensé: ella no me ayudará nada, pues que duerma, me da pena despertarla. Me sometí completamente a la voluntad de Dios y pensaba que estaba llegando para mi el día de la muerte, día por mi deseado. Tenia la posibilidad de unirme a Jesús doliente en la cruz, no podía rezar de otro modo. Cuando el sufrimiento cedió, comencé (136) a sudar, pero no podía hacer ningún movimiento, porque volvía el dolor anterior. En la mañana me sentía muy cansada, pero físicamente no sufría más; no obstante no pude levantarme para la Santa Misa. Pensé: Si después de tales sufrimientos no hay muerte, entonces ¿qué grandes deben ser los sufrimientos mortales?
697 Oh Jesús, Tu sabes que amo el sufrimiento y deseo vaciar el cáliz de los sufrimientos hasta la ultima gota y, sin embargo, mi naturaleza notó un ligero escalofrió y cierto temor, pero en seguida mi confianza en la infinita misericordia de Dios se despertó con toda su potencia y todo tuvo que ceder delante de ella como la sombra delante de un rayo de sol. Oh Jesús, qué grande es Tu bondad; la infinita bondad Tuya que conozco bien me permite mirar con entereza a los ojos de la muerte misma. Sé que nada puede sucederme sin su permiso. Deseo glorificar Tu misericordia infinita en la vida, en la hora de la muerte y en la resurrección y en la eternidad.
(137) + Oh Jesús mío, mi fuerza, mi paz y mi descanso, en los rayos de Tu misericordia se sumerge mi alma todos los días, no conozco ni un momento de mi vida en que no haya experimentado Tu misericordia, oh Dios. En toda mi vida no cuento con nada, sino con Tu misericordia infinita, oh Señor que es la guía de mi vida. Mi alma está llena de la misericordia de Dios.
698+ Oh, cuánto hiere a Jesús la ingratitud de un alma elegida. Su amor inefable padece un martirio. Dios nos ama con todo su Ser infinito, cual Él es, y un polvo miserable desprecia este amor. Mi corazón estalla de dolor cuando veo tal ingratitud.
Una vez, oí estas palabras: Hija Mía, habla al mundo entero de la inconcebible (138) misericordia Mía. Deseo que la Fiesta de la Misericordia sea refugio y amparo para todas las almas y, especialmente, para los pobres pecadores. Ese día están abiertas las entrañas de Mi misericordia. Derramo todo un mar de gracias sobre las almas que se acercan al manantial de Mi misericordia. El alma que se confiese y reciba la Santa Comunión obtendrá el perdón total de las culpas y de las penas. En ese día están abiertas todas las compuertas divinas a través de las cuales fluyen las gracias. Que ningún alma tema acercarse a Mí, aunque sus pecados sean como escarlata. Mi misericordia es tan grande que en toda la eternidad no la penetrará ningún intelecto humano ni angélico. Todo lo que existe ha salido de las entrañas de Mi misericordia. Cada alma respecto a mi, por toda la eternidad meditará Mi amor y Mi misericordia. La Fiesta de la Misericordia ha salido de Mis entrañas (139, deseo que se celebre solemnemente el primer domingo después de Pascua. La humanidad no conocerá paz hasta que no se dirija a la Fuente de Mi misericordia.
+ En una ocasión, cuando estaba muy cansada y doliente y lo dije a la Madre Superiora, recibí la respuesta de que debía familiarizarme con el sufrimiento. Escuché todo lo que la Madre me dijo y un momento después Salí. Nuestra Madre Superiora tiene tanto amor al prójimo y, especialmente, a las hermanas enfermas, que todos la conocen por ello, pero en cuanto a mi, Jesús permitía que ella no me comprendiera y me ejercitara mucho en este aspecto.
Un día me sentía muy mal y fui al trabajo, pero en cada instante me parecía que iba a desmayarme; y el calor era tan grande que incluso sin trabajo uno no soportaba (14) aquel calor, sin hablar ya de si trabajaba y estaba doliente. Así, antes del mediodía, interrumpí el trabajo y miré hacia el cielo con gran confianza y le dije al Señor: Jesús, cubre el sol porque ya no soporto más este calor y una cosa rara, en aquel mismo instante, una nubecita blanca cubrió el sol y a partir de aquel momento ya no hacía tanto calor. Cuando, un momento después, empecé a reprocharme por no haber soportado el calor y por haber pedido el alivio, Jesús Mismo me tranquilizó.
13 de agosto de 1936. Esta noche me penetra la presencia de Dios, en un solo instante conozca la gran santidad de Dios. Oh, cómo me oprime esta grandeza de Dios, ya que al mismo tiempo conozco todo mi abismo y mi nulidad. Es un gran tormento, porque al conocimiento sigue el amor. El alma se lanza con ímpetu hacia Dios y se encuentran de frente dos amores: el Creador y la criatura; (141) una gotita quiere medirse con el océano. En un primer momento la gota quisiera encerrar en sí este océano ilimitado, pero en el mismo instante conoce que es una gotita y entonces queda vencida, pasa toda a Dios como una gota al océano…. Al iniciarse aquel momento es un tormento, pero tan dulce que el alma, experimentándolo, es feliz.
Actualmente hago un examen de conciencia particular: unirme con Cristo Misericordioso. Este ejercicio me da una fuerza misteriosa, el corazón está siempre unido a Aquel que desea, y las acciones reguladas por la misericordia que brota del amor.
Paso cada momento libre a los pies de Dios escondido. Él es mi Maestro, le pregunto todo, con Él hablo de todo, de allí saco fuerza y luz, allí aprendo todo, de allí me llegan las luces sobre el modo de comportarme con el prójimo. Desde el momento en que (142) Salí del noviciado, me encerré en el tabernáculo con Jesús, mi Maestro. Él Mismo me atrajo a este fuego de amor vivo, alrededor del cual se concentra todo.
25 IX. Padezco sufrimientos en las manos, los pies y el costado, en los lugares que Jesús tenia traspasados. Experimento particularmente estos sufrimientos cuando me encuentro con un alma que no está en el estado de gracia; entonces rezo ardientemente que la Divina Misericordia envuelva a aquella alma.
29 IX. En el día de San Miguel Arcángel vi a este gran guía junto a mí que me dijo estas palabras: El Señor me recomendó tener un cuidado especial de ti. Has de saber que eres odiada por el mal, pero no temas. ¡Quién como Dios! Y desapareció. Sin embargo siento su presencia y su ayuda.
(143) 2 X 1936. El primer viernes del mes. Después de la Santa Comunión, de repente vi a Jesús que me dijo estas palabras: Ahora sé que no Me amas por las gracias ni por los dones, sino porque Mi voluntad te es mas querida que la vida. Por eso Me uno a ti tan estrechamente como a ninguna otra criatura.
En aquel momento Jesús desapareció. La presencia de Dios inundó mi alma; sé que estoy bajo la mirada de este Soberano. Me sumergí totalmente en el gozo que mana de Dios. El día entero viví sumergida en Dios, sin ningún intervalo. Por la noche, entré en una especie de desmayo, y en una extraña forma de agonía; mi amor deseaba ser igual al amor de aquel Soberano; estaba atraída hacia Él tan violentamente que, sin una gracia especial de Dios, era imposible soportar en esta vida tanta inmensidad de la gracia. Pero veo claramente que Jesús Mismo me sostiene y me fortifica y me hace capaz de relacionarme con Él. En esto el alma es activa de modo singular.
(144) 3 X 1936. Hoy, mientras rezaba el rosario, vi de repente el copón con el Santísimo Sacramento. El copón estaba descubierto y con bastantes Hostias. Desde el copón salió una voz: Estas Hostias fueron recibidas por las almas convertidas con tus plegarias y tu sufrimiento. En aquel momento sentí la presencia de Dios como una niña, me sentía extrañamente una niña.
Un día sentí que no aguantaría estar de pie hasta la nueve y pedí a la Hermana N. darme algo de comer porque iba a acostarme antes, ya que me sentía mal. La Hermana N. me contestó: Usted, hermana, no está enferma; han querido darle simplemente un descanso y por eso han fingido la enfermedad. Oh Jesús mío, pensar que la enfermedad ha avanzado hasta tal punto que el medico me ha separado de las demás hermanas [246] para que no se contagien, y he aquí cómo uno es juzgado. Pero está bien así, todo es para Ti, Jesús mío. No quiero escribir mucho de las cosas exteriores porque no son ellas el motivo para (145) escribir; yo deseo particularmente tomar nota de las gracias que el Señor me concede, porque ellas no son solamente para mí, sino para muchas almas.
5 X 1936. Hoy recibí una carta del Padre Sopocko por la cual me enteré de que piensa hacer imprimir una estampita del Cristo Misericordioso, y me pidió enviarle cierta plegaria que quiere poner detrás, si obtiene la autorización del arzobispo. Oh, con que gozo tan grande se llena mi corazón por el hecho de que Dios me ha permitido ver esta obra de su misericordia. Oh, qué grande es esta obra del Altísimo; yo soy solamente su instrumento. Oh, cuán ardiente es mi deseo de ver esta Fiesta de la Divina Misericordia que Dios exige a través de mi, pero si tal es la voluntad de Dios y si ella se celebra solemnemente sólo después de mi muerte, yo me alegro de ella ya ahora y la celebro dentro de mi con el permiso del confesor.
(146) + Hoy he visto al Padre Andrasz de rodillas, sumergido en la plegaria y de súbito Jesús se presentó a su lado, e impuso las dos manos sobre su cabeza, y me dijo: Él te guiará, no tengas miedo.
11 de octubre. Esta noche, mientras escribía sobre esta gran misericordia de Dios y sobre el gran provecho para las almas, Satanás irrumpió en la celda con gran rabia y furia, tomó el biombo y se puso a despedazarlo y quebrarlo. En un primer momento me asusté un poco, pero en seguida con un pequeño crucifijo hice la señal de la santa cruz; la bestia se calmó en seguida y desapareció. Hoy no vi esta figura monstruosa, pero solamente su rabia; la rabia de Satanás es terrible. El biombo, sin embargo, no estaba despedazado ni quebrado; con toda tranquilidad seguí escribiendo. Sé bien que sin la voluntad de Dios, aquel miserable no me tocará, pero ¿por qué se porta así? Comienza a asaltarme abiertamente (147) y con tanta rabia y tanto odio, pero no perturba mi paz ni por un momento, y esta serenidad mía provoca su rabia.
+ Hoy el Señor me dijo: Ve a la Superiora y dile que deseo que todas las hermanas y las alumnas recen la coronilla que te he enseñado. La deben rezar durante nueve días y en la capilla, con el fin de propiciar a Mi Padre e implorar la Divina Misericordia para Polonia. Contesté al Señor que se lo diría a la Superiora, pero antes debía consultar al Padre Andrasz y decidí que en cuanto el Padre viniera, en seguida lo consultaría. Cuando el Padre vino, las circunstancias fueron tales que no pude verlo. No obstante, yo no habría debido reparar en ningunas circunstancias sino ir al Padre y arreglar el asunto. Pensé que [lo haría] cuando viniera otra vez.
Oh, cuánto (148) eso desagradó a Dios. En un instante la presencia de Dios me abandonó, esta gran presencia de Dios que está en mí incesantemente incluso de modo sensible. Pero en aquel momento me abandonó completamente; unas tinieblas dominaron mi alma hasta tal punto que no sabia si estaba en el estado de gracia o no. Debido a esto no me acerqué a la Santa Comunión durante cuatro días. Después de cuatro días vi al Padre Andrasz y le conté todo. El Padre me consoló diciendo: No ha perdido la gracia de Dios, pero de todos modos, dijo, sea fiel a Dios. En el momento en que me alejé del confesionario, la presencia de Dios me envolvió nuevamente como antes. Comprendí que la gracia de Dios hay que aceptarla tal y como Dios la envía, del modo como Él quiere, y se debe aceptar en la forma bajo la cual Dios nos la envía.
Oh Jesús mío, en este momento estoy haciendo un propósito decidido y perpetuo, basándome en Tu gracia y misericordia: la fidelidad a la más pequeña de Tus gracias.
(149) Durante toda la noche me preparaba para recibir la Santa Comunión, ya que no pude dormir a causa de los sufrimientos físicos. Mi alma se hundía en el amor y la contrición.
Después de la Santa Comunión oí estas palabras: Ves lo que eres por ti misma, pero no te asustes de eso. Si te revelara toda la miseria que eres, morirías del horror. Has de saber, sin embargo, lo que eres. Por ser tú una miseria tan grande, te he revelado todo el mar de Mi misericordia. Busco y deseo tales almas como la tuya, pero son pocas; tu gran confianza en Mi Me obliga a concederte gracias continuamente. Tienes grandes e inexpresables derechos sobre Mi Corazón, porque eres una hija de plena confianza. No soportarías la inmensidad de Mi amor que tengo por ti, si te lo revelara aquí en la tierra en toda su plenitud. A menudo levanto un poco el velo para ti, pero debes saber que es solamente Mi gracia excepcional. Mi amor y Mi misericordia no conocen límites.
(150) Hoy escuché estas palabras: Has de saber, niña Mía, que por ti concedo gracias a toda la comarca, pero debes agradecerme por ellos, porque ellos no Me agradecen por los beneficios que les concedo. A base de tu agradecimiento seguiré bendiciéndolos.
Oh Jesús mío, Tú sabes lo difícil que es la vida comunitaria, cuántas incomprensiones y cuántos malentendidos, muchas veces a pesar de la mas sincera voluntad de ambas partes; pero éste es Tu misterio, oh Señor, nosotros lo conoceremos en la eternidad. Sin embargo, nuestros juicios deben ser siempre benignos.
El tener al director espiritual es una gracia grande, es una grandísima gracia de Dios. Siento que ahora no sabría avanzar sola en mi vida espiritual; es grande el poder del sacerdote; no dejo de agradecer a Dios por darme al director espiritual.
(151) + Hoy escuché estas palabras: Ves lo débil que eres y ¿cuándo podré contar contigo? Contesté: Jesús, quédate siempre conmigo, porque soy Tu niña pequeñísima; Jesús, Tu sabes lo que hacen los niños pequeños.
+ Hoy escuché estas palabras: Las gracias que te concedo no son solamente para ti, sino también para un gran número de almas…. Y en tu corazón está continuamente Mi morada. A pesar de la miseria que eres Me uno a ti y te quito tu miseria y te doy Mi misericordia. En cada alma cumplo la obra de la misericordia, y cuanto mas grande es el pecador, tanto mas grande es el derecho que tiene a Mi misericordia. Quien confía en Mi misericordia no perecerá porque todos sus asuntos son Míos y los enemigos se estrellarán a los pies de Mi escabel.
(152) En vispero de los ejercicios espirituales empecé a rogar que Jesús me diera al menos un poco de saslud para que pudiera participar en los ejercicios, porque me sentia tan mal que posiblemente fuesen los ultimos para mi. Pero en cuanto empecé a rezar, sentí en seguida un extrano descontento; interrumpi la plegaria de suplica y me puse a agradecer al Señor por todo lo que me enviaba, sometiendome completamente a su santa voluntad, de inmediato sentí en el alma una profunda calma.
+ La fiel sumisión a la voluntad de dios siempre y en todas partes, en todos los casos y todas las circunstancias de la vida, da a Dios una gran gloria; tal sumisión a la voluntad de Dios, a sus ojos tiene un valor mayor que largos ayunos, mortificaciones, y las mas severas penitencias. Oh, qué grande es la recompensa por un solo acto de amorosa sumisión a la voluntad de Dios. Mientras lo escribo mi alma cae en éxtasis, ¡cuánto Dios la ama y de cuánta paz goza el alma ya aquí en la tierra!
+
(153) JMJ Cracovia – 1936
Oh voluntad de Dios, sé mi amor.
725 + Ejercicios espirituales de ocho dias, 20 X 1936
Oh Jesús mio, hoy me retiro al desierto para hablar solamente Contigo, mi Maestro y Señor. Que la tierra calle, hablame Tu solo, Jesús; Tu sabes que no comprendo otra voz que la Tuya, oh buen Pastor. En la morada de mi corazón se encuentra el desierto al que ninguna criatura tiene acceso. En él sólo Tú eres el Rey.
726 + Cuando entré en la capilla por cinco minutos de adoración, pregunté al Señor Jesús como debia hacer estos ejercicios espirituales. Entonces oí en el alma esta voz: Deseo que te transformes entera en amor y que ardas con el fuego como una victima pura de amor….
(154) Oh Verdad eterna, concedeme un rayo de Tu luz para que Te conozca, oh Señor, y glorifique dignamente Tu misericordia infinita y dame a conocer, al mismo tiempo, a mi misma, atodo el abismo de miseria que soy.
+ He elegido como patronos de estos ejercicios espirituales a San Claudio de la Colombiére y a Santa Gertrudis para que intercedan por mi ante la Santisima Virgen y el Salvador Misericordioso.
En esta meditación sobre la creación…. en un instante mi alma se ha unido a mi Creador y Señor; durante esta unión he conocido mi fin y mi destino. Mi objetivo es unirme estrechamente a Dios a traves del amor y mi destino es adorar y glorificar la Divina Misericordia.
El Señor me lo dio a conocer claramente y experimentar incluso fisicamente. No termino de asombrarme cuando conozco y experimento el amor sin limites de Dios, con el que Dios me ama. ¿Quién es Dios y quién soy yo? No puedo continuar (155) reflexionando. Solamente el amor entiende el encuentro y la unión entre estos dos espiritus, es decir Dios Espiritu y el alma de la criatura. Cuanto mas lo conozco, tanto mas me sumerjo en Él con todo el poder de mi ser.
+ Durante estos ejercicios espirituales te tendré incesantemente junto a Mi Corazón para que conozcas mejor Mi misericordia que tengo para los hombres y, especialmente, para los pobres pecadores.
El dia del comienzo de los ejercicios espirituales, vino a verme una de las hermanas que había llegado para pronunciar los votos perpetuos y me confió que no tenia ninguna confianza en Dios, y que le desanimaba cualquier cosa. Le contesté: Ha hecho bien, hermana, al decirmelo; voy a rogar por usted. Y le dije algunas palabras sobre cuánto duele a Jesús la falta de confianza y especialmente si es por parte de un alma elegida. Me dijo que a partir de los votos perpetuos se ejercitaria en la confianza. Ahora sé que incluso a las almas elegidas y adelantadas (156) en la vida religiosa o espiritual, les falta el ánimo para confiar totalmente en Dios. Y eso sucede porque pocas almas conocen la insondable misericordia de Dios, su gran bondad.
+ La gran Majestad de Dios que me ha penetrado hoy y sigue penetrando, ha despertado en mi un gran temor, pero un temor reverencial y no un temor servil que es muy distinto del temor reverencial. El temor reverencial ha surgido hoy en mi corazón del amor y del conocimiento de la grandeza de Dios y esto es un gran gozo para el alma. El alma tiembla frente a la mas pequena ofensa de Dios, pero esto no le perturba ni le empana la felicidad. Donde impera el amor, alli todo va bien.
Me sucede, mientras escucho la meditación [247], que una palabra me introduce en una mas estrecha unión con el Señor y no sé lo que está diciendo el Padre. Sé que estoy junto al misericordiosisimo Corazón de Jesús, todo mi espiritu se hunde en Él, y en un solo momento conozco (157) mas que durante largas horas de busquedas intelectuales o de meditación. Son relámpagos repentinos de luz que me permiten conocer una cosa tal y como Dios la ve, tanto en los asuntos del mundo interior como tambien en los del mundo exterior.
Veo que Jesús Mismo actua en mi alma durante estos ejercicios espirituales, yo trato solamente de ser fiel a su gracia. He confiado totalmente mi alma a la influencia de Dios, este Soberano celestial ha tomado mi alma en la posesion absoluta; siento que estoy elevada mas alla de la tierra y del cielo, hacia la vida interior de Dios, donde conozco al Padre, al Hijo y al Espiritu Santo, pero siempre en la unidad de su Majestad.
+ Me encerré en el caliz de Jesús para consolarlo continuamente. Hacer todo lo que está en mi poder para salvar a las almas, hacerlo a traves de la oracion y el sufrimiento.
(158) + Trato de ser siempre para Jesús como una aBetania [248], para que pueda descansar después de muchas fatigas. En la Santa Comunión, mi unión con Jesús es tan estrecha e indecible que aunque quisiera describirla, no sabria porque no encontraria expresiones apropiadas.
Esta noche vi a Jesús con el aspecto que tenia en su Pasion: tenia los ojos levantados hacia su Padre y rezaba por nosotros.
A pesar de estar enferma decidi hacer hoy, como de costumbre, la Hora Santa. En esta hora vi a Jesús flagelado junto a la columna. Durante este terrible tormento Jesús rezaba y un momento después me dijo: Son pocas las almas que contemplan Mi Pasion con verdadero sentimiento; a las almas que meditan devotamente Mi Pasion, les concedo el mayor numero de gracias.
+ No eres capaz de recibir ni siquiera Mis gracias sin Mi ayuda particular – tu sabes lo que eres.
(159) Hoy, después de la Santa Comunión, he hablado muchisimo a Jesús de las personas que me son particularmente queridas. Entonces oí estas palabras: Hija Mia, no te esfuerces con tal locuacidad. A quienes amas de modo particular, tambien Yo los amo de manera especial y por consideración a ti los colmo de Mis gracias. Me agrada cuando Me hablas de ellos, pero no lo hagas con esfuerzos excesivos.
+ Oh Salvador del mundo, me uno a Tu misericordia. Oh Jesús mio, uno todos mis sufrimientos a los Tuyos y los deposito en el tesoro de la Iglesia para el provecho de las almas.
Hoy he estado en los abismos del infierno, conducida por un ángel. Es un lugar de grandes tormentos, ¡qué espantosamente grande es su extensión! Los tipos de tormentos que he visto: el primer tormento que constituye el infierno, es la perdida de Dios; el segundo, el continuo remordimiento de conciencia; el tercero, aquel destino no cambiará jamas; (160) el cuarto tormento, es el fuego que penetrará al alma, pero no la aniquilará, es un tormento terrible, es un fuego puramente espiritual, incendiado por la ira divina; el quinto tormento, es la oscuridad permanente, un horrible, sofocante olor; y a pesar de la oscuridad los demonios y las almas condenadas se ven mutuamente y ven todos el mal de los demas y el suyo; el sexto tormento, es la compania continua de Satanas; el septimo tormento, es una desesperación tremenda, el odio a Dios, las imprecaciones, las maldiciones, las blasfemias. Estos son los tormentos que todos los concondenados padecen juntos, pero no es el fin de los tormentos. Hay tormentos particulares para distintas almas, que son los tormentos de los sentidos: cada alma es atormentada de modo tremendo e indescriptible con lo que ha pecado. Hay horribles calabozos, abismos de tormentos donde un tormento se diferencia del otro. Habria muerto a la vista de aquellas terribles torturas, si no me hubiera sostenido la omnipotencia de Dios. Que el pecador sepa: con el sentido que peca, con ese será atormentado por (161) toda la eternidad. Lo escribo por orden de Dios para que ningun alma se excuse [diciendo] que el infierno no existe o que nadie estuvo alli ni sabe cómo es.
Yo, Sor Faustina, por orden de Dios, estuve en los abismos del infierno para hablar a las almas y dar testimonio de que el infierno existe. Ahora no puedo hablar de ello, tengo, la orden de dejarlo por escrito. Los demonios me tenian un gran odio, pero por orden de Dios tuvieron que obedecerme. Lo que he escrito es una debil sombra de las cosas que he visto. He observado una cosa: la mayor parte de las almas que alli estan son las que no creian que el infierno existe. Cuando volvi en mi no pude reponerme del espanto, qué terriblemente sufren alli las almas. Por eso ruego con mas ardor todavía por la conversión de los pecadores, invoco incesantemente la misericordia de Dios para ellos. Oh Jesús mio, prefiero agonizar en los mas grandes tormentos hasta el fin del mundo, que ofenderte con el menor pecado.
+
(162) JMJ
Hija Mia, si por medio de ti exijo de los hombres el culto a Mi misericordia, tú debes ser la primera en distinguirte por la confianza en Mi misericordia. Exijo de ti obras de misericordia que deben surgir del amor hacia Mi. Debes mostrar misericordia al projimo siempre y en todas partes. No puedes dejar de hacerlo ni excusarte ni justificarte.
Te doy tres formas de ejercer misericordia al projimo: la primera – la accion, la segunda – la palabra, la tercera – la oracion. En estas tres formas está contenida la plenitud de la misericordia y es el testimonio irrefutable del amor hacia Mi. De este modo el alma alaba y adora Mi misericordia. Sí, el primer domingo después de Pascua es la Fiesta de la Misericordia, pero tambien debe estar presente la accion y pido se rinda culto a Mi misericordia con la solemne celebración de esta Fiesta y con el culto a la imagen que ha sido pintada. A traves de esta imagen concederé muchas gracias a las almas; ella ha de recordar a los hombres las exigencias de Mi misericordia, porque la fe sin obras, por fuerte (163) que sea, es inútil. Oh Jesús mio, ayudame en todo, porque ves lo pequena que soy, por eso cuento unicamente con Tu bondad, oh Dios.
+ Examen de conciencia particular
Unión con Cristo misericordioso. Con el corazón abarco el mundoentero y, especialmente, los paises salvajes y perseguidos, para ellos pido misericordia.
Dos propositos generales:
Primero: buscar el recogimiento interior y observar rigurosamente la regla del silencio.
Segundo: fidelidad a las inspiraciones interiores; llevarlas a la practica y a la accion, según la recomendación del director espiritual.
En esta enfermedad deseo adorar la voluntad de Dios; si está en mi poder, trataré de participar (164) en todos los ejercicios comunes; agradeceré ardientemente al Señor por cada disgusto y sufrimiento.
744 + Siento a menudo que no recibo ayuda de nadie menos de Jesús, aunque mas de una vez necesito mucho las aclaraciones de lo que el Señor pide.
Esta noche recibi de repente la luz de Dios respecto a un asunto. Durante doce años reflexioné sobre cierta cuestion y no logré comprenderla; hoy Jesús me dio a conocer lo mucho que esto le agradó.
Festividad de Cristo Rey {25 X 1936]
745 Durante la Santa Misa me envolvio un ardor interior de amor a Dios y el deseo por la salvacion de las almas tan grande que no sé expresarlo. Siento que soy toda un fuego; lucharé contra todo el mal con el arma de la misericordia. Ardo del deseo de salvar a las almas; recorro el mundo entero a lo largo y a lo ancho y penetro (165) hasta sus confines, hasta los lugares mas salvajes para salvar a las almas. Lo hago a traves de la oracion y el sacrificio. Deseo que cada alma glorifique la misericordia de Dios, porque cada uno experimenta en si mismo los efectos de esta misericordia. Los santos en el cielo adoran la misericordia del Señor, yo deseo adorarla ya aquí en la tierra y propagar su culto tal como Dios lo quiere de mi.
Comprendi que en algunos, los mas duros momentos, esptaré sola, abandonada de todos y tengo que hacer frente a todas las tempestades y luchar con toda la fuerza del alma incluso contra aquellos de los cuales esperaba ayuda.
Pero no estoy sola, porque Jesús está conmigo, con Él no tengo miedo de nada. Bien me doy cuenta de todo y sé que es lo que Dios exige de mi. El sufrimiento, el desprecio, el escarnio, la persecución, la humillación todo esto lo compartiré siempre, no conozco otro camino, por un amor sincero, la ingratitud. Este es mi sendero trazado por Jesús.
(166) Oh Jesús mio, mi fuerza y mi unica esperanza, solamente en Ti toda mi esperanza. Mi confianza no se verá defraudada.
El dia de renovación de los votos [249]. La presencia de Dios penetra mi alma de modo no solamente espiritual, sino que la siento aun fisicamente.
2 de noviembre [1936]. Por la tarde, después de las visperas fui al cementerio [250]. Después de rezar un momento, vi a una de nuestras hermanas que me dijo: Estamos en la capilla. Comprendi que debia ir a la capilla y rezar alli para adquirir indulgencias. Al dia siguiente, durante la Santa Misa vi tres palomas blancas que se alzaron del altar hacia el cielo. Comprendi que no solamente estas tres almas queridas que habian visto fueron al cielo, sino tambien muchas otras que habian muerto fuera de nuestro instituto. Oh, qué bueno y misericordiosos es el Senor.
749 (167) Coloquio con el Padre Andrasz al final de los ejercicios espirituales. Me sorprendió muchisimo una cosa que noté durante todas las conversaciones en las cuales pedi consejos e indicaciones del Padre, a saber: observé que el Padre Andrasz a todas mis preguntas que le hacia sobre las cosas que el Señor exigia de mi, me contestaba con tanta claridad y determinación como si él mismo las hubiera vivido. Oh Jesús mio, si hubiera mas guias espirituales como él, las almas bajo su direccion llegarian a las cumbres de la santidad en poco tiempo y no malgastarian tantas grandes gracias. Yo agradezco continuamente a Dios por esta gran gracia de haberse dignado en su bondad de poner en el camino de mi vida espiritual estas columnas luminosas que iluminan mi camino, para que no me desvie, ni me retrase en tender a unirme estrechamente al Señor. Tengo un gran amor por la Iglesia que educa y conduce las almas a Dios.
(168) 31 X 1936. Coloquio con la Madre General [251].
750 Cuando hablé con la Madre General de la cuestion de salir, de la Congregación recibi esta respuesta: Si el senor Jesús exige que usted, hermana, abandone esta Congregación, que me dé alguna senal de que Él lo quiere. Usted, hermana, ruegue por este signo, porque yo tengo miedo de que usted no sea victima de alguna ilusion, aunque, por otra parte, no quisiera poner obstáculos a la voluntad de Dios ni oponerme a ella, ya que yo tambien quiero cumplir la voluntad de Dios. Asi, pues, acordamos que yo me quedara donde estaba, hasta el momento en el que el Señor diera a conocer a la Madre General que era Él quien exigia que yo saliera de la Congregación.
Asi, pues, todo el asunto se aplazó un poco. Ves, Jesús, que ahora depende solamente de Ti. A pesar de estos grandes apremios estoy completamente tranquila; yo por mi parte he hecho todo y ahora Te toca a Ti, oh Jesús mio, y asi (169) resultará evidente que la causa es Tuya. Yo por mi parte estoy totalmente de acuerdo con Tu voluntad, haz de mi lo que quieras, oh Señor, dame solamente la gracia de que Te ame cada vez con mas ardor; esto es lo que me es mas querido, no deseo nada mas fuera de Ti, Amor eterno. No importa por cuales caminos me lleves, dolorosos o gozosos. Yo deseo amarte con cada momento de mi vida. Me hacer ir, oh Jesús, a cumplir Tu voluntad, iré; me haces quedarme, me quedaré; no importa lo que sufra, en uno u otro caso. Oh Jesús mio, si voy, sé lo que debo sobrellevar y soportar. Lo acepto plenamente consciente, y con un acto de voluntad ya he aceptado todo. No importa lo que está encerrado en este cáliz para mi, me basta saber que lo ha dado la mano amorosa de Dios. Si me haces volver de este camino y me ordenas quedarme, me quedaré a pesar de todas las urgencias interiores. Si las mantienes todavía (170) en mi alma y me dejas en esta agonia interior, aunque sea hasta el fin de la vida, lo acepto con plena conciencia de la voluntad y con amorosa sumisión a Ti, oh Dios mio. Si me quedo, me esconderé en Tu misericordia. Dios Mio, tan profundamente que ningun ojo podrá verme. Deseo ser en mi vida un incensario lleno de fuego oculto y que el humo que se levanta hacia Ti, Hostia viva, Te sea agradable. Siento en mi propio corazón que cada pequeño sacrificio despierta un fuego de mi amor hacia Ti, aunque de modo tan silencioso y escondido que nadie alcanza verlo.
Cuando dije a la Madre General que el Señor exigia que la Congregación rezara esta coronilla para propiciar la ira divina, la Madre me contestó que de momento no podia introducir estas nuevas plegarias, no aprobadas, pero deme, hermana, esta coronilla, tal vez durante alguna adoración se pueda rezar, (171) vamos a ver. Seria bueno que el Padre Sopocko editara algun folletito con la coronilla. Seria mejor y mas facil rezarla entonces en la Congregación, porque sin esto, es un poco difícil.
La misericordia del Señor la glorifican en el cielo las almas de los santos que han experimentado sobre sí esta misericordia infinita. Lo que aquellas almas hacen en el cielo, yo lo empezaré ya aquí en la tierra. Glorificaré a Dios por su bondad infinita y trataré de que otras almas conozcan y adoren esta inexpresable e inconcebible misericordia de Dios.
+ Promesa del Señor: A las almas que recen esta coronilla, Mi misericordia las envolverá en la vida y especialmente a la hora de la muerte.
Oh Jesús mio, ensename a abrir las entranas de la misericordia y del amor a todos los que me lo pidan. Oh Jesús, mi Guia, ensename que todas las plegarias y obras mias tengan impreso el sello de Tu misericordia.
(172) 18 XI 1936. Hoy traté de hacer todas mis practicas de piedad antes de la bendicion, porque me sentia mas enferma que de costumbre. Por eso, una vez terminada la bendicion me acosté. Pero, al entrar en el dormitorio, de repente conoci dentro de mi que debia ir a la acelda de Sor N., porque ella necesitaba ayuda. Entré en seguida en aquella celda y Sor N. me dijo: Oh, qué suerte que Dios la ha traido aquí, hermana. Y hablaba con una voz tan baja que apenas la oia. Me dijo: Hermana, traigame, por favor, un poco de té con limon porque tengo muchisima sed y no puedo moverme por sufrir mucho; y efectivamente sufria mucho y tenia mucha fiebre. La atendi y con ese poquito de té apagó sus labios sedientos. Cuando entré en mi celda, un gran amor de Dios envolvió mi alma y comprendi cuánto había que hacer caso a las inspiraciones interiores y seguirlas fielmente y la fidelidad a una gracia atrae otras.
(173) 19 XI [1936]. Hoy durante la Santa Misa vi a Jesús que me dijo: Quédate tranquila, hija Mia, veo tus esfuerzos que Me agradan mucho. Y el Señor desapareció y era el momento de acercarse a la Santa Comunión. Después de recibir la Santa Comunión, de repente vi el Cenaculo y en él a Jesús y a los apostoles; vi la institución del Santisimo Sacramento. Jesús me permitió penetrar en su interior y conoci su gran Majestad y al mismo tiempo su gran humildad. Esta luz misteriosa que me permitió conocer su Majestad me reveló a la vez lo que hay dentro de mi alma.
Jesús me dio a conocer el abismo de su dulzura y humildad, y me hizo saber que lo exigía de mí decididamente. Sentí la mirada de Dios en mi alma que me llenó de un amor inefable, pero comprendí que el Señor miraba con amor mis virtudes y mis esfuerzos heroicos y supe que ellos atraían a Dios hacia mi corazón. Por eso comprendí que no era suficiente preocuparme solamente por las virtudes ordinarias, sino que debía ejercitarme (174) en las virtudes heroicas, aunque por fuera parecieran cosas totalmente normales, sin embargo el modo seria distinto, distinguido solamente por el ojo del Señor. Oh Jesús mío, lo que escribí es solamente una pálida sombra de lo que entiendo en el alma, éstas son las cosas puramente espirituales, pero para describir algo de lo que el Señor me da a conocer, tengo que utilizar las palabras que me dejan insatisfecha porque no reflejan la realidad.
La primera vez que recibí estos sufrimientos [252], fue así: después de los votos anuales [253], un día, mientras rezaba vi una gran claridad y de esa claridad salieron dos rayos que me envolvieron y de repente sentí un tremendo dolor en las manos, los pies y el costado y el sufrimiento de la corona de espinas. Experimentaba este sufrimiento los viernes, durante la Santa Misa, pero era un momento muy breve. Eso se repitió unos cuantos viernes y después no sentí ningunos sufrimientos hasta el momento actual, es decir, hasta finales de septiembre (175) de este año. En esta enfermedad, el viernes, durante la Santa Misa sentí que me penetraron los mismos sufrimientos; y eso se repita cada viernes y a veces cuando encuentro a alguna alma que no está en el estado de gracia. Aunque eso sucede raramente y el sufrimiento dura muy poco tiempo, no obstante es terrible, y sin una gracia especial de Dios no podría soportarlo. Y por fuera no tengo ningunas señales de estos sufrimientos. ¿Qué va a venir después? No sé. Todo sea por las almas….
21 XI [1936]. Jesús, ves que no estoy gravemente enferma ni tampoco sana. Infundes en mi alma el entusiasmo para actuar y no tengo fuerzas, arde en mí el fuego de Tu amor y lo que no logro hacer con la fuerza física, lo compensa el amor.
Oh Jesús, mi espíritu Te añora mucho y deseo mucho unirme a Ti, pero me retienen Tus obras. No está todavía completo el número de almas que debo llevarte. Deseo las fatigas, los sufrimientos, que se cumpla en mi todo que has planeado (176) antes de todos los siglos, oh Creador mío y Señor. Comprendo solamente Tu palabra, solamente ella me da fuerzas. Tu Espíritu, oh Señor, es el espíritu de la paz y nada perturba mi interior, porque allí moras Tú, oh Señor.
Sé que estoy bajo Tu mirada especial, oh Señor. No analizo con temor Tus designios respecto a mí; mi tarea es aceptar todo de Tus manos, no tengo miedo de nada aunque la tempestad está enfurecida y tremendo rayos caen alrededor de mí y entonces me siento verdaderamente sola, no obstante mi corazón Te siente y mi confianza aumenta considerablemente y veo todo Tu omnipotencia que me sostiene. Contigo, Jesús, camino por la vida entre arco iris y tormentas, con un grito de gozo, entonando un himno de Tu misericordia. No interrumpiré este canto de amor hasta que lo entone el coro angélico. No existe ninguna fuerza que pueda detenerme en mi carrera hacia Dios. Veo que no siempre, ni siquiera las Superioras entienden el camino por el Cual Dios me lleva, y eso no me extraña.
(177) En una ocasión vi al Padre Sopocko rezando, reflexionando sobre este caso [254]. Vi como, de repente, se apareció un círculo de luz encima de su cabeza. Aunque nos separa alguna distancia, lo veo a menudo, especialmente, cuando trabaja junto al escritorio, a pesar del cansancio.
22 XI [1936]. Hoy, durante la confesión, Jesús me habló por la boca de cierto sacerdote. Aquel sacerdote no conocía mi alma y me acusé solamente de los pecados; sin embargo él me dijo estas palabras: cumple fielmente todo lo que Jesús exige de ti, a pesar de las dificultades. Has de saber que aunque los hombres se molestan contigo, Jesús no se cansa y nunca se enfadará contra ti. No hagas caso de ninguna consideración humana. En el primer momento esta enseñanza me extrañó; comprendí que el Señor habló a través de él, mientras él se dio poca cuenta de eso. Oh sagrado Misterio, qué grandes tesoros contienes. Oh fe santa, indicadora de mi camino.
(178) 24 XI. Hoy, recibí una carta del Padre Sopocko [255]. Por la carta supe que Dios Mismo dirige esta causa y como el Señor la ha iniciado, del mismo modo el Señor la guiará, y cuanto mayores son las dificultades que veo, tanto mas tranquila estoy. Oh, si en esta causa no hubiera una gran gloria de Dios ni el provecho para muchas almas, Satanás no se opondría de este modo, pero él intuye lo que va a perder. Ahora he comprendido que lo que Satanás odia más es la misericordia; ella es su mayor tormento. Pero la Palabra del Señor no pasará, la Palabra de Dios es viva, las dificultades no aniquilan las obras de Dios, sino que demuestran que son de Dios…..
Una vez vi el convento de esta nueva Congregación. Mientras lo recorría y visitaba todo, de repente vi un grupito de niños cuya edad oscilaba entre cinco y once años. Al verme, me rodearon y se pusieron a gritar en voz alta: Defiéndenos del mal, y (179) me llevaron a la capilla que estaba en aquel convento. Cuando entré en la capilla, vi en ella a Jesús martirizado: Jesús me miró bondadosamente y me dijo que era ofendido gravemente por los niños. Defiéndelos tú del mal. A partir de aquel momento ruego por los niños, pero siento que la plegaria sola no es suficiente.
Oh Jesús mío, Tú sabes qué esfuerzos son necesarios para tratar sinceramente y con sencillez con aquellos de los cuales nuestra naturaleza huye, o con los que hicieron sufrir consciente o inconscientemente, esto es imposible humanamente. En tales momentos más que en otras ocasiones, trato de descubrir a Jesús en aquellas personas y por este Mismo Jesús hago todo para ellas. En tales acciones el amor es puro. Este ejercitarse en la caridad templa el alma y la refuerza. No espero nada de las criaturas, por lo tanto no experimento ninguna desilusión; sé que la criatura es pobre en si (180). Así, pues ¿qué puedo esperar de ella? Dios es todo para mi, deseo valorar todo a la luz de Dios.
+ Actualmente mi relación con el Señor es plenamente espiritual; mi alma está tocada por Dios y se sumerge entera en Él, hasta olvidarse de si misma. Embebida de Dios, totalmente, se hunde en su belleza, se hunde toda en Él. No sé describirlo, porque escribiendo uso los sentidos y allí, en aquella unión, los sentidos no funcionan; hay una fusión de Dios y del alma, hay una vida tan grande en Dios a la que el alma es admitida que es imposible expresarla con palabras. Cuando el alma vuelve a la vida normal, entonces ve que esta vida es una oscuridad, una niebla, una soñolienta confusión, unas fajas que envuelven a un niño pequeño. En tales momentos el alma recibe únicamente de Dios, porque ella por si misma no hace nada, no hace el menor esfuerzo, Dios hace todo en ella. Pero cuando el alma vuelve al estado normal, ve que no está en su (181) poder permanecer más en esta unión. Aquellos momentos son breves, duraderos [en su efecto], el alma no puede permanecer mucho tiempo en tal estado, porque por fuerza se liberaría para siempre de los vínculos del cuerpo, a pesar de ser sostenida milagrosamente por Dios. Dios da a conocer claramente al alma cuánto la ama como si sólo ella fuera el objeto de su complacencia. El alma lo conoce de modo claro y casi sin velos, se lanza a todo correr hacia Dios, pero se siente como una niña pequeña. Sabe que esto no está en su poder, por lo tanto, Dios se humilla hacia ella y la une consigo de manera….. aquí debo callarme porque lo que alma experimente, no sé describirlo.
Es una cosa extraña que aunque el alma viviendo esta unión con Dios no sabe darle una forma exacta ni definirla, no obstante, al encontrar otra alma semejante, las dos se entienden mutuamente en estas cosas a pesar de no hablar mucho consigo. El alma unida a Dios de este modo reconoce con facilidad a otra alma semejante, aunque (182) aquella no le revele su interior y sólo hable normalmente con ella. Es una especie del parentesco espiritual. No hay muchas almas unidas a Dios de este modo, menos de lo que pensamos.
He notado que Dios concede esta gracia a las almas por dos razones: la primera es cuando el alma ha de cumplir una gran obra que absolutamente supera sus fuerzas, humanamente hablando. En el segundo caso, he notado que Dios la concede para guiar y tranquilizar a las almas semejantes, aunque el Señor puede conceder esta gracia cómo le agrade y a quién le agrade. He observado esta gracia en tres sacerdotes. Uno de ellos es sacerdote seglar y dos son religiosos, y dos religiosas [recibieron esta gracia], sin embargo no en el mismo grado.
En cuanto a mi, he recibido esta gracia por primera vez y por un brevísimo momento a la edad de dieciocho [256] años, en la octava de Corpus Cristo, durante las vísperas, cuando hice a Jesús el voto perpetuo (183) de castidad. Vivía aun en el mundo, pero poco después entré en el convento. Esta gracia duró un brevísimo momento, pero la potencia de esta gracia es grandísima. Después de aquella gracia hubo un largo intervalo. En verdad, durante ese intervalo recibí del Señor muchas gracias, pero de otra índole. Fue un periodo de pruebas y de purificación. Las pruebas fueron tan dolorosas que mi alma experimentó un abandono total de parte de Dios, fue sumergida en grandes tinieblas. Noté y comprendí que nadie lograría liberarme de aquellos tormentos y que no podían comprenderme. Hubo dos momentos en que mi alma fue sumergida en la desesperación, una vez por media hora, otra vez, por tres cuartos de hora. En cuanto a las gracias, no puedo describir exactamente su grandeza, lo mismo se refiere a las pruebas de Dios. Aunque usara no sé qué palabras, todo eso seria una pálida sombra. Sin embargo el Señor me sumergió en estos tormentos y el Señor me liberó. Eso duró un par de años y recibí nuevamente esta gracia excepcional de la unión, (184) que dura hasta hoy. Sin embargo también en esta segunda unión hubo breves pausas. No obstante, desde hace algún tiempo, no experimento intervalos, sino que me sumerge [la gracia] cada vez mas profundamente en Dios. La gran luz con la que es iluminado el intelecto, da a conocer la grandeza de Dios, no para que conociera en Él los distintos atributos, como antes, no ahora es de otro modo: en un solo momento conozco toda la esencia de Dios.
En el mismo instante el alma se hunde entera en Él y siente una felicidad [257] tan grande como los elegidos en el cielo. Aunque los elegidos en el cielo ven a Dios cara a cara y son totalmente felices, de modo absoluto, sin embargo su conocimiento de Dios no es igual; Dios me lo ha dado a conocer. El conocimiento mas profundo empieza aquí en la tierra, según la gracia, pero en gran parte depende de nuestra fidelidad a la gracia. Sin embargo, el alma que experimenta esta inefable gracia de la unión, no puede decir que ve a Dios cara a cara, ya que aquí hay un delgadísimo velo de la fe; pero tan (185) delgado que el alma puede decir que ve a Dios y habla con Él. Ella es "divinizada", Dios da a conocer al alma cuánto la ama y el alma ve que las almas mejores y mas santas que ella no han recibido esta gracia. Por eso la envuelve el sagrado estupor, y la mantiene en una profunda humildad, y se hunde en su nada y en ese sagrado estupor. Cuanto más se humilla, tanto mas estrechamente Dios se une a ella y se humilla hacia ella. En aquel momento el alma está como escondida, sus sentidos inactivos, en un momento conoce a Dios y se sumerge en Él. Conoce toda la profundidad del Insondable y cuanto mas profundo es el conocimiento, tanto mas ardientemente el alma lo anhela.
Es grande la reciprocidad entre el alma y Dios. Cuando el alma sale de su escondite, los sentidos gustan de lo que ella se deleitó. Esto también es una grandísima gracia de Dios, pero no es puramente espiritual; en la primera fase los sentidos no toman parte. Cada gracia da al alma fortaleza y fuerza para la acción, valentía para [afrontar] los sufrimientos. El alma sabe bien qué es lo que Dios quiere de ella y cumple (186) su santa voluntad, a pesar de las contrariedades. Sin embargo, en estas cosas el alma no puede ------------------------------------------------------------------
Avanzar sola, tiene que seguir el consejo de un confesor iluminado, porque, de lo contrario, puede desviarse o no obtiene ningún beneficio.
+ Comprendo bien, oh Jesús mío, que como una enfermedad se mide con el termómetro y la fiebre alta nos indica la gravedad de la enfermedad, así en la vida espiritual el sufrimiento es el termómetro que mide el amor de Dios en el alma.
+ Mi fin es Dios…. Mi felicidad es el cumplimiento de la voluntad de Dios y nada en el mundo podrá turbarme esta felicidad, ninguna potencia, ninguna fuerza.
Hoy, el Señor estuvo en mi celda y me dijo: Hija Mía, te dejaré en esta Congregación ya poco tiempo. Te lo digo para que aproveches con más diligencia las gracias que te concedo.
(187) 27 XI [1936]. Hoy, en espíritu, estuve en el cielo y vi estas inconcebibles bellezas y la felicidad que nos esperan después de la muerte. Vi cómo todas las criaturas dan incesantemente honor y gloria a Dios; vi lo grande que es la felicidad en Dios que se derrama sobre todas las criaturas, haciéndolas felices; y todo honor y gloria que las hizo felices vuelve a la Fuente y ellas entran en la profundidad de Dios, contemplan la vida interior de Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo, que nunca entenderán ni penetrarán.
Esta fuente de felicidad es invariable en su esencia, pero siempre nueva, brotando para hacer felices a todas las criaturas. Ahora comprendo a San Pablo que dijo: Ni el ojo vio, ni oído oyó, ni entró al corazón del hombre, lo que Dios preparó para los que le aman.
Y Dios me dio a conocer una sola y única cosa que a sus ojos tiene el valor infinito, y éste es el amor de Dios, amor, amor y una vez mas amor, y con un acto de amor puro (188) de Dios nada puede compararse. Oh, qué inefables favores Dios concede al alma que lo ama sinceramente. Oh, felices las almas que ya aquí en la tierra gozan de sus particulares favores, y éstas son las almas pequeñas y humildes.
Esta gran Majestad de Dios que conocí mas profundamente, que los espíritus celestes adoran según el grado de la gracia y la jerarquía en que se dividen; al ver esta potencia y esta grandeza de Dios, mi alma no fue conmovida por espanto ni por temor, no, no absolutamente no. Mi alma fue llenada de paz y amor, y cuanto mas conozco a Dios tanto mas me alegro de que Él sea así. Y gozo inmensamente de su grandeza y me alegro de ser tan pequeña, porque por ser yo tan pequeña, me lleva en sus brazos y me tiene junto a su Corazón.
Oh Dios mío, que lastima me dan los hombres que no creen en la vida eterna; cuánto ruego por ellos para que los envuelva el rayo de la misericordia y para que Dios los abrace a su seno paterno. Oh amor, oh rey.
El amor no conoce temor (189), pasa por todos los coros angélicos que hacen guardia delante de su trono. No tiene miedo de nadie; alcanza a dios y se sumerge en Él como en su único tesoro. El querubín con la espada de fuego que vigila el paraíso, no tiene poder sobre él. Oh, puro amor de Dios, qué inmenso e incomparable eres. Oh, si las almas conocieran Tu fuerza.
+ Hoy estoy muy débil, ni siquiera puedo hacer la meditación en la capilla, sino debo ir a acostarme. Oh Jesús mío, Te quiero y deseo glorificarte con mi debilidad, sometiéndome totalmente a Tu santa voluntad.
+ Tengo que vigilarme mucho, sobre todo hoy, porque empieza a envolverme una excesiva sensibilidad por todo. Las cosas que, estando yo de buena salud, no llamarían mi atención, hoy me irritan. Oh Jesús mío, mi escudo y mi fuerza, concédeme la gracia de salir victoriosa de tales circunstancias. Oh Jesús mío, transfórmame en Ti con el poder de Tu amor, para que sea un digno instrumento para proclamar Tu misericordia.
(190) + Agradezco al Señor por esta enfermedad y las dolencias físicas, porque tengo tiempo para hablar con Jesús. Es mi deleita pasar largos momentos a los pies de Dios oculto; y las horas me pasan como minutos, sin saber cuándo. Siento que dentro de mí arde un fuego, y no comprendo otra vida sino la del sacrificio que fluye del amor puro.
29 XI [1936]. La Santísima Virgen me ha ensenado como debo prepararme para la fiesta de la Natividad del Señor. La he visto hoy sin el Niño Jesús; me ha dicho: Hija mía, procura ser mansa y humilde para que Jesús que vive continuamente en tu corazón pueda descansar. Adóralo en tu corazón, no salgas de tu interior. Te obtendré, hija mía, la gracia de este tipo de la vida interior, que, sin abandonar tu interior, cumplas por fuera todos tus deberes con mayor aplicación. Permanece continuamente con Él en tu corazón. Él será tu fuerza. Mantén el contacto con las criaturas si la necesidad (191) y los deberes lo exigen. Eres una morada agradable a Dios viviente, en la que Él permanece continuamente con amor y complacencia, y la presencia viva de Dios que sientes de modo mas vivo y evidente, te confirmará, hija mía, en lo que he dicho. Trata de comportarte así hasta el día de la Navidad, y después Él Mismo te dará a conocer cómo deberás tratar con Él y unirte a Él.
30 XI [1936]. Hoy, durante las vísperas un dolor ha traspasado mi alma, veo que esta obra supera mis fuerzas en cada aspecto. Soy una niña pequeña frente a la inmensidad de esta obra y solo por una orden clara de Dios procedo a cumplirla; y por otra parte también estas grandes gracias se han hecho una carga para mi y apenas la puedo llevar. Veo la incredulidad de las Superioras y las dudas de todo tipo y en consecuencia el comportamiento desconfiado hacia mí. Oh Jesús mío, veo que también las gracias tan grandes pueden ser un sufrimiento, y verdaderamente es así; (192 no sólo puede haber sufrimientos por este motivo, sino que tienen que existir como una característica de la actuación de Dios. Entiendo bien que si Dios Mismo no reforzara al alma en estas distintas pruebas, el alma por si misma no lograría nada, pues Dios Mismo es su escudo. Durante las vísperas, mientras continuaba contemplando esta especie de mezcla del sufrimiento y de la gracia, oí la voz de la Santísima Virgen: Has de saber, hija mía, que a pesar de ser elevada a la dignidad de la Madre de Dios, siete espadas dolorosas me han traspasado el corazón. No hagas nada en tu defensa, soporta todo con humildad, Dios Mismo te defenderá.
1 XII [1936]. Ejercicios espirituales de un día.
Hoy, durante la meditación matutina, el Señor me ha dado a conocer y comprender claramente el carácter invariable de sus deseos. Y veo claramente que nadie puede liberarme de este deber de cumplir la voluntad de Dios, conocida por mí. Una gran falta de salud y de las fuerzas físicas no es una razón suficiente, y no me dispense (193) de esta obra que el Señor Mismo está realizando; debo ser solamente un instrumento en sus manos. Pues, Señor, heme aquí para cumplir tu voluntad, mándame según Tus eternos designios y predilecciones, dame solamente la gracia de serte siempre fiel.
Cuando hablaba con el Dios oculto, me ha dado a conocer y comprender que no debo reflexionar mucho ni tener miedo de las dificultades que puedo encontrar. Has de saber que Yo estoy contigo, establezco las dificultades, las supero, y en un solo instante puedo cambiar las posturas contrarias en actitudes favorables a esta causa. Durante el coloquio de hoy el Señor me ha aclarado mucho, aunque no escribo todo.
Dar siempre la prioridad a los demás en todas las circunstancias, especialmente durante el recreo, escuchar tranquilamente sin interrumpir aunque me contaran diez veces lo mismo. Nunca preguntaré por la cosa que me interese mucho.
(194) Propósito: continuar lo mismo, es decir unirme al cristo misericordioso.
Propósito general: recogimiento interior, silencio.
Escóndeme, Jesús, en la profundidad de Tu misericordia, y el prójimo me juzgue, entonces, según le agrade.
Nunca hablar de mis propias vivencias. En el sufrimiento buscar alivio en la oración, en las dudas mas pequeñas buscar solamente el consejo del confesor. Tener el corazón siempre abierto para recibir los sufrimientos de los demás y mis sufrimientos hundirlos en el Corazón de Dios para que no se noten por fuera, si es posible.
Tratar de mantener siempre el equilibrio aunque las circunstancias sean extremadamente tormentosas. No permitir turbar mi paz y mi silencio interior. Ninguna cosa puede compararse con la paz del corazón. Si me reprochan algo injustamente, no justificarme; si la Superiora quiere conocer (195) la verdad sobre si tengo o no tengo razón, lo sabrá no necesariamente de mi. Yo debo aceptar todo con una actitud interior de humildad.
Viviré este Adviento según las indicaciones de la Santísima Virgen: mansa y humildemente.
Vivo estos momentos con la Santísima Virgen. Con inmensa añoranza espero la venida del Señor. Mis deseos son grandes. Deseo que todos los pueblos conozcan al Señor, deseo preparar a todas las naciones para recibir al Verbo Encarnado. Oh Jesús, haz que la fuente de Tu misericordia brote con mayor abundancia, porque la humanidad está muy enferma y por eso más que nunca necesita Tu compasión. Tu eres un mar ilimitado de misericordia para nosotros, pecadores y cuanto mayor es nuestra miseria, tanto mas grande es el derecho que tenemos a Tu misericordia. Tú eres la fuente que hace feliz a cada criatura por medio de Tu misericordia infinita.
(196) Hoy [9 XII 1936] salgo a Pradnik, a las cercanías de Cracovia, para la curación; he de estar allí tres meses. Me envía allí el gran cariño de las Superioras y, especialmente, de nuestra querida Madre General que tiene gran cuidado de las hermanas enfermas. He aceptado esta gracia del tratamiento, pero me someto totalmente a la voluntad de Díos, que Dios haga de mi lo que le agrade.
No deseo otra cosa que cumplir su santa voluntad. Me uno a la Santísima Virgen y abandono Nazaret para ir a Belén donde pasaré las fiestas de Navidad, entre extraños, pero con Jesús, Maria y José, porque ésta es la voluntad de Dios. Trato de cumplir en todo la voluntad de Dios, no deseo sanarme más que morir. Me abandono completamente a su misericordia infinita, y como una niña pequeña vivo en absoluta tranquilidad; procuro solamente que mi amor hacia Él sea cada vez mas profundo y mas puro, para ser un deleita de su mirada divina….
(197) El Señor me dijo rezar esta coronilla durante nueve días antes de la Fiesta de la Misericordia. Debe iniciarse el Viernes Santo. Durante este novenario concederé a las almas toda clase de gracias.
Cuando me dio un poco de miedo de tener que estar sola durante largo tiempo fuera de la Congregación, Jesús me dijo: No estarás sola, porque Yo estoy contigo siempre y en todas partes; junto a Mi Corazón no tengas miedo de nada. Yo Mismo soy el artífice de tu salida. Has de saber que Mi ojo sigue con atención cada movimiento de tu corazón. Te traslado a aquel lugar aislado para conformar tu corazón según Mis designios futuros. ¿De que tienes miedo? Si estás Conmigo ¿quién se atreverá a tocarte? Me alegro grandemente de que Me digas tus temores, Hija Mía, háblame de todo simplemente y así como hablan los hombres, Me complacerás muchísimo con esto; Yo te entiendo, porque soy Dios – Hombre. (198) Este lenguaje simple de tu corazón Me es mas agradable que los himnos compuestos en Mi honor. Has de saber, hija Mía, que cuanto mas sencillo es tu lenguaje, tanto mas Me atraes hacia ti. Y ahora, quédate tranquila junto a Mi Corazón, deja la pluma y prepárate para salir.
9 XII 1936. Esta mañana he salido a Pradnik. Me ha acompañado Sor Crisóstoma. Tengo una habitación aislada sólo para mí; me parezco totalmente a una carmelita. Cuando Sor Crisóstomo se ha ido y me he quedado sola, me he sumergido en la plegaria, confiándome a la protección especial de la Santísima Virgen. Sólo ella está siempre conmigo. Ella, como una buena Madre, mira todas mis vivencias y mis esfuerzos.
Súbitamente vi a Jesús que me dijo: Quédate tranquila, niña Mía, ves que no estás sola. Mi Corazón vela por ti. Jesús me ha llenado de fuerza respecto a cierta persona, siento la fortaleza en el alma.
(199) Un principio moral
Cuando no se sabe qué es mejor, hay que reflexionar y examinar y pedir consejo porque no se puede actuar en la duda de la conciencia. En la incertidumbre, decirse a sí mismo: cualquier cosa que haga estaría bien hecha, tengo la intención de hacerla bien. Dios acepta lo que nosotros consideramos bueno, y Dios lo acepta y considera bueno. No preocuparme si después de algún tiempo, aquellas cosas no resulten ser buenas. Dios mira la intención con la cual empezamos y según ella dará la recompensa. Es un principio al que debemos atenernos.
También hoy he ido a hacer una breve visita [258] al Señor, antes de acostarme. Mi alma se ha sumergido en Él como en mi único tesoro, mi corazón ha descansado un momento junto al Corazón de mi Esposo. He sido iluminada sobre como comportarme con las personas que están alrededor de mí y he vuelto a mi soledad. El medico [259] me ha dedicado su mayor cuidado, alrededor de mi veo corazones muy bondadosos.
(200) 10 XII [1936]. Hoy me levanté temprano y todavía antes de la Santa Misa tuve la meditación. Aquí la Santa Misa es a las seis. Después de la Santa Comunión mi espíritu se ha sumergido en el Señor como en el único objeto de mi amor. Me sentía absorbida por su omnipotencia. Al regresar a mi soledad me he sentido mal y he tenido que acostarme en seguida. La hermana [260] me trajo gotas, pero me sentí mal durante todo el día. Por la noche traté de hacer la Hora Santa, sin embargo no pude hacerla, me uní solamente a Jesús en sus sufrimientos.
Mi habitación aislada está junto a la sala de los hombres; no sabia que los hombres son tan charlatanes; desde la mañana hasta altas horas de la noche conversan sobre distintos temas; en la sala de las mujeres hay mucho mas silencio. Siempre se acusa de esto a las mujeres, pero he tenido la posibilidad de convencerme [de lo contrario]. Me es difícil concentrarme para rezar entre las carcajadas y los chistes. No me molestan sólo cuando la gracia de Dios me toma en su absoluta (201) posesión, ya que entonces no me doy cuenta de lo que pasa alrededor de mí. Oh Jesús mío, qué poco habla de Ti esta gente.
De todo menos de Ti, Jesús. Y si hablan poco, seguramente no pensarán nada; se ocupan del mundo entero, pero acerca de Ti, oh Creador, el silencio. Me pongo triste, oh Jesús, al ver esta inmensa indiferencia e ingratitud de las criaturas. Oh Jesús mío, deseo amarte por ellos y compensarte con mi amor.
La Inmaculada Concepción
Desde la mañana temprana sentía la cercanía de la Virgen Santísima. Durante la Santa Misa la vi tan resplandeciente y bella que no encuentro palabras para expresar ni siquiera la mínima parte de su belleza. Era toda blanca, ceñida con una faja azul, el manto también azul, la corona en su cabeza, de toda la imagen irradiaba un resplandor inconcebible. Soy la Reina del cielo y de la tierra, pero especialmente la madre [de su Congregación]. Me estrechó a su corazón y dijo: Yo siempre me compadezco de ti. Sentí (202) la fortaleza de su Inmaculado Corazón que se transmitió a mi alma. Ahora comprendo porque desde hace dos semanas iba preparándome a esta fiesta y la anhelaba tanto. Desde hoy procuraré la máxima pureza del alma, para que los rayos de la gracia de Dios se reflejen con toda su claridad. Deseo ser el cristal para encontrar complacencia ante sus ojos.
+ Aquel día vi a cierto sacerdote rodeado del resplandor que fluía de él; evidentemente aquella alma ama a la Inmaculada.
Una misteriosa añoranza envuelve mi alma, me sorprendo de que ella no separe el alma del cuerpo. Deseo a Dios, deseo sumergirme en Él. Entiendo que estoy en un terrible destierro, toda la fortaleza de mi alma muere por el anhelo de estar con Dios. Oh, habitantes de mi patria, recuerdan a esta desterrada. ¿Cuándo caerán los velos también para mí? Aunque veo y (203) casi siento lo finito que es el velo que me separa del Señor, yo deseo verlo cara a cara, pero que todo se haga según Tu voluntad.
11 XII. Hoy no pude asistir a toda la Santa Misa, estuve presente solamente en las partes más importantes y después de comulgar, volví en seguida a mi soledad. De repente me envolvió la presencia de Dios y en aquel mismo momento experimenté la Pasión del Señor durante un brevísimo momento. En aquel instante conocí más profundamente la obra de la misericordia.
Por la noche fui despertada súbitamente y conocí que un alma me pedía la oración y que tenía una gran necesidad de plegarias. Brevemente, pero con toda mi alma pedí al Señor la gracia para ella.
Al día siguiente, pasado ya el mediodía, cuando entré en la sala vi a una persona agonizante y supe que la agonía había empezado en la noche. Después de haberlo verificado supe que había sido cuando (204) se me pidió rezar. De repente oí en el alma la voz: Reza la coronilla que te he enseñado. Corrí a buscar el rosario y me arrodillé junto a la agonizante y con todo el ardor de mi espíritu me puse a rezar esta coronilla. De súbito la agonizante abrió los ojos y me miró, y no alcancé a rezar toda la coronilla porque ella murió con una misteriosa serenidad. Pedí ardientemente al Señor que cumpliera la promesa que me había dado por rezar la coronilla. El Señor me hizo saber que aquella alma recibió la gracia que el Señor me había prometido. Aquella alma fue la primera en experimentar la promesa del Señor. Sentí cómo la fortaleza de la misericordia cubría aquella alma.
Al entrar en mi soledad, oí estas palabras: Defenderé como Mi gloria a cada alma que rece esta coronilla en la hora de la muerte, o cuando los demás la recen junto al agonizante, quienes obtendrán el mismo perdón. Cuando (205) cerca del agonizante es rezada esta coronilla, se aplaca la ira divina y la insondable misericordia envuelve al alma y se conmueven las entrañas de Mi misericordia por la dolorosa Pasión de Mi Hijo.
Oh, si todos conocieran qué grande es la misericordia del Señor y cuánto todos nosotros necesitamos esta misericordia, especialmente en aquella hora decisiva.
+ Hoy he librado una lucha por un alma con los espíritus de las tinieblas. Qué odio tremendo tiene Satanás por la Divina Misericordia; veo cómo se opone a toda esta obra.
+ ¡OH Jesús misericordioso, tendido sobre la cruz, ten presente la hora de nuestra muerte! ¡Oh Corazón misericordiosísimo de Jesús, abierto con una lanza, protégeme a la hora de mi muerte! ¡Oh Sangre y Agua que brotaste del Corazón de Jesús como una fuente de insondable misericordia para mí en la hora de mi muerte! ¡Oh Jesús agonizante, Rehén de la misericordia [261], apacigua la ira divina en la hora de mi muerte!
(206) + 12 XII [1936]. Hoy he estado solamente en la Santa Comunión y un poco mas en la Santa Misa. Toda mi fuerza está en Ti, Pan vivo. Me seria difícil vivir un día sin recibir la Santa Comunión. Él es mi escudo; sin Ti, Jesús, no sé vivir.
Jesús, Amor mío, hoy me hizo comprender cuánto me ama, aunque hay un abismo tan grande entre nosotros: el Creador y la criatura, pero en cierto modo es como si hubiera igualdad, el amor nivela este abismo. Él Mismo se humilla hacia mí y me hace capaz de tratar con Él. Me he sumergido en Él anonadándome casi completamente y, sin embargo, bajo su mirada amorosa mi alma adquiere fortaleza y fuerza y la conciencia de que ama y es amada muy especialmente; sabe que el Todopoderoso la defiende. Tal oración, aunque breve, sin embargo da mucho al alma y las horas enteras de oración ordinaria no dan al alma tanta luz como un breve momento de oración superior.
(207) + Por la tarde tuve mi primer descanso al aire libre [262]. Hoy me visitó Sor Felicia [263] trayéndome algunas cositas que necesitaba, unas cuantas magnificas manzanas y los saludos de la querida Madre Superiora y de las queridas hermanas.
13 XII [1936]. La confesión delante de Jesús.
Cuando reflexioné que hacia tres semanas que no me confesaba, irrumpí en llanto, viendo la fragilidad de mi alma y ciertas dificultades. No me había confesado porque así fueron las circunstancias: Cuando había confesión, yo estaba en la cama aquel día. A la semana siguiente la confesión fue por la tarde y por la mañana yo había salido al hospital. Esta tarde, en mi habitación aislada entró el Padre Andrasz y se sentó para que me confesara. Antes no dijo ni una palabra. Me alegré grandemente porque deseaba muchísimo confesarme. Como siempre revelé toda mi alma. El Padre me dio respuesta hasta a la cosa más pequeña. Me sentía extrañamente feliz de poder (208) decir todo. Como penitencia me dio: Letanías del Nombre de Jesús. Cuando quería presentarle la dificultad que tenia para rezar aquellas letanías, se levantó y me dio la absolución. De repente un gran resplandor comenzó a salir de su persona y vi que no era el Padre Andrasz sino Jesús. Sus vestiduras eran claras como la nieve, y desapareció en seguida. Al principio me quedé un poco inquieta, pero un rato después cierta tranquilidad entró en mi alma. Noté que Jesús confiesa como los confesores, sin embargo, durante esta confesión mi corazón intuía extrañamente algo; en un primer momento no logré comprender qué significaba eso.
16 XII [1936]. El día de hoy lo ofrecí por Rusia, todos mis sufrimientos y mis oraciones los ofrecí por este pobre país. Después de la Santa Comunión Jesús me dijo que: No puedo soportar este país más tiempo, no Me ates las manos, hija MIA. (209) Comprendí que si no hubiera sido por las plegarias de las almas queridas a Dios, habría vuelto a la nada toda esta nación. Oh, cuánto sufro por este país que expulsó a Dios de sus fronteras.
+ Oh, fuente inagotable de la Divina Misericordia, derrámate sobre nosotros. Tu bondad no tiene límites. Consolida, oh Señor, la potencia de Tu misericordia sobre el abismo de mi miseria, porque Tu piedad es sin límites. Misteriosa e inalcanzable es Tu misericordia, que llena de asombro la mente humana y la angélica.
El Ángel Custodio me recomendó que rezara por cierta alma, y a la mañana siguiente supe que era un hombre que en aquel mismo instante había empezado a agonizar. De modo sorprendente Jesús me da a conocer que alguien necesita mi plegaria. De manera particular me entero cuando mi oración la necesita un alma agonizante. Ahora eso sucede más a menudo que antes.
(210) El Señor Jesús me dio a conocer cuánto le es agradable el alma que vive de la voluntad de Dios, con esto da a Dios la mayor gloria….
Hoy comprendí que aunque no hiciera nada de lo que el Señor exige de mí, sé que recibiría la recompensa como si hubiera cumplido todo, porque Dios ve la intención con la que empiezo y aunque me llevara hoy mismo, la obra no sufriría nada, porque Él Mismo es el Dueño de la obra y del operario. Mi tarea es amarlo hasta la locura; todas las obras son una gotita frente a Él, el amor tiene la importancia y la fuerza y el mérito. Reveló en mi alma amplios horizontes. El amor nivela los abismos.
17 XII [1936]. Ofrecí el día de hoy por los sacerdotes; hoy he sufrido más que cualquier otro día, interior y exteriormente. No sabia que era posible sufrir (211) tanto en un solo día. Traté de hacer la Hora Santa en la que mi espíritu ha probado la amargura del Huerto de los Olivos. Lucho sola, sostenida por su brazo, contra toda clase de dificultades que se presentan delante de mi como muros inmóviles, sin embargo tengo confianza en la potencia de su nombre y no tengo miedo de nada.
En esta soledad Jesús Mismo es mi Maestro. Él Mismo me educa y me enseña; siento que me encuentro bajo su actuación particular. Por sus inexplicables proyectos y sus insondables designios me une a Él de un modo especial y me permite penetrar en los secretos inconcebibles. Hay un secreto que me une al Señor del que nadie puede saber, ni siquiera los ángeles; y aunque quisiera decirlo, no lo sabría expresar; sin embargo vivo de eso y viviré eternamente. Este secreto me distingue de entre otras almas aquí en la tierra y [en] la eternidad.
(212) + ¡Oh día luminoso y bello en que se cumplirán todos mis deseos! ¡Oh día deseado que serás el ultimo de mi vida! Me alegro de ese último toque que mi artista divino dé a mi alma, otorgando a mi alma una belleza particular que me distinguirá de la belleza de las demás almas. ¡Oh gran día en que se confirmara el amor de Dios en mi! Aquel día, por primera vez cantare delante del cielo y de la tierra el cántico de la misericordia insondable del Señor. Es mi obra y mi mensaje que el Señor me ha asignado desde el principio del mundo. Para que el canto de mi alma sea agradable a la Santísima Trinidad, guíe y modela Tu Mismo mi alma, oh Espíritu de Dios. Me armo de paciencia y espero Tu venida, oh Dios misericordioso, y [en cuanto] a los dolores tremendos y los temores de la agonía, en aquel momento mas que nunca confiare en el abismo de (213) Tu misericordia y Te recordare, oh Jesús misericordioso, dulce Salvador, todas las promesas que me has hecho.
Esta mañana he tenido una aventura, se me había parado el reloj y no sabia cuándo debía levantarme y pensé qué lastima seria dejar la Santa Comunión. Estaba siempre oscuro, pues no podía orientarme cuándo era la hora de levantarme. Me vestí, hice la meditación y fui a la capilla, pero estaba todavía cerrada y en todas partes había silencio; me sumergí en la oración, especialmente por los enfermos. Ahora veo cuánto necesitan la oración. Por fin la capilla fue abierta, me costo esfuerzo rezar porque me sentía muy agotada y después de la Santa Comunión volví en seguida a mi soledad. De repente vi al Señor que me dijo: Debes saber, hija Mía, que Me es agradable el ardor de tu corazón y como tu deseas ardientemente unirte a Mi en la Santa Comunión, así también Yo deseo donarme entero a ti y en (214) recompensa de tu celo, descansa junto a Mi Corazón. En aquel instante mi espíritu se ha sumergido en su Ser, como una gota en el océano sin fondo, me sumerjo en Él como en mi único tesoro; de esta manera he aprendido que el Señor permite ciertas dificultades para su mayor gloria.
18 XII [1936]. Hoy he sentido angustia porque hace ya una semana que no viene nadie a visitarme [264]; cuando me quejaba ante el Señor, me contestó: ¿No te es suficiente que Yo te visito todos los días? He pedido perdón al Señor y la angustia ha desaparecido. Oh Dios, fortaleza mía. Tú me bastas.
Esta noche conocí que cierta alma necesitaba mi oración. Rece con ardor, pero sentía que era poco todavía, pues permanecí en la oración mas tiempo. Al día siguiente conocí que precisamente en aquella hora había empezado la agonía de cierta alma y duró hasta la mañana. Conocí lo penosas que eran las luchas por las que pasó. (215) El Señor Jesús me hace saber extrañamente que el alma agonizante necesita mi plegaria. Siento a aquella alma que me pide ayuda, de modo vivo y claro. No sabia que existía tal unión con las almas, y el Ángel Custodio me lo dice con frecuencia.
El pequeño Niño Jesús, durante la Santa Misa, es el gozo de mi alma. A menudo el espacio no existe. Veo a cierto sacerdote que lo trae. Con un vivo deseo espero la Navidad, vivo la espera con la Santísima Virgen.
¡Oh Luz eterna que viernes a esta tierra, ilumina mi mente y refuerza mi voluntad para que no me detenga en los momentos de las pruebas difíciles! Que Tu luz disipe toda sombra de duda, que Tu omnipotencia obre a través de mí. En Ti confío, oh Luz increada, Tu, oh Niño Jesús, eres mi ejemplo en el cumplimiento de la voluntad de Tu Padre, Tú que dijiste: Vengo a cumplir Tu voluntad, haz que yo también yo (216) cumpla fielmente en todo la voluntad de Dios, Oh Divino Niño, otórgame esta gracia.
Oh Jesús mío, mi alma anhelaba los días de las pruebas, pero cuando mi alma está ofuscada no me dejes sola, sino que sostenme fuertemente junto a Ti, pon un sello en mis labios para que el perfume de los sufrimientos sea conocido y agradable solamente a Ti.
Oh Jesús misericordioso, con qué ardiente deseo Te has apresurado hacia el Cenáculo para consagrar la Hostia que yo he de recibir durante mi vida. Has deseado, oh Jesús, vivir en mi corazón. Tu sangre viva se une a mi sangre. ¿Quién comprenderá esta intima unión? Mi corazón encierra al Todopoderoso, al Incomprensible. Oh Jesús, concédeme Tu vida divina, que Tu sangre pura y generosa lata con toda la fuerza en mi corazón. Te ofrezco todo mi ser (217), transfórmame en Ti y hazme capaz de cumplir en toda Tu santa voluntad, de compensarte con mi amor. Oh mi dulce Esposo, Tu sabes que mi corazón no conoce a nadie fuera de de Ti. Has abierto en mi corazón un abismo insaciable de amor por Ti; desde el primer instante de conocerte, mi corazón Te ha amado y se ha sumergido en Ti como en su único objeto. Que Tu amor puro y omnipotente sea un estimulo para obrar. ¿Quién comprenderá y concebirá este abismo de misericordia que ha brotado de Tu Corazón?
He conocido por experiencia cuánta envidia hay también en la vida de religiosos. Reconozco que son pocas las almas verdaderamente grandes que pisotean todo lo que no es Dios. Oh alma, fuera de Dios no encontraras la belleza. Oh qué base tan frágil tiene quien se eleva a costa de los demás. Qué pérdida.
(218) 19 XII [1936]. Esta noche sentí en el alma que alguna persona necesitaba mi oración. En seguida me puse a rezar; de repente conocí interiormente y sentí al espíritu que me lo pedía; recé hasta que me sentí tranquila. La coronilla es una gran ayuda para los agonizantes. A menudo rezo según la intención que anteriormente conozco dentro de mí; siempre rezo hasta el momento de sentir en mi alma que la plegaria ha obtenido su efecto.
Especialmente ahora, cuando estoy aquí, en este hospital, experimento esta intima unión con los agonizantes que al iniciarse la agonía me piden rezar. Dios me ha dado un contacto misterioso con los agonizantes. Como esto sucede con bastante frecuencia, he tenido la posibilidad de verificar incluso la hora. Hoy, a las once de la noche, fui despertada repentinamente, y sentí claramente que junto a mi estaba un espíritu que me pedía oraciones. Simplemente una fuerza misteriosa me obligaba a rezar. Mi visión es puramente espiritual, por medio de una luz repentina (219) que en aquel momento Dios me concede. Rezo hasta el momento de sentir la tranquilidad en el alma; no siempre dura el mismo tiempo, a veces ocurre que después de un Ave Maria ya estoy tranquila y entonces recito un De Profundis sin orar mas; a veces sucede que rezo toda la coronilla y sólo entonces llega la tranquilidad. Y puedo observar también que cuando me siento forzada a orar por un tiempo mas largo, es decir experimento aquella inquietud interior, aquella alma afronta luchas mas duras y una agonía más larga. La manera con que verifico la hora es la siguiente: tengo el reloj y miro la hora; al día siguiente cuando me hablan de la muerte de aquella persona, pregunto la hora, y corresponde exactamente; lo mismo sucede respecto a la agonía. Me dicen: Tal persona está llevando una lucha muy dura y otra vez me dicen: Hoy ha muerto tal persona, pero se ha dormido tan rápido y tranquilamente. Sucede que la persona moribunda está en el segundo o en el tercer pabellón, sin embargo para el espíritu el espacio no (220) existe. Ocurre que tengo el mismo conocimiento a unas centenas de kilómetros. Me sucedió algunas veces con mis parientes y familiares y también con las hermanas religiosas y las almas que de vida no conocía en absoluto.
Oh Dios de la misericordia insondable que me permites llevar alivio y ayuda a los agonizantes con mis plegarias indignas, seas bendito tantas miles de veces cuantas estrellas hay en el cielo y gotas de agua en todos los océanos. Que Tu misericordia resuene en toda la extensión de la tierra y se eleve hasta los pies de Tu trono, glorificando Tu mayor atributo, es decir Tu misericordia inconcebible.
Oh Dios, esta misericordia insondable lleva a un nuevo éxtasis a las almas santas y a todos los espíritus celestes. Aquellos espíritus puros se sumergen en un sagrado estupor glorificando esta inconcebible misericordia de Dios que los lleva a un nuevo éxtasis; su adoración se cumple de manera perfecta. Oh Dios eterno, cuanto deseo adorar este el más grande de Tus atributos (221), es decir, Tu insondable misericordia. Veo toda mi pequeñez y no puedo compararme con los habitantes del paraíso que en una santa admiración, glorifican la misericordia del señor. Pero yo también he encontrado un modo perfecto para adorar esta inconcebible misericordia de Dios.
Oh Jesús dulcísimo que Te has dignado permitirme a mi miserable conocer esta insondable misericordia Tuya; oh Jesús dulcísimo que quisiste benignamente que yo hablara al mundo entero de esta inconcebible misericordia Tuya, he aquí hoy tomo en las manos estos dos rayos que brotaron de Tu Corazón misericordioso, es decir, Sangre y Agua, y las derramo sobre toda la faz de la tierra para que toda alma experimente Tu misericordia y, al experimentarla, la adore por los siglos infinitos. Oh Jesús dulcísimo que en Tu inconcebible bondad. Te has dignado unir mi corazón miserable a Tu Corazón tan misericordioso, pues entonces es con Tu propio Corazón que adoro a nuestro Dios Padre, como ningún alma jamás lo ha adorado.
(222) 21 XII [1936]. Por las tardes ponen el radio; así que, me hace falta el silencio. Hasta mediodía no cesan las conversaciones y el ruido. Dios mío, esperaba el silencio para poder hablar solamente con el Señor y aquí es todo lo contrario. Sin embargo, ahora no me molesta nada, ni las conversaciones ni el radio. En una palabra, nada. La gracia de Dios ha hecho que cuando rezo ni siquiera me doy cuenta dónde estoy, sé solamente que mi alma está unida al Señor y así me pasan los días en este hospital.
+ Quedo admirada por tantas humillaciones y sufrimientos que afronta aquel sacerdote en toda esta causa, lo veo en momentos particulares y le sostengo con mi oración indigna [265]. Solo Dios puede dar tanta valentía, porque de otra manera el alma cedería; pero veo con alegría que todas estas contrariedades contribuyen a una mayor gloria de Dios. El Señor tiene pocas almas como éstas. Oh eternidad infinita, tú revelaras los esfuerzos de las almas heroicas, porque la tierra recompensa estos esfuerzos con ingratitud y odio; estas almas no tienen amigos (223) son solitarias. Y en esta soledad se fortalecen, sacan fuerza solamente de Dios; aunque con humildad, pero también con arrojo afrontan todas las tempestades que las azotan. Ellas, como robles tan altos que llegan hasta el cielo, sin inmóviles, y solamente en esto está su único secreto: que de Dios sacan su fuerza y todo lo que necesitan lo tienen para si mismas y para los demás. Llevan su peso, pero saben y son capaces de cargar el peso de los demás. Son verdaderas columnas resplandecientes en los caminos de Dios que viven, ellas mismas, en la luz e iluminan a los demás. Ellas mismas viven en las alturas y a los otros, más pequeños, saben indicar y ayudar a [alcanzar] estas alturas.
+ Oh Jesús mío, Tu ves que además de no saber escribir, no tengo una pluma buena que a veces escribe, de verdad, tan mal que tengo que componer frases letra por letra; y todavía no es todo: tengo esta dificultad de que tomo notas de estas cosas en secreto de las hermanas, pues, a veces tengo que cerrar el cuaderno a cada rato y escuchar pacientemente el relato (224) de una persona dada, y el tiempo que tengo dedicado a escribir pasa y cuando cierro repentinamente el cuaderno se mancha. Escribo con el permiso de las Superioras y por mandato del confesor. Es una cosa extraña que a veces escribo pasablemente y otras veces apenas puede descifrarme.
23 XII [1936]. Vivo este tiempo con la Santísima Virgen y me preparo a este solemne momento de la venida de Jesús. La Santísima Virgen me enseña sobre la vida interior del alma con Jesús, especialmente en la Santa Comunión. Solamente en la eternidad conoceremos qué gran misterio realiza en nosotros la Santa Comunión. ¡Oh los momentos más preciosos de mi vida!
Oh Creador mío, Te añoro. Tú me comprendes, oh Señor mío. Todo lo que [hay] en la tierra me parece una sombra pálida; yo Te anhelo y deseo. Aunque haces por mi muchísimas cosas inconcebibles porque Tu Mismo me visitas de modo singular, sin embargo estas visitas no cicatrizan la herida del corazón, sino que me incitan a una mayor 9225) nostalgia por Ti, Señor. Oh. Llévame a donde estas, Señor, si ésta es Tu voluntad. Tú sabes que estoy muriendo y estoy muriendo por añorarte, pero no puedo morir. Oh muerte, ¿dónde estás? Me atraes al abismo de Tu Divinidad y Te escondes detrás de las tinieblas. Todo mi ser está sumergido en Ti, sin embargo yo deseo contemplarte cara a cara. ¿Cuándo sucederá esto para mí?
Me alegré muchísimo. La Madre Superiora pidió al medico a través de Sor Crisóstomo que me permitiera volver a casa para las fiestas y el medico [267] lo concedió con gusto. Me puse contenta y lloré como una niña pequeña. Sor Crisóstomo se sorprendió al ver que tenia mal aspecto y que estaba muy cambiada. Y me dijo: Sabes, Faustinita, probablemente vas a morir; debes sufrir terriblemente. Contesté que aquel día sufría mas que otros días, pero era nada, para salvar a las almas no era demasiado. Oh Jesús misericordioso, dame las almas de los pecadores.
(226) 24 XII [1936]. Hoy, durante la Santa Misa estuve particularmente unida a Dios y a su Madre Inmaculada. La humildad y el amor de la Virgen Inmaculada penetró mi alma. Cuanto más imito a la Santísima Virgen, tanto mas profundamente conozco a Dios. Oh qué inconcebible anhelo envuelve mi alma. Oh Jesús, ¿cómo puedes dejarme todavía en este destierro? Me muero del deseo por Ti, cada vez que tocas mi alma, me hieres enormemente. El amor y el sufrimiento van juntos, sin embargo no cambiaría este dolor que Tú me produces por ningún tesoro, porque es el dolor de deleite inconcebible y es la mano amorosa que produce estas heridas a mi alma.
Sor C. [268] vino por la tarde y me llevó a casa para las fiestas. Estaba contenta de poder estar junto con la Comunidad. Mientras atravesaba la ciudad me imaginaba que era Belén. Al ver que toda la gente iba con prisa pensé: ¿Quién medita hoy este Misterio inconcebible en el recogimiento y en silencio? Oh Virgen Purísima, Tu estás hoy de viaje y yo también estoy de viaje. Siento que el viaje (227) de hoy tiene su significado, Oh Virgen radiante, pura como el cristal, toda sumergida en Dios, Te ofrezco mi vida interior, arregla todo de manera que sea agradable a Tu Hijo; oh Madre mía, yo deseo con muchísimo ardor que me des al pequeño Jesús durante la Misa de Medianoche. Y en el fondo de mi alma sentí la presencia de Dios tan viva que con la fuerza de la voluntad tuve que contener el gozo para no dejar ver por fuera lo que pasaba en mi alma.
Antes de cenar entré un momento en la capilla para compartir espiritualmente el "oplatek" con las personas queridas a mi corazón; las presenté todas por nombre a Jesús y pedí gracias para ellas. Pero no fue todo, recomendé al Señor a los perseguidos, a los que sufrían y a aquellos que no conocían su nombre y, especialmente, a los pobres pecadores. Oh pequeñito Jesús, Te ruego con ardor, encierra a todos en el mar de Tu misericordia inconcebible. Oh dulce, pequeñito Jesús, toma mi corazón para que sea Tu morada agradable y cómoda. Oh Majestad infinita con qué dulzura Te acercaste a nosotros. (228) Aquí no hay terror de los rayos de gran Yahvé, aquí está el dulce, pequeñito Jesús; aquí ningún alma tiene miedo, aunque Tu Majestad no ha disminuido sino que simplemente se ha ocultado. Después de la cena me sentía muy cansada y doliente, tuve que acostarme, no obstante velaba con la Santísima Virgen en espera de la venida del Niñito.
25 XII [1936]. Misa de Medianoche. Durante la Santa Misa la presencia de Dios me penetró por completo. Un momento antes de la elevación, vi a la Madre y al pequeño Niño Jesús, y al viejo Abuelo [269]. La Santísima Virgen me dijo estas palabras: Hija mía, Faustina, toma este tesoro preciosísimo, y me dio al pequeño Jesús. Cuando tomé a Jesús en brazos, mi alma experimentó un gozo tan inconcebible que no estoy en condiciones de describirlo. Pero una cosa extraña, un momento después Jesús se hizo terrible, horroroso, grande, doliente, y la visión desapareció. Poco después llegó el momento de acercarse a la Santa Comunión. Cuando recibí a Jesús en la Santa Comunión, toda mi alma temblaba bajo la influencia de la presencia de Dios. Al día siguiente vi (229) al divino Niñito un breve momento durante la elevación.
El segundo día de la fiesta vino a nuestra casa el Padre Andrasz a celebrar la Santa Misa, durante la cual vi al pequeño Jesús. Por la tarde fui a confesarme; el Padre no me dio respuestas a ciertas preguntas referentes a esta obra y dijo: Cuando estés sana, entonces hablaremos concretamente y ahora trata de aprovechar las gracias que Dios te concede y trata de restablecerte del todo, y lo demás. Tú sabes cómo debes comportarte y qué reglas seguir en estas cosas. Por penitencia el Padre me hizo rezar la coronilla
que me enseñó Jesús. Mientras rezaba la coronilla, de repente, oí una voz: Oh, qué gracias más grandes concederé a las almas que recen esta coronilla; las entrañas de Mi misericordia se enternecen por quienes rezan esta coronilla. Anota estas palabras, hija Mía, habla al mundo de Mi misericordia para que toda la humanidad conozca la infinita misericordia Mía. Es una señal de los últimos tiempos, después de ella vendrá (230) el día de la justicia. Todavía queda tiempo, que recurran, pues, a la Fuente de Mi Misericordia, se beneficien de la Sangre y del Agua que brotó para ellos. Oh almas humanas, ¿dónde encontrarán refugio el día de la ira de Dios? Refúgiense ahora en la Fuente de la Divina Misericordia. Oh, qué gran número de almas veo que han adorado la Divina Misericordia y cantarán el himno de gloria por la eternidad.
27 XII. Hoy volví a mi soledad [270]. Tuve un viaje agradable porque iba conmigo cierta persona [271] que llevaba un niño a bautizar. La acompañamos hasta la iglesia de Podgórze [272]. Para poder bajar, me puso el niño en las manos. Al tomar el niño en brazos, en una oración ardiente lo ofrecí a Dios para que un día pudiera llevar una gloria especial al Señor; sentí en el alma que el Señor miró esa pequeña alma de modo especial. Al llegar a Pradnik, Sor N. [273] me ayudó a llevar un paquete; cuando entramos en mi habitación aislada, vimos un bellísimo ángel hecho de papel con la inscripción: Gloria in…. Me dio la impresión de que era (231) de parte de la hermana enferma a la que había enviado el pequeño árbol de Navidad. Y así pasaron las fiestas. Nada es capaz de sosegar la añoranza de mi alma. El anhelo por Ti, oh Creador mío y Dios eterno, ni las solemnidades ni los bellos cantos alivian mi alma, sino que me provocan una mayor nostalgia. Al solo recuerdo de Tu nombre, mi espíritu se lanza hacia Ti, oh Señor.
Nota: En la edición de donde se copia este texto, el numero 850 esta omitido.
28 XII [1936]. Hoy he iniciado la novena a la Divina Misericordia. Es decir, en espíritu me traslado delante de la imagen y rezo la coronilla que me enseñó el Señor. El segundo día de la novena vi esta imagen como si estuviera viva, rodeada de innumerables agradecimientos y veía una gran multitud de personas que acudían y vi que muchas de ellas eran felices. Oh Jesús, con que alegría latió mi corazón. Hago esta novena según la intención de dos personas, a saber el arzobispo [274] y el Padre Sopocko. Ruego ardientemente al Señor que inspire al arzobispo para que apruebe esta coronilla tan agradable a Dios y esta imagen, que no aplace ni retrace esta obra…
(232) Hoy repentinamente la mirada de Dios me penetró como un relámpago; de súbito conocí los mas pequeños polvillos de mi alma y al haber conocido mi nada hasta el fondo, caí de rodillas y pedí perdón al Señor y con gran confianza me arrojé en su misericordia infinita. Tal conocimiento no me desalienta ni aleja del Señor, sino que más bien despierta en mi alma un mayor amor y una confianza ilimitada y el arrepentimiento de mi corazón está unido al amor. Estos relámpagos particulares conforman mi alma. Oh dulce rayo divino, ilumíname hasta los rincones mas secretos y mas profundos porque deseo alcanzar la máxima pureza del corazón y del alma.
Por la noche una grandísima añoranza se adueñó de mi alma. Tomé el folleto [275] con la imagen de Jesús misericordioso y lo estreché a mi corazón y se me escaparon del alma estas palabras: Jesús, Amor eterno, para Ti vivo, para Ti muero y deseo unirme a Ti. Repentinamente vi al Señor en su belleza inconcebible que me miró benignamente y dijo: (233) Hija Mía, también Yo por amor hacia ti he bajado del cielo, por ti he vivido, por ti he muerto y por ti he creado los cielos. Y me abrazó a su Corazón y me dijo: Dentro de poco; quédate tranquila, hija Mía. Al quedarme sola, mi alma fue inflamada del deseo de sufrir hasta el momento en que el Señor dijera: Basta. Y aunque tuviera que vivir miles de años, a la luz de Dios veo que es solamente un momento. + Las almas [la frase sin concluir].
29 XII [1936]. Hoy, después de la Santa Comunión, oí en el alma una voz: Hija Mía, vigila, porque llegaré inadvertidamente. Jesús, no quieres decirme la hora que espero con tanto anhelo. Hija Mía, para tu bien la conocerás, pero no ahora, vigila. Oh Jesús, haz conmigo todo lo que Te agrade, sé que eres el Salvador misericordioso y sé que no cambiarás conmigo en la hora de la muerte. Si ahora me muestras un amor tan singular y Te dignas unirte a mi de una manera tan confidencial y cariñosa, entonces espero todavía (234) más en la hora de la muerte. Tú, mi Señor, Dios mío no puedes cambiarte, eres siempre el mismo; los cielos pueden cambiar y todo lo que ha sido creado, pero Tu, Señor, siempre el mismo, durarás por eternidad. Así que, ven cómo quieras y cuándo quieras. Padre de la Misericordia infinita, yo, Tu niña, espero con un vivo deseo Tu venida. Oh Jesús, Tú has dicho en el santo Evangelio: Te juzgo por tus labios, entonces Jesús, yo siempre hablo de Tu misericordia inconcebible, por lo tanto confío que me juzgarás según Tu misericordia insondable.
30 XII 1936. Termina el año. Hoy hice el retiro espiritual mensual. Mi espíritu penetró en los beneficios con los cuales Dios me colmó durante todo el año. Mi alma tembló a la vista de la inmensidad de las gracias del Señor. De mi alma brotó el himno de agradecimiento a Dios. Durante una hora entera me sumergí en la adoración y en el agradecimiento, considerando cada beneficio de Dios y también mis pequeñas imperfecciones. (235) Todo lo que este año encerró en sí, se fue al abismo de la eternidad. Nada se pierde, me alegro de que nada se pierda.
+ 30 XII [1936] Ejercicios espirituales de un día.
Durante la meditación matutina sentí aversión y repugnancia por todo lo que está creado. Todo es pálido a mis ojos, mi espíritu está apartado de todo, deseo solamente a Dios Mismo, sin embargo tengo que vivir. Es un martirio indescriptible. Dios se entrega al alma de manera amorosa y la atrae al abismo de su divinidad inconcebible, pero al mismo tiempo la deja aquí en la tierra solamente para que sufra y agonice de nostalgia por Él. Y este amor fuerte es tan puro que Dios Mismo tiene en él su complacencia y a sus acciones el amor propio no tiene acceso, porque aquí todo está lleno completamente de amargura y entonces también es completamente puro. La vida es una muerte continua, dolorosa y tremenda y al mismo tiempo es el núcleo de una vida verdadera y de una felicidad inconcebible y la fuerza del espíritu, a través de eso [el alma] es capaz de hacer grandes obras para Dios.
(236) + Por la noche recé un par de horas, primero por los padres y los parientes, por la Madre General y por toda la Congregación y por las alumnas, por tres sacerdotes [276] a quienes debo mucho; recorrí el mundo entero a lo largo y a lo ancho y agradecí a la insondable misericordia de Dios por todas las gracias concedidas a los hombres y pedí perdón por todo con que lo habían ofendido.
Durante las vísperas vi al Señor Jesús que miró mi alma dulce y profundamente. Hija Mía, ten paciencia, ya dentro de poco. Aquella mirada profunda y aquellas palabras infundieron en mi alma fuerza, valor, entereza y una misteriosa confianza en que yo cumpliría todo lo que Él quería de mí, a pesar de enormes dificultades y la misteriosa convicción de que el Señor estaba conmigo, y con Él podía todo. Nada son para mí todas las potencias del mundo y de todo el infierno, todo tiene que caer frente a la potencia de su nombre. Dejo todo en Tus manos, oh Señor y Dios mío. Único guía de mi alma, dirígeme según Tus eternos deseos.
+
859 (237) JMJ Cracovia – Pradnik, I I 1937
Jesús, en tí confío
+ Hoy a medianoche despedí el Año Viejo 1936 y di la bienvenida al año 1937. En esta primera hora del año, con temblor y temor, me enfrenté a nuevo periodo. Oh Jesús misericordioso, Contigo enfrentaré con arrojo y audacia luchas y batallas. En Tu nombre cumpliré todo y superaré todo. Oh Dios mío, Bondad infinita Te ruego que Tu misericordia ilimitada me acompañe siempre y en todo.
Entrando en este año, me envuelve el temor frente a la vida, pero Jesús me saca de este temor dándome a conocer la gran gloria que le traerá esta obra de la misericordia.
860 Hay momentos en la vida cuando el alma encuentra alivio solamente en una profunda plegaria. Ojalá las almas puedan perseverar en la oración en aquellos momentos. Esto es muy importante.
+
(238) JMJ Jesús, en Ti confío
+ Propósitos para el año 1937, día 1, mes I
Propósito particular: continuar con lo mismo, es decir, unirme a Cristo misericordioso, o sea ¿qué haría Cristo en ese o en aquel caso?, y con el espíritu abrazar el mundo entero, especialmente Rusia y España.
Propósitos generales
I. Rigurosa observancia del silencio, el recogimiento interior.
II. En cada hermana ver la imagen de Dios y de este estimulo debe provenir todo el amor al prójimo.
III. En cada momento de la vida cumplir fielmente la voluntad de Dios y vivir de ella.
IV. Rendir cuentas fielmente de todo al director espiritual y no emprender nada de importante sin acordarlo con él. Trataré de revelar claramente los mas secretos rincones de mi alma delante de él, recordando (239) que trato con Dios Mismo, pero como sustituto está solamente un hombre, por lo tanto todos los días debo pedir la luz para él.
V. En el examen de conciencia de la noche preguntarme: ¿Y si me llamara hoy mismo?
VI. No buscar a Dios, lejos, sino que en mi propio interior tratar con Él cara a cara.
VII. En los sufrimientos y en las tribulaciones acudir al tabernáculo y quedar en silencio.
VIII. Unir todos los sufrimientos, las plegarias, los trabajos, las mortificaciones a los meritos de Jesús a fin de implorar misericordia por el mundo.
IX. Los momentos libres, aunque breves, aprovecharlos para rogar por los agonizantes.
X. Que no haya ni un día en mi vida, en el que no recomiende fervorosamente la obra de nuestra Congregación. Nunca hacer caso a la consideración humana.
XI. No tener familiaridad con nadie. Con las alumnas, firmeza benévola, paciencia sin limites, castigarlas severamente pero con un castigo de este tipo: plegaria y sacrificio de mi misma; la fuerza que hay en el anonadarme por ellas es para (240) ellas un continuo remordimiento de conciencia y se ablandan sus corazones obstinados.
XII. La presencia de Dios es el fundamente de todas mis acciones y mis palabras y mis pensamientos.
XIII. Aprovechar toda ayuda espiritual. Poner siempre el amor propio en su debido lugar, es decir, en el último. Hacer los ejercicios espirituales como si los hiciera por última vez en la vida; de la misma manera cumplir todos mis deberes.
2 I [1937]. El nombre de Jesús. Oh, qué grande es Tu nombre, oh Señor, es la fortaleza de mi alma. Cuando las fuerzas faltan y las tinieblas se agolpan en el alma, entonces Tu nombre es el sol cuyos rayos iluminan, pero también calientan y el alma bajo su influencia se vuelve bella e irradia el resplandor de Tu nombre. Cuando oigo el dulcísimo nombre de Jesús, mi corazón late con mas fuerza y hay momentos en que oyendo el nombre de Jesús, caigo desvanecida. Mi espíritu se lanza hacia Él.
(241) Este día es para mi especialmente importante, este día he ido por primera vez a hacer pintar la imagen [277]; este día por primera vez, la Divina Misericordia ha sido honrada exteriormente de manera particular; a pesar de ser conocida desde hace mucho, pero ahora en la forma deseado por el Señor. Este día del dulcísimo nombre de Jesús me recuerda muchas gracias particulares.
3 I. Hoy me visitó la Madre Superiora de la comunidad que atiende el hospital, con una de sus hermanas [278]. Un largo momento hemos hablado de cosas espirituales. Me di cuenta de que era una gran asceta, por eso nuestra conversación fue agradable a Dios.
Hoy ha venido a verme una señorita; me he dado cuenta de que sufría, no tanto del cuerpo, como del alma. La he confortado como he podido, pero mis palabras de consuelo no han sido suficientes. Era una pobre huérfana que tenia el alma inmersa en la amargura y en el dolor. Ha desnudado su alma delante de mi y me ha revelado todo; he comprendido (242) que en ese caso las palabras de simple consuelo eran insuficientes. He rogado ardientemente al Señor por aquella alma y he ofrecido a Dios mi alegría, para que se la dé a ella y a mi me quite toda sensación de gozo. Y el Señor ha escuchado mi plegaria; a mi me ha quedado el alivio de que ella ha sido consolada.
Adoración. El primer domingo. Durante la adoración fui tan apremiada a obrar [279] que rompí a llorar y dije al Señor: Jesús, no me apresures, sino que inspira a aquellos de los cuales sabes que retrasan esta obra. Y oí estas palabras: Hija Mía, quédate tranquila, ya dentro de poco.
Durante las vísperas oí estas palabras: Hija Mía, deseo descansar en tu corazón, ya que muchas almas Me han arrojado hoy de su corazón, he experimentado una tristeza mortal. Traté de consolar al Señor ofreciéndole mil veces mi amor, sentí en el alma la repugnancia por el pecado.
(243) + Mi corazón bebe una continua amargura, porque anhelo ir a Ti, Señor, a la plenitud de la vida. Oh Jesús, qué horrible desierto me parece esta vida, en esta tierra no hay alimento para mi corazón y mi alma, sufro nostalgia por Ti, oh Señor. Me has dejado, oh Señor, la Santa Hostia, pero ella incendia aun más el anhelo de mi alma por Ti, Dios eterno y Creador mío. Oh Jesús, deseo unirme a Ti, escucha los suspiros de Tu esposa. Oh, cuánto sufro por no poder unirme todavía a Ti, pero que se haga según Tus deseos.
5 I 1937. Esta noche he visto a cierto sacerdote que estaba necesitado de oración por cierta causa. He rogado con fervor porque esta causa es también muy querida a mi corazón. Te agradezco, Jesús, por Tu bondad.
¡Oh Jesús de la misericordia! Abraza al mundo entero y estréchame a Tu Corazón…. Permite a mi alma, oh Señor, descansar en el mar de Tu misericordia insondable.
(244) 6 I 1937. Hoy, durante la Santa Misa me he sumergido inconscientemente en la Majestad infinita de Dios. Toda la inmensidad del amor de Dios inundaba mi alma; en aquel momento particular he conocido cuánto Dios se ha humillado por mi, este Señor de los señores. ¿Y qué soy yo, miserable, que Te relaciones así conmigo? El asombro que me ha invadido después de aquella gracia particular, se ha mantenido en forma muy viva durante todo el día. Aprovechando la confianza a la que el señor me admite, le he rogado por el mundo entero. En tales momentos me parece que el mundo entero depende de mí.
+ Oh Maestro mío, haz que mi corazón no espere la ayuda de nadie, sino que trate siempre de llevar a los demás la ayuda, el consuelo y todo alivio. Tengo el corazón siempre abierto a los sufrimientos de los demás y no cerraré mi corazón a sus sufrimientos, a pesar de que por eso, con sorna fui llamada basurero, es decir que cada uno tira (245) su dolor a mi corazón; he contestado que todos tienen lugar en mi corazón, y a cambio yo lo tengo en el Corazón de Jesús. Las bromas referentes a las leyes de la caridad no estrecharán mi corazón. Mi alma es siempre sensible a este aspecto y sólo Jesús es mi estimulo para amar al prójimo.
7 I. Durante la Hora Santa el Señor me concedió experimentar su Pasión. Compartí la amargura de la Pasión de la que estaba colmada su alma. Jesús me dio a conocer como el alma debe ser fiel a la oración, a pesar de las tribulaciones y la aridez y las tentaciones, porque de tal plegaria en gran medida depende a veces la realización de los grandes proyectos de Dios; y si no perseveramos en tal plegaria, ponemos impedimentos a lo que Dios quiere hacer a través de nosotros o en nosotros. Que cada alma recuerde estas palabras: Y encontrándose en una situación difícil, rogaba más tiempo. Yo prolongo siempre tal oración por cuanto me es posible y compatible con mis deberes.
(246) 8 I. En la mañana del viernes cuando iba a la capilla a la Santa Misa, de repente vi en la vereda una gran mata de enebro y en ella un gato horrible que mirándome con maldad me impedía pasar a la capilla. Una sola invocación del nombre de Jesús y todo desapareció. Ofrecí un día entero por los pecadores agonizantes. Durante la Santa Misa sentí de manera particular la cercanía del Señor. Después de la Santa Comunión miré con confianza al Señor y le dije: Jesús, deseo mucho decirte una cosa, y el Señor me miró con amor y dijo: ¿Y qué es lo que quieres decirme? Jesús, Te pido por el inconcebible poder de Tu misericordia que todas las almas que mueran hoy eviten el fuego infernal, aunque fuesen los pecadores mas grandes; hoy es viernes, el memorial de Tu amarga agonía en la cruz; como Tu misericordia es inconcebible, los ángeles no se sorprenderán. Y Jesús me abraza a su Corazón y dijo: Hija (247) amada, has conocido bien el abismo de Mi misericordia. Haré como lo pides, pero no dejes de unirte continuamente a Mi corazón agonizante y satisfaz Mi justicia. Debes saber que Me has pedido una gran cosa, pero veo que te la ha dictado el amor puro hacia Mi, por eso satisfago tu petición.
Oh Maria, Virgen Inmaculada, tómame bajo Tu protección más especial y custodia la pureza de mi alma, de mi corazón y de mi cuerpo. Tú eres el modelo y la estrella de mi vida.
Hoy he experimentado un gran tormento en el momento de la visita de nuestras hermanas. Me he enterado de cierta cosa que ha herido mucho mi corazón, sin embargo me he dominado de manera que las hermanas no se han dado cuenta de nada. Ese dolor me rasgaba el corazón durante largo momento, pero todo esto por los pobres pecadores…. Oh Jesús, por los pobres pecadores…. Oh Jesús, fuerza mía, quédate cerca de mí, ayúdame…..
(248) 10 I 1937. Hoy he pedido al Señor que me dé fuerza desde por la mañana, para que pueda acercarme a la Santa Comunión. Oh Maestro mío, Te pido con todo mi corazón sediento, si está conforme a Tu santa voluntad, dame todos los sufrimientos y debilidades que quieras, deseo sufrir día y noche, pero Te ruego ardientemente, dame la fuerza en el momento en que debo acercarme a la Santa Comunión. Ves, oh Jesús, que no traen la Santa Comunión a los enfermos, por lo tanto si no me fortaleces en este momento para que pueda bajar a la capilla, ¿cómo Te recibiré en el Misterio de Amor? Y Tu sabes cuánto mi corazón Te desea. Oh mi dulce Esposo, ¿para qué tantos razonamientos? Tú sabes con qué ardor Te deseo y si quieres, puedes hacérmelo. A la mañana siguiente sentí como si estuviera completamente sana, ya no venían ni desvanecimientos ni debilidades. Sin embargo, al regresar de la capilla, todos los sufrimientos y achaques volvieron en seguida, como si me esperasen, pero no les tenía miedo (249) en absoluto, porque me alimenté del Pan de los fuertes. Miro todo con entereza, incluso en los ojos de la muerte misma.
+ Oh Jesús, escondido en la Hostia, mi dulce Maestro y fiel Amigo, oh qué feliz es mi alma por tener al amigo que siempre me hace compañía; no me siento sola, a pesar de estar en aislamiento. Oh Jesús Hostia, nos conocemos; esto me basta.
12 I 1937. Hoy, cuando entró a verme el medico, no le gustó mucho mi apariencia. En realidad, sufría más y la temperatura había aumentado considerablemente. Naturalmente decidió que yo no iría a comulgar hasta que la temperatura bajara completamente. Contesté que sí, aunque el dolor estrechó mi corazón, pero contesté que iría en cuanto bajara la fiebre. Consintió. Cuando el medico se fue, le dije al Señor: Oh Jesús, ahora depende de Ti si voy o no; y no lo pensé mas, aunque cada momento me venia el pensamiento: ¿No voy a (250) tener a Jesús? No, es imposible, y además no una vez, sino un par de días hasta que la temperatura baje. Pero por la noche, le dije al Señor: Jesús, si Te agradan mis Santas Comuniones, Te pido humildemente, haz que mañana no tenga ni una décima de fiebre. A la mañana medí la temperatura y pensé: Si hay una sola décima, no me levantaré, ya que eso seria en contra de la obediencia. Pero saqué el termómetro ni una sola décima de fiebre. Me levanté en seguida y fui a recibir la Santa Comunión. Cuando vino el medico y le dije que no tenia ni una décima de fiebre y que fui a recibir la Santa Comunión quedó asombrado, y le pedí que no me dificultara ir a la Santa Comunión, porque eso influiría negativamente en el tratamiento. El medico contesto que: Para estar tranquilo en la conciencia y al mismo tiempo no llevarle la contraria, hermana, acordemos lo siguiente: si hace buen tiempo, no llueve, y usted, hermana, se siente bien, entonces vaya, pero esté atenta en esto en la conciencia. Me alegré de que hubiera un medico tan bien dispuesto (251) hacia mi. Ves, Jesús, ya he hecho lo que correspondía a mí, ahora cuento Contigo y estoy completamente tranquila.
Hoy he visto que el Padre Andrasz celebraba la Santa Misa; antes de la elevación vi al pequeño Jesús que estaba muy contento, con las manitas tendidas y un momento después no veía nada más. Estaba en mi habitación aislada y continuaba haciendo el agradecimiento. Sin embargo, luego pensé: ¿Por qué el Niño Jesús estuvo tan alegre? Porque no siempre había estado tan alegre en mis visiones. De pronto oí dentro de mí estas palabras: Porque estoy bien en su corazón. Y eso no me sorprendió nada, porque sé que ama mucho a Jesús.
Mi unión con los agonizantes sigue siendo muy estrecha. Oh, qué inconcebible es la Divina Misericordia, ya que el Señor me permite ser de ayuda a los agonizantes con mi indigna oración. En la medida en que puedo, trato de estar cerca de cada agonizante. Tengan confianza en dios, porque es bueno e inconcebible, su misericordia supera nuestra comprensión.
(252) 14 I 1937. Hoy Jesús ha entrado en mi pequeña habitación aislada, con una túnica clara, ceñido de un cinturón de oro; una gran Majestad resplandecía de toda su silueta y dijo: Hija Mía, ¿por qué te dejas llevar por pensamiento de miedo? Contesté: Oh Señor, Tu sabes por qué. Y me dijo: ¿Por qué? Esta obra me asusta. Tú sabes que soy incapaz de cumplirla. Y me dijo: ¿Por qué? Ves que no tengo salud, no tengo instrucción, no tengo dinero, soy un abismo de miseria, tengo miedo de tratar con la gente. Jesús, yo deseo solamente a Ti, Tú puedes liberarme de esto. Y el Señor me dijo: Hija Mía, lo que Me has dicho es verdad. Eres muy miserable y a Mi Me ha agradado realizar la obra de la misericordia precisamente a través de ti que eres la miseria misma. No tengas miedo, no te dejaré sola. Haz por esta causa lo que puedas, yo completaré todo lo que te falta; tú sabes lo que está en tu poder, hazlo. El Señor miró en lo profundo de mi ser con gran benevolencia; pensé que iba a morir de gozo bajo esta mirada. El Señor desapareció, se quedó en mi alma (253) la alegría, la fuerza y el ánimo para obrar, pero me sorprendí de que el Señor no quisiera liberarme, y no cambiara nada de lo que dijo una vez; y a pesar de toda esta alegría, hay siempre una sombra de sufrimiento. Veo que el amor y el sufrimiento van juntos.
Visiones como ésta no las tengo muchas, pero más a menudo trato con el Señor de manera mas profunda. Los sentidos quedan dormidos, pero, aunque inadvertidamente, cada cosa llega a ser para mi más real y más clara que como si la viera con los ojos. El intelecto conoce más en un momento que durante largos años de profundas reflexiones y meditaciones, tanto en lo referente a la esencia de Dios, como respecto a las verdades reveladas y también al conocimiento de su propia miseria.
Nada me perturba en esta unión con el Señor, ni la conversación con el prójimo, ni ninguna tarea, aunque tuviera que solucionar no sé qué importante asunto, eso no me molesta nada; mi espíritu está con Dios, mis entrañas están llenas de Dios, por eso no lo busco fuera (254) de mi. Él, el Señor, penetra mi alma como un rayo de luz el cristal puro. A mi madre natural, estando encerrada en su seno, no estaba tan unida a ella como a mi Dios; allá estaba la inconsciencia mientras aquí está la plenitud de la realidad y la conciencia de la unión. Mis visiones son puramente interiores, pero las comprendo mejor y en cambio me resulta más difícil expresarlas con palabras.
¡Oh, qué bello es el mundo del espíritu! ¡Y qué real es! En comparación a él, esta vida exterior es una ilusión vana, una impotencia.
Oh Jesús, dame fortaleza y sabiduría para atravesar esta pavorosa selva, para que mi corazón sepa soportar pacientemente el deseo ardiente de Ti, oh Señor mío. Permanezco siempre en sagrado asombro cuando siento que Te estás acercando a mí. Tu, el soberano del trono terrible, bajas al miserable destierro y vienes a una pobre mendiga que no tiene nada mas que la miseria; no sé hospedarte, oh mi Príncipe, pero Tu sabes que Te quiero con cada latido de mi corazón. Veo Tu humillación, sin embargo Tu Majestad no disminuye (255) a mis ojos. Sé que me amas con el amor del esposo y eso me basta, a pesar de que nos separa un gran abismo, porque Tu eres el Creador y yo Tu criatura. Pero el amor es la única explicación de nuestra unión, fuera de él todo es inconcebible; sólo con el amor se comprende la inconcebible familiaridad con la que me tratas. Oh Jesús, Tu grandeza me espanta y permanecería en un continuo asombro y temor si no me tranquilizaras Tu Mismo; Tú me haces capaz de tratar Contigo siempre antes de acercarte.
15 I 1937. La tristeza no vendrá a un corazón que ama la voluntad de Dios. Mi corazón, lleno de nostalgia por Dios, experimenta toda la miseria del destierro. Avanzo con arrojo, a mi patria, aunque se hieran los pies y en este camino me alimento de la voluntad de Dios, ella es mi alimento. Sostenedme, oh felices habitantes de la patria celestial, para que vuestra hermana no pare en el camino. Aunque hay un terrible desierto, camino con la frente alta y miro hacia el sol, es decir al misericordioso Corazón de Jesús.
(256) 19 I 1937. En el momento actual mi vida pasa en un silencioso conocimiento [de la presencia] de Dios. De Él vive mi alma silenciosa, y esta consciente vida de Dios en mi alma es para mí una fuente de felicidad y de fortaleza. No busco la felicidad fuera de lo profundo de mi alma, donde mora Dios, estoy consciente de ello. Siento como una necesidad de darme a los demás, he descubierto en el alma la fuente de felicidad, es decir, a Dios. Oh Dios mío, veo que todo lo que rodea está colmado de Dios y sobre todo mi alma adornada de la gracia de Dios. Comienzo ya a vivir de aquello de lo que viviré en la eternidad.
El silencio es un lenguaje tan poderoso que alcanza el trono del Dios viviente. El silencio es su lenguaje, aunque misterioso, pero poderoso y vivo.
Oh Jesús, me das a conocer y entender en qué consiste la grandeza del alma: no en grandes acciones, sino en un gran amor. Es el amor que tiene el valor y él confiere la grandeza a nuestras acciones; aunque nuestras acciones sean pequeñas y comunes de por si, a consecuencia del amor se harán grandes y poderosas delante de Dios gracias (257) al amor.
El amor es un misterio que transforma todo lo que toca en cosas bellas y agradables a Dios. El amor de Dios hace al alma libre; es como una reina que no conoce el constreñimiento del esclavo, emprende todo con gran libertad del alma, ya que el amor que vive en ella es el estimulo para obrar. Todo lo que la rodea, le da a conocer que solamente Dios es digno de su amor. El alma enamorada de Dios y en Él sumergida, va a sus deberes con la misma disposición con que va a la Santa Comunión y cumple también las acciones mas simples con gran esmero, bajo la mirada amorosa de Dios; no se turba si con el tiempo alguna cosa resulta menos lograda, ella está tranquila porque en el momento de obrar hizo lo que estaba en su poder. Cuando sucede que la abandona la viva presencia de Dios, de la que goza casi continuamente, entonces procura vivir de la fe viva; su alma comprende que hay momentos de descanso y momentos de lucha. Con la voluntad está siempre con Dios. Su alma es como un oficial adiestrado en la lucha, desde lejos ve dónde se esconde el enemigo y está preparada para (258) el combate, ella sabe que no está sola; Dios es su fortaleza.
21 I [1937]. Hoy, desde la primera hora estoy admirablemente unido al Señor. Por la noche ha venido a visitarme el sacerdote del hospital; después de un momento de conversar, he sentido que mi alma ha comenzado a sumergirse mas en dios y he empezado a perder la sensibilidad de lo que pasaba alrededor de mi. He rogado ardientemente a Jesús: Dame la posibilidad de conversar, y el Señor ha hecho que pudiera conversar libremente con Él, pero ha habido un momento en que no entendía lo que decía; oía su voz, pero no estaba en mí poder comprender y me disculpaba de no comprender lo que decía a pesar de oír su voz. Este es el momento de la gracia de unión con Dios, pero imperfecta, porque por fuera los sentidos funcionan de modo también imperfecto; no hay una inmersión plena en Dios, es decir, la suspensión de los sentidos, como sucede frecuentemente que por fuera no se oye ni se ve nada, el alma entera está sumergida libremente en Dios. Cuando esta gracia me visita deseo estar sola, le pido a Jesús que (259) me proteja de las miradas de las criaturas. De verdad, me daba mucha vergüenza ante ese sacerdote, pero me he tranquilizado, porque había conocido un poco mi alma durante la confesión.
Hoy, el Señor me ha dado a conocer en espíritu el convento de la Vidita Misericordia; he visto en él un profundo espíritu, pero todo pobre y muy modesto. Oh Jesús mío, me haces tratar espiritualmente con aquellas almas y quizás nunca ponga allí mi pie, pero sea bendito Tu nombre y se haga lo que tu has establecido.
22 I [1937]. Hoy es viernes. Mi alma está en un mar de sufrimientos. Los pecadores me han quitado todo; pero está bien así, he dado todo por ellos para que conozcan que Tu eres bueno e infinitamente misericordioso. Yo en todo caso Te seré fiel bajo el arco iris y bajo la tempestad.
Hoy el medico ha decidido que no debo ir a la Santa Misa, sino solamente a la Santa Comunión. Deseaba ardientemente asistir a la Santa Misa, pero el confesor de acuerdo con el medico me ha dicho que sea obediente. "Es la voluntad de Dios que usted sea (260) sana y no le está permitido hermana, mortificarse en nada; sea obediente y Dios le recompensará." Sentía que aquellas palabras del confesor eran palabras del Señor Jesús y aunque me dolía dejar la Santa Misa, ya que dios me concedía la gracia de ver al Niño Jesús, no obstante antepongo la obediencia a toda otra cosa.
Me sumergí en la plegaria e hice la penitencia; de súbito vi al Señor que me dijo: Hija Mía, has de saber que con un acto de obediencia Me das mayor gloria que con largas plegarias y mortificaciones. Oh, qué bueno es vivir en la obediencia, vivir en la conciencia de que todo lo que hago es agradable a Dios.
23 I [1937]. Hoy no he tenido ganas de escribir; de repente he oído en el alma una voz: Hija Mía, no vives para ti, sino para las almas. Escribe para el bien de ellas. Conoces Mi voluntad en cuanto a escribir, te la han confirmado muchas (261) veces los confesores. Tú sabes lo que mas Me agrada y si tienes alguna duda sobre Mis palabras, sabes a quién debes preguntar. Le concedo luz para que juzgue Mi causa, Mi ojo lo protege. Hija Mía, frente a él tienes que ser como una niña, llena de sencillez y sinceridad, antepón su opinión a todas Mis peticiones, él te guiará según Mi voluntad; si no te permite cumplir Mis solicitudes, quédate tranquila, no te juzgaré por ello; este asunto quedará entre Yo y él. Tú debes obedecer.
25 I [1937]. Hoy mi alma está sumergida en amargura. Oh Jesús, oh Jesús mío, hoy a cada uno le está permitido añadir a mi cáliz de amargura, no importa si es amigo e enemigo, cada uno puede hacerme sufrir, y Tú, oh Jesús, estás obligado a darme fortaleza y fuerza en estos difíciles momentos. Oh Hostia Santa, sostenme y cierra mis labios a la murmuración y a las quejas. Cuando guardo silencio, sé que venceré.
(262) 27 I [1937]. Advierto una notable mejoría de mi salud. Jesús me lleva desde la puerta de la muerte a la vida; en realidad faltaba poco para morir, pero he aquí de nuevo el Señor me concede la plenitud de la vida, aunque debo quedarme todavía en el sanatorio, pero estoy casi completamente sana. Veo que no se ha cumplido todavía en mí la voluntad de Dios, por lo tanto tengo que vivir, porque sé que cuando cumpla todo lo que dios ha establecido respecto a mí en la tierra, no me dejará más tiempo en el destierro, porque mi casa es el cielo. Pero antes de ir a la patria, tenemos que cumplir la voluntad de Dios en la tierra, es decir, superar hasta lo ultimo nuestras pruebas y nuestras batallas.
Oh Jesús mío, me devuelves la salud y la vida, dame fortaleza para lucha, porque sin Ti no soy capaz de hacer nada, dame fortaleza, porque Tu lo puedes todo, ves que soy una niña débil y ¿Qué puedo [hacer]?
Conozco toda la omnipotencia de Tu misericordia y confío en que me darás todo lo que necesite Tu débil niña.
(263) ¡Cuánto he deseado la muerte! No sé si alguna otra vez en la vida desearé tanto a Dios. Hubo momentos en que me desmayaba por Él. Oh, qué fea es la tierra cuando se conoce el cielo. Debo violentarme para vivir. Oh voluntad de Dios, tú eres mi alimento.
¡Oh vida gris y llena de incomprensiones! Se ejercita mi paciencia, y por lo tanto adquiero experiencia, conozco muchas cosas y aprendo cada día y veo que sé poco y continuamente descubro faltas en mi comportamiento, pero no me desanimo por eso, sino que agradezco a Dios que se digna concederme su luz para que me conozca a mí misma.
+ Hay cierta persona que me ejercita en la paciencia, tengo que dedicarle mucho tiempo. Cuando hablo con ella, siento que miente y eso de continuo, pero como me habla de cosas lejanas que no puedo verificar, pues sus mentiras quedan impunes; sin embargo, interiormente estoy convencida de que no es (264) verdad lo que me dice. Una vez, cuando me vinieron dudas de que yo podía estar equivocada mientras ella decía, quizá, la verdad, pedí al Señor Jesús que me diera esa señal de que si ella verdaderamente mentía, confesara ella misma una de las cosas de las que yo estaba interiormente convencida que mentía; y si ella decía la verdad, que el Señor Jesús me quitara la convicción de que ella mentía. Poco después volvió a venir y me dijo: Hermana, le pido perdón, pero mentí en tal y tal cosa. Y comprendí que la luz que tenía dentro de mí respecto a aquella persona, no me había engañado.
29 I 1937. Hoy no me he despertado a tiempo, tengo apenas un breve momento para no llegar tarde a la Santa Comunión, porque la capilla dista un buen trecho de nuestro pabellón [280]. Cuando Salí afuera, la nieve llegaba a las rodillas, pero antes de pensar que el medico no me hubiera permitido ir con tanta nieve, ya estaba con (265 el Señor, en la capilla, recibí la Santa Comunión y en seguida estuve de vuelta. Oí en el alma estas palabras: Hija Mía, descansa junto a Mi Corazón, conozco tus esfuerzos. Mi alma se regocija mas cuando estoy junto al Corazón de mi Dios
30 I 1937. Retiro espiritual de un día.
Voy conociendo cada vez más la grandeza de Dios y me alegro por Él; trato con Él continuamente en lo profundo de mi corazón; es en mi propia alma dónde encuentro a Dios con la mayor facilidad.
Durante la meditación oí estas palabras: Hija Mía, Me das la mayor gloria a través de la paciente sumisión a Mi voluntad, y te aseguras meritos tan grandes que no alcanzarías ni con ayunos ni con ningunas mortificaciones. Has de saber, hija Mía, que si sometes tu voluntad a la Mía, atraes sobre ti Mi gran complacencia; este sacrificio Me es agradable y lleno de dulzura, en él tengo complacencia, él es poderoso.
(266) + Examen de conciencia: continuar lo mismo, unirme con el cristo misericordioso. Práctica: el recogimiento interior, es decir, la rigurosa observancia del silencio.
+ En los momentos difíciles, contemplaré el clavado y silencioso Corazón de Jesús en la cruz y de las llamas que brotan de su Corazón misericordioso fluirá sobre mí la fortaleza y la fuerza para luchar.
Cosa extraña que en invierno viene a mi ventana un canario y durante un momento canta de maravilla. Quise averiguar si estaba, quizá, por aquí en alguna jaula, pero no, no estaba en ninguna parte, tampoco en otro pabellón; una de las pacientes también lo oyó, pero una sola vez y se sorprendió de ¿cómo un canario pudiera cantar en una estación tan helada?
+ Oh Jesús, qué lástima me dan los pobres pecadores. Oh Jesús, concédeles el arrepentimiento y la contrición. Recuerda Tu dolorosa Pasión. Conozco Tu misericordia infinita, no puedo soportar que perezca el alma que Te costó tanto. Oh Jesús, dame las almas (267) de los pecadores. Que Tu misericordia descanse en ellas, quítame todo, pero dame estas almas. Deseo convertirme en la hostia expiatoria por los pecadores, que el cuerpo oculte mi sacrificio, ya que Tu también ocultas Tu Sacratísimo Corazón en la Hostia, a pesar de ser la inmolación viva.
Transfórmame en Ti, oh Jesús, para que sea una victima viva y agradable a Ti; deseo satisfacerte en cada momento por los pobres pecadores, el sacrificio de mi espíritu se oculta bajo la envoltura del cuerpo, el ojo humano no lo alcanza, por lo tanto es puro y agradable a Ti. Oh Creador mío y Padre de gran Misericordia, confío en Ti, porque eres la Bondad Misma. Oh almas, no tengan miedo de Dios, sino que tengan confianza en Él, porque es bueno y su misericordia dura por los siglos.
+ Nos conocemos mutuamente con el Señor en la morada de mi corazón. Sí, ahora yo Te hospedo en la casita de mi corazón, pero se acerca el tiempo cuando me llamarás a Tu morada que me habías preparado desde la creación del mundo. Oh, ¿quién soy yo frente a Ti, oh Señor?
(268) El Señor me lleva al mundo desconocido para mi, me da a conocer su gran gloria, pero yo tengo miedo de ella, y no me dejaré influir por ella en lo que esté en mi poder hasta que me asegure, por el director espiritual, qué gracia es.
En cierto momento, la presencia de Dios penetró mi ser, mi mente fue singularmente iluminada en cuanto al conocimiento de su Esencia; [Dios] me permitió acercarme al conocimiento de su vida interior. Vi en espíritu las Tres Personas Divinas, pero su Esencia es única. Él es Solo, Uno, Único, pero en Tres Personas, cada una de las cuales no es ni más pequeña ni más grande; no hay diferencia ni en la belleza, ni en la santidad, porque son Uno. Uno, absolutamente Uno. Su Amor me ha llevado a este conocimiento y me ha unido a Él. Cuando estaba unida con una [Persona Divina], estaba unida también con la segunda y con la tercera. Así pues, cuando nos unimos con una, por eso mismo nos unimos con otras dos Personas al igual que con una. Una es la voluntad, uno Dios, aunque en las Personas Trinitario. Cuando al alma se entrega a una (269) de las Tres Personas, entonces, con el poder de esa voluntad se encuentra unida a las Tres Personas y está inundada de la felicidad que fluye de la Santísima Trinidad; de esta felicidad se alimentan los santos. La felicidad que brota de la Santísima Trinidad, hace feliz a todo lo creado; brota la vida que vivifica y anima cada ser que de Él tiene principio. En aquellos momentos mi alma probó las delicias divinas tan grandes, que me es difícil expresarlas.
Luego oí pronunciar unas palabras, y fueron éstas: Quiero tomarte como esposa. Sin embargo, el temor traspasó mi alma, pero sin aprensión reflexionaba sobre ¿qué desposorio seria?; no obstante cada vez mi alma se llena de temor, pero la paz es mantenida en el alma por una fuerza superior.
En realidad, tengo los votos perpetuos y los hice con la voluntad sincera y total. Y reflexiono continuamente ¿qué puede significar esto?; siento e intuyo que es una gracia excepcional. Cuando la contemplo, me desmayo por desear a Dios, pero en ese desmayo la mente está clara y penetrada por la luz. Cuando estoy unida a Él (270, me desmayo del exceso de felicidad, pero mi mente está clara y limpia, sin confusiones. Humillas Tu Majestad para tratar con una pobre criatura. Te agradezco, oh Señor, por esta gran gracia que me hace capaz de tratar contigo. Oh Jesús, Tu nombre es una delicia para mi; desde lejos percibo a mi Amado y mi alma llena de anhelo descansa en sus brazos, no sé vivir sin Él; prefiero estar con Él en los tormentos y en los sufrimientos que sin Él entre las mas grandes delicias del cielo.
2 II 1937. Hoy, desde muy temprano, el recogimiento de Dios penetra mi alma; durante la Santa Misa pensaba ver al pequeño Jesús, como frecuentemente lo veo, sin embargo, hoy durante la Santa Misa vi a Jesús crucificado. Jesús estaba clavado en la cruz y entre grandes tormentos. Mi alma fue compenetrada de los sufrimientos de Jesús, en mi alma y en mi cuerpo, aunque de modo invisible, pero igualmente doloroso. Oh, qué misterios tan asombrosos ocurren durante la Santa Misa.
Un gran misterio se hace durante la Santa Misa. (271) Con qué devoción deberíamos escuchar y participar en esta muerte de Jesús. Un día sabremos lo que Dios hace por nosotros en cada Santa Misa y qué don prepara para nosotros en ella. Sólo su amor divino puede permitir que nos sea dado tal regalo. Oh Jesús, oh Jesús mío, de qué dolor tan grande está penetrada mi alma, viendo una fuente de vida que brota con tanta dulzura y fuerza para cada alma. Y sin embargo veo almas marchitas y áridas por su propia culpa. Oh Jesús mío, haz que la fortaleza de Tu misericordia envuelva a estas almas.
+ Oh Maria, hoy una espada terrible [281] ha traspasado Tu santa alma. Nadie sabe de Tu sufrimiento, excepto Dios. Tu alma no se quebranta, sino que es valiente porque está con Jesús. Dulce Maria, une mi alma a Jesús, porque sólo entonces podré resistir todas las pruebas y tribulaciones, y sólo mediante la unión con Jesús, mis pequeños sacrificios complacerán a Dios. Dulcísima Madre, continúa enseñándome sobre la vida interior. Que la espada del sufrimiento no me abata jamás. Oh Virgen pura, derrama valor en mi corazón y protégelo.
(272) + El día de hoy es para mi excepcional, a pesar de haber sufrido tanto, mi alma está inundada de un gran gozo. En la habitación aislada contigua a la mía, había una judía gravemente enferma; hace tres días fui a visitarla, sentí un dolor en mi alma al pensar que moriría en poco tiempo y que la gracia del bautismo no lavaría su alma. Hablé con la hermana que la cuidaba de administrarle el santo bautismo al acercarse el último momento. Pero existía esa dificultad de que siempre había judíos a su lado. Sin embargo, sentí en el alma la inspiración de rogar delante de la imagen que Jesús me había ordenado pintar. Tengo un folleto en cuya cubierta figura la reproducción de la imagen de la Divina Misericordia. Y le dije al Señor: Jesús, Tu Mismo me has dicho que concederás muchas gracias a través de esta imagen, por eso Te pido la gracia del santo bautismo para esta judía; no importa quién la bautice con tal de que sea bautizada. Después de estas palabras fui extrañamente tranquilizada y tenia la certeza absoluta de que el agua del santo bautismo fluiría sobre su alma a pesar de las dificultades. Y durante la noche (273), cuando ella estaba muy débil, me levanté tres veces para estar con ella y esperar el momento oportuno para alcanzarle esta gracia. Por la mañana daba la impresión de sentirse mejor. Por la tarde empezó a acercarse el último momento; la hermana que la asistía dijo que seria difícil administrarle aquella gracia porque estaban junto a ella. Y llegó el momento cuando la enferma empezó a perder el conocimiento, pues algunos comenzaron a correr para buscar al medico y los demás en otras direcciones para salvar a la enferma y sucedió que la enferma se quedó sola y la hermana que la cuidaba la bautizó. Y antes de que todos volvieran, su alma se había vuelto bella, adornada de la gracia de Dios y expiró en seguida. La agonía duró poco tiempo, fue como si se hubiera dormido. De repente vi su alma de una belleza admirable entrando en el cielo. Oh, qué bella es el alma en la gracia santificante; el gozo dominó mi alma por haber obtenido delante de la imagen una gracia tan grande para aquella alma.
Oh, qué grande es la Divina Misericordia. Que la exalte toda criatura. Oh Jesús mío, esta alma Te cantará el himno de la misericordia por toda la eternidad. (274 No olvidaré la impresión que tuve en el alma aquel día. Es ya la segunda gran gracia obtenida aquí para las almas delante de esta imagen.
Oh, qué bueno es el Señor y lleno de compasión. Oh Jesús, Te agradezco tanto por estas gracias.
918 5 II 1937. Oh Jesús mío, a pesar de todo, deseo ardientemente unirme a Ti. Oh Jesús, si es posible, llévame a Ti, porque me parece que mi corazón estallará por desearte tanto.
Oh, cuánto siento estar en este destierro. ¿Cuándo estaré en la casa de nuestro Padre y me llenaré de la felicidad que fluye de la Santísima Trinidad? Pero si es Tu voluntad que siga viviendo y sufriendo, entonces deseo lo que me has designado; tenme en esta tierra hasta cuando Te plazca, aun hasta el fin del mundo. Oh, voluntad de mi Señor, sé mi deleite y el encanto de mi alma. Aunque la tierra está tan poblada, yo me siento sola y la tierra es para mí un desierto espantoso, Oh Jesús, oh Jesús, Tú sabes y conoces el ardor de mi corazón, solamente Tú, oh Señor, puedes colmarme.
919 (275) + Hoy, cuando le llamé la atención a cierta señorita que no pasara horas enteras en el pasillo con los hombres, porque eso no convenía a una doncella decente, me pidió perdón y prometió corregirse; se puso a llorar al darse cuenta de su poco juicio. Mientras le decía esas pocas palabras sobre la moral, los hombres de toda la sala se reunieron y escucharon mis advertencias. Los judíos también escucharon en parte y por su cuenta. Una persona me dijo después que acercaron los oídos a la pared y escucharon atentamente. Yo sentía extrañamente que ellos estaban escuchando, pero dije lo que tenia que decir. Aquí las paredes son tan delgadas que aunque se hable en voz baja, se oye.
+ Hay aquí cierta persona que antes era nuestra alumna. Naturalmente me ejercita en la paciencia, me visita varias veces al día; después de cada visita estoy cansada, pero veo que es el Señor Jesús que me ha mandado esta alma. Que todo Te alabe, oh Señor. La paciencia da gloria a Dios. Oh, qué pobres son las almas.
(276) 6 II [1937]. Hoy el Señor me ha dicho: Hija Mía, Me dicen que tienes mucha sencillez, entonces ¿por qué no Me hablas de todo lo que te concierne aun de los mas pequeños detalles? Háblame de todo. Has de saber que con esto Me procurarás mucho gozo. Contesté: Pero, Señor, Tú lo sabes todo. Y Jesús me contestó: Sí, Yo sé, pero tú no te justifiques diciendo que Yo sé, sino que con la sencillez de una niña, háblame de todo, porque tengo el oído y el corazón vuelto hacia ti y tus palabras Me son agradables.
+ Al empezar esa gran novena por tres intenciones, vi en la tierra un pequeño gusano y pensé: ¿De dónde ha salido en pleno invierno? De repente oí en el alma estas palabras: Ves, Yo pienso en él y lo mantengo y ¿qué es él en comparación contigo? ¿Por qué se ha asustado tu alma un momento? Pedí perdón al Señor por aquel momento; Jesús quiere que siempre sea una niña y ponga en Él toda preocupación y me someta ciegamente a su santa voluntad; Él se ha encargado de todo.
(277) 7 II [1937]. Hoy el Señor me dijo: Exijo de ti un sacrificio perfecto y en holocausto, el sacrificio de la voluntad; ningún otro sacrificio es comparable a éste. Yo Mismo dirijo tu vida y dispongo todo de manera que seas para Mí una ofrenda continua y hagas siempre Mi voluntad, y para completar esta ofrenda te unirás a Mí en la cruz. Conozco tus posibilidades. Yo Mismo te ordenaré directamente muchas cosas y la posibilidad de la ejecución la retrasaré y la haré depender de los demás; aquello que las Superioras no podrán alcanzar, lo completaré directamente Yo Mismo en tu alma y en el fondo mas secreto de tu alma habrá un sacrificio perfecto de holocausto, y esto no por algún tiempo, sino que debes saber, hija Mía, que este sacrificio durará hasta la muerte. Pero vendrá el tiempo en que Yo, el Señor, cumpliré todos tus deseos; tengo en ti Mi complacencia como en una Hostia viva; no te espantes de nada, Yo estoy contigo.
Hoy he recibido un recado reservado [282] de la Superiora prohibiéndome estar junto a los moribundos; así que, en vez de mi persona, enviaré a los moribundos la obediencia y ella sostendrá las almas (278) agonizantes. Esta es la voluntad de Dios, esto me basta; aquello que no entiendo ahora, lo comprenderé después.
7 II 1937. Hoy, con más fervor que en cualquier otro momento, he rogado según la intención del Santo Padre y de tres sacerdotes [283], para que Dios les inspire lo que exige de mí, porque de ellos depende la realización de esta obra. Oh, cuánto me he alegrado de que el Santo Padre esté mejor de salud. Hoy escuché como estaba hablando al Congreso Eucarístico [284] y con el espíritu me he trasladado allí para recibir la bendición apostólica.
9 II 1937. Últimos días de carnaval. En estos dos últimos días de carnaval he conocido una enorme cantidad de penas y de pecados. En un instante el Señor me hizo saber los pecados cometidos estos días en el mundo entero. Me he desmayado de espanto, y a pesar de conocer todo el abismo de la Divina Misericordia, me he sorprendido de que Dios permita existir a la humanidad. Y el Señor me dijo quién sostiene la existencia de la humanidad: son las almas elegidas. Cuando acabe el número de los elegidos, el mundo dejará de existir.
Durante estos dos días recibí la Santa Comunión (279) como un acto de reparación y dije al Señor Jesús: Oh Jesús, hoy ofrezco todo por los pecadores. Que los golpes de Tu justicia se abatan sobre mí, y el mar de la misericordia alcance a los pobres pecadores. Y el Señor oyó mi plegaria. Muchas almas volvieron al Señor mientras yo agonizaba bajo el peso de la justicia de Dios. Sentía ser el blanco de la ira del Altísimo. Por la noche mi sufrimiento alcanzó un estado de abandono interior tan grande que los gemidos salían de mi pecho sin querer. Me encerré con llave en mi habitación aislada y comencé la adoración, es decir la Hora Santa. El abandono interior y el experimentar la justicia de Dios eran mi petición; mientras que el gemido y el dolor que salían de mi alma ocuparon el lugar del dulce coloquio con el Señor.
De repente vi al Señor que me abrazó a su Corazón y me dijo: Hija Mía, no llores, porque no puedo soportar tus lágrimas; les daré todo lo que pidas, pero deja de llorar. Y me llenó una gran (280) alegría y mi espíritu, como siempre, se sumergió en Él como en su único tesoro. Hoy hablé mas con Jesús, animada por su bondad.
Y cuando descansé junto a su dulcísimo Corazón, Le dije: Jesús, tengo tantas cosas que decirte. Y el Señor me dijo con gran dulzura: Habla, hija Mía. Y empecé a expresar los sufrimientos de mi corazón, a saber: que me preocupa mucho toda la humanidad, que no todos Te conocen y los que Te conocen no Te aman como mereces ser amado. Además veo que los pecadores Te ofenden terriblemente y veo también la gran opresión y persecución de los fieles, especialmente de tus siervos y mas aun veo muchas almas que se precipitan ciegamente en el terrible abismo infernal. Ves, oh Jesús, éste es el dolor que penetra mi corazón y mis huesos, y aunque me haces el don de Tu amor singular, e inundas mi corazón con los torrentes de Tu alegría, esto no atenúa los sufrimientos que acabo de mencionarte, sino que mas bien penetran (281) mi pobre corazón de modo mas vivo. Oh, qué ardiente es mi deseo de que toda la humanidad vuelva con confianza a Tu misericordia; entonces, tendrá alivio mi corazón viendo la gloria de Tu nombre. Jesús escuchó este desahogo de mi corazón con atención e interés, como si no supiera nada y casi escondiendo ante mí el conocimiento de aquellas cosas, así yo me sentía mas libre en hablar. Y el Señor me dijo: Hija Mía, Me son agradables las palabras de tu corazón y por el rezo de esta coronilla acercas a Mi la humanidad. Después de estas palabras me encontré sola, pero la presencia de Dios está siempre en mi alma.
+ Oh Jesús mío, cuando vaya a Tu casa y me colmes de Ti mismo, y esto será para mi la plenitud de la felicidad, no olvidaré la humanidad; deseo levantar las cortinas del cielo para que la tierra no dude de la Divina Misericordia. Mi descanso está en proclamar Tu misericordia. El alma rinde la mayor gloria a su Creador cuando se dirige con confianza a la Divina Misericordia.
(282) 10 II [1937]. Hoy es el Miércoles de Ceniza.
Durante la Santa Misa, por un breve momento he experimentado la Pasión de Jesús en mi cuerpo. La Cuaresma es el periodo particular para el trabajo de los sacerdotes, es necesario ayudarles en la salvación de las almas.
Hace algunos días escribí a mi director espiritual [285] pidiendo permiso para ciertas pequeñas prácticas por el tiempo de la Cuaresma. Como no disponía del permiso del medico para ir a la ciudad, he tenido que hacerlo por carta. Sin embargo, hoy es el Miércoles de Ceniza y no tengo aun la respuesta. Por la mañana, después de la Santa Comunión he comenzado a rogarle a Jesús que le inspire con su luz para que me conteste y he conocido en el alma que el Padre no está en contra de aquellas prácticas que le pedí y me concede su permiso; y con tranquilidad he empezado a ejercitarme en esas practicas que pedí. Ese mismo día, por la tarde, he recibido la carta del Padre diciendo que para las prácticas solicitadas me da su (283) permiso. Me he alegrado muchísimo de que mi conocimiento interior haya estado conforme a la opinión del Padre espiritual.
Luego oí en el alma estas palabras: Obtendrás una mayor recompensa por la obediencia y la dependencia al confesor que por las prácticas mismas en las que te ejercitarás. Hija Mía, has de saber y comportarte según esto: aunque se trata de la cosa más pequeña, pero con el sello de la obediencia a Mi sustituto será una cosa agradable y grande a Mis ojos.
Pequeñas prácticas para la Cuaresma. No puedo ejercitarme en grandes mortificaciones, como antes, a pesar de mi ardiente anhelo y deseo, ya que estoy bajo un estricto control del medico, pero puedo ejercitarme en cosas mas pequeñas: primero, dormir sin almohada, sentirme un poco hambrienta, rezar todos los días la coronilla que me ha ensenado el Señor, con los brazos en cruz, de vez en cuando rezar con los brazos en cruz durante un tiempo indeterminado (284) y rezando una plegaria espontánea. La intención: para impetrar la Divina Misericordia por los pobres pecadores y a los sacerdotes el poder de suscitar el arrepentimiento de los corazones pecadores.
Mi unión con las almas agonizantes sigue siendo como antes, estrecha. A menudo acompaño al alma agonizante a gran distancia, pero experimento la mayor alegría al ver que sobre esas almas se realiza la promesa de la misericordia. El Señor es fiel, lo que dice una vez, lo cumple.
+ Cierta alma que estaba en nuestro pabellón, estaba muriendo, sufría tremendamente, estuvo agonizando tres días, recobrando el conocimiento de vez en cuando. Todos en la sala rogaban por ella. Yo también deseaba ir, pero la Madre Superiora me había prohibido visitar a los agonizantes, por eso rogaba por esa querida alma en mi habitación aislada. Pero al saber que aun sufría y que no se sabía cuánto tiempo iba a durar todavía, repentinamente algo agitó mi alma y le dije al Señor: Oh Jesús, si todo lo que hago Te es agradable, (285) Te ruego, como una prueba de esto, que esa alma no sufra mas, sino que pase en seguida a la felicidad eterna. Pocos minutos después supe que aquella alma se había dormido tan serena y rápidamente que ni siquiera dio tiempo de encender la vela.
+ Diré una palabra más sobre el director de mi alma. Una cosa extraña es que sean tan pocos los sacerdotes que saben infundir al alma fortaleza, y ánimo, y valor de modo que el alma, sin cansarse, avanza siempre. Bajo una dirección de esta clase, el alma, aunque disponiendo de poca fuerza, puede hacer mucho para la gloria de Dios. Y he conocido con esto un secreto, a saber, que el confesor, es decir, el director espiritual no menosprecia las cosas pequeñas que el alma le expone. Y el alma, al darse cuenta de que está controlada en esto, comienza a ejercitarse y no omite la mas pequeña ocasión de virtud y evita también las mas pequeñas faltas, y de esto, como de pequeñas piedras surge el magnifico templo (286) del alma. Y al contrario: si el alma se da cuenta de que el confesor menosprecia esas pequeñas cosas, también ella comienza a despreciarlas, dejará de dar cuenta de ellas al confesor, y aun peor, comenzará a descuidarse de las cosas pequeñas, y así, en vez de avanzar, retrocede poco a poco. Y el alma se da cuenta de ello sólo al caer ya en las cosas mas graves. Y ahora surge una pregunta seria ¿de quién es la culpa? ¿De ella o del confesor, es decir, del director espiritual? Aquí me refiero más bien al director espiritual. Me parece que toda la culpa debe ser imputada al director espiritual imprudente; y al alma hay que atribuirle solamente este error de haber elegido al director espiritual por sí sola. El director espiritual había podido guiar bien al alma por los caminos de la voluntad de Dios hacia la santidad.
El alma debería rogar ardientemente por el director espiritual durante un tiempo más largo, y pedir a Dios que se dignara elegirlo Él Mismo. Lo que se comienza con Dios, será de Dios, y lo que se comienza con medios puramente humanos, será humano. Dios es tan misericordioso que, para (287) ayudar al alma, Él Mismo le asigna un guía espiritual, y la ilumina de que es aquél delante del cual ella debe revelar los rincones más secretos de su alma, como delante del Señor Jesús. Y cuando el alma reflexione y conozca que todo ha sido dirigido por Dios, pida ardientemente a Dios que le conceda mucha luz para conocer su alma, y que no cambie a tal director, a menos que haya una razón seria. Como antes de elegir el director espiritual rogaba mucho y ardientemente para conocer la voluntad de Dios, así también cuando quiera cambiarlo, ruegue mucho y con fervor para saber si es verdaderamente la voluntad de Dios de que lo deje y elija ala otro. Si no hay una evidente voluntad de Dios al respecto a esto, no lo cambie, porque el alma por sí sola no llegará muy lejos y Satanás quiere precisamente que el alma que tiende a la santidad se guíe sola, ya que entonces, ni hablar de que la alcance.
Constituye una excepción el alma que Dios Mismo guía directamente, pero en tal caso el director espiritual en seguida (288) se da cuenta de que tal alma es dirigida por dios Mismo. Dios se lo da a conocer de modo claro y evidente; y tal alma, más que otra, debería estar bajo un control más estricto del director espiritual. En tal caso el director espiritual no tiene tanto el deber de dirigir e indicar los caminos por los cuales el alma debe caminar, cuanto, mas bien, el de juzgar y confirmar que el alma sigue el camino justo y que está guiada por un buen espíritu. En tal caso el director no solamente debe ser santo, sino también experimentado y prudente, y el alma debe anteponer su opinión a la de Dios Mismo, ya que entonces estará a salvo de las ilusiones y las desviaciones. El alma que no sometiera tales inspiraciones al riguroso control de la Iglesia, es decir, del director espiritual, con eso mismo daría a conocer que la guía un espíritu malo. En esto el director espiritual debe ser muy prudente y experimentar al alma en la obediencia. Satanás puede ponerse el manto de la humildad, pero no es capaz de vestir el manto de la obediencia, (289) y es aquí dónde se revela toda su maldad. Pero el confesor no puede tenerle miedo exagerado a tal alma, porque si Dios le confía un alma tan excepcional, también le da una gran luz divina respecto a ella, ya que de otro modo ¿cómo podría juzgar bien los misterios tan grandes que ocurren entre el alma y Dios?
Yo misma sufrí mucho y fui muy probada en esto. Por lo tanto lo que escribo es solamente lo que he experimentado personalmente. Hice muchas novenas y muchas plegarias y muchas penitencias antes de que Dios me enviara un sacerdote que comprendió mi alma. Habría muchas más almas santas, si hubiera más directores espirituales con experiencia y santos. Más de un alma que tiende sinceramente a la santidad no logra salir por sí sola cuando llegan los momentos de la prueba y abandona el camino de la perfección. Oh Jesús, danos sacerdotes celosos y santos.
¡Oh, cuán grande es la dignidad del sacerdote! Pero también, ¡oh, gran responsabilidad del sacerdote! Oh sacerdote, te ha sido dado mucho, pero de ti se exigirá también mucho….
(290) 11 II [1937]. Hoy es viernes. Durante la Santa Misa sufrí unos dolores en mi cuerpo: en los pies, en las manos y en el costado. Jesús Mismo permite estos sufrimientos como reparación por los pecadores. El momento es breve, pero el sufrimiento grande; no sufro mas que un par de minutos, pero la impresión queda mucho tiempo y es muy viva.
+ Hoy me siento tan abandonada en el alma que no sé explicármelo. Me escondería de la gente y lloraría sin cesar; nadie comprenderá al corazón herido del amor, y cuando éste experimenta abandonos interiores, nadie lo consolará. Oh almas de los pecadores, me han arrebatado al Señor, pero, bien, bien; conozcan lo dulce que es el Señor y todo el mar de amargura inunde mi corazón; les he dado todas las consolaciones divinas.
+ Hay momentos en los cuales no me tengo confianza a mi misma, estoy profundamente convencida de mi debilidad y miseria, y comprendo que en tales momentos puedo perseverar solamente confiando en la infinita misericordia (291) de Dios. La paciencia, la oración y el silencio refuerzan el alma. Hay momentos en los cuales el alma debe callar y no conviene que hable con las criaturas; aquellos son los momentos de insatisfacción de sí misma, y el alma se siente débil como un niño; entonces se agarra con toda la fuerza a Dios. En tales momentos vivo exclusivamente de la fe y cuando me siento fortalecida por la gracia de Dios, entonces estoy más valiente en la conversación y en las relaciones con el prójimo.
Por la noche el Señor me dijo: Descansa, niña Mía, junto a Mi Corazón; veo que te has fatigado muchísimo en Mi viña, y mi alma fue inundada del gozo divino.
12 II [1937]. Hoy la presencia de Dios me penetra totalmente como un rayo de sol. El anhelo de mi alma por Dios es tan grande que en cada momento me produce un desmayo. Siento que el Amor eterno toca mi corazón, mi pequeñez no logra soportarlo, (292) sino que me produce un desmayo; no obstante la fuerza interior es muy grande. El alma desea igualar el Amor que la ama. En tales momentos el alma tiene un conocimiento muy profundo de Dios y cuanto mas lo conoce, tanto mas ardiente, más puro es su amor hacia Él. Oh, inconcebibles son los misterios del alma con Dios.
A veces hay horas enteras cuando mi alma está sumergida en el asombro viendo la Majestad infinita que se humilla tanto hacia mi alma. Es incesante mi asombro interior de que el Señor Altísimo tenga en mí su complacencia y Él Mismo me lo diga; y yo me hundo aun más en mi nada porque sé lo que soy por mi misma. Sin embargo, debo decir que amo igualmente a mi Creador hasta la locura, con cada latido del corazón, con cada nervio; sin saberlo, mi alma se hunde, se hunde…. en Él. Siento que nada me separará del Señor, ni el cielo, ni la tierra, ni la actualidad, ni el futuro, todo puede cambiar, pero el amor nunca, nunca, él permanece siempre el mismo. (293) Él, el Soberano Inmortal, me da a conocer su voluntad para que lo ame de modo singular y Él Mismo infunde en mi alma la capacidad para tal amor con el cual desea que lo ame. Me sumerjo en Él cada vez más y no tengo miedo de nada. El amor ha ocupado todo mi corazón y aunque me hablaran de la justicia de Dios y de cómo tiemblan delante de Él hasta los espíritus puros y se cubren el rostro y sin cesar dicen: Santo, y que de eso resulta que mis relaciones familiares con el Señor es una falta de respeto para su honor y su Majestad, ¡oh, no, no y una vez mas no! El amor puro comprende todo. El máximo horror y la mas profunda adoración, pero es en la mas profunda tranquilidad que el alma está sumergida en Él por el amor y todo lo que dicen exteriormente las criaturas no tiene influencia en ella. Lo que le dicen de Dios, es una pálida sombra en comparación a lo que ella vive interiormente con Dios y a veces se extraña de que las almas admiren alguna afirmación referente a Dios: porque para ella es el pan de todos los días, porque ella sabe que lo que se logra (294) expresar con palabras, no es al fin tan grande; acepta y escucha todo con respeto, pero ella tiene su vida particular en Dios.
13 II [1937]. Hoy, durante la Pasión [286], he visto a Jesús martirizado, coronado de espinas y con un pedazo de caña en la mano. Jesús callaba, mientras los soldadotes rivalizaban torturándolo. Jesús no decía nada, solamente me miró; en aquella mirada sentí su tortura tan tremenda que nosotros no tenemos ni siquiera una idea de lo que Jesús sufrió por nosotros antes de la crucifixión. Mi alma está llena de dolor y de nostalgia: sentí en el alma un gran odio por el pecado, y la más pequeña infidelidad mía me parece una montana alta y la reparo con la mortificación y las penitencias. Cuando veo a Jesús martirizado, el corazón se me hace pedazos; pienso en lo que será de los pecadores si no aprovechan la Pasión de Jesús. En su Pasión veo todo el mar de la misericordia.
+
949 (295) JMJ 12 II 1937
+ El Amor de Dios es la flor y la Misericordia es el fruto.
Que el alma que duda lea estas consideraciones sobre la Divina Misericordia y se haga confiada [287].
Misericordia Divina, que brota del seno del Padre, en Ti confío.
Misericordia Divina, supremo atributo de Dios, en Ti confío.
Misericordia Divina, misterio incomprensible, en Ti confío.
Misericordia Divina, fuente que brota del misterio de la Santísima Trinidad, en Ti confío.
Misericordia Divina, insondable para todo entendimiento humano o angélico, en Ti confío.
Misericordia Divina, de donde brotan toda vida y felicidad, en Ti confío.
Misericordia Divina, más sublime que los cielos.
Misericordia divina, fuente de milagros y maravillas.
Misericordia Divina, que abarca todo el universo.
Misericordia Divina, que baja al mundo en la Persona del Verbo Encarnado.
(296) Misericordia Divina, que manó de la herida abierta del Corazón de Jesús.
Misericordia Divina, encerrada en el Corazón de Jesús para nosotros y especialmente para los pecadores.
Misericordia Divina, impenetrable en la institución de la Sagrada Hostia.
Misericordia Divina, en la institución de la Santa Iglesia.
Misericordia Divina, en el sacramento del Santo Bautismo.
Misericordia Divina, en nuestra justificación por Jesucristo.
Misericordia Divina, que nos acompaña durante toda la vida.
Misericordia Divina, que nos abraza especialmente a la hora de la muerte.
Misericordia Divina, que nos otorga la vida inmortal.
Misericordia Divina, que nos acompaña en cada momento de nuestra vida.
Misericordia Divina, que nos protege del fuego infernal.
Misericordia Divina, en la conversión de los pecadores empedernidos.
Misericordia Divina, asombro para los ángeles, incomprensible para los Santos.
Misericordia Divina, insondable en todos los misterios de Dios.
Misericordia Divina, que nos rescata de toda miseria.
Misericordia Divina, fuente de nuestra felicidad y deleite.
Misericordia Divina, que de la nada nos llamó a la existencia.
Misericordia Divina, que abarca todas las obras de sus manos.
Misericordia Divina, corona de todas las obras de Dios.
(297) Misericordia Divina, en la que estamos todos sumergidos.
Misericordia Divina, dulce consuelo para los corazones angustiados.
Misericordia Divina, única esperanza de las almas desesperadas.
Misericordia Divina, remanso de corazones, paz ante el temor.
Misericordia Divina, gozo y éxtasis de las almas santas.
Misericordia Divina, que infunde esperanza, perdida ya toda esperanza.
950 + Oh Dios Eterno, en quien la misericordia es infinita y el tesoro de compasión inagotable, vuelve a nosotros Tu mirada bondadosa y aumenta Tu misericordia en nosotros, para que en momentos difíciles no nos desesperemos ni nos desalentemos, sino que, con gran confianza, nos sometamos a Tu santa voluntad, que es el Amor y la Misericordia Mismos.
951 + Oh, incomprensible e impenetrable misericordia de Dios,
¿Quién puede glorificarte y adorarte dignamente?
Oh, supremo atributo de Dios todopoderoso,
Tú eres la dulce esperanza del pecador.
Oh estrellas, tierra y mar, unidos en un solo himno y unánimemente y en señal de agradecimiento, canten la incomprensible misericordia de Dios.
952 (298) Oh Jesús mío, Tu ves que Tu santa voluntad es todo para mi. Me es indiferente lo que hagas de mi: me ordenas ponerme a la obra, lo hago con tranquilidad, a pesar de saber que no soy idónea para esto; me haces esperar por medio de Tus sustitutos, así pues, espero con paciencia; llenas mi alma de entusiasmo, y no me das la posibilidad de obrar; me atraes detrás de Ti a los cielos, y me dejas en la tierra; infundes en mi alma el anhelo de Ti, y Te escondes de mi. Muero por el deseo de unirme Contigo por la eternidad, y no permites a la muerte acercarse a mí. Oh voluntad de Dios, Tu eres mi alimento y el deleite de mi alma; cuando me someto a la santa voluntad de mi Dios, un abismo de paz inunda mi alma.
Oh Jesús mío, Tu no das la recompensa por el resultado de la obra, sino por la voluntad sincera y el esfuerzo emprendido; por lo tanto estoy completamente tranquila, aunque todas mis iniciativas y mis esfuerzos quedaran frustrados ni fueran realizados jamás. Si hago (299) todo lo que está en mi poder, lo demás no es cosa mía y por eso las mas grandes tempestades no perturban la profundidad de mi paz. En mi conciencia reside la voluntad de Dios.
+ 15 II 1937. Hoy mis sufrimientos han aumentado un poco, no solamente experimento mayores dolores en todos los pulmones, sino también unos extraños dolores en los intestinos. Sufro tanto cuanto mi débil naturaleza logra soportar, todo por las almas inmortales para impetrar la Misericordia Divina para los pobres pecadores, para impetrar la fortaleza para los sacerdotes. Oh, qué gran veneración tengo por los sacerdotes y le pido a Jesús, Sumo Sacerdote, muchas gracias para ellos.
Hoy, después de la Santa Comunión el Señor me dijo: Hija Mía, es Mi deleite unirme a ti; Me rindes la mayor gloria cuando te sometes a Mi voluntad y con esto atraes sobre ti un mar de bendiciones. No tendría en ti una complacencia particular si no vivieras de Mi voluntad. Oh mi dulce Huésped, por Ti estoy dispuesta a todos los sacrificios, sin embargo Tu sabes que (300) soy una debilidad misma, pero Contigo lo puedo todo. Oh Jesús mío, Te ruego quédate conmigo en cada momento.
15 II 1937. Hoy escuché en el alma estas palabras: ¡Oh hostia agradable a Mi Padre! Has de saber, hija Mía, que toda la Santísima Trinidad tiene en ti su particular complacencia, porque vives exclusivamente de la voluntad de Dios. Ningún sacrificio es comparable a éste.
+ Después de estas palabras ha venido a mi alma el conocimiento de la voluntad de Dios, es decir, que miro todo desde un punto de vista superior, y todos los acontecimientos y todas las cosas desagradables o agradables, las acepto con amor, como demostración de la particular predilección del Padre Celestial.
En el altar del amor arderá la pura ofrenda de mi voluntad; para que mi ofrenda sea perfecta, me uno estrechamente al sacrificio de Jesús en la cruz. Y cuando, bajo el peso de los grandes sufrimientos, mi naturaleza tiemble y las fuerzas físicas y espirituales disminuyan, entonces me esconderé profundamente en la herida abierta del Corazón (301) de Jesús, callando como una paloma, sin quejarme. Que todas mis predilecciones, hasta las más santas y las más bellas y las más nobles, estén siempre en el último plano y en el primer lugar esté Tu santa voluntad. El mas pequeño deseo Tuyo, oh Señor, me es mas querido que el cielo con todos Tus tesoros. Sé bien que unas personas no me comprenden, por eso mi ofrenda será más pura a Tus ojos.
Hace algunos días vino a mi cierta persona pidiéndome que rogara mucho por su intención, porque tenía unos asuntos muy importantes y urgentes. De repente sentí en el alma que eso no era agradable a Dios y le contesté que no rogaría por esa intención, pero que rogaría por ella en general. Unos días después esa señora volvió a verme y me agradeció por no haber rogado según su intención sino por ella, ya que tenía un proyecto de venganza respecto a una persona a la cual debía honor y respeto en virtud (302) del cuarto mandamiento. El Señor la cambió interiormente y ella misma reconoció su culpa, pero se extrañó de que yo hubiera descubierto su secreto.
+ Hoy recibí la carta del Padre Sopocko con felicitaciones por motivo de mi santo [288]. Me he alegrado por las felicitaciones, pero me he entristecido mucho por su salud. Lo sabía por el conocimiento interior, pero no me lo creía; pero como me ha contestado que es así, entonces también las demás cosas, de las cuales no me ha escrito, son verdaderas, y mi conocimiento interior no me engaña. Y me recomienda subrayar todo de lo que sé que no procede de mí. Es decir, todo lo que Jesús me dice, lo que oigo en el alma. Me lo ha pedido ya mas de una vez, pero no he tenido tiempo, ni tampoco, a decir verdad, me he apresurado, pero al mismo tiempo ¿cómo sabe él que no lo he hecho? Eso me ha sorprendido enormemente, pero ahora me pondré a este trabajo con todo el corazón. Oh Jesús mío, la voluntad de Tus sustitutos es Tu santa voluntad evidente, sin sombra de duda.
(303) 16 II 1937. Hoy, por equivocación entré en la habitación aislada vecina, así que hablé un momento con aquella persona. Al volver a mi habitación, pensé en ella un momento, entonces el Señor Jesús se presentó junto a mi y me dijo: Hija Mía, ¿en qué estás pensando en este momento? Sin pensar, me estreché a su Corazón, porque comprendí que había pensado demasiado en la criatura.
+ Esta mañana, después de haber hecho mis ejercicios espirituales, me puse en seguida a hacer labor de gancho. Sentía el silencio en mi corazón y que Jesús descansaba en él. Este profundo y dulce conocimiento de la presencia de Dios me impulsó a decir al Señor: Oh Santísima Trinidad que vives en mi corazón, Te ruego, da la gracia de la conversión a tantas almas cuantos puntos haré hoy con este gancho. De pronto oí en el alma estas palabras: Hija Mía, tus peticiones son demasiado grandes. Jesús, si para Ti es mas fácil dar mucho que poco. Es verdad, Me es mas fácil dar mucho al alma que poco, pero cada conversión de un alma pecadora exige sacrificio. Y por eso, Jesús, Te ofrezco (304) este sincero trabajo mío; este sacrificio no me parece demasiado pequeño por un numero tan grande de almas; pues, Tu, oh Jesús, durante treinta anos salvabas las almas con el trabajo manual y como la santa obediencia me prohíbe penitencias y grandes mortificaciones, por eso Te ruego, oh Señor, acepta esas pequeñeces con el sello de la obediencia como cosas grandes. Entonces oí en el alma la voz: Hija Mía, atiendo tu petición.
+ Veo, a menudo, a cierta persona agradable a Dios. El Señor tiene en ella una gran complacencia, no solamente porque se interesa por el culto de la Misericordia Divina, sino también por el amor que tiene a Dios, aunque no siempre siente este amor en su corazón de modo sensible, y permanece casi siempre en el Huerto de los Olivos. Sin embargo, es siempre agradable a Dios y su gran paciencia vencerá todas las adversidades.
+ Oh, si el alma que sufre supiera cuánto Dios la ama, moriría de gozo y de exceso de felicidad. Un día, conoceremos el valor del sufrimiento, pero entonces ya no podremos sufrir. El momento actual es nuestro.
(305) 17 II 1937. Esta mañana, durante la Santa Misa vi a Jesús doliente. Su Pasión se reflejó en mi cuerpo, aunque de modo invisible, pero no menos doloroso. Jesús me miró y dijo:
Las almas mueren a pesar de Mi amarga Pasión. Les ofrezco la última tabla de salvación, es decir, la Fiesta de Mi misericordia [288a]. Si no adoran Mi misericordia, morirán para siempre. Secretaria de Mi misericordia, escribe, habla a las almas de esta gran misericordia Mía, porque está cercano el día terrible, el día de Mi justicia.
+ Hoy oí en el alma estas palabras: Hija Mía, debes ponerte a la obra, Yo estoy contigo. Te esperan grandes persecuciones y sufrimientos, pero que te consuele la idea de que muchas almas se salvarán y se santificarán por medio de esta obra.
+ Cuando me puse a la obra y subrayaba las palabras del Señor [289] y volví a mirar todo, al llegar a la pagina en la que tengo apuntados los consejos y las indicaciones del Padre Andrasz, no sabia qué hacer: subrayar o no; de repente oí en el alma estas palabras: Subraya, porque estas palabras son Mías; he pedido prestada la boca (306) del amigo de Mi Corazón para hablarte por tu tranquilidad y tienes que atenerte a aquellas indicaciones hasta la muerte. Me desagradaría mucho si te alejaras de estas indicaciones; has de saber que Yo Mismo lo puse entre Yo [y] tu alma, lo hago por tu tranquilidad y para que no cometas errores.
Desde que te confié a una particular asistencia de los sacerdotes, quedas dispensada de rendir cuenta de modo detallado a las Superioras de cómo Yo trato contigo. Además de eso, debes ser como una niña frente a las Superioras, pero de lo que cumplo en el fondo de tu alma, habla sinceramente y de todo solamente a los sacerdotes. Y observé que desde el momento en que Dios me dio el director espiritual, no exigía que hablara de todo como antes, a las Superioras, a excepción de lo que se refería a las cosas exteriores. Por el resto, solamente el director espiritual conoce mi alma. Tener el director espiritual es una gracia excepcional de Dios. Oh, qué pocas son las almas que tienen esta gracia. Entre las mas grandes dificultades, el alma vive continuamente en paz; todos los días, después de la Santa Comunión, agradezco al Señor Jesús por esta gracia y (307) cada día le pido al Espíritu Santo la luz para él. En verdad, yo misma sentí en el alma qué gran poder tienen las palabras del director espiritual. Que la misericordia de Dios sea adorada por esta gracia.
+ Hoy fui a hacer la meditación delante del Santísimo Sacramento [290]. Cuando me acerqué al altar, la presencia de Dios penetró mi alma, fui sumergida en el océano de su divinidad y Jesús me dijo: Hija Mía, todo lo que existe es tuyo. Y le contesté al Señor: Mi corazón no desea nada fuera de Ti solo, oh tesoro de mi corazón. Te agradezco, Señor, por todos los dones que me ofreces, pero yo quiero solamente Tu Corazón. Aunque los cielos son grandísimos, para mi son nada sin Ti; Tú sabes muy bien, oh Jesús, que me desmayo continuamente por desearte con vehemencia. Has de saber, hija Mía, que lo que las demás almas alcanzarán en la eternidad, tu lo gozas ya ahora. Y de repente mi alma fue inundada de la luz del conocimiento de Dios.
Oh, si pudiera expresar al menos un poco lo que mi alma vive junto al Corazón de la inconcebible (308) Majestad. No sé expresarlo. Esta gracia la comprende solamente el alma que la ha vivido por lo menos una vez en la vida. Al volver a mi habitación aislada, me pareció que volví de la verdadera vida a la muerte. Cuando el medico vino para tomarme el pulso, quedó asombrado: ¿Qué ha pasado, hermana? Un pulso así usted no lo ha tenido nunca. Quisiera saber, sin embargo, ¿qué le ha provocado tal aceleración del pulso? ¿Qué le podía decir? Si yo misma no sabía que tenía el pulso tan acelerado. Sé solamente que estoy muriendo por nostalgia de Dios, pero, naturalmente, no se lo dije ya que ¿cómo lo puede remediar la medicina?
19 II 1937. La unión con los agonizantes. Me piden oraciones; puedo rezar, el Señor me ha dado misteriosamente el espíritu de la plegaria, estoy continuamente unida a Él. Siento plenamente que vivo por las almas, para conducirlas a Tu misericordia, oh Señor; para tal fin ningún sacrificio es demasiado pequeño.
(309) Hoy el doctor [291] ha decidido que debo quedarme todavía hasta abril; la voluntad de Dios, aunque deseaba volver ya con las hermanas.
Hoy me enteré de la muerte de una de nuestras hermanas [292] que falleció en Plock, pero vino a verme antes de que me anunciaran su muerte.
22 II 1937. Hoy en la capilla del hospital han empezado los ejercicios espirituales para las mujeres de servicio, pero puede participar en ellos quien desee. Hay una predica por día; el Padre Buenaventura, [293] religioso escolapio, habla durante una hora entera, habla directamente a las almas. He tomado parte en estos ejercicios espirituales porque deseo mucho conocer a Dios más profundamente y amarlo con más ardor, porque he comprendido que cuanto mayor es el conocimiento, tanto mas fuerte es el amor.
Hoy escuché estas palabras: Ruega por las almas para que no tengan miedo de acercarse al tribunal de Mi misericordia. No dejes de rogar por los pecadores. Tu sabes cuánto sus almas pesan sobre Mi corazón; alivia Mi tristeza mortal; prodiga Mi misericordia.
(310) 24 II 1937. Hoy durante la Santa Misa vi a Jesús agonizante; los sufrimientos del Señor traspasan mi alma y mi cuerpo, aunque invisible, pero el dolor es grande, dura muy poco tiempo.
Durante el canto de la Pasión [294] me compenetro tan vivamente de sus tormentos que no logro retener las lágrimas. Desearía esconderme en alguna parte para dar libre desahogo al dolor que me produce el reflexionar sobre su Pasión.
Cuando rogaba según la intención del Padre Andrasz, comprendí cuán amado es de Dios. Desde aquel momento le tengo un respeto aun más grande, como para un santo. Estoy muy contenta de eso, lo he agradecido fervorosamente a Dios.
Hoy, durante la bendición vi a Jesús que me dijo estas palabras: Obedece en todo a tu director espiritual, su palabra es Mi voluntad; confírmate en lo profundo del alma en que Yo hablo por su boca y deseo que tu le reveles el estado de tu alma con la misma sencillez (311) y sinceridad como lo haces delante de Mi. Te repito una vez mas, hija Mía, has de saber que su palabra es Mi voluntad para ti.
Hoy vi al Señor con una gran belleza y me dijo: Oh Mi querida hostia, ruega por los sacerdotes, especialmente en este tiempo de cosecha [295]. Mi Corazón ha encontrado en ti su complacencia y por ti bendigo la tierra.
He comprendido que estos dos años de sufrimientos interiores que soporto sometiéndome a la voluntad de Dios, para conocer mejor esta voluntad de Dios, me han hecho progresar en la perfección más que los pasados diez años. Desde hace dos años estoy en la cruz, entre el cielo y la tierra, es decir, que estoy sujeta al voto de la obediencia, debo escuchar a la Superiora como a Dios Mismo; por otra parte, Dios Mismo me da a conocer directamente su voluntad y por eso mi tormento interior es tan grande que nadie (312) puede imaginar ni comprender estos sufrimientos interiores. Me parece más fácil dar la vida que vivir, a veces, una hora en tal tormento. No voy a escribir mucho sobre eso, porque es imposible describir; conocer directamente la voluntad de Dios, y al mismo tiempo ser perfectamente obediente a la voluntad de Dios, conocida indirectamente por medio de las Superioras. Agradezco al Señor por haberme dado el director espiritual, porque de otro modo no habría dado ni un solo paso hacia adelante.
+ En estos días recibí una carta muy grata de mi hermanita de 17 años que me suplica encarecidamente de ayudarle a entrar en un convento [296]. Está dispuesta a todo sacrificio por Dios. De su escrito se deriva que el Señor Mismo la guía. Gozo de la gran misericordia de Dios.
+ Hoy la Majestad de Dios ha abrazado y ha penetrado mi alma totalmente. La grandeza de Dios me hunde y me inunda de modo que me sumerjo toda en su grandeza; me disuelvo y desaparezco del todo en Él, mi vida y vida perfecta.
(313) Oh Jesús mío, yo comprendo bien que mi perfección no consiste en que me recomiendas realizar estas grandes obras, oh no, la grandeza del alma no consiste en esto, sino en un gran amor hacia Ti. Oh Jesús, entiendo en el fondo de mi alma que las más grandes obras no pueden compararse con un acto de amor puro hacia Ti. Deseo ser fiel a Ti y cumplir Tus deseos y aplico las fuerzas y el intelecto en cumplir todo lo que me mandes, oh Señor, pero no tengo ni una sombra de apego. Cumplo todo esto, porque ésta es Tu voluntad. Todo mi amor está anegado completamente no en Tus obras sino en Ti Mismo, oh Creador mío y Señor.
25 II 1937. Rogué ardientemente por una muerte feliz para cierta persona que sufría mucho. Llevaba dos semanas entre la vida y la muerte. Tenia lastima de esa persona, y le dije al Señor: Oh dulce Jesús, si Te es agradable la causa que he iniciado para Tu gloria, Te ruego llévala a Tu casa, (314) que descanse en Tu misericordia. Y estaba extrañamente tranquila. Un momento después vinieron a decirme que esa persona que sufría tan terriblemente, ya había expirado.
Vi a cierto sacerdote en dificultades y rogué por él hasta que Jesús lo miró benignamente y le concedió su fuerza.
Hoy supe que una persona de mi familia ofende a Dios y que está en un grave peligro de muerte. Este conocimiento ha traspasado mi alma con un sufrimiento tan grande que pensaba no poder soportar tal ofensa a Dios. He pedido insistentemente perdón a Dios, pero veía su gran indignación.
Rogué según la intención de un sacerdote para que Dios le ayudara en ciertos asuntos. De repente vi al Señor Jesús crucificado; Jesús tenía los ojos cerrados y estaba sumergido en los tormentos. Hice una reverencia a sus cincollagas, a cada una por separado y pedí la bendición para él. Jesús me hizo conocer dentro de mi cuánto le era querida (315) esa alma y sentí que de las llagas de Jesús fluyó la gracia para esa alma que estaba tendida en la cruz como Jesús.
Señor mío y Dios, Tu sabes que mi alma ha amado solamente a Ti. Mi alma entera se ha sumergido en Ti, oh Señor. Aunque no cumpliera nada de lo que me has dado a conocer, oh Señor, estaría completamente tranquila, porque he hecho lo que estaba en mi poder. Yo sé bien que Tu, oh Señor, no necesitas nuestras obras, Tú exiges el amor.
Amor, amor y una vez mas amor de Dios, no hay nada mas grande que él ni en el cielo ni en la tierra. La mayor grandeza es amar a Dios, la verdadera grandeza está en el amor de Dios, la verdadera sabiduría es amar a Dios. Todo lo que es grande y bello está en Dios; fuera de Dios no hay ni belleza ni grandeza.
Oh sabios del mundo y grandes intelectos reconozcan que la verdadera grandeza está en amar a Dios. Oh, cuánto me sorprendo que algunos hombres se engañen a si mismos diciendo: no hay eternidad.
(316) 26 II 1937. Hoy vi que los sagrados misterios eran celebrados sin vestiduras litúrgicas y en casas particulares, por una tormenta pasajera, y miré el sol que ha salido del Santísimo Sacramento y se han apagado, es decir, han quedado ofuscadas otras luces y todos tenían los ojos vueltos hacia aquella luz; pero en este momento no comprendo el significado.
+ Camino por la vida entre arcos iris y tempestades, pero con la frente orgullosamente alta, porque soy hija real, porque siento que la sangre de Jesús circula en mis venas y he puesto mi confianza en la gran misericordia del Señor.
+ He rogado al Señor que cierta persona venga hoy a verme, que pueda verla una vez más y esto será para mí una señal de que ella es llamada a entrar en el convento que Jesús me manda fundar. Y una cosa extraña, aquella persona ha venido y he tratado de formarla un poco interiormente. He comenzado a indicarle el camino de negarse a si misma y de sacrificio que ha aceptado de buena gana. Pero he puesto todo este asunto en las manos del Señor para que guié todo según le agrade.
(317) Hoy, al oír por el radio la canción: "Buenas noches, oh Sagrada Cabeza de mi Jesús", súbitamente mi espíritu se sumergió en Dios y el amor de Dios inundó mi alma; durante un momento traté íntimamente con el Padre Celestial.
+ Aunque no es fácil vivir en una continua agonía,
Estar clavada en una cruz de variados sufrimientos,
Sin embargo, amando ardo de amor,
Y como un serafín amo a Dios, aunque soy débil.
Oh, es grande el alma que en medida de los sufrimientos
Permanece fiel junto a Dios y cumple su voluntad,
Y entre los mas grandes arcos iris y tempestades está sin
consuelo,
Porque el puro amor de Dios endulza su suerte.
No es gran merito amar a Dios en la prosperidad
Y agradecerle cuando todo nos va bien,
Sino adorarlo entre las más grandes adversidades,
Y amarlo por Él Mismo y poner la confianza en Él.
Cuando el alma permanece en las sombras del Huerto de
los Olivos,
Solitaria entre la amargura y el dolor,
(318) Se eleva a la altura de Jesús,
Y aunque beba continuamente la amargura, no está triste.
Cuando el alma cumple la voluntad del Altísimo,
Así sea entre continuos dolores y torturas,
Acercando los labios al cáliz que le entregan,
Se vuelve firme y nada la intimida.
Aunque esté atormentada, repite: hágase Tu voluntad,
Espera con paciencia el momento en que será transformada,
Ya que, aunque en las tinieblas más oscuras, oye la voz de Jesús: Tú eres mía,
Y lo conocerá en toda la plenitud cuando caiga el velo.
28 II 1937. Hoy, durante un momento mas largo he experimentado la Pasión del Señor Jesús y he conocido que son muchas las almas que necesitan oraciones. Siento que me transformo toda en plegaria para impetrar la Divina Misericordia para cada alma. Oh Jesús mío, Te recibo en mi corazón como prenda de misericordia para las almas.
Esta noche, al oír por el radio la canción: "Buenas noches, oh Sagrada Cabeza de mi Jesús:, de repente mi espíritu fue raptado en el seno misterioso de Dios y comprendí en (319) qué consiste la grandeza del alma y lo que tiene importancia ante Dios: amor, amor y una vez mas amor. Y conocí que lo que existe está saturado de Dios y me inundó un amor tan grande de Dios que es imposible describirlo. Feliz el alma que sabe amar sin reservas ya que en esto está su grandeza.
Hoy hice un día de retiro espiritual. Cuando estaba en la última predicación [297], el sacerdote habló de cuánto el mundo necesita la Misericordia de Dios: [que] estos tiempos parecen excepcionales, que la humanidad necesita mucho la Misericordia de Dios y de la oración. Luego oí en el alma una voz: He aquí las palabras para ti, haz todo lo que está en tu poder en la obra de Mi misericordia. Deseo que Mi misericordia sea venerada; le doy a la humanidad la ultima tabla de salvación, es decir, el refugio en Mi misericordia. Mi corazón se regocija de esta Fiesta. Después de estas palabras comprendí que nada puede liberarme de este deber que el Señor exige de mí.
Esta noche he sufrido tanto que pensaba que se acercaba ya el fin de mi vida. Los médicos no lograron definir qué enfermedad era. (320) Sentía como si tuviera arrancadas todas las entrañas, sin embargo tras unas horas de tales sufrimientos estoy sana. Todo esto por los pecadores. Que Tu misericordia, oh Señor, descienda sobre ellos.
En el terrible desierto de la vida,
Oh mi dulcísimo Jesús,
Protege a las almas del desastre,
Ya que eres el manantial de la misericordia.
Que el resplandor de Tus rayos,
Oh dulce Guía de nuestras almas,
Con la misericordia cambie el mundo,
Y al recibir esta gracia, sirva a Jesús.
Debo recorrer un largo camino escarpado
Pero no tengo miedo de nada,
Porque para mi brota la fuente pura de misericordia,
Y con ella fluye la fuerza para los humildes.
Estoy agotada y rendida,
Pero la conciencia me da testimonio,
De que hago todo para la mayor gloria de Dios,
El Señor es mi descanso y mi herencia.

Fin del segundo cuaderno del manuscrito del Diario]

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